Dado el mega remezón que muchos tuvimos con el terremoto de Chile, ahora no siento ganas de moverme… Mis planes de viaje se quedaron en pausa, por un rato, obvio… Durante marzo y hasta mediados de mayo estuve re quieta, con poca vida social, silenciosa, menos dispersa, más presente y, paradójicamente, más feliz….
Parece que cuando vivimos mucho dolor/miedo/conmoción como protagonistas o como espectadores cercanos, también el alma y el cuerpo piden reposo, pero al mismo tiempo la mirada de las cosas cambia y valoras hasta el atardecer que antes no veías.
Bueno, en eso estoy cuando comienzo a sentir nostalgia urugua-sha… Saudade… De qué?
Del ritmo uruguayo, de las conversaciones, de la vida simple adornada por un asado, el mate, los bizcochos y la gente que comparte con pocos prejuicios… Nostalgia del poco stress, del ritmo cadencioso de Montevideo o de Colonia, del verde de Valdense y de Solymar… Nostalgia del domingo en el Parque Rodó o de caminar sin rumbo por Ciudad Vieja con el viento en la cara…
Mmm, ahora que lo escribo me entusiasmo otra vez y me dan ganas de tomar pronto la maleta y los pasajes. Pero parece que aún no es el tiempo. Todavía me ronda una sensación de fragilidad y encima presiento que se asoman grandes cambios internacionales. Entonces, por ahora, atesoraré los recuerdos con un mate desde mi balcón, donde las nubes pasan muy lento, pues acá la cordillera frena el viento… qué lastima, es tan agradable despeinarse!
Nunca tan bien dichas sus sentidas palabras. Sencillés y profundidad. La semblanza narrada me traen a mi también recuerdos muy gratos de un Santiago pujante y hermoso, que bien contrasta con la belleza de Viña del Mar y el añejo ciudad-puerto de Valparaíso.
Pero también está el otro Chile, el agreste e imponente apretado entre el traicionero Océano Pacífico y la augusta Cordillera de Los Andes, que además de bellezas paisajísticas le ha traído al hermano pueblo chileno sinsabores irreparables. No todo se consigue sin una cuota de dolor.
Recuerdo -en el extremo sur- mi no tan lejana visita a Chaitén, luego debastada por una traicionera erupción. Supe convivir en ciudad Castro de la isla Chiloé y conocer Puerto Montt… Lugares sin duda distintos a nuestros acostumbrados y pacíficos pueblos y ciudades de un Uruguay sin duda también hermoso y rescatable de una vida en paz y de amistosa convivencia.
Salud y esperamos su vuelta a estos, nuestros pagos.
Atentamente: Ernesto.-
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Ernesto!
Muy bien dichas tus palabras también…. Me hiciste acordar de Chaitén; cuando pasó lo del volcán sentí que ya estábamos en fuertes épocas de cambio como las que vivimos ahora…
Por eso siento que valorar lo simple, la naturaleza, lo bello de la gente, es tan importante hoy.
Eres un buen conocedor de Chile, qué bien! Yo creo que en algo también me considero así con Uruguay, una conocedora y enamorada de su verde, del viento y de su gente!
Un abrazo desde este lado de Los Andes!
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Gracias, solo eso…leer tus palabras de nosotros los uruguayos es una experiencia muy linda. Bienvenida siempre a nuestro querido uruguay.
Ismael.
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Gracias por la Bienvenida… Por otras cosas, en este movido 2011, he postergado mi ida para allá,,, pero no creo que aguante mucho la nostalgia. Abrazos sin mate, pero con calidez!
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