Deshacer el tejido

lluvia agostoLlevamos -por fin- algunos días de lluvia y viento en casi todo Chile. Muchos estamos contentos porque, más allá -y con gran respeto por quienes sufren- de los estragos y daños (algunos muy desafiantes y dolorosos, incluso con muertes y pérdidas graves en la costa centro y norte de Chile) que en algunas zonas se provocan, esta tierra -y nuestra alma- necesitábamos mucho el agua, sentir en la piel y en el aire la lluvia que limpia y vivifica junto al viento que despeina, refresca la mente y se lleva capas de energía estancada, especialmente creencias…

Incluso en zonas del centro de Chile la gente sale -en un acto que conmueve- a saludar al río, a darle la bienvenida al agua después de años de sequía que afectó fuertemente los cultivos… Igual la sequía nos afecta interiormente también -nos secamos en distintas dimensiones- y al ambiente… Ahora por fin se refresca nuestra energía y el agua restaura nuestros equilibrios perdidos, aunque en un principio lo haga con demasiadas ganas… Bueno, si  había demorado tanto tiene que hacerse notar, demás que también viene a saludar…

Estos días retro, como decía en la nota anterior, nos han dado mucho material para crecer, agradecer, disfrutar, dedicarnos a profundizar, compartir y REvisar… REaparece gente, temas, situaciones de hace meses o del año pasado frente a las que hay que detenerse y tomar decisiones… REsurgen emociones, proyectos, asuntos del ego y del alma para que actuemos de una forma nueva. Y con tanto planeta en Leo el cielo nos invita a jugar, a no tomar con tanta seriedad y peso lo que tengamos que  REvisar, asumir y saldar. Como sabemos, tampoco tiene que ser de prisa, podemos ir paso a paso pero avanzando sin evadir esta gran posibilidad que nos da el cielo de REordenar distintas piezas de nuestra vida…

A propósito de esto último, el sábado pasado en la despedida de la actual ex-vecina pero amiga Pepa Valenzuela, de quien hablé en el audio pasado, en medio de la comida, los brindis, la sobremesa, la presentación de cada uno de los «selectos comensales» como Pepa nos hizo ver, estamos en el patio bajo el parrón mientras comienzan a caer unas gotas en la madrugada santiaguina y entre varios conversamos de distintas cosas, pero me doy cuenta de que cada uno tiene su propia terapia interior y me reconforta… Sin proponerlo, varios comparten sus «herramientas» o momentos de conexión (sin definirlos necesariamente como tales, pero vaya que lo son). Daniela nos cuenta que ella tiene su ritual de armar puzzles, de esos de -yo que sé- 500 piezas o más, y que se sienta en su mesa con una copa de vino y su cigarrillo, y hace su ritual de comenzar a  buscar las esquinas y todas las orillas primero porque con eso siente que su vida se enmarca en ese momento… Otra chica baila -ah, esta es colega mía, pienso- tanto ballet, como salsa, y quedo de ir a su academia a practicar bachata… Otra pinta mandalas y por allá otro sale a descubrir cosas nuevas por la ciudad… Yo, por estos días, tejo a crochet. Jamás pensé hacerlo y acá estoy. Bueno, jamás pensé -antes- leer el tarot ni dedicarme actualmente a la astrología como mi oficio principal, así que esto del tejido no me sorprende tanto pero nos hacemos amigos de a poco y ahora hasta le roba protagonismo a este blog porque estamos (somos tres amigas más una cuarta que oficia de profe, más bien es nuestra maestra Pamela) que aprendimos a tejer (o recordamos) y lo que más me encanta es el relajo que se produce y mezclar colores… Pero también me pasa que siento la energía de las abuelas, siento a las mías y a otras, como si aparecieran en cuanto saco la bolsa, las lanas y el crochet y se sentaran en ronda conmigo… Me emociona mucho a ratos, y estos días de lluvia aún más…

IMG-20150714-WA0019Y en esto de aprender a tejer no sólo tengo un supermercado de lana a unas cuadras, sino que conecto con un montón de gente que ama tejer y que es muy artista, hasta el garzón del café nos cuenta que su novia le pide que la ayude para ordenar la lana y que algo sabe del tema…

Entonces, sincrónicamente, en medio de las lluvias, de temas antiguos que se me despiertan estos días -algunos dolorosos y que me obligan a mirar sin enganchar como antes, pero a resolver desde el corazón verdadero, no el de Hollywood; ya lo saben- me pasa en la mañana lluviosa del sábado que además de enterarme de algo que a mi ego le duele,  la manta que estoy haciendo de muchos colores, como que tiene una parte inicial del tejido muy apretada… Respiro, medio que estoy agobiada y también me río porque tiene todo que ver con los planetas que están haciendo su viaje retro, entre esos Venus que rige la belleza y la creatividad entre otras cosas…  REtrocedo y REcuerdo el momento en que comencé a tejerla. Parece que también fue un día oscuro en que llovió pero muy poco… Llevo mi energía a a ese momento y luego digo: ok, manta, comencemos de nuevo. Ahora te pondré otros propósitos además de los iniciales y renovaremos nuestra relación, ¿te parece? La bauticé como L’Anita y quedamos en ser amigas; claro, si es mi creación obvio que está viva y tenemos que llevarnos bien, ¿no? … Hasta ahí todo ok. Pero como no soy la experta ni demasiado prolija, intento deshacer y en unas partes parece que agregué otros puntos y la lana se atasca… Ante esto, en vez de deshacer una corrida de puntos tendré que deshacer como cuatro… Mmm. No me pone de muy buen humor la cosa, encima que ya me sentía dolida/enojada con los otros temas, pero siento que está bien hacerlo -el deshacer- y que por y para algo será. La parte que deshago es de color violeta índigo -según yo-, pero me detengo porque si la tarea no sale bien tendré que comprar más lana de ese color… Entonces, decido salir con lluvia a disfrutar de las calles con grandes árboles, paso al supermercado de comestibles y luego al de lanas. En éste hay un grupo de mujeres de distintas edades haciendo cuadrados de lana para enviar a gente afectada por las lluvias… Muy lindas.

Regreso feliz con mis compras. Ya no llueve y camino sintiendo el viento y mirando feliz las nubes que se despejan un poco para mostrar el cielo azul; de vuelta me toca indicarles unas calles a un par de extranjeros y a una señora con su hijo; cobra aún más sentido mi salida… Cómo nos conectamos en el momento preciso, ¿verdad?…  Al llegar a casa le digo a L’anita que comenzaremos el trabajo y me siento en el balcón  con ella y una bolsa para que no queden pelusas repartidas, música turca de fondo, el almuerzo en el horno calentándose lentamente con aroma a clavo y cardamomo… Miro el cielo que está bellísimo: revuelto, con nubes blancas, viento, todo despejado, nada de frío y el sol cae sobre L’anita… Así, lo que por la mañana me parecía algo fastidioso y que encima me atrasaría, ahora cambia y mágicamente lo siento preciso, muy placentero; un gesto muy sanador: tengo que deshacer lo andado que estuvo apretado, REvisar los ‘errores’, de qué me tengo que desprender… El agobio/pena que ya se habían aflojado con la caminata ahora se disuelven completamente y siento cómo cambia mi energía…  A medida que avanzo en esto de deshacer el tejido me viene felicidad, me río de cómo L’anita me acompaña y se deja con toda suavidad ser desarmada, lo disfruto montón y hasta le pongo ritmo con la música, me da alivio… Después de unos minutos suena el reloj del horno, nosotras ya terminamos sólo estamos sintiendo el aire puro sobre la ciudad y muy contentas de comenzar de nuevo... Gracias, le digo a L’anita y a toda la energía vibrante de la lluvia, el viento, el sol y la tierra húmeda…

Carolina me manda esta foto al pasar la lluvia

Mientras espero que se repose un poco la comida en el horno, bajo a buscar la ropa que dejé en la secadora de la lavandería y está mi vecina Andrea, que es muy alegre. Nada más preguntarle cómo está noto su fragilidad y  me cuenta algunos episodios con su novio que la tienen triste… La escucho, la entiendo. Hablamos también de este tiempo y de cómo se nos está mostrando lo verdadero y lo que no ante nuestros ojos para que resolvamos y tomemos caminos coherentes… También nos reímos de la situación -no todo tiene que ser triste- y al final nos abrazamos antes de subir… Le digo que si quiere suba a mi casa a tomar mate o té y que no tengo pan pero sí unas galletas de arroz algo aburridas, pero que demás que aparece una mermelada en la despensa…

Mientras subo con la ropa limpia y seca, pienso que le diré a la vecina que teja algo apretado pensando en su momento actual y que luego se siente en su balcón sintiendo el aire y se dedique con amor a deshacerlo… A ver qué le pasa… Demás que algo se transforma en su corazón y energía con este nuevo gesto mágico que la Vida me regaló en una mañana gris que luego deshizo sus nubes y se convirtió en un memorable día de poderosa sanación. Gracias.

24 comentarios en “Deshacer el tejido

  1. Querida Ji, nada más cierto lo que dices, siempre me ha desagradado destejer y/o descoser, si no quedó ya no quedó lo dejaba de lado, pero este fin de semana tomé ese chaquetón tejido tan apretado que nunca usé porque me lo ponía y sentía que mis hombros caían …respiré profundo y al principio reclamando lo destejí porque la lana y el color me encantan y me daba pena que se «perdiera», conclusión ya tengo lista la espalda liviana, suave y ya voy por los delanteros jajaja, al leerte a tí «leo» lo que me pasaba cuando tejí ese chaquetón, demoré sólo un fin de semana raro no?, es como tejer tejer tejer sin parar y claro al parecer no tejía el chaquetón…en fin, ya lo verás lo bello que quedará.
    Un abrazo de aire puro y puro cariño

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  2. Se me fue el comentario sin una parte…. QUE EMOCIÓN¡¡¡¡, ver a la gente celebrando y agradeciendo el agua que después de tantos años llegaba y llenaba su río seco, creo que eso será algo inolvidable.
    cariños

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  3. Hola Jimena! Me gustó la fluidez y naturalidad con que escribes, me parece estar ahí contigo…
    Te felicito y espero seguir compartiendo estos relatos cotidianos que en mayor o menor medida me tocan en más de algún detalle.

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  4. Mi querida Ji… dificil desicion. Comence un chalelo el año pasado que aun no termino, he canalizado ahi mis penas y lagrimas derramadas por la trasformacion de este tiempo, de solo pensar en desarmarlo se me aprieta el corazon y lloro… gracias por estar y por hacernos sentir que no estamos solos en este paso trasformador

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    • Mmm!! conversa con tu chaleco y pregúntale que quiere… si quiere que lo comiences de nuevo con otra energía, o sólo una parte, o capaz que es feliz así y se transforma en todo un símbolo… Veo que es un fiel compañero y confidente… Qué bello. Abrazo a ambos! 🙂

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  5. Que sincronía mas grande. Luego de despedir a mamá y días cargados de trámites de este mundo, recién hoy puedo revisar tus escritos, y me encuentro con la foto del crochet. Mi mami dejó listo cuadraditos de crochet, para un chal que le estaba haciendo a su nieto de 7 años. Como no alcanzó a terminarlo, su otra abuela se ofreció para terminar la tarea, que consiste en unir todos los cuadraditos con lana gris. Gris porque ella en su última llamada me preguntó que color debería llevar el chal para unir los cuadradtios multicolores de mi sobrino. Que emoción todo esto.

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