Me brotan lágrimas sintiendo la música y mirando las imágenes del concierto Piano bajo las estrellas que el Planetario de Santiago ofrece para celebrar el solsticio. Y aunque a ratos me marean las imágenes, me quedo feliz con los ojos cerrados vibrando con la música del teclado, los instrumentos andinos -bellas y poderosas vasijas ecuatorianas con agua en su interior- y un chelo que acompañan el alucinante cielo puesto en la cúpula. En un momento proyectan la Tierra grande girando sobre nosotros y un juego visual de bosques, agua y paisajes que resultan muy conmovedores. Yo parezco una niña, todo me sorprende y me gusta, hasta el mareo… Resulta que a Pepa, que está de breve regreso en Chile antes de seguir con su aventura neoyorquina, se le ocurrió invitarnos a este concierto y pese a que el día está propicio para quedarse en casa, pues el frío y las nubes tienen pura cara de cena hogareña, yo amo los paseos y la ciudad, así que voy contenta aunque sin expectativas; de hecho me encantó que lo organizaran precisamente por el solsticio y enterarme ahí, pues fue mi segunda celebración de este movimiento del Sol… Todos quedamos en una vibración muy alta, agradecidos una vez que termina, admirando la energía de este sur de mundo y con pocas ganas de irnos tanto por lo vivido como por el frío que nos espera…
Sí, el invierno se instaló con fuerza por acá y sabemos que no es de las estaciones más populares, pero puede llegar a ser de las más fructíferas. Claro, el sistema no promueve la introspección, el silencio, el estar en casa, el no hacer, el contemplar, la falta de fuerza o de entusiasmo… Tampoco solemos valorar las crisis de cada uno, con los dolores, lágrimas, miedos y tragos amargos que significan, pero que son parte imprescindible de estar vivos, de pasar por esta experiencia humana. Esto, los momentos angustiantes, también son inviernos. Y tienen que estar…
Esta semana en la consulta de Carta Astral, desde Santiago y otras tierras, varios están en su propio invierno y un par están en plena resistencia a éste; cuando lo único que quiere esta energía es que le demos espacio. Muchas veces les digo a algunos consultantes, pon un puesto más en la mesa que represente el dolor o la fragilidad porque él quiere hacerse amigo tuyo y mientras más lo rechazas y te haces el fuerte, más se entristece él, más aparece y tu cuerpo -siempre noble- será quién le dé lugar con alguna enfermedad… Sí, no nos educan para eso, para incluir lo incómodo, pero ya estamos más grandes y es tiempo de cambiar, de crecer en el dolor y en la alegría…
Este solsticio nos trae compañía, nueva información y la bella posibilidad de armonizar nuestras emociones… Nada más pasado de moda que el drama, por si acaso, pese a que el sistema sí que le da fuerza. Y aunque julio traerá agitación (ya viene el audioróscopo del mes), este solsticio, que se abre de la mano de Mercurio, Saturno, Urano, Quirón y Folo, nos propone una apertura de mente y de nuestras redes. Es tiempo de escucharnos primero a nosotros y sentir qué necesitamos, qué ya no nos corresponde y qué queremos nutrir. También de usar nuevas formas para avanzar; y esto puede incluir descansar, ojo. Junto con esto, son meses para que nos vinculemos con cercanos, lejanos y nuevos con una mezcla de energías que puede resultar todo un arte: liviandad y honestidad…. Es decir, enrollarnos menos, activar la risa, solucionar antes que discutirlo todo y expresar lo que realmente sentimos o queremos desde la intención de hacer caso al alma, no desde el querer imponer o ganar, o lanzar verdades con ventilador porque sí -eso es ego bruto e inseguridad. Este solsticio nos llama a compartir tiempo, ideas, cariño, casa, paseos, miradas de nuestra historia… Y nos da mega regalo: puede que revivamos algunos hechos dolorosos muy antiguos o que están en nuestra energía aún, con el propósito de ver cuánto hemos crecido y para que esta vez elijamos actuar de otra forma… El cielo es entero generoso y nos hará practicar, así que ojo con quiénes y con qué nos encontramos estos meses, pues es nuestra gran oportunidad de liberarnos de nuestros propios juegos. Por mi parte, iré a encontrarme con amigos antiguos y nuevos en Curicó este 4 de julio para compartir esta charla sobre cómo vivir y disfrutar estos tiempos inciertos. ¡Feliz invierno por aquí y Feliz Verano por allá!
Todos los valientes que estamos listos a las 8:30 de la madrugada en la sala, nos reímos cuando al comenzar nuestra clase de zumba (entrenamiento con baile, en palabras resumidas) la profe(sora) pone esta canción «Un año más», de la orquesta chilena cumbiera, la Sonora de Tommy Rey, el martes 31 de diciembre, y hacemos tremenda coreo(grafía), bien chistosa… Y hasta le encuentro su sabiduría a la letra: si has gozado también has sufrido / si has llorado también has reído…
Después, aprovecho que está enfrente y paso a lo de Claudia, una de mis guías en este caminar sin fin y sin retorno que es el crecimiento interior y que vaya que duele a ratos, a ver si tiene hora pronto pero Cata(lina), la secre(taria), me dice en broma que quedaré para marzo en la lista… Y le digo: pucha, es que necesito Rescate 911, no podemos sobornar a la chiquilla que viene ahora pa’ que me deje el puesto, por ejemplo? -le digo con mi mejor sonrisa-. Me dice que no, que es una situación especial. Le pregunto cómo se llama sólo por seguir la broma y antes que ella vea si me responde, mis ojos ven la ficha con el nombre y le digo: aaah, noo, ella se lo merece porque vive fuera-. -¿La conoces? -me dice Cata con extrañeza. -Sí, ¿no ves que tengo poderes? …No, es que ella se leía el tarot conmigo antes y sé que se fue a Inglaterra porque me ha escrito en el blog, y además estuvo en el Ritual del sábado; no como otras -le respondo con las manos en la cintura y me mira con risa.
Bueno, en eso que hablamos un poco de todo, llega la paciente-conocida-afortunada, nos abrazamos con cariño y también sale Claudia de la consulta y se sorprende de verme ahí; conversamos entre todas de la zumba y nos damos abrazo de feliz cierre 2013 porque de año nuevo todavía no… Me voy caminando a casa con el Sol ya muy fuerte en la espalda y agradecida de los abrazos, los necesitaba…
…Antes, el lunes, apenas me levanté para ir a la radio, después de un domingo en que el cansancio post ritual nos hizo almorzar pasadas las 3 de la tarde y luego bajé tarde a la pisci(na) para pasar el calor de 33º que me tenía media aturdida. Ahí me encuentro con una veci(na) que fue al Ritual y con su novio danés que no fue pero que dice que va a venir al próximo porque «yo ver mucha gente, no pensar que mucha gente, pero me gustó»…. Luego de la radio me encuentro a desayunar con una amiga-hermana, Deborah, que a veces me da un poco de miedo porque igual ve/siente cosas y lo primero que me dice es: ¿es idea mía o estás con lo que podría llamarse «depresión post-parto?»- Mis ojos se ponen vidriosos y digo: sí…- Claro, todo el trabajo, el stress, la dedicación, el placer, la energía, la contención de un grupo tan numeroso (más de 200), la alegría, el momento de gran conexión… Todo y luego, cuando se termina, además de toda la luz y la bella energía que queda flotando, me vino (es la segunda vez que me pasa) una sensación de vacío que sé es parte de lo que puede suceder… Quizá nadie imaginaría que después de un «éxito» alguien pueda sentirse así o que estando en un camino de consciencia y habiendo realizado algo tan bello como lo del sábado, que me honra y me emociona profundamente, luego venga la señorita tristeza, que a veces es tan inoportuna… Y capaz que no debería contarlo, pero siento que nos (me) hace bien compartir y que este blog es de verdad, encima estos tiempos -lo he dicho ya- son para decirlo todo… Recuerdo a muchas mujeres que han pasado por mi consulta y hablamos del tema porque tienen culpa de sentirse tristes o angustiadas luego de parir cuando se supone que debieran estar felices… Y es que estamos llenos de exigencias y clichés, cuando es lo más normal que los cambios y los logros en tu vida no necesariamente te provoquen sonrisas… Lo que pasa es que no se habla y nadie te prepara para eso…
Por eso aunque sea gateando me levanto a bailar temprano para botar la pena y logro reconectar con la alegría de mi cuerpo al bailar… En eso estoy: medio revuelta, contenta, cansada, tranquila, inquieta… La vida, ¿no? Tiene de todo, como siempre digo acá y en los rituales… Y varios me acompañan con un abrazo, caricia, vasito de agua, frases, llamadas, fotos desde la playa enviándome la energía del mar… Es tan conmovedora la generosidad del alma…
Mucha gente me escribe estos días. Para agradecer, para compartir, para pedir hora de carta astral al iniciar el nuevo año… Y, al igual que en el Ritual, recorro el 2013 y miro la panorámica, de todos los pasos vividos… En unos tres momentos de este año marqué la opción 6 de esta nota anterior, y dije: nooo, no más! cuál es la idea!? Devuelvan la plata! me cansé, no doy más! esto no se vale! me quiero ir! llévenme! …. Tironeos -berrinches- del ego y pruebas del alma frente a ciertos dolores/problemas/frustraciones… Muchas veces necesarios para conectar con lo importante… Pero igual el 2013, aunque ahora me tiene sensible porque encima estoy con algunas despedidas y ausencias que mueven más la energía de cierre, me deja un sabor muy dulce, de gran agradecimiento, con la sensación de estar viviendo -como muchos- un tiempo muy importante, en que estamos sembrando cosas trascendentes en nuestras vidas, aunque cueste o se nos pierda el rumbo a ratos… Pero el sentido no lo pierdo….
Altar Ritual Cierre 2013 y Bienvenida al Sol
…Podría compartir muchos detalles sabrosos, divertidos, incómodos, dolorosos, sincrónicos y emocionantes de este último Ritual, que tuvo la misión de cerrar el poderoso 2013 y de darle paso al Sol, a nuestro Sol interior especialmente… Todos estos días, con calor y cansancio, seguimos comentando cosas, recordando bellas imágenes (como la integrante más pequeña del ritual, Marina, con sólo un mes y medio, en los brazos de su madre y al lado de su abuela; o los niños meditando, o la gente mayor bailando y entregándose a cada experiencia); seguimos revisando lo que podemos mejorar, sentimos la energía que todos entregamos, llegan mensajes y fotos con vivencias y agradecimientos… Qué poderosa es nuestra alma… La misma Deborah me dijo que al venir caminando, como una cuadra antes ya se sentía la energía del grupo y del momento…. Es muy conmovedor ver-sentir que tantos estamos en un camino y mirada que vamos haciendo de a poco y que cada vez más logra alejarse de los espejismos del sistema (que nosotros mismos creamos pero que ya no sirve y nos corresponde transformarlo) para acercarse al ritmo del corazón, a la esencia de cada uno, a la sabiduría del alma, del cuerpo y de la naturaleza, a la Luz que llevamos dentro… Ahí, en esa energía a veces hasta palplable está nuestra mayor belleza… Y el sentido… Y pese a los cansancios, al trabajo e incluso a ciertas críticas que más de una vez llegan, cuando el círculo de luz que formamos en cada ritual pulsa radiante en un solo corazón que formamos todos los que nos hacemos presentes, todo está bien y merece los esfuerzos… Y todo tiene sentido…
…Y momentos como estos sintonizan profundamente con la última propuesta de este círculo de Luz que formamos en el Ritual en que despedimos lo vivido y le dimos la bienvenida al Sol de Verano… En tiempos vertiginosos, de mayor consciencia, e inciertos: Ofrecemos nuestro corazón… GRACIAS a cada vuelta del 2013, a todos los seres que en esta y otras dimensiones nos acompañaron para hacer el camino que nos correspondió hacer y a todos los que compartieron el ritual en vivo y desde distintos rincones de esta Tierra generosa… Seguimos viaje en 2014, año para Renacer desde nuestro bellísimo corazón… Gracias…
Hace casi dos meses escribí una nota llamada «En la lavadora», donde contaba que muchos estábamos en procesos intensos-doloros-aliviadores de limpieza personal… Mayo y junio -realmente todo esta mitad de año- están reveladores, inquietantes y llenos de oportunidades de sanar (para quien quiera verlas y tomarlas, por cierto).
Pero siento que ya pasamos una etapa dura que comprendió abril-mayo-junio y que ahora tenemos que actuar más decididamente, sanar con convicción, disfrutar más y agradecerlo todo -como siempre. Luego del Solsticio, del We-Tripantu (año nuevo mapuche), del Ritual de Invierno y cuando recibíamos la super Luna, en Santiago se mezcla el sol y la lluvia suave, gesto no tan común de la naturaleza local… Y me frustro porque estoy segura que habrá arcoiris pero no podré verlo porque dará pa’l otro lado de mis ventanas en casa. Llamo a mi hermana-vecina que mira hacia la montaña desde su departamento y me dice: no veo na’, pura cordillera nublá… Buu, qué lata -le digo. Igual el sol brilla más y se ve lindo todo. Al rato hablo por mensajes con una amiga que no pudo venir al ritual y me dice en medio: viste el arcoiris? -Nooo, hay?! lo ves?, fotooo!! -le digo con entusiasmo; sabía que iba a aparecer uno al menos! Y me manda esta imagen desde su piso 11, en Ñuñoa.
-Eeeeehhh! son bendiciones -le digo feliz.
-Me asomé de nuevo y ya no está 😦 -agrega ella.
-Pero ya lo viste. Bacánnnn.
-¿Las bendiciones son si uno lo ve?
-Siiii poh y pa la ciudad! Belloooo.
-Aahhh.
-Estai entera de (muy) bendita.
-Pucha, estaría weno (bueno) -me dice porque antes me contaba que estaba acostada, sin energía
-Cansá pero bendita, jaja.
….Y soltamos la conversación, mientras yo me quedo con un dulce sabor de boca por todo lo vivido el fin de semana y con esto todavía más. También -al igual que muchos- estoy muy cansada. Y el lunes apenas me levanto para ir a la radio al último lunes de este ciclo en Cooperativa (acá el video por si quiere verlo), pues me vino el cansancio con balde luego del Ritual y ahora me quedan todos los detalles del viaje a Mercedes, Buenos Aires, para el segundo Ritual de Invierno… Pero pasadas las 6.30 de la mañana recuerdo que hay «super Luna» y salgo a mirarla por el balcón, la tengo en frente y el cielo está de un color celeste-lila-azul brillante antes que amanezca del todo… Me quedo contemplando antes de ir a la ducha y tomo unas fotos (la de la imagen es foto de agencia porque se me quedó la tarjeta en otra cámara) y siento el aire de la ciudad con la quietud-inquieta de esa hora en que todo comienza a moverse…
Algo está cambiando, intuyo. Algo está distinto a las otras semanas… No es ni mejor ni peor, simplemente es.
Mi lunes y martes están llenos de actividades de cierre, terminar un ciclo en la radio y la despedida por un rato con el equipo, que son gente muy profesional, con mucha entrega y calidez; despachar el horóscopo de emol.com, hacer maletas, pagar cuentas, ordenar lo doméstico, responder correos pendientes, compartir aunque sea un poco con amigos que no vi en este tiempo, retirar ropa de la lavandería…. Cuando voy caminando hasta allá, a la lavandería, digo: Claro, ya estamos en el primer enjuage! Eso es! Algo se alivianó, salió parte de manchas y suciedad (desengaños, auto-engaños, rabias, heridas, miedos, etc.), que fueron sacudidas y limpiadas y ahora el agua (emociones, sueños, intuiciones, sanación) se las lleva… Qué bien…
Tampoco canto victoria y creo que ahora está todo bien. Primero porque incluso en el tormento más tormentoso está todo bien siempre. Separar bien y mal es no entender estos tiempos de consciencia, es no entender la vida. Segundo, porque creer que la felicidad tiene que ver con un estado externo donde «nos va bien» y donde no hay problemas, además de infantil es irreal. La vida tiene de todo y de dolor, bastante; de alegría muchísimo también, de crecimiento, todo el rato, y todo cuenta, todo es parte de un mandala donde no podemos excluir nada. Pero lo que sí podemos hacer es ver, aceptar, despertar, sanar poco a poco y cambiar. Cambiar desde nuestra mirada hasta nuestra vibración, pasando por nuestros hábitos egóticos y por los mandatos que hemos escogido tomar y repetir una y otra vez. Del tipo: yo soy así, no soy bueno en tal cosa, es que mi infancia fue de tal manera, es que no sé hacer eso, es que no me atrevo, es que tal experiencia me marcó, es que no tengo plata, es que no tengo tiempo, es que a mí me gusta hacer esto de esta forma, es que no sirvo pa’eso, es que eso me cuesta….. X, X, X…
Ahora, este 2013-14 es el tiempo de ir a lo más profundo de nosotros, de ver -con los ojos del alma- lo que nos gusta y lo que no, de pedir ayuda para cambiar y transformar nuestra existencia en algo mucho más armónico y auténtico, con menos etiquetas, moldes, expectativas… Estamos todos en la misma, lo sepamos o no: creciendo, saliendo -o entrando en algunos casos- de un estado de crisálida que nos tiene revueltos porque está cambiando todo por dentro y por fuera, permitiendo que muuuuy lentamente nazcan nuestras alas delicadas que tendremos que cuidar y aprender a mover… Pero eso sólo sucederá si tenemos la voluntad de quedarnos más quietos interiormente, aguantar el lavado-remezón con alegría de nuestros temas pegados, pues es tremenda oportunidad y aceptar los cambios que nos propone -u obliga- este tiempo tan intenso y lleno de respuestas…
Desde un sol brillante en Buenos Aires, parto en un rato a Mercedes, a reunirnos con un bello grupo para honrar la fuerza del invierno este sábado 29 a las 19:30 hrs., y a constatar nuevamente que la naturaleza sí sabe de cambios y no se resiste, y que somos todos iguales: estamos remecidos, cansados, alegres, con miedos y confianzas que nos unen en un círculo de luz que desde muchos rincones sigue despertando, aunque cueste y duela, y aportando cada día más a una vida más poderosa, más tranqui, más verdadera… A disfrutar, entonces, del primer enjuague… Que sigamos liberando y creciendo de adentro hacia afuera, con arcoiris, lluvias, lunas, sol, viento, nieve… Todo lo que nos quieran regalar la vida y la naturaleza, que seguro será demasiado, como siempre.
… Cuando nuestra mente inquieta nos cansa y se transforma en un obstáculo parlanchín en vez de ser una amiga sabia, es tiempo de cambiar sus (nuestros) hábitos. La tarea no es fácil, pero es factible y reconfortante. Se trata de domesticar esa corriente de pensamientos y emociones junto a las voces imparables que muchas veces tienen vida propia en nuestra cabeza y nos boicotean o distraen, de manera de transformarlas en una energía más calmada y presente en el aquí y ahora….
En un año de fuertes cambios e incertidumbre, donde nuestra ansiedad, miedos y caos interno pueden incrementarse, se hace necesario, entonces, tener herramientas para calmarse, aterrizar y poder ver nuestra realidad con ojos más sabios. Una de éstas es la meditación, disciplina ancestral a veces mal entendida o vista como un alejamiento del mundo cotidiano y como algo «especial»… Pero meditar es un acto simple y profundo a la vez, que puede convertirse en un hábito diario que nos mantenga aún más conectados con quiénes somos, cómo y dónde estamos, y que alivie el manejo tanto de nuestras emociones y pensamientos, como de las actividades cotidianas que a veces se convierten en todo un desafío. Además, meditar -lo he comprobado conmigo misma- te da, entre otras cosas, una capacidad distinta de sentir y observar, que permite gozar más la vida que tienes, sea como ésta sea.
El sábado 8 de junio desde las 10 de la mañana y hasta las 6 de la tarde dictaré nuevamente un Taller para aprender a Meditar, donde haremos un viaje por los hábitos pegados de nuestra mente -y ego- para soltarlos, aprenderemos al menos tres técnicas de meditación (hay distintos métodos y personalidades, donde a cada uno puede resultarle más fácil una determinada técnica), nos «amigaremos» con el impopular – y hasta temido- señor Silencio, conectaremos con nuestros guías y maestros para que nos acompañen más aún, practicaremos y quedaremos listos para comenzar a realizar esta disciplina espiritual en el día a día, en la rutina de cada uno, pues uno de los mayores desafíos evolutivos es crecer en el mundo, no lejos de él.
Acá van los datos y lo que hay que traer:
Sábado 8 de junio 2013, de 10 a 18 hrs, en Providencia
TALLER PARA APRENDER A MEDITAR:
RESPIRA, CALMA TU MENTE, Y DISFRUTA MÁS LA VIDA
CUÁNDO:Sábado 8 de junio, desde las 10:00 hasta las 18:00 hrs, con pausa de una hora y media para almorzar (hay lugares cerca para comprar o servir y también se puede traer algo para comer en la sala). Por favor, llegar 15 min antes de las 10:00 para la inscripción y empezar puntuales.
DÓNDE: Salón de eventos de CARLOS ANTÚNEZ 1960, entre Marchant Pereira y Pedro de Valdivia. Metro Pedro de Valdivia. Providencia.
CUÁNTO:$ 40 mil. Se puede transferir antes o pagar el mismo día, también se acepta cheque para fin de mes si alguien lo necesita. Para la transferencia puedes pedir los datos a talleresalma@gmail.com
CÓMO: Inscribirse previo envío de correo a: talleresalma@gmail.com, o llamada al cel. 9. 084 20 67. (CUPOS LIMITADOS)
TRAER: Tres cosas: 1. Cojín denso, muy esponjoso no sirve. 2. Manta o poncho (quedarse quieto da frío). 3. Calcetines gruesos o pantuflas (estaremos sin zapatos). Y, si quieres, libreta y lápiz. Venir con ropa cómoda para que el cuerpo esté relajado y feliz.
Y si tienes otras dudas o consultas, puedes dejar un comentario más abajo en el mismo blog.
PD: Este taller se repetirá en Mercedes, Buenos Aires, el sábado 6 de julio 😉
¿Ritual de qué? -me pregunta un chico. De otoño- le respondo con cara de ¿qué te parece y qué más quieres saber? -¿Y qué hacen ahí? -me sigue preguntando.
Entonces le voy explicando un poco de lo explicable, porque ni yo tengo tanta claridad de qué son y cómo definirlos (los rituales), pero sí tengo la certeza del para qué de éstos: son encuentros para conectar con la vibración actual de la Tierra o lo que esté sucediendo con ella, lo cual es tanto más sano que sintonizar con el ritmo de nuestro ego y del sistema que se nos ocurrió crear para vivir en las ciudades; son espacios de conexión con nuestra divinidad interior, son momentos de celebración para liberar lo viejo y abrir lo nuevo; son encuentros para recordar quiénes somos, lograr detenernos, integrar lo vivido y comenzar lo venidero con más consciencia y energía; son viajes colectivos del alma, son círculos de luz…
¿Y hay que ir vestido de alguna manera especial? -continúa mi amigo curioso. Nooop -le digo tajante y le explico que ya no son los tiempos de la forma: de vestirse, sentarse o meditar de tal manera…. Lo más importante es tu intención… Ya con eso estamos -agrego. Estos tiempos abiertos y mágicos que estamos viviendo son para la espontaneidad, la libertad, la creación, el recordar el verdadero sentido de nuestro paso por acá, la conexión directa -y sin escalas- con la Divinidad, donde ya las religiones caen e importan poco porque no necesitamos como humanidad normar el contacto con la espiritualidad que está siempre presente en todo. Por lo mismo, son también tiempos más desconcertantes y alocados, porque el desafío de encontrar nuestro centro es personal y más trabajoso dada la falta de referentes, la cantidad de estímulos externos y de información… Pero es también una tarea más satisfactoria porque encontrar el rumbo, la conexión y el sentido es una labor diaria inacabable y con tremendos regalos…
Parte de esta tarea, en mi caso, es hacer rituales, donde yo misma crezco antes, durante y después, ya que la energía del grupo y del asunto que nos convoca se presenta sincrónicamente y pone a prueba no sólo mi voluntad, también a mi ego; al tiempo que me conecta con mi alma y parte de las misiones que he elegido «recordar-transitar», mientras mi energía se entretiene, se cansa, se empodera, se estresa, disfruta, resplandece, vive… Sí, porque como siempre lo digo, la vida tiene de todo…
Y obvio que en estos rituales de otoño el desapego anduvo merodeando por mi vida y diciéndome: hasta aquí llegaste con esto y con aquello, suelta porque estas cosas-situaciones se tienen que ir…. O, «bueno, ¿no querías hacer ritual de otoño, tiempo de soltar?, bien, entonces confía en medio de la incertidumbre»…. Así siento la voz sabia de la vida a ratos susurrando cuando he(mos) estado en meses arrebatados y de mucha limpieza, como marzo y abril…
Círculo de Luz en Mercedes: Ritual de Otoño; en Gimnasio Equilibrio
Pero la magia también está tan presente que me emociona y me hace agradecer infinitamente. Y el 6 de abril fue mágico, circular, sanador, conectado, sincronizado, bello… En Mercedes celebramos con mi amiga-hermana Susana Arley, más conocida como Su, nuestro Ritual de Otoño entre gente muy bella que ya me había recibido en febrero para el año serpentino (que vaya que se está moviendo, ¿no?) y varios nuevos participantes que vienen curiosos y entregados a algo que no saben del todo de qué se trata, igual que yo, jaja… Y cuando comenzamos, además de honrar a todos los seres que partieron debido a las crudas tormentas e inundaciones en Buenos Aires, me corresponde presentarme, cosa que siempre me hace gracia porque -ya lo he dicho- no tengo una definición para mí misma y no sé por dónde comenzar… También porque las etiquetas no me agradan y encuentro que nos limitan, encima no le tengo mucho aprecio a los títulos, me dan un poco lo mismo: en esta vida uno de los míos dice «periodista», pero me queda grande para algunas cosas y chico para tantas otras, y en cambio valoro mucho más la sabiduría que el conocimiento teórico, entonces me da igual si yo o el del lado somos super letrados o aparentemente ignorantes porque acá estamos todos aprendiendo eternamente y somos todos iguales: todos lo pasamos mal en distintos momentos, todos tenemos la capacidad de cambiar, de gozar la vida y de despertar… A mí -volviendo a las clasificaciones- me gustan los oficios, entonces en esta vida -lo digo así porque quién sabe en las otras, aunque tengo información de algunas- también soy escritora -¿o acaso no escribo?-, astróloga, tarotista, ritualera (lo acabo de inventar), comunicadora, aprendiz intuitiva de chamana, bloguera, productora, horoscopera y quizá qué más puede venir…
… El Ritual de Otoño de Mercedes no comenzó la noche del 6 de abril, sino bastante antes ya sólo con gestar la idea a fines de febrero en que comenzamos a mover la energía y también las últimas semanas de marzo cuando muchos colaboran de distintas maneras y conformamos otro círculo aparentemente invisible pero poderoso… Y es una de las cosas que más me emociona de los Rituales: la ayuda, las manos e intención de muchos ofreciendo cosas logísticas o mandando luz desde donde estén, y conectándose con el grupo y su energía aunque no puedan venir. Me conmueve con lagrimita y todo a ratos, cuando veo-siento este círculo moviéndose… Entonces, Carla consigue el lugar que ya había ofrecido Patricia: el gimnasio Equilibrio, y nos lleva a verlo y arreglarlo temprano; Flory se encarga de cobrar; Carolina manda mails ofreciendo ayuda, llega con un rico té de menta y después nos llevará en su auto de regreso a casa cargados de cojines (almohadones) y más; Estefanía me ayuda a contar y a entregar hojitas; Fran se encarga del audio, las fotos y luces; Fer y Mónica llegan con hojas de otoño de sus jardines para el altar; Mabel pone su mesa para la comida y una chica vecina que ni siquiera puede venir cuando nos ve ordenando ofrece también la de ella y a los minutos aparece con su mesa redonda; Armando ofrece su equipo de sonido y manda un mensaje al celular enviándonos luz pues no podrá estar; Silvia desde Santiago me regala una vela naranja para ponerla en el altar de Mercedes; mi querido Fer desde Uruguay manda luz y está desde allá con nosotros; dos amigas que llegan temprano se ponen con nosotras a ordenar los cojines, las cartas de ángeles y más; muchos que estuvieron en el ritual de Santiago -incluidos mis padres- mandan luz, piensan en nosotros y conectan con la energía para estar unidos… Y cada participante llega con su energía y trae cosas para compartir, muchas hechos por ellos mismos… Es muy potente y conmovedor formar este círculo de luz, esta comunidad… Todo un honor y privilegio…
Además, este círculo es espontáneo y libre, como tiene que ser, siento yo… Y así hacemos un viaje en Mercedes para despedir al verano con toda su luminosidad y expansión, de modo que nos permita entrar al frío del otoño con sus tonos ocres y la potente -aunque a ratos dolorosa- experiencia de soltar: control, expectativas, cosas-emociones estancadas, comodidades, fijaciones, lo que ya no sirve, lo que atesoramos… Soltar sin distinción, pues a lo único que podemos aferrarnos es a la luz que tenemos dentro, al alma, al corazón puro, a la divinidad que nos habita poderosa y maravillosamente…
Esa luz es la que se presenta en los rituales con tal poder que algunos que ven y otros que canalizan -como mi amiga Su- nos cuentan que además del Buda, Kwan Yin, Lupita (patrona de América y de este ilustre blog, no podía ser menos) que comandan el altar otoñal, también se presentan los arcángeles Miguel (soy fan del alado azul junto con varios más que vienen al ritual y/o leen este blog, así que obvio que estuvo), Uriel y Zadkiel, además del maestro Jesús; mientras cada uno de los presentes convoca a sus propios guías y maestros, quienes todo el rato nos han acompañado aunque no lo sepamos ni imaginemos… Una mano invisible siempre está ahí para ayudar, empujar, mostrar, guiar, soplar…
El espíritu del Otoño también baja y asciende hasta nosotros, para regalarnos el despojo, la liberación de lo que nos pesa, la capacidad de soltar y confiar… La Tierra generosa nos da este regalo de sincronizarnos con sus ciclos, ritmos y colores, y todo está ahí para quienes quieran tomarlo…
Y entonces la energía se palpa en el aire, el alma colectiva se hace presente y esos instantes me hacen decir sí, sigamos, esto Es; con todo el trabajo que significa y los portales que atravesamos (esta vez volvieron a presentarse, no se puede cantar victoria con el crecimiento personal, siempre hay una vuelta más y algo que te pone a prueba)… Por eso cuando miro el círculo de luz de Santiago y ahora en Mercedes me conmueve y les decía anoche que al mirar a los más de 120 que estuvimos en Santiago algo en mí tenía risa de decir: a mí se me ocurre hacer rituales, pero a ustedes se les ocurre seguirme, y me río sola; pero cuando digo seguirme, no me refiero a mí, pues -enhorabuena- ya no son los tiempos para seguir a nadie, para estar en dependencias de supuestos maestros, gurúes y etc., de turno, además ni yo me siento en eso ni quiero serlo; ahora son los tiempos de encontrar por nosotros mismos nuestras verdades; me refiero a seguirme en la idea de reunirnos y juntar nuestra energía en un ritual lleno de símbolos visibles e invisibles, a tomarnos el tiempo y el espacio en algo que a veces nos suena que puede ser bueno pero no lo sabemos del todo… Y sin embargo sucede, «funciona», es, nos une y nos conecta… Vaya!
Este viaje-ritual que pasa por meditación, música, baile, introspección, compartir, reflexión y agradecimiento, eleva nuestra energía y tiene unos luminosos silencios de gran poder donde el alma colectiva puede palparse con bella emoción; termina en un gran abrazo circular formado casi por 50 seres (más nuestros respectivos guías que se quedan hasta el final, porque trabajan 24 horas) que nos da conexión de vida pura junto a la luz de las velas, la fuerza de los cristales y la despedida de las hojas de otoño, en sintonía con dos voces sudamericanas que nos regalan un buen lema para este otoño, con profundidad, talento y sentido… GRACIAS otra vez!…. Ya les contaré del portal que volvimos a atravesar en la previa y luego subo las fotos otoñales mercedinas…. 😉
Flori se encarga de los sobres y el arroz. Armando trae su mega equipo de música que saca de la habitación de su hijo. Fer acomoda su casa, las jarras para el agua con limón, menta, pepino y naranja. Con Su terminamos pasadas las 2 am de armar todos los detalles, reírnos, bailar, cantar y conversar. Ya está casi todo para el Ritual serpentino…
Al día siguiente, las flores, los llamados, las conversaciones, los detalles; pasa Fer a casa para ir llevando las cosas temprano… Comienza, así, a formarse un bello círculo de luz que da vida al Ritual de la Serpiente de Agua 2013, un encuentro que, sin pensarlo mucho, se me ocurrió proponerle a Su a fines de enero, a lo cual ella saltó con un Sí rotundo y entonces debí acomodar agenda, maleta y detalles ritualísticos, además de cruzar un particular portal para llegar hasta acá (si no se enteró puede leerlo aquí) y, entonces, verme rodeada de gente bella que colabora con mucha entrega y alegría sin siquiera conocerme ni saber qué es un ritual. De hecho, después supe que acá la palabra «Ritual» suena un poco a brujería y que eso puede haber despertado la desconfianza de algunos, pero para mí Ritual es de la tierra, es festejo, es un paso… En fin, estamos todos aprendiendo.
El día está lindo, con mucho calor, obvio, es febrero, pero el atardecer trae un poco de brisa suave y la noche estrellada. Comienzan a llegar curiosos y alegres casi 50 personas a vivir esta noche de cierre y apertura. Mi amiga-hermana Su es quien convoca y en quienes muchos confían dadas su entrega de corazón, sus sanaciones canalizadas y «la esquina de Luz» (la esquina de su casa) que es el espacio donde varios se reúnen a meditar cada miércoles hace un buen rato ya, guiados por ella…
María Julia (o July) se encarga de las fotos. Con ella y su madre Flori (otra amiga-hermana de Su) antes colgamos las banderas tibetanas de oración, ellas arman el altar con nuestra gran festejada: La serpiente, comandada nada menos que por Buda y Kwan Yin; también ellas forman el círculo de faroles y están presentes en cada detalle… Yo con la compu veo la música y también los instrumentos. Luego pido permiso al lugar, al bello y generoso espacio que nos cobija en una noche muy especial… Antes de comenzar, muchos se acercan a saludar sonrientes, de regalo me llega una mermelada casera de mora blanca-frambuesa-zarzamora hecha por Claudia, que me la entrega con cinta y todo, ¡qué lindo… y qué rico!, le digo (ya la probé y pienso cobrar por cada cucharadita que ‘convide’, si es que convido)… Más tarde, en la pausa, también me ofrecen empanada casera de carne riquísima… Ahora ya pienso que tendremos que bailar más en los rituales mercedinos, pues entre las cosas para compartir llegan tartas dulces y saladas que son una delicia y otras preparaciones de autor a las cuales no se puede decir que no…
Bueno, y como siempre lo digo ¿Para qué un ritual?, ¿por qué, con qué afán?… Yo digo que me gusta que nos juntemos -suena paradójico- a parar, a detenernos, sólo así podemos tener más conciencia de lo vivido, de todo lo que aprendiste y puedes agradecer. Paramos para poder integrar todo, no sólo lo que nos gustó del último tiempo, también lo desagradable y lo pendiente, entre tantas cosas. Paramos porque es algo «exótico» en la vida actual. Paramos porque el silencio y la quietud dan conexión y respuestas… Y el 2012 fue muy desafiante, así que bien vale la energía de recapitular. Ahora, esto, que puede sonar aburrido, para mí es un acto de magia, es loco juntarse a detenerse, y es bello. Porque cuando varios respiramos, nos sentamos y paramos a sentir el presente y revisar lo vivido, emerge el alma colectiva y personal con mucha potencia, se siente en el aire, se ve en nuestros rostros, se palpa en nuestro cuerpo… El ego queda un tanto relegado y se eleva la pureza interna que todos tenemos, la semilla de luz, y volvemos a reconocernos y a vivenciar que todos somos uno e iguales… Ya con eso yo estoy feliz. Pero como además me gustan mucho las fiestas, la gente, crear, bailar, organizar, compartir y profundizar, junto con detenernos, damos la bienvenida a lo nuevo, en este caso a la Serpiente de Agua, con conexión, humor, música, conciencia y energía de grupo, porque juntos nos potenciamos. Quien guía esta vez soy yo, pero quienes hacen el ritual somos todos, cada uno aporta muchísimo ya con su sola presencia… Hasta Calita y Ringo, los perros anfitriones, se incorporan al círculo y ponen su cariño e instinto… Y así intencionamos el año, retomamos nuestro poder y miramos de frente lo que viene porque reconocemos que estamos en un punto de inflexión, que estamos en cierre e inicio, momentos claves e inevitables de la vida…
El ritual es también descarga, purificación, inyección de energía, aterrizaje, silencio, escucharse, enfocarse, confiar, aceptar… Y se llena de colores, luces, comida, bebida, compartir, risas, encuentro, aprendizaje…
Y esta vez, el Dragón que se fue y la Serpiente que llegó nos animaron también varias veces a mirar el cielo estrellado y a sentir la naturaleza sabia y generosa… Fueron muchas emociones. Su apenas pudo presentarme y ambas teníamos los ojos vidriosos al comenzar. Fue muy bello y todo un enorme privilegio-honor compartir esta celebración y anclaje con gente nueva, con una energía de mucha humildad, generosidad, conexión, respeto, valentía y entrega… Los hombres, con su energía tomaron el poder y la luz del fuego en medio del círculo recordándonos el valor de lo masculino, dándonos la posibilidad de enaltecer la fuerza guerrera, la conquista de lo masculino y su enorme belleza… Nuestras intenciones y deseos serpentinos ya están activados y la cinta roja en nuestras muñecas nos recuerdan las bendiciones y también esa palabrita que tantas veces preferiríamos no escuchar ni conocer: el De-sa-pe-go…
Sí, porque es uno de los gestos que conoce la serpiente, animal con tan mala fama en algunas culturas, pero venerada y respetada en otras… La serpiente, animal sagrado en varios rincones es capaz de soltar lo que ya no sirve, de desprenderse de lo anterior… Es símbolo ancestral de sabiduría, de despertar espiritual cuando saca a Adán y Eva del Paraíso y los manda a vivir la vida lejos del confort protegido del paraíso, es la kundalini venerada en India y que nos da la energía vital a través de nuestra columna, es medicina, es animal de poder en el chamanismo, es misterio, flexibilidad, seducción, acción impredecible, antigüedad, veneno que sana, encantamiento, tierra… Presente en Egipto, Mesoamérica con su poderosa versión emplumada en Quetzalcoatl, India, China, Europa, África…
Con todo su simbolismo cerramos el ritual, tomando su poder… Le damos la bienvenida a un tiempo mágico e incierto donde lo más importante es cambiar por dentro si queremos pasarlo mejor, si queremos tener una vida con más sonrisas… Es vital cambiar la piel de dentro hacia afuera, nada externo (cosas, relaciones, títulos, cirugías, dinero, etc) nos traerá un cambio importante y profundo en nuestra vida, sólo algo interno elevará nuestra energía hacia lo nuevo y nos hará dar un paso importante… Podemos lograrlo todo, pero si no cambiamos de actitud podemos no disfrutar ni aprovechar nada, y acá -lo siento por algunos- vinimos a crecer y a despertar, no vinimos a este planeta y vida a quedarnos pegados en lo aparente… De eso se trata el 2013, de hacer el trabajo interior, de forma constante y atrevida con nosotros mismos, de dejar la comodidad e ir a la conquista de lo que realmente somos y deseamos lograr, con amor y sin rigidez (la serpiente es flexible)… Nadie hará el trabajo por nosotros…
… La noche, además de estrellada y con la temperatura precisa, termina sonriente, cálida, entre abrazos, más festejos y hasta baile en el pasto a pies descalzos… Porque la Serpiente de Agua nos invita a disfrutar y movernos para mostrarle al mundo nuestra poderosa energía… ¡Feliz Año de la Serpiente de Agua y que nuestro cambio de piel nos lleve a una vida nueva, que eleve nuestra kundalini y magnetice nuestra sabiduría! ¡GRACIAS!
PD: Y si usted quiere, acá puede ver más fotos de la celebración, click: Fotos Ritual.
Mmm, la cosa empezó el martes 23 de enero. No, en realidad empezó antes, a fines de noviembre 2012, cuando Sol se propuso salir del pequeño departamento que la tenía asfixiada y hasta recluida (como se dio cuenta cuando se mudó). Ella sabía que su nuevo lugar tendría que ser en el mismo barrio: Providencia, cerca de Plaza Las Lilas. Buscó con decisión cuando todo el mundo y hasta los medios te atormentan diciendo que hay -y efectivamente está- una burbuja inmobiliaria que tiene los precios por las nubes y que dada la llegada cada día más numerosa de inmigrantes de todos los rincones a Chile y a Santiago especialmente, sumado al supuesto mayor poder adquisitivo de varios chilenos, hay más demanda y menos oferta, lo cual no me lo creo del todo y es un gran excusa para elevar los precios con usura que raya -o traspasa- en la grosería. En fin, todo pasa, y esto llegará a su fin o explosión.
Pero la certeza interior de Sol no escuchó nada de esto. De pronto ella, que visitó unos 25 departamentos, supo de uno que estaban arreglando, pero que no ponía foto en internet, sólo la dirección y fue a mirar el edificio. Dijo con convicción: Aquí voy a vivir yo. Habló con la dueña y pese a que los arreglos demoraban esperó con fe. Cuando ya estaba casi listo pidió una descripción del espacio y le dijo a la dueña: ya, lo quiero, te mando mis papeles-. A lo que ella contestó: ¿pero si aún no lo has visto?- «No, pero yo sé y confío en que es para mí y que me va a gustar y es lo que necesito. Es mi departamento» -respondió con la misma férrea convicción de antes. ¿Resultado? Está instalada en el departamento desde principios de enero, que es muy bello, con vista a la cordillera y copas de los árboles, donde ella quería y encima ve a unos metros un campanario que fue muy importante en la historia de su familia y su madre. Sol está más que feliz con su nuevo espacioso-espacio, recordándonos, de paso, cuánto poder interior tenemos para encauzar y colorear nuestra vida.
Entonces, nos invita con Carolyn, otra amiga (y sanadora) a cenar el martes. Santiago amanece con corte de agua en varias comunas y la capital muestra su fragilidad, esa que no nos gusta asumir, como si fuera fácil habitar un espacio reducido rodeado de montañas que impiden el paso del aire, en un país siempre sacudido por alguna manifestación de la naturaleza; también -a mi juicio- revela el abuso de las empresas privadas que supuestamente se hacen cargo de un recurso natural con el que ganan muchísimo, pero no tienen ni medio plan de contingencia frente a emergencias; como muchas veces: el negocio es ganar plata pero no invertir ni prevenir ni cuidar al cliente y menos al bien común… La ciudad muestra también la oscuridad (barro) del negocio del agua, además de restringir y limpiar sus(nuestras) emociones (agua), de paso.
Por lo mismo, Sol nos pregunta si igual nos juntamos, y yo salto diciendo: sííí-. En su depa nuevo hay agua y en el mío también, así que no pasa nada. Llegamos y además de disfrutar y brindar por el nuevo hogar que tiene muy buena energía (desde hace años, a mí hay lugares que me sacan, me expulsan y no puedo quedarme demasiado), de gozar con la conversación, las carcajadas y el compartir, saboreamos un menú exquisito de…. comida árabe!!! Deliciosa, con rellenos de hojas de parra y zapallitos, hummus, falafel, carne kubbe… Había olvidado cuánto me gustan esos sabores, hace meses, en julio, almorzamos comida árabe muy buena, pero estábamos apurados y me faltó el disfrute de los gustos y especias. El tema es que ahora hasta quedé con ganas de seguir saboreando, pero mi panza no tenía más espacio aunque el encuentro duró hasta la madrugada… En medio de la cena me viene la certeza de que las tres tenemos que tener más de una encarnación por las tierras del actual Medio Oriente y que ya nos debemos haber conocido de quizá cuándo, pues en esta vida nos encontramos (yo a ellas) practicando danza árabe hace años y además yo he tenido un par de «regresiones espontáneas» y sincronías que me confirman que tengo más de una vida con hiyab o chador (tipos de velo) y todo, habibi.
Al día siguiente ando con antojo de falafel (croqueta de garbanzo) y todo lo demás. En el barrio sólo hay los clásicos shawarmas, pero no quiero eso. Busco en internet y hay un delivery cerca, pienso en llamar para el sábado o domingo. Pero el antojo crece y casi estoy por inventar un encuentro con los amigos para satisfacer las ganas. La semana avanza y cada cierto rato me acuerdo y me río sola con mi obsesión… Incluso el miércoles cuando fuimos al festival «Cine bajo las estrellas», antes de la peli hay stands de comida con sushi, carnes, sandwichs, pizzas, ceviche… y con un poco de ilusión busco algo árabe, pero no hay, obvio, si tampoco es tan popular, pese a que la colonia es numerosa en Chile…
Llega el viernes. Después de la jornada en mi consulta, a las 4 de la tarde, tengo hora de biomagnetismo en Ñuñoa. Antes de ir como unos trozos de piña y pienso que almorzaré después, en casa. Es mi segunda sesión y ya la terapeuta con los imanes liberaron un virus y un tema de microcirculación cerca del oído, que todo el rato tiene que ver con el vértigo que a veces me visita. La sesión está potente, medio me duermo en la camilla y luego me cuenta cómo va el tratamiento. A las 5 ya estoy de nuevo en la calle y con hambre; pienso tomar una calle que da al delivery árabe que encontré por internet. Ya casi saboreo el hummus y el falafel. Pero hace mucho calor y no sé si caminar hasta allá. Al final desisto porque igual quiero pasar a otra tienda que está al lado y desde ahí puedo tomar un colectivo que me deja en casa.
Bueno, para otro día será… Podría haber algún lugar por aquí -pienso- pero sé -era mi barrio de infancia y sigue siendo el de mis padres- que sólo hay pizzerías, hot-dogs y otras cosas… Me dispongo a cruzar la calle en el medio (por donde no se debe) y cuando miro en frente dice: EXQUISITOS SABORES DE PAKISTÁN, PARA SERVIR Y LLEVAR…. Guauuu! Casi salto hasta la otra vereda de pura felicidad y digo: es demasiado grande la Divinidad; Universo, eres muy bakán, gracias! Ángeles de la comida: gracias por favor concedido-. Entro curiosa y extasiada, es un lugar pequeño llamado «Karachi Spice», es lo que se conoce acá como «picada» (restaurant un tanto escondido, conocido por muchos de boca en boca pero sin publicidad; bueno, bonito y barato), son unas diez mesas con un poco de decoración pakistaní y una mesera chilena muy simpática que me muestra la carta donde están todos los sabores que tenía en mi paladar mental desde el martes y otros que desconozco pero que suenan tan bien… Me cuenta detalles del lugar, el único de comida pakistaní en Santiago… Vaya honor el mío!
Karachi Spice, en Pedro de Valdivia, casi esquina Dublé Almeyda.
Entonces, me siento a almorzar ahí disfrutando cada sabor con calma y placer: el hummus, las albóndigas especiadas, la ensalda aderezada con yogurt con cilantro, el arroz y… obvio, un té de menta. El falafel lo pido para llevar a casa a nuestro almuerzo del sábado. Luego converso más detalles del lugar y la carta con la mesera y hasta con el cocinero que lleva tres años en Chile y que es musulmán, por supuesto. Quedo re invitada para volver y seguro lo haré porque aunque el antojo fue saciado, en cualquier momento puede volver. En medio de la conversa tomo mi bolso y me río sola pues tiene caligrafía árabe, se lo compré a una chica que los hace a mano, de hecho el cocinero lo queda mirando….
Mi almuerzo en el Karachi Spice
Me voy satisfecha y feliz y recuerdo que originalmente a esa hora (la de mi almuerzo pakistaní-mágico-sincrónico) me juntaría con una amiga que al final me avisó temprano que no podía. La vida es perfecta, pienso, mientras voy a la tienda que tenía pendiente. Cuando estoy allá, terminando de pagar, suena mi celu y es Silvia, una gran amiga argentina-chilena con quién quedamos de vernos pues viene llegando de varios días en Baires, pero no coincidíamos con los horarios… Me dice: Jime, me suspendieron una hora de clases y pensé si nos juntábamos. «Eh, genial! veámonos en un rato en la terraza del hotel Bonaparte» -le digo y le parece perfecto igual que a mí. Al cortar y mientras me dirijo al encuentro, sigo pensando: qué mágica es la vida, cuántos regalos, sincronías y perfección hay en todo. Gracias a la vida, tarareo en el taxi, igual que el miércoles por la mañana después del muy buen encuentro en la casa nueva de Sol…
Al llegar al encuentro con Silvia, ambas pedimos un té… yo quiero otro de menta (las especias pakistaníes dan sed) y la chica me dice, tengo uno que es de Marruecos: ¡Ese mismooo! le digo con entusiasmo. Ya te explicaré porqué, amiga, le comento a Silvia…. Y la tarde-noche termima con un buen reencuentro y conversación, puestas al día desde el 21 de diciembre hasta acá, acompañadas de un cachorro gordito que pasean por la calle, varios ciclistas veraniegos, los pájaros cantores, la brisa que se cuela entre los añosos árboles y la luna casi llena que este fin de semana está en Leo: momento para celebrar, cerrar y agradecer… Sí. Todo es perfecto. GRACIAS…. A la Vida.
Este relato es –entre otras cosas- para honrar a las víctimas más afectadas, para que no olvidemos su dolor y para que recordemos ayudar con acciones y en lo cotidiano, incluso con nuestro CAMBIO de actitud, donde sea que estemos…
Esa noche, sola en el 5° piso, me desperté pasadas las 3.30 de la madrugada con lo que parecía un temblor más en Chile. Ese movimiento que da un poco de susto, pero que está en el ADN e inconsciente colectivo chileno.
Cuando dejó de ser un simple movimiento, me levanté agachada y me afirmé como pude de un mueble, mientras todo el edificio se agitaba, el ruido causaba horror y, al mismo tiempo, yo rezaba a todas las figuras sagradas que recordé y pedía que terminara, recuerdo haber repetido en voz alta: “Por favor, Dios, que termine”… Pasados más de dos minutos la Tierra cesó de rugir.
…No entré en pánico, sí en mucho miedo, angustia y también estremecimiento por lo que podría haberle pasado a otros. Yo estaba bien. Tenía un nudo en el estómago que me duraría horas y mi cuerpo tiritaba entero con una sensación de fragilidad y de rozar la muerte que no olvidaré.
Enseguida recibí la llamada de mi hermana que estaba en el sur de Chile. Luego mis padres y nos comunicamos con algunas amigas, una de ellas había caminado unas 12 cuadras a oscuras por Santiago hasta la casa de su abuela que, como ella, vive sola. Llamé a mi tía anciana que también vive sola y camina poco. Estaba asustada como todos, pero bien y a oscuras, pues no podía moverse para buscar una vela.
Luna llena desde Santiago, el 27 de febrero a las 4.23 am
Abrí la puerta. Se escuchaba el ruido de vecinos bajando por las escalas, dejé abierto, quizá para que supieran que había alguien ahí. Luego abrí las cortinas: el cielo verde muy oscuro, la luna llena pero no radiante y una capa de polvo que se levantó sobre edificios y el cerro San Cristóbal. Santiago completamente a oscuras, con gritos, llantos, sirenas de distintos vehículos de emergencia, gente caminando con desesperación, autos que apenas circulaban …Se me cayeron las lágrimas… Comencé a pedir, a pedir por todos los seres que podrían estar sufriendo, a pedir que el daño se detuviera, que todos los seres pudieran estar protegidos. Que el miedo se aplacara; comencé a mandar amor desde mi balcón…
Sé que en medio de todo me vestí, junté agua, desenchufé todos los aparatos y reparé en que increíblemente nada se había caído ni quebrado. Mis padres volvieron a llamar pues escuchaban la radio del auto y se confirmaba: Terremoto en Chile, grado 8,3 en Santiago.
Encendí un par de velas, una en mi altar en la sala, y frente a figuras sagradas de oriente y occidente comencé a mandar amor, paz, protección, calma para todos los seres. También agradecí. Venían réplicas del terremoto, pero sabía que serían más suaves, ya no me levantaba. Después de casi dos horas del terremoto bajé al primer piso. Ahí había luz de generadores de emergencia y decenas de vecinos en pijama asustados intentando llamar por celulares, una familia entera en silencio y cabizbajos, algunos perros con sus amos, gente que venía a buscar a otros. El edificio comenzaba a vaciarse, mientras el conserje corría a resolver cada detalle, una señora ofrecía pan a los que quisieran, una chica pegaba un letrero para encontrar a su gato enfermo que había desaparecido y un abuelo recolectaba a sus nietos mientras cargaba a una bella bebé en brazos. Fue bueno bajar, sentí eso que a veces olvidamos: somos todos iguales, nuestro corazón y sus latidos son los mismos. Conversé un poco y subí, a seguir meditando-rezando para esto que estábamos viviendo.
El mar arrasó con Pelluhue, localidad cercana al epicentro del terremoto. (foto Emol, AP)
Cerca de las 7 de la mañana volví a la cama y me desperté por otra llamada familiar. Había vuelto la electricidad y encendí la TV. Ver imágenes y noticieros en plena madrugada de sábado fue la certeza: Terremoto en Chile grado 8.8 en las ciudades del Sur. Con la cabeza aturdida, el cuerpo apretado, el corazón roto y los ojos vidriosos miraba las imágenes: Qué dolor. Y todavía no vería todo. Aún no llegaban imágenes del tsunami en las costas, eso sería aún más estremecedor.
Pasadas las 10 de la mañana, por fin conseguí comunicarme con una amiga española que vive en Santiago en un piso 9 y que me tenía preocupada. Ella estaba en shock, se había paralizado frente a este movimiento telúrico completamente desconocido por ella y al lograr comunicarse por primera vez con alguien rompió a llorar a borbotones por el teléfono, mientras yo emocionada trataba de contenerla. Cuando colgamos envié un mail a su familia y amigas que estaban expectantes pues ya se sabía la noticia en Europa pero no tenían comunicación.
Volví a llamar a mi tía. Contestó un vecino y me dijo: “la señora Carmen está bien, la llevamos a otro departamento porque le estamos ordenando todo lo que se cayó; no se preocupe”, le agradecí y se me volvieron a humedecer los ojos, esta vez por la belleza del alma humana.
Zona central de Chile (Emol.com)
El día continuaría en casa de mis padres, lento, silencioso, aturdido, acompañado, sin apetito, con llamadas de amigos y familia, bellos mensajes de Uruguay, España, Argentina, Brasil, Alemania, México, Colombia, Inglaterra, Francia; y seguirían horas dolorosas, conmovedoras, preocupantes, compasivas. Pero curiosamente me sentía muy viva, no de vitalidad, sino por dentro, conectada, consciente, presente.
En la tarde, por primera vez reparé en que mi madre también tenía un altar en su cuarto, el de ella es católico: algunas Vírgenes, una imagen de Jesús, la Biblia, una vela, unos santos y una foto de mi abuela a la que no conocí. Tomé la Biblia y pedí un mensaje para entender este momento de Chile y la humanidad; cerré los ojos y abrí una página con la mano izquierda, mi dedo índice se posó en el capítulo 4 del Libro de Las Lamentaciones. El profético mensaje era nada menos que un poema de dolor por la destrucción de Jerusalén (Sion) a.c. (la explicación está aquíy pueden leer el texto bíblico acá) y me confirmó parte del sentido que veo y palpo de este desastre.
La estrella de Chile
Sí, nosotros, el país modelo de Sudamérica, ese al que todos elogian, ese que no vive la crisis internacional porque su manejo macroeconómico es inteligente y precavido, ese del cual muchos extranjeros me dijeron últimamente “Santiago parece primer mundo”; ese que tenía como agotadora, fantasiosa y cruel meta social el éxito y la estabilidad; ese que se había vuelto tan frívolo e insustancial sobre todo a nivel mediático; ese país con ciudades más bien plásticas que buscan parecerse a Miami en vez de rescatar nuestra
La caída de una autopista en Santiago (Foto Emol.com)
identidad mestiza; ese país con ciudades segmentadas donde nos clasificamos y desconfiamos según el sector donde vivimos y cómo nos vestimos o hablamos; ese para el cual el nuevo Presidente prometía majaderamente hacerlo crecer al 6 % y “terminar con la delincuencia”, como si fuesen los únicos temas relevantes para una nación y su gente; ese que comenzaba a celebrar su Bicentenario y lo abría con un Festival Internacional de Viña del Mar que no casualmente culminaba justo el 27 de febrero –que, por lo tanto, quedó trunco- y que como nunca en los últimos años se evaluaba francamente aburrido y mediocre, pues era un hecho que no había figuras actuales ni relevantes. Ese país limpio y ordenado, lleno de camionetas 4×4 y autos último modelo; con habitantes colmados de tecnología y cuyo ícono del avance social era el televisor plasma, la BlackBerry o el departamento propio encumbrado en edificios modernos; ese en el cual yo apenas ubicaba de vista a un par de vecinos de mi piso… Ese país envidiado, admirado e imitado…
Sí, este país, Chile, también es FRÁGIL, también puede sufrir y mucho. No somos intocables. Los desastres no sólo afectan a países pobres u orientales. No, este país estrella –como cualquier otro que descansa en su aparente actual buena fortuna- también puede ser quebrantado por el dolor y de forma aleccionadora.
Y –por supuesto que con todo mi respeto y honor a la víctimas más afectadas- enhorabuena.
Siento que somos afortunados de ser elegidos por la naturaleza, por el Universo y su energía sagrada.
Tenemos la enorme oportunidad DE NO SER LOS MISMOS después de este terremoto. Qué bien.Nuestro pecho se estremeció y puede estar trizado aún, pero también se ABRIÓ.
Nuestra CONCIENCIA se sacudió. Nuestra humildad brilló, puede seguir haciéndolo y nos insta a recordar y aceptar que no manejamos el destino a voluntad y que la ansiada estabilidad no existe. Nuestros MIEDOS afloraron y nuestro agradecimiento se asoma con fuerza.
Qué alegría, podemos ser más sensibles, tenemos el inigualable regalo de estar más conectados con nuestras almas y con nuestra vulnerabilidad. Ahora –confío y es la idea- todos podemos estar más conscientes de lo realmente importante: El AMOR. Pero el amor verdadero. No esa emoción hollywoodense, ni el sentimiento dramático ni el dependiente, no ese que andamos buscando afuera, sino LABONDAD DEL CORAZÓN.
Lo único que no se derrumbará nunca con ninguna tragedia es esa LUZ, esa energía poderosa que llevamos dentro y que es necesario sentirla, contagiarla, esparcirla, ofrecerla y recibirla HOY, no mañana.
… Con profundo honor y respeto por las víctimas más afectadas del terremoto en Chile –fallecidas y sobrevivientes-, reconociendo que mi vivencia es absolutamente ínfima e incomparable al lado de la suya, les agradezco a ellas desde el corazón el mostrarnos y contagiarnos el dolor. GRACIAS, MUCHAS GRACIAS.
…Todos estos días he hecho (no sólo yo) silencio y varias abstenciones de lujos o placeres por respeto a ustedes y he apreciado infinitamente su coraje.
He valorado vivir en una casa, poder bañarme, beber agua, elegir lo que quiero comer o la ropa que vestiré, dormir en una cama, usar un baño limpio, saborear un pan fresco con mantequilla y una taza de té caliente…
Les agradezco a este terremoto, al tsunami y a sus víctimas el humanizarnos, movilizarnos para ayudar, conmovernos con sus desgarradoras lágrimas, con sus sueños truncados y desesperanza. El habernos dado la poderosa oportunidad de detenernos y así lograr preguntarnos: ¿en qué estamos y cómo?, ¿qué tipo de vida llevamos?
Les agradezco con gran satisfacción el haber cambiado la agenda nacional y mediática (esta última tan agotadoramente frívola los últimos años) en pos de lo profundo: el amor, el servicio, la protección, la ayuda y la información real.
Los efectos del tsunami posterior al terremoto, en las costas del sur de Chile (foto aérea de Emol.com)
Esta tragedia –qué bueno- nos ha pasado a todos, incluso al continente y al mundo.
Todos sentimos –o conocieron- el derrumbe literal y metafórico, el miedo, la incertidumbre, la angustia, la pena, la desolación, la rabia, la impotencia no de un país pobre, sino del país “modelo” de Sudamérica, ese “que estaba tan bien” a ojos del mundo y, efectivamente, en gran medida así era. Por lo mismo, aquellos que aparentemente nos salvamos de esta, igual sentimos el terror de que venga otro desastre y nos afecte más directamente como a los millones de seres que hoy lloran sus pérdidas humanas, materiales y animales.
Le agradezco a la naturaleza y a la Tierra mostrarnos su poder infinito e incontrolable para recordarnos eso: sólo somos humanos, no dioses todopoderosos; nada está bajo nuestro control y, al contrario, le debemos respeto y agradecimiento a la vida animal, vegetal, mineral; al viento, al agua, al fuego, al aire.
Sí, aunque suene como suene, estoy intensamente agradecida del dolor que estamos viviendo. Este país –confío y anhelo- no volverá a ser igual después de esta convulsión telúrica, emocional y espiritual, que tiene como paradójico contexto los mayores avances tecnológicos y económicos de su historia.
Gracias. Siento que muchos volvemos a respirar con ganas. Siento que vuelvo a valorar mi cuerpo, mis talentos, mis numerosos medios, mis vínculos, el amor que puedo dar y el mucho que recibo, incluso de gente que está muy lejos.
…Adoré el silencio y la energía lenta y sensible que se produjo en las calles santiaguinas los primeros días post terremoto. Me gustó mucho ver los restaurantes, cafés y tiendas vacíos; ¡qué bien!, salimos de la burbuja y de la anestesia intoxicante del consumo y la evasión. Logramos detenernos y sentir.
Ha sido tan bueno cambiar de ritmo, de prioridades; no poder trabajar con la misma energía porque el alma y el cuerpo aún están remecidos. Ha sido tan bello recibir ayuda, pedirla y darla.
… Fue hermoso juntarnos con amigas, con mi hermana y mi madre a meditar, a rezar, a pedir, a enviar amor y a agradecer. Hasta fui a una misa católica el mismo día del terremoto, pues sentía que necesitaba un lugar de conexión espiritual, que era vital reunir mi energía con las plegarias de otros, y me encantó porque el sacerdote dejó los últimos 15 minutos para orar en silencio por las víctimas, mientras compartió el santísimo (creo que así se llama una bella cruz dorada que seguro da bendiciones), junto a la purificación del incienso y el sonido de las campanas.
Ha sido emocionante ver una posta de periodistas abnegados en todos los medios de comunicación, que se nota apenas durmieron por cumplir con la misión de informar, aquellos profesionales que desde el lugar de la tragedia estuvieron tan desabastecidos y sacudidos como las propias víctimas.
Qué bien nos hace y nos ha hecho el dolor. Este dolor colectivo, este sufrimiento que le ofrecemos al mundo como señal de alerta. Sí, es una señal: estamos frente a las últimas oportunidades de C-A-M-B-I-A-R. Nuestra transformación es AHORA.
¿Cuál transformación? Un giro hacia el centro del pecho, hacia el respeto por el poder y sabiduría de la naturaleza, hacia la fuerza sagrada y benévola del Universo, hacia la empatía con la humanidad completa, incluso con nuestros enemigos o antagonistas; hacia promover paz en lo cotidiano, no sólo en casos de guerra…
Un compromiso con el amor, la compasión, la intuición, el equilibrio; una forma de actuar consciente para asumir que no estamos solos con nuestro ego, nuestra mente, nuestro cuerpo y ese afán de control constante que tenemos. No. Hay algo mucho más noble y sutil que nos mueve y rige nuestra existencia… Pero tenemos que optar por ella, atrevernos a sentirla y caminar según su vibración…
… Aahhh, puedo tomar aire con ganas para agradecerle a este dolor. Hoy tengo más conexión con mi propia alma y con la colectiva, esa que nos está empujando –aunque sea a golpes- a encontrar la verdadera felicidad. GRACIAS.
Como les conté en el post anterior «Terremoto en Chile: Despierta el Amor»... el día antes de que la tierra se sacudiera bruscamente yo estaba escribiendo un artículo sobre la fuerza de este año 2010 para una sección del diario El Mercurio Emol.com…
Ahora lo publicaron y pueden leerlo, pues tiene todo que ver con lo que hemos vivido y seguiremos viviendo en el mundo, no sólo en Chile… Como lo he dicho antes y como podemos percatarnos, el 2010 nos quiere muy despiertos, flexibles, pacíficos y amorosos.
La nota se titula«Cómo sobrevivir al 2010: Tips para un año intenso y sorpresivo» y pueden leerla, comentarla y reenviarla si lo desean, clickeando AQUÍ.
Un abrazo esperanzado.