¿La nada?

-¡Audífonos pa’l MP3! -me ofrece un señor canoso y de lento andar asomándose a la puerta del minibus en el que estoy y que aún no parte rumbo a Mendoza, Argentina, mientras mira hacia el fondo a ver si hay más gente.

-Es que no hay nadie -le digo.

-¡¿Cómo que nadie, y usté qué es?! -me dice en tono de reto, mientras yo me río y le digo: en todo caso, síp. Ya -se despide y sigue su marcha lenta.

El bus parte con una hora de atraso y yo me lo tomo con calma, pero igual contrasto el hecho con esa sensación y creencia de que en Chile todo funciona. Ja.

Todo resulta bien «artesanal», sub-desarrollado (situación que me encanta, pues eso le da sabor a la vida y a las cosas, y que siento es parte de la identidad latinoamericana): llevamos una hora de atraso y nadie explica nada, la puerta del maletero no cierra porque tiene una «maña» que sólo el chofer conoce, esperan a gente que se suba hasta último minuto para hacer más plata, el aire acondicionado no anda, etc, pero el señor chofer y su ayudante tienen buen humor y buen trato, lo cual se agradece. Antes de partir dos chilenas que viven en Mendoza conversan sobre que no se acostumbran y que se aburren. Las dos bordean los 40 y tantos, y les pregunto que por qué no estudian, que eso siempre abre puertas y ayuda a hacer lazos y de paso aprenden algo nuevo. Una me dice que sí, que ya se decidió y que no puede seguir así tan aislada porque no tiene amigas y vive sola con su marido, los hijos se quedaron en Santiago terminando la universidad y ella lleva dos años fuera. La otra está en plena pataleta amarga: se separó hace seis meses, nunca trabajó, nada le gusta y encuentra un horror buscar trabajo «a esta edad», encima lleva casi diez años en Mendoza y ya no quiere volver pues «estai loca, ¿empezar de cero? no, ni cagando, qué lata; yo ya pasé por eso». Lo que ella no advierte es que ya está en cero. En fin, dejo de hacer contacto visual y verbal, pues es del tipo de persona cuya energía me cansa. De hecho, al rato se pelea con una argentina porque va conversando y no la deja dormir, mientras el resto de los pasajeros nos reímos porque la otra, como buena argentina, no se achica y le responde…

Hacia el Paso Libertadores, frontera Chile-Argentina

El viaje sigue con mucho calor, pero en medio de las montañas se me olvida y disfruto la aventura. Eso sí, yo no voy a Mendoza esta vez: voy a Uspallata, hecho que en la aduana le cuento al chofer para que me deje ahí, en esa villa de montaña a una hora de la aduana chilena-argentina. -¿A Uspallataaa? – me dice con tono de curiosidad-incrédula-suspicaz. Sí -le contesto y agrego: pero es pasado el pueblo, en un hostel. Mmm, al lado del cementerio -dice él mirándome con ojos de broma. Nooo, no sea malo- le contesto y nos reímos, mientras agrega: yap, entonces dejamos su maleta al último pa’ cuando se baje…  cerca del cementerio, jajaja.

Una vez hechos los trámites, el viaje montañoso de colores rojizos es acompasado por música de Leonardo Favio, Sandro, Franco Simone y más que el chofer canta a todo pulmón mientras yo río, canto y disfruto. Paramos a la entrada de Uspallata a poner gasolina y el chofer abre la puerta y le dice a la «bombera»: señorita, ¿le gusta esta música? -y sube el volumen con la clásica «Chiquitita» de Abba. La chica se ríe y le mueve la cabeza como diciendo «qué loco». Él es feliz.

Rumbo a Uspallata

Seguimos el viaje y el auxiliar y mi ahora adorado chofer están pendientes de mi destino. -Mis ángeles guardianes -pienso y agradezco. «La niña se tiene que bajar acuérdate», le dice el auxiliar. (Yo en éxtasis por lo de «niña»). Sí, señorita, ¿por dónde es? -grita hacia atrás. Pasados 6 km de la villa -grito desde mi asiento de la segunda fila.

Adelante van ellos dos y la argentina que hablaba «fuerte» según mi compatriota y que resultó muy simpática. Discuten sobre cuál es el hostel. Paramos en uno que sé que no es, al lado de una bencinera, aunque tampoco conozco el que yo busco. Entramos a ésta -mis guardianes y yo-, y el chofer da la orden al resto de los pasajeros que si alguien quiere ir al baño o comprar algo que se baje, que tienen «permiso». Mis guardaespaldas preguntan a los dos bomberos que están tomando mate y jugando cartas, parece, no alcanzo ver, pero se conocen y empiezan a echar bromas: que ellos me pueden acompañar, que viven cerca, que me puedo quedar con ellos y no me cobran. Mi guardián mayor, el chofer, se da vuelta y me dice: Este par de frescos, cómo son los argentinooos – yo le subo las cejas y muevo la cabeza en complicidad. El otro guardián les dice: no le digan nada porque ella ya se casó conmigo, ¿cierto, señorita?- me dice con seguridad. Sí -respondo orgullosa. Las bromas se acaban cuando llega una de las novias de los bomberos y el chofer lo delata que andaba coqueteando conmigo. Ella pone cara seria pero luego se ríe, mientras su novio pone cara de póker. Cara de nada, como decimos algunos.

Bueno, los bomberos coquetos confirman que no es ahí, que es antes del puente, faltan 3 km. Y mi guardaespaldas nº 1, me dice de nuevo con la misma suspicacia-incredulidad-asombro: ¿Y por qué va pa’llá?, ¿por qué no se quedó en la villa? Adonde usté va no hay nada -me dice de nuevo entre preocupado, retándome y con cara de pregunta. Y mi respuesta no lo ayuda: Es que eso quiero yo poh, estar en la nada -le digo y veo su cara de «esta chiquilla está loca, es rara; quién entiende a las mujeres, etc.» Bueno, vamos -da la orden mi guardián.

Por fin llegamos y el guardián-chofer sin preguntar ni avisar al resto, entra al hostel saliéndose de la ruta y me deja casi en la sala. Me despido de todos deseándoles buen viaje y ellos a mí y que me salga todo bien con mi trabajo (vine a Uspallata, entre otras cosas a trabajar: a escribir las Predicciones 2012 para emol.com). Mi guardián 2 baja mi maleta y me acompaña hasta la recepción, le pregunta algunas cosas a Christian, el encargado y nos despedimos de beso y abrazo: «ya niña, que le vaya muy bien», me dice y yo le agradezco feliz.

Uspallata se asoma verde en medio de las áridas montañas

Ahora sigue mi aventura en la montaña del centro de Argentina que, ya por como partió y por la energía de las montañas y este valle verde milagroso, intuyo que será poderosa.

Aquí estoy, en «la nada», lo que necesitaba: mientras escribo esta nota en la entrada del hostel, los álamos se mueven y suenan con el viento, mientras al otro lado del camino se impone la montaña árida y terracota. Es que «la nada» tiene sonido, vibra, y es un espacio de potencialidad sagrado. A partir de ella todo puede pasar. Ahora bien, «la nada» no está sólo en este lugar apartado y bello, está dentro nuestro, en el silencio, en la quietud. Ese espacio que nos prepara para dar un nuevo paso. Aquí estoy, me permito estar, y allá voy.

10 comentarios en “¿La nada?

  1. – Excelente!!!! me teletransporté a la zona, percibí el movimiento de los sauces, ví las montañas y olí el aire limpio que de seguro aún corre…
    – después me di un piñazo de aquellos…pero ayudó a la recuperación, leer lo que escribiste….muchas gracias nuevamente
    un abrazo,
    Poli

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      • Linda, recien me inscribi en tu blogs!!..llegue , como todoo!! causalidad!! te encontre en una pagina te deje una pregunta… y segui mirando todo lo tuyo!!! ahora quede eenamoarad de tus lineas!! claras transaparente llenas de energuias!!!,,, y cuando lei las palabras magicas tarot de angeles!! dije estoy en el blog correcto!! AMO LOS ANGELES!! y estoy segurisima que los siento y veo… como asi mismo hadas!!!.. te dejo mucha LUZ!!

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  2. La nada te contiene, la nada nos contiene, somos parte de todo y todo es parte de nosotros … me encanta tu jovial relato, hace que uno se integre como si fuera una la que experimenta tu vivencia … escucho el sonido del viento en tu relato, siento el sol en mi rostro y el silencio eterno del tiempo.
    Que esas predicciones para el año 2012 lleguen cargadas de agradecimiento y muy buenas energías y muchas bendiciones para todos.
    Un abrazo.

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  3. yo quiero estar en la Nada!!!!!!! gracias por tu relato, podrás devuelta encontrar a tus 2 guardaespaldas?
    agradezco tu humor, tu simpleza para relatar tan lindo comienzo de viaje.
    MD

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  4. Que bello Jime, hace tiempo que no entraba a Pasajeros con destino a…….me encanta y me encanta tu forma de ver la vida, de vivir la vida, de disfrutar la vida simplemente con las cosas cotidianas eres una bella persona!!!!

    Muchos cariños
    Bego

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  5. Hola Ji, tu relato cautiva….. al fin pude entrar y no aguante ingresar al link de la nada, de verdad que con tu energía invitas a partir yaaaaaa…. un fuerte y cariñoso abrazo….

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