Septiembre, ¿Y si bajáramos el rechazo?

Desde hace varios meses que, por distintos motivos y señales, este Taller (Comprende a tu Ego para escuchar a tu Alma) estaba en mi cabeza y en mi corazón. Y cada vez que se lo nombraba a Pame, coordinadora de Astroálmica, de los talleres de astrología y más que hace unos años damos, ella saltaba y decía: Siiii, Jime, siiii, tenemos que hacerlo….

Después de algunos enredos y dudas geminianas (que sí, que no, que cuándo, que cómo, que después, que mejor viajo) y de una meditación de gran conexión en que sentí más claro de qué se trataría, dije a los guías: bueno ya, chiquillos; ya, hagamos el Taller Del Ego al Alma. Y deduje: ahí uniré parte de mi propio camino de consciencia (nada fácil, doloroso a ratos, apasionante y de incalculable belleza), de la astrología que traigo (de otras vidas, porque si no, no sé cómo sé lo que sé, ja; muchas veces me río interiormente en las lecturas o después de éstas al pensar en los pocos meses que estudié esta herramienta de autoconocimiento y cómo la Vida me empujó a dedicarme a ella aunque no era para nada mi idea y al principio fue incómodo e intenté rebelarme, mas no me dejaron y este oficio seguía creciendo y llenando mi agenda. En fin; parte de los inevitables caminos que cada uno viene a vivir en algunos ámbitos de la Vida).

Aquí podría sintetizar, entonces, parte de la astrología que practico, que enseño y que sigo aprendiendo a través de las vivencias con cada consultante y con los alumnos; parte del material que escucho o leo de algunos buenos agentes de consciencia, de formaciones que tuve a veces en la práctica  y en otras en teoría y de la Vida misma que recorro, asistida por muchos en el camino, que vaya que han contribuido -a veces sin saberlo- a mi crecimiento.

Y «está resultando» (lo repetiremos en octubre y ya están casi completos los cupos; pero seguro vendrán más en 2020 porque ya me avisaron que tendrá varias ediciones) una experiencia muy poderosa, reveladora, divertida, sanadora y que provoca mucho movimiento interno y externo, además de encuentro no sólo con las verdades de nuestro Sol, Luna y Ascendente; sino también con el Alma que no piensa hacerse a un lado por más que nuestro ego quiera opacarla, hacerle trampas o distraerla…

Escribo esta nota para agradecer a todos los que formaron parte del primer encuentro, un grupo muy entregado a mirarse, a domesticar el ego y a provocar cambios en sus Vidas (tareas no menores). Me tiene muy conmovida y alegre; es un gran honor ser testigo y compañía… Y también la escribo porque por estos días mucha gente se cuestiona su trabajo, su vocación, sus llamados del alma. Y da la sensación que somos pocos quienes nos dedicamos a algo que nos da pleno sentido, lo cual no quiere decir que esté libre de obstáculos -ja- , que no nos canse o que a ratos presente sus cuestionamientos y crisis. E igualmente aparece -en este sistema desconectado que creamos y que por fin se cae cada día más- como un privilegio el amar tu trabajo. Ya pasarlo medianamente bien lo es…

Mientras diseñaba de este taller y al entregarlo clase a clase, algo en  mí estaba felizmente exhausta (porque significó gran trabajo) y llena de vida al mismo tiempo. Tuve una decena de confirmaciones en el camino y hasta libros y videos que «aparecieron solos». Todo me daba material y me reí con emoción ante cada hallazgo.  Me detuve muchas veces a agradecer. También a intencionar que esto fuera de beneficio para muchos. Y cada tanto me encontraba con no pocos que están en insatisfacción o en gran rechazo con sus labores que, por lo demás, ocupan gran porcentaje de su día a día…

… A veces tenemos que recorrer caminos un tanto difíciles o que sentimos pesados o extensos para que mediante determinadas experiencias podamos abrir las puertas que nos corresponden. Ninguna experiencia sobra en nuestra Vida. Es una bella tarea enseñarle eso a nuestro mejor amigo, el ego (nuestra mente/emociones), para que deje su constante ansiedad…

Y con toda la energía en Virgo, regente del trabajo humilde y dedicado, en este septiembre, es buen momento para detenernos a dejar de criticar -uno de los deportes favoritos de nuestro ego y terreno muy virginiano- lo que no nos gusta. Virgo digiere, separa lo que nutre de lo que no. Y claramente el rechazo no es buen nutriente. Podemos ir a la luz de este signo, respirar, agachar la cabeza frente a la Vida y decidir ordenarnos primero. Virgo nos ayudará con esto. ¿Ordenarnos? Claro, hay que poner en su lugar toda nuestra energía.  Primero liberarla. Botar nuestro enojo, frustración, rechazo. Primero hay que vaciarnos. Vivirlo. Darnos el permiso de un día completo, por ejemplo,  de pura rabia o desaliento. Permitirlo. Después es preciso decidirnos a aceptarlo por una semana. Dejar de resistirnos (hay momentos en que gastamos casi más energía de la que tenemos en esto, lo cual nos agota a nosotros y qué decir a nuestro ambiente). Se trata de probar, a ver cómo nos sale bajar la crítica, la resistencia. Como una auto-apuesta. Tercero, mirar con unos centímetros (ojalá fueran metros) de distancia que Sí. Que esto que nos jode tiene que estar. Que es parte de nuestro poderoso presente y que mientras más lo rechacemos más lugar ocupará y se hará más denso… Entonces, mejor respirar y dejarlo ser porque con un poco de aceptación y de distancia puede que nos muestre qué sentido tiene… La distancia, muchas veces, permite nuevas lecturas sobre un mismo hecho…

trabajo Tute

Al comenzar este 2019 hablamos de «Madurar sin perder la sonrisa» porque insistir en el rechazo, en la pataleta, es un infantilismo que ya no podemos permitirnos si no va acompañado de una acción más consciente y/o concreta después, como también recuperar el entusiasmo por la Vida en sí o por lo que nos agrada. Con Saturno en Capricornio (uno de los guías de este ciclo 2018-2020) se nos pide construir -en especial en lo laboral- con esa palabra que este sistema no promueve: sabiduría. Sin embargo, a ésta no le importa  -ella no se ofende- porque igual logra emerger cuando vamos más lento, cuando priorizamos desde el alma, cuando aceptamos la jerarquía en la que nos movemos dentro de nuestros trabajos, cuando guardamos silencio para escuchar y «leer» al resto antes de interrumpir o adelantarnos, cuando bajamos el juicio, cuando reconocemos los talentos y logros de los demás, cuando delegamos porque claramente no es sano hacerlo todo o porque estamos cansados o porque no tenemos las herramientas, cuando permitimos que otros brillen en vez de querer todos los focos, cuando nos atrevemos a decir «no sé», cuando salimos del automático y nos abrimos a sentir qué nos pasa de verdad, cuando dejamos  la evasión, cuando practicamos flexibilidad, cuando nos reímos de buena gana en vez de tomarlo todo con seriedad, cuando paramos para mirar el Todo y los detalles, cuando recibimos merecidos elogios y decimos «gracias», cuando tomamos iniciativas de cambio paso a paso, cuando celebramos en equipo, cuando nos damos cuenta que el trabajo es una parte nuestra y no nuestra identidad completa porque hay mucho más que cultivar en esta colorida Vida que tantos regalos -y misterios- nos da…

Feliz septiembre! Tiempo de aceptación, orden, sabiduría y… Nuevos espacios que nos ayuden a digerir mejor nuestra realidad.

PD: Y atentos a este blog, que pronto habrá nuevo podcast con Katy Becker para hablar del equinoccio y del cumpleaños de Chile ❤ Gracias!