¡CHILE ESTÁ DE CUMPLEAÑOS!

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Amo a Chile. Amo a Sudamérica. Amo a nuestra América completa. (También amo a Turquía, pero esa es otra historia de muchas vidas).

Estoy muy sensible estos días. Estamos, parece. No de tristeza. De sensibilidad no más. Muchos cercanos hemos revivido heridas y, al tiempo que las vimos y las sentimos calar hondo, pudimos actuar distinto y comenzar otra fase de sanación. Qué bello es crecer y comenzar a usar nuestro poder en vez de quedarnos en la víctima, que es tan tentadora, por lo demás.

Hay heridas de rechazo, de abandono, de no ser vistos, de burla o violencia, de traición, de humillación. De abuso… Esto de venir a planeta Tierra (como digo en el libro Mensajes del alma) es una aventura de tanta valentía y riqueza, que debiéramos honrarnos cada día por estar aquí y ahora. ¡Qué aguante el nuestro!

CHILE Sur

Y a unos pocos millones se nos ocurrió encarnar o vivir en Chile. Je. En esta tierra profunda, tímida, miedosa, creativa, pensativa, desconfiada, cariñosa, fría, ingeniosa, ordenada, sobria, curiosa, exagerada, ideologizada, exigente, indirecta, secretamente cálida, con baja autoestima (snif), sanadora, ¡sumisa!, chispeante, mágica, noble, precaria, tenaz…

A mí no me gustan las banderas, ninguna. No les creo. No le creo a casi nada del sistema (menos a que existan las izquierdas y las derechas, jajaja; vaya manipulación del poder para dividirnos y mantener cautiva parte de lo más preciado en nosotros: nuestra energía mental y emocional, de la cual se surte, el sistema, digo).

Pero más allá de esto (que es mi mirada, por tanto da lo mismo, lo importante es aquello con lo que cada uno sintoniza, no el resto) es lindo celebrar un nuevo ciclo.

Y al hacerlo podemos detenernos a honrar. A agradecer. A valorar lo andado. A sentir cómo estamos en todos los sentidos. Y en qué estamos. 

Este rincón de Sudamérica, nuestra tierra llamada Chile cumple un nuevo año el 18 de septiembre. Y nosotros con ella.

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LANZAMIENTO de Mensajes del alma

Este libro oráculo recién nacido, Mensajes del alma, desde que se gestó se «ha mandado solo». Tiene Vida propia. Primero llegó y apareció como propuesta de editorial Urano Chile. Ante lo cual no me quedó otra (era la segunda vez que una editorial me lo ofrecía) que decir que sí, ok, lo escribo. Después, una vez ya hecho el compromiso, el lindo no quería comenzar, apenas me permitió escribir tres pasajes en 2020 para que los editores vieran al menos una sinopsis, una mini muestra de cómo sería. Sentí que no quería aparecer porque sabía que 2020 e inicios de 2021 no era el momento y que faltaba información para que su autora, yo, comprendiera y reflejara de qué se trataba este tiempo intenso, incierto y de tantas pruebas en el camino. También para que yo entrara en mayores certezas e incluyera varios ángulos.

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Después, en el invierno de 2021, Mensajes del alma dijo: ¡Ya pues, a escribir! No te voy a esperar por siempre y es urgente que ciertos temas se incluyan para que muchos compartan nuevas visiones de este ciclo. Entonces, hizo que me sentara una noche, primero a escribir a mano un listado de varios temas y después, con el teclado. Luego, el «esqueleto» de 36 conceptos, 36 cartas en un orden determinado, «bajó» en poco más de media hora, a la mañana siguiente, frente a mi ventana mirando la lluvia en Puerto Varas y, más tarde, ese mismo día, sentada en un café con tostadas con palta y café.

Entonces me dijo: aplícate e inspírate. Chan… Y ahí quedé yo, con cara de pregunta. Después, frenada; en la paradoja de sentir que ahora que había empezado, ya no sabía mucho cómo seguir. Igual me daba risa. Me creía artista en busca de inspiración y sin obtenerla. Pero igual me inquietaba. Habían plazos que cumplir… Hasta que una bella amiga ariana y colega astróloga, María José Pinares, me señaló algo clave cuando le conté que estaba escribiendo un libro (hasta ese momento solo un puñado de cercanos lo sabían; «la artista» no quería presión, jaja, y tampoco interferencias). Por teléfono desde Santiago, con mucha alegría, me dijo: Ay, Jime, qué lindo, me imagino leyendo tu libro con tus historias de estar sentada en un café, escuchando conversaciones o viendo señales y contando temas profundos, pero con chispeza, poh, si ese es tu estilo, con humor, poh, como en el blog…

Y esa frase quedó resonando en mí porque recordé eso. Mi sello. Eso que todos tenemos para hacer las cosas o eso que amamos hacer: escribir, cocinar, pintar, trabajar, decorar, ordenar, organizar, compartir, pasear, criar, entrenar, crear… Cada uno tiene su luz. He ahí parte de nuestra belleza e identidad…

Agradecí tanto esa frase porque me permitió retomar la escritura desde eso: mi propia frecuencia en sintonía con estos tiempos, con lo cotidiano, con la que la Vida me mostraba, con lo que el alma pulsaba… Así empezó a caminar Mensajes del alma

Y el sábado 11 de junio, al mediodía, a las 12 hrs, haremos un primer lanzamiento (es probable que hagamos otro online a inicios de julio), en Providencia, Santiago. Los ilustres pasajeros lectores de este blog que quieran estar son muy bienvenidos. ¡Tienen que escribirnos pronto antes que se acaben los cupos! a astroalmica@gmail.com para llenar sus datos y confirmar, ¿si? Será una presentación breve de la mano de la canalizadora Constanza Junemann y de la periodista Mariana Hales. Habrá venta y firma de libros también.

¡Los esperamos para seguir compartiendo detalles de este libro oráculo cuyo propósito es acompañarnos a todos en estos tiempos inciertos pero tan poderosos a la vez y para recibir sus Mensajes del alma! ❤ …Y a continuación también les compartimos algunas entrevistas sobre el libro que hemos subido a nuestro canal Astroálmica de youtube (incluida la de Pedro Engel): AQUí. Y una última en Radio Adn, a continuación:

https://envivo.adnradio.cl/audio/1654219787457/

¡GRACIAS! ❤

La osadía de vivir… Ahora

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En el sur de Chile cada día es una ‘aventura climática‘ en estas semanas de inicio de otoño. Ayer disfruté del sol mientras caminaba por una colina hasta llegar a trabajar en uno de mis cafés favoritos del pueblo, Mercado Local. Una vez ahí, luego de conversar con los dueños, una pareja muy simpática que disfrutan mucho lo que hacen y en ese rato están arreglando la terraza, me instalo para una reunión online. En eso estoy cuando cae lluvia suave, luego aparece el sol y más tarde llega el frío. Al irme vuelve la lluvia pero trae uno de mis regalos favoritos: aparece un arcoíris, mientras converso con una querida alumna del Taller de Astrología. A propósito, acá está la info de los actuales talleres para quienes se interesen y pronto habrá más sorpresas 😉

En estos días reveladores, eternos y a la vez fugaces que nos regaló marzo (vaya montaña rusa, ¿no?), muchos querían que este mes terminara ya, que se acabe la intensidad, que la energía cambie, que algo nos resulte en vez de tener tanto imprevisto u obstáculo. Pero al mirar y sentir la energía de este tiempo, es claro que la intensidad y los desafíos colectivos, además de personales, no se detendrán, al contrario, pueden incrementarse. Así lo compartimos en la Charla sobre 2022 y también con los amigos de radio Cooperativa en esta entrevista sobre Carta Astral, actualidad, el Registro Civil de Chile y más:

Sí, son tiempos delicados, apasionantes y pasionales, de gran desafío personal y colectivo, donde hay que aplicar gran discernimiento ante la agitación y ante la información mediática, pero donde también todo se abre para que elijamos caminos más auténticos, donde realmente nos atrevamos a vivir como queremos, soltando, cada vez más, pautas y creencias del sistema que durante milenios han distorsionado la esencia de lo humano, que está lejos de estadísticas, de estándares, de automatismos… Porque somos seres-energía, tenemos un corazón que contiene un alma poderosa, somos únicos y a la vez tan iguales; cada uno ha venido a transitar un camino propio, donde no hay evaluación, no se puede juzgar. Pero a los humanos vaya que nos gusta mirar al lado, criticar, comparar… Perdemos tanta energía en eso.

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En cambio, estos tiempos nos quieren más concentrados en lo importante, en nosotros, en nuestra alegría, en las transformaciones que nos correspondan o deseemos hacer, en resolver de forma práctica y conectada. Solo desde nuestros pequeños mundos podemos influir en lo colectivo y no al revés. Aunque perderse en lo externo también es una opción y todo camino está bien. Al alma no le importa demasiado que lo echemos todo a perder. Ella espera, observa, acompaña, comprende, hasta se ríe. Seguro a ratos suspira al límite de la paciencia ante los líos mentales de nuestro ego, pero sigue ahí. Fiel.

Estos meses están álgidos. No podremos distraernos en juegos competitivos, en dramas varios, en temas del pasado, en odios, en niñerías, en baja autoestima, ¡en la TV! Es preciso centrarnos. Ahora es toda una osadía vivir. Somos unos privilegiados por estar aquí y ahora, aunque vaya que se hace cuesta arriba y esto nos tiene cansados a todos, ¿verdad? Yo, al menos una vez por semana digo: ¿en serio?, ¿estamos chistositos?… ¡No, devuelvan la plata de esta encarnación! ¿Qué onda con las bromas álmicas?

Sí, atravesar este ciclo donde todo está rápido, intenso y puesto en frente para ser asumido y resuelto, es tremendo regalo. Y a la vez estamos muy a prueba, cada uno en lo suyo, en los temas pendientes, en los que nos acompañan toda la Vida, en esos que insistimos en mantener pese a lo insanos que pueden resultar. Pero también estamos a prueba para escucharnos realmente y realizar lo que pulsa nuestro corazón verdadero. ¿Daremos los nuevos pasos? ¿Soltaremos aunque sea un poco la eterna frecuencia de miedo, rabia, pesar? ¿Nos atreveremos a vivir de otra forma, a crear en vez de esperar o padecer la Vida? ¿Nos permitiremos conectar con nosotros mismos cada vez más? … ¿O seguiremos en ruedas antiguas del sistema que insiste en jalarnos a bajas frecuencias de inseguridad, división, desconfianza, mente obtusa o distraída y demás?

Sí, 2022 nos recuerda a cada instante que es tremenda aventura estar vivos ahora. Por eso nos llama a ser protagonistas y no espectadores. Llegó el tiempo. ¿De qué? De gozar esta Vida a cada instante, de crecer en ella en vez de quejarnos, de estar muy presentes en todo lo que nos regala, de usar bien nuestra energía, de discernir entre lo verdadero y lo que no… Llegó el tiempo de ocupar el poder de ser humanos. Aquí vamos, cansados pero más conectados que antes si nos disponemos a escuchar hacia dentro. Ahí está todo. ❤ … Y Gracias por estar aquí.

PS: Para quienes no pudieron estar en nuestra Meditación de Equinoccio, acá la pueden ver y compartir: https://www.astroalmica.com/product/meditacion-equinoccio-domingo-20-marzo/

¿Activaremos la poderosa Luz que somos?

Después de dos años de un «monotema«, la agenda global pone otro también ligado al miedo-miedo-miedo. Ah, y unas gotas de rabia, también. Al menos esta vez los –supuestos– protagonistas parecen mostrar la cara, algunos, claro… Pero da lo mismo. Para mí –y millones– el tema es: ¿Le vamos a entregar nuestra energía, nuestro poder a este nuevo asunto nada luminoso ni alegre?

Desde 2020 hasta acá millones de humanos decidieron quedarse en el miedo y girar en torno a él, mientras otros millones despertaron cada vez más o lo hicieron por primera vez.

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Esta Luz somos. (Puerto Varas, 25 feb 2022)

Entre otras cosas, despertar, es tomar las riendas de nuestra preciosa Vida y disfrutarla (crear nuevas situaciones, tomar decisiones, gozarla cada día… con todo lo que trae) más allá de cualquier discurso mediático e institucional de odio, terror, peligro y demás. Despertar es leer entre líneas, salir de lo literal y profundizar en el sentido de las cosas. Despertar es conectar con nuestro verdadero corazón, comprender la perfección de la Vida, movernos desde mayor neutralidad (enjuiciar menos) y mirar todo esto como una película en la cual no es necesario implicarnos. Pero sin desprecio ni por egoísmo, sino con Consciencia de no contribuir, de dejar de fomentar energía densa o negatividad.

Despertar es incómodo para los cercanos y para quienes eligen no hacerlo; también para aquellos que despiertan. De los primeros muchas veces emanan la incomprensión, preocupación, crítica, el ataque directo o por la espalda (podría contar más de un puñado de hechos a lo largo de mi Vida, aunque hay varios que ni recuerdo, solo sé que pasaron), la burla, el rechazo, el tratar de convencer a ese que piensa o actúa distinto, presión. Y para quienes se atreven a despertar puede ser doloroso el camino, solitario o angustiante a ratos, pero también liberador y lleno de regalos. E igual ninguna posición es mejor que otra. Hasta diría que es más «cómodo» y «fácil» quedarse dormido y creerle todo a la TV o a las «autoridades».

El sistema (gobiernos, medios, instituciones, banca, organizaciones internacionales, industria de la entretención, de la publicidad y más) no quiere que nadie despierte. ¿Son ellos los malos de la película? No. Para nada. Solo juegan su papel. Hacen lo que saben hacer: manipular, controlar, amedrentar, quitar energía, desviar atención, distraer, tergiversar, enriquecerse, crear problemas para luego vendernos la mágica (pero costosa, dañina o esclavizante) solución y un largo etcétera. Una parte no menor del mundo se mueve así. Es parte de este «juego» llamado experiencia humana.

El sistema –que nosotros mismos cada día ayudamos, con voluntad o no, a mantener– se basa en un paradigma que en esta Nueva Era de Luz nos corresponde soltar: «Divide y vencerás».

Entonces, después de dos años de gran distopía, ¿Volveremos a darle nuestro poder, nuestra energía al nuevo «monotema» que quizá para nada es lo que están relatando majadera y oficialmente? ¿Cederemos a la división entre supuestos «buenos» y supuestos «malos»? ¿Le daremos toneladas de energía comentando el tema, consumiendo información, hablando en la sobremesa, haciendo juicios, tomando un bando? ¿Volveremos a distraernos de nuestra bellísima Vida?

En enero pasado, en la Charla de Predicciones de 2022 (que está disponible aquí), además de hablar de esta posibilidad, con Rusia, USA y otros protagonistas (tanto países como temas económicos, recursos naturales y dinámicas), hicimos énfasis en algo: apliquemos discernimiento, soltemos miedo, dejemos de seguir a las masas y más bien demorémonos en evaluar todo lo masivo antes de tomar postura, seamos autónomos, ocupémonos con Amor de nuestros pequeños y sagrados mundos porque es desde estos que generamos cambios… Señalé esto pues, a mi parecer, parte de lo que está pasando es el lado oscuro de la importante conjunción de Júpiter (sentido, expansión, aprender, creencias, exageración, dogmas, ideologías) y Neptuno (sensibilidad, imaginación, espiritualidad, empatía, evasión, engaños) en Piscis de este año, que tiene mucha belleza espiritual, pero cuyo riesgo son las cortinas de humo, las tergiversaciones, agrandar situaciones, fanatismos importantes, banderas dudosas o muy subjetivas, potenciar la victimización, manipulación ideológica del colectivo, masas fanatizadas y/o autoengañadas… Esta conjunción astrológica tiene un toque hipnótico que durante este año y 2023 será necesario advertir…

Pero tal como dijimos en ese encuentro sobre 2022, lo importante ahora es disfrutar lo simple, conectar con el Amor a esta Vida, sentir nuestro poder, sentirnos merecedores de eso queremos, soltar obsesiones y culpas, poner todo lo que pasa en nuestros mundos en nuestro corazón y desde ahí armonizarlo… Vinimos a experimentar, a Vivir y esta amada Vida tiene todos los colores, no solo el blanco y el negro.

Desde esta poderosa Tierra estamos todos en un nuevo camino. Lo antiguo, lo denso, lo que ata y divide, lo que provoca miedo, culpa, inseguridad, odio, tristeza, lo que nos aturde, lo que nos distrae, lo que nos enferma, lo que nos hace competir fríamente… Todo esto que, por supuesto, está dentro nuestro (en formas de pensar, sentir, actuar), nos corresponde SOLTARLO. Y también esto se encuentra afuera, vía todo lo del sistema. Por eso ahora éste «patalea» y manipula, mientras los medios de comunicación insisten en seguir promoviendo estas energías… Pero nuestra Luz, el Amor que somos, la Risa y la Bondad que somos No se detendrán ni se esconderán… Son tiempos muy distintos… E igualmente de gran desafío personal y colectivo… Por eso desde aquí, en NEUTRALIDAD Y CONEXIÓN honramos a quienes les corresponde vivir ataques, huidas, guerra, miedo, odio… En su honor hacemos brillar nuestra Luz y disfrutamos nuestras Vidas porque mirar con horror, con juicio de «pobrecitos» o «qué malos» NO AYUDA, solo perpetúa a víctimas y victimarios, nos hace «cómplices» y es precisamente de eso que nos estamos despidiendo, aunque el sistema no quiera…

Mucho Amor, Consciencia y Alegría en este nuevo nacimiento de la Humanidad que somos y que, como todo inicio, puede ser incómodo, extraño, atemorizante a ratos, sí… Pero lleno de VIDA y AMOR que se abre paso más allá de lo denso o lo difícil. Hay mucho que descubrir y disfrutar entre nosotros…

¡Gracias a todos, por nuestra decisión de estar aquí y ahora! ¡Nos acompañamos en cualquier escenario, en todos los caminos que elijamos, con Amor y Sonrisas!

¿Nos escucharemos de verdad?

Atrás de mi mesa, en un café de Providencia, figuran un panameño que le enseña español a un gringo. Es divertido escucharlos. Hasta yo aprendo algo, you know; ja. “Nadie sabe para quién trabaja”, ¿verdad? E igual la conversa se pone más interesante cuando hablan de discriminación; vaya tema por estos tiempos de “pasaportes o pases x”. Pero para qué le vamos a dar más fuerza a lo absurdo y abusivo. Mejor sigo con otros temas.

Volví a Santiago hace un par de semanas, después de varios meses en el sur de Chile, en mi amado Puerto Varas, donde me fui a vivir hace un rato. Vine a cerrar y abrir proyectos. De algunos de éstos ya tendrán noticias, en estos tiempos tan intensos e inciertos, ¿no?

Y quizá eso mismo (que no ha sido poco), la vorágine de hechos que nos tiene a todos cansados, los movimientos personales, mis talleres de astrología que significan gran trabajo y alegría al mismo tiempo, sumado a que me declaro completamente afuera de todo discurso oficial de lo que venimos viviendo desde 2020 hasta acá, hicieron que dejara un tanto –o muy– botado este noble blog, que tan fiel compañero –para otros y para mí–  ha sido. Qué ingrata yo. Me toca ofrecerle disculpas por alejarme y no considerarlo en tantos meses. Sincrónicamente, ayer una lectora y consultante de carta astral, me dice lo mismo: que hace meses no escribo. Justo cuando yo pensaba retomarlo hoy. Gracias por el recordatorio.

Entonces, para que este ilustre blog retome Vida, acá estoy.

Varios de mis amigos de acá y del sur creían que no quería volver a Santiago, que no me va a gustar ahora estar acá. Solo mi hermana, en la bienvenida y pensando en los reencuentros que vienen, me dice: ¿Estás feliz, cierto? Y yo con mi ironía de siempre le dije: ¡Nooo, me quiero devolver a mi reinooo; ahora! Ante lo cual ambas lanzamos carcajadas.

Digo reino porque, como algunos ilustres lectores de este blog saben, yo no vivo en casas ni en departamentos, sino que habito en palacios (cada uno con sus metáforas que crean realidad). Y ahora, como estoy más alejada de la comarca capitalina, tengo un palacio en mi reino sureño. Así que si algún otro santiaguino (¡está lleno!) se atreve a ir a Puerto Varas, primero sería apropiado que me avisara para entregarle las indicaciones de buen comportamiento, donde lo primero sería pedirle permiso al lago, a los volcanes y bosques. Mínimo.

Pero de vuelta en Santiago sigo feliz. Lo estaba allá y también acá. Amo los árboles añosos entre Providencia y Ñuñoa, tan verdes en este tiempo, las caminatas y la vitalidad de ciertos rincones. Los primeros días estuve muy concentrada en terminar uno de mis proyectos, pero hace un par de días salí feliz a encontrarme con amigos, compartir, abrazarnos y reírnos con ganas (hay mucho de qué reír ante la actualidad; bueno, para quienes decidimos no pararnos desde el miedo). Pero más allá del presente, reírnos de anécdotas y de nosotros mismos. También celebrar varios logros muy emocionantes, entre toda esta incertidumbre.

Así es, como lo señalé en este blog hace un par de años casi, “Cuando nada es seguro, todo es posible”. Es muy bello ver cómo muchos –en medio del caos, del miedo y freno colectivo, de una cantidad de opresiones y sinsentidos– decidimos escuchar a nuestro corazón y atrevernos a dar a luz nuestros llamados del alma.

No somos pocos los que nos cambiamos de ciudad, los que apostaron por otro espacio más agradable (muchos se cambiaron a palacios muy lindos, he ido ya a visitar más de un puñado en este último año, o amigos me envían sus fotos desde otros países con mucha alegría y tengo unas invitaciones pendientes con los brindis correspondientes), los que se atrevieron a usar su creatividad o a aprender eso que hace rato los llamaba, los que dejaron sus empleos fríos o esclavizantes, los que soltaron relaciones tóxicas, los que sintieron la necesidad de estar cerca de sus afectos, los que reconectaron con lo que de verdad era importante para ellos.

Qué belleza. Qué alegría. Qué reconfortante es escucharnos y hacernos caso.

Por eso retomo este blog. Porque es el gran, gran, momento de detenernos a sentir qué deseamos de corazón. Qué nos sopla –o nos grita– el alma. Qué guías nos da nuestro espíritu. No es tiempo de distraernos en temas de actualidad o política –me sale un bostezo de solo pensarlos– que buscan eso: distraernos, dividirnos y dejarnos –para variar– en inseguridades varias. Pero por supuesto que muchos lo harán y también es un camino.

Así que, después de eclipses que marcan finales, a la espera de movimientos planetarios que seguirán enfrentando lo antiguo y lo nuevo, lo rígido versus lo abierto, de un ciclo inusitado que comenzó en marzo 2020 y que concluye (una parte) a fines de marzo 2022 –¡aguante!–, no importa demasiado lo que pase afuera.

Desde mi mirada, lo primordial es que nos escuchemos interiormente. Es que sintamos nuestros latidos. Y desde éstos comencemos a generar una Vida que nos haga sonreír cada día más.

Así es. Así sea. Así será. Gracias por la espera, querido blog y lectores. Gracias por la valentía de estar vivos en estos tiempos. Aquí seguimos y vamos de nuevo, desde nuestro corazón.

EQUINOCCIO 2021: Conectamos con el nuevo amanecer (Invitación 20 marzo)

nature-3362956_1920El Sol manda a decir que no le importa si nosotros actualmente estamos en drama, en luchas (¡qué antiguo!), en divisiones eternas de nuestra mente, en miedo (¿qué es eso?, se pregunta el propio Sol), en cansancio, en alegría, en  goce, en neutralidad, en manipulaciones, en evasión, en violencia, en rencor, en angustia, en agradecimiento, en rechazos, en paz, en dulzura, en consciencia, en juicios, en diversión, en búsqueda, en Amor, en conexión… No le importa nada de esto porque él no discrimina a nadie ni se enrolla y tiene «LuzVida» para todos, en especial este sábado 20 de marzo cuando llega al punto cero de Aries y por lo tanto celebramos en nuestro Sur el equinoccio de otoño, el inicio del año solar, del año astrológico.  Así que, sea como sea, estamos de fiesta.

Es un momento semilla poderoso, donde activamos nuestra luz y abrirnos los caminos del año. Por eso los invitamos a una Meditación online para conectar con este espacio de gestación, sembrar nuestras intenciones del año, conectar con el inquietante y grandioso presente planetario, donde la verdad de cada uno y de todo lo que nos rodea aflora con fuerza para que construyamos en coherencia a ésta. Es decir: para que nos escuchemos, nos hagamos caso y nos paremos desde lo que sí nos hace sentido y nos representa.

Entonces, el sábado 20 de marzo a las 10:00 am (Chile) honraremos al Sol y a nosotros mismos por la valentía de estar en este planeta ahora, en un momento tan crucial. Celebraremos el equinoccio con una meditación online gratuita vía Zoom. A continuación les dejamos los datos y los invitamos a participar desde donde estén, por supuesto también a quienes vivan en el Norte recibiendo a la primavera (ya saben, el Sol no divide). Un gran abrazo de cierre de etapa y nos vemos en la Meditación.

Tema: MEDITACIÓN EQUINOCCIO
Hora: 20 mar. 2021  /  10:00 AM Santiago

Unirse a la reunión Zoom, LINK : 
https://us02web.zoom.us/j/82451108624?pwd=N0hLMm9QRFU2RVpaRUs5c2dqU24wZz09

ID de reunión: 824 5110 8624
Código de acceso: feliz2021

¿Qué te hace feliz?

Últimamente (hace varios meses, la verdad) me despierto con una mezcla de risa y curiosidad: «¿Seguimos aquí?,  ¿aún estamos vivos?, ¿se habrá acabado todo ya?, ¿esto habrá reventado?». Después de abrir los ojos, respirar profundo, agradecer y sentir, me hago estas preguntas. Luego me río y digo «ok, aquí vamos de nuevo, planeta Tierra, jajaja», mientras me dispongo a levantarme y comenzar el día…

Y como -al igual que muchos- me paro desde otra realidad, lejos de discursos mediáticos que aturden, distorsionan, dividen, generan miedo y masa de población que deja de discernir y cree todo lo que se publica o se dice oficialmente; lo cual no me hace mejor ni peor que nadie, simplemente es una práctica instintiva de mucho tiempo, capaz de siempre; dejé de enterarme de todo lo relativo al famoso bicho y demás oscuridades que tanto nos han servido –entre otras cosas– para potenciar procesos de despertar y para reconectar con lo verdadero e importante para cada uno. Bueno, esto último igual es una decisión. Además de ser algo con lo cual no contaban los creadores de todo este tinglado disfrazado de bicho. No hay mal que por bien no venga, dice la sabiduría popular.  Muchas veces las peores condiciones, el dolor y la opresión, son el mejor terreno para abrirnos al lenguaje del alma, bajar el ego y comenzar a vivir de otra forma. Aunque, por supuesto, no tiene que ser el único factor para comenzar una Vida más conectada. La alegría y el agradecimiento también pueden serlo.

Y en medio de todo este plan para infundir miedo a los humanos, cuyo afán es el control y otras cosas, al cual confío, dado los tránsitos astrológicos (donde la potencia en Capricornio, signo de tierra, material, que rige la ambición, los temores a que vean nuestras fragilidades, la exigencia, el logro, las grandes corporaciones políticas, sociales y económicas, el patriarcado, el afán de hacer cosas importantes), le queda poco, pues este signo dejará de ser el protagonista hegemónico para abrirnos paso a energía más creativa poco a poco, con Acuario, Géminis y Tauro como vibraciones más presentes en 2021 (si es que llegamos allá, ja); se abre ante nosotros lo simple y lo circular. La base.

Tuve unas cuantas lecturas de carta astral las últimas semanas donde recordamos esto. Volver al origen, al goce de SER HUMANO. A la VIDA con su infinita generosidad y belleza puesta en cada detalle que, dados múltiples factores dejamos de apreciar. Parte intrínseca de este viaje de ser humanos es el goce de los sentidos, de la Vida en sí. Y si bien el practicar consciencia (lo que llaman camino espiritual) lo activa, no pocos se quedan en lo que defino como «vitrineo espiritual», es decir, quedarse en la mente, en la idea, en «qué lindo», pero sin practicar, sin hacerlo propio, hacerlo carne.

Ahora, en meses de mucho absurdo dando vueltas, de cambios planetarios notables, en un tiempo único para toda la humanidad para el cual nos preparamos por mucho tiempo y encarnaciones; en momentos donde la oscuridad de nuestro ego personal y colectivo tironea para que permanezcamos en el mundo antiguo… La nueva humanidad, como lo dije en estas Predicciones del 2020 puja por nacer y nos devuelve la conexión con la belleza que somos, presente en toda esta experiencia humana.

Por eso, mi pregunta ahora es: ¿Qué nos hace felices? Porque eso es una gran clave en este momento. Esa es la semilla para el nuevo tiempo. Eso es lo que ayudará a que, pese los dolores de parto en los que estamos, podamos sentir y saber que la Vida con todo su poder, amor infinito y belleza inconmensurable nos habita, nos atraviesa y nos acompaña incondicionalmente para ser lo que vinimos a ser: Seres poderosos en una Tierra prodigiosa.

Imagen de Beth Thomas en Pixabay

En estos momentos me hace feliz sentir y contemplar los árboles de verde vibrante, las nubes y el sol, la brisa, la lluvia, los arcoiris, el aroma del café, la risas de los niños jugando libres, la energía pura de la señora que me vende una mata de orégano y otra de hierba buena en la feria, caminar sin tiempo, sentir el silencio, ver la telenovela turca que tiene muy buen guión, reírme a carcajadas con el chat familiar, conversar con la chica de la tienda que igual que yo no cree nada de la ‘actualidad’ mundial, compartir con don Arístides que vende quesos de campo y que sí cree todo lo de la TV, cortar cilantro fresco para el almuerzo y la cena, el color turquesa en todas sus manifestaciones, la música,  escribir, iniciativas valientes como las de Virginia desde el sur de Chile y que se replican en todo el mundo, leer un libro de canalizaciones que está muy bueno, conversar de otros temas y reírnos de este presente con varios a quienes quiero, sentir el sol en la piel, un trozo de kuchen en el jardín, la risa de un chico en la tienda a quien asusto porque está con audífonos y no me vio entrar, el desayuno con café turco a media mañana, los colores y el aroma de la fruta de primavera, los abrazos, los gestos de amor, el éxito y la sanación de algunos cercanos, el atardecer, el guardia del supermercado a quien no le resulta tomarme la temperatura y le digo: es que soy extraterrestre, no marco nada –mientras me mira con ojos extrañados cuando sigue no resultándole la medición y ambos nos reímos mientras él mueve la cabeza y me deja pasar en medio de bromas…

Muchas veces respiro, cierro los ojos ante estos tesoros y me siento más que feliz. Porque esto somos: Amor, naturaleza, risa, sabores, aromas, colores, gestos, ingenio, conversaciones, instantes, dulzura, miedos, preguntas, vibración, juego, sencillez, compartir, creatividad, poder… Luz. Apreciarlo nos ayudará a sembrar y cosechar el Nuevo Tiempo en vez de perpetuar el antiguo que –enhorabuena– despedimos, con todo lo que nos regaló y enseñó… Y a ti, ¿Qué te hace feliz?

 

No sé de qué escribir…

Imagen de Arek Socha en Pixabay

¿De qué escribo? ¿De que le creo la mitad –o menos– a toda la información de los medios masivos y de ciertas autoridades mundiales y locales sobre esta «pandemia», que para mí tiene más tinte de plandemia? ¿De que decir esto me ha significado varios rechazos o miradas despectivas y más; energía que conozco de toda la vida, por lo tanto le doy la bienvenida; qué le vamos a hacer; son tiempos de autenticidad? ¿De que no me interesa tener la razón, solo me gustaría (capaz soy muy ingenua o idealista), como dije aquí y acá que cada uno busque su verdad en vez de comprarse los discursos oficiales y entrar en la rueda del miedo porque somos seres poderosos y no cifras infladas o tergiversadas como explica con claridad acá Pablo Goldschmidt, virólogo y especialista en enfermedades infecciosas que, por supuesto, nadie lo entrevista; al menos no lo censuran como a Andreas Kalcker o a canales como la Caja de Pandora o MindaliaTV, que Youtube cerró solo por dar otra mirada del bicho y no la oficial? ¿De que igual me encanta que cada uno viva esto –que es tremendo e inédito capítulo en nuestras vidas– como se le cante, como quiera –dormido o despierto, como sea–, en vez de ver o escuchar a ciertas personas que parecen policías frustrados normando o vigilando al resto e infundiendo culpa y terror; ante lo cual mi ego les dice: búsquense una vida, chiquillos; e igual entiendo sus miedos y rigideces; así somos los humanos y todos tenemos que estar presentes, porque como siempre digo: aquí no sobra nadie?

¿De todo lo que no he podido hacer en esta pausa planetaria, mientras otros me sacan pica con sus series vistas, sus recetas saboreadas, sus libros leídos, sus manualidades hechas; que igual me alegran y sorprenden porque me encanta la creatividad y el goce? ¿De lo que sí fluye, disfruto y agradezco profundamente? ¿De que quiero que los planes de salud después de esto incluyan a los quiroprácticos como medicina básica para nuestra espalda, hombros, lumbares y demás debido al teletrabajo? ¿De la tristeza que me da ver cuántos pequeños comerciantes, emprendedores, restaurantes, cafés, librerías y decenas de servicios y oficios se pierden por el miedo y las pésimas –pero sospechosas– decisiones de muchas autoridades en varios países (algunos muy precarios como Chile, donde no pocos ciudadanos –incluso gente que pensé era más consciente– pedían desde el principio, y bajo la comodidad de sus hogares o de su sueldo fijo: cuarentena total; ja: medida de país rico o de país con garantías, pero que ya sabemos resulta cruel en Latinoamérica; doble ja)?  ¿De que agradezco que al menos las cuarentenas totales estén solo en algunos lugares de Chile y que nunca fui partidaria de éstas precisamente por nuestra pobreza, pero también porque creo en nuestro poderoso sistema inmune que ya ha traspasado mucho, y además conozco la manipulación de los medios y del poder? ¿De que estoy que le pido una indemnización a los medios masivos –en especial a la TV– por tenernos ‘secuestrados’ en un solo tema y aturdirnos las 24 horas con miedo, miedo y más miedo, además de cifras sin interpretar e investigaciones que brillan por su ausencia? ¿De que no me olvido que esto tiene todo que ver con Plutón, Saturno, Júpiter, Neptuno y Urano, que en sus manifestaciones más bajas representan manipulación, control, miedo, exageración, confusión, engaños, cortinas de humo, locura… Pero que también pueden elevarse a poder, transformación, sabiduría, verdades, compasión, unión, creatividad, despertar?

¿De que una parte mía acepta todo esto, mantiene su conexión, sabe el sentido, lo agradece y se entrega a este flujo de detención –y elevación, aunque no lo parezca– planetaria y es la misma parte que no tiene ni una gota de miedo al virus, es más, ni se entera de éste, no piensa usar guantes ni ponerse ninguna vacuna y solo usa la famosa mascarilla para que otros estén tranquilos, aunque no tiene efectividad; pero qué más da? ¿De que me hace pleno sentido ese ‘meme’ que dice sobre las mismas mascarillas: Si no sirve por qué nos obligan a usarla y si sí sirve por qué no abren los negocios; piensa, usa la lógica? ¿De otra parte mía que sí teme a las consecuencias sociales, políticas, económicas y de control producto de todo esto porque siente –o imagina– que quizá todo se vuelva más gris (aunque lo opaco y lo oscuro siempre son buen terreno de práctica de consciencia, de crecimiento y despertar, porque la luz y la creatividad se elevan con más fuerza; lo sé por experiencia desde muy pequeña; el contraste nos hace crecer)?

¿De las lágrimas que rodaron por nuestras mejillas en esta meditación bastante improvisada pero conectada que hicimos hace poco por el popular Zoom con 80 y algo personas; lágrimas que brotaron al sentir nuestra infinita belleza humana, que hoy atraviesa pruebas, incertidumbre, dolor, muerte en varios sentidos, renacimiento, despedida y bienvenida de un nuevo ciclo… Y que en medio de todo sigue pulsando Vida? ¿De que lo que más valoro de esta –supuesta– «pandemia» es la Conexión que evidencia entre nosotros y la comprobación del Amor que nos une, además de la valiosa posibilidad de Parar a replantearnos? ¿De que atesoro que el Sol siguió brillando en Santiago en este otoño, hasta hace poco, bastante cálido? ¿De todo lo que extraño caminar libre, saludar a mis vecinos, conversar con mis vecinas mayores que hoy figuran encerradas, disfrutar los árboles, la brisa, la gente, juntarnos a compartir en vivo y no por pantallas? ¿De que me río a carcajadas con algunos memes de exquisito ingenio?  ¿De que nos podrán quitar la libertad y hacernos creer que esto es tremendo pero millones sabemos que no –ahí están las cifras mundiales que indican que No hay más fallecidos que en un año cualquiera– y muchos confiamos en nuestro poder interior y qué decir en nuestro cuerpo, como también en que la verdad emerja? ¿De que si ésta no emerge igual la masa crítica es cada vez más y estamos en tiempos de mayor consciencia, por lo tanto algo más luminoso saldrá de todo esto? ¿De que al menos hay gestos en Italia, Argentina, Alemania, Estados Unidos y España de verdades y despertar?

¿De los colibríes que vienen a saludar al balcón cuando trabajo y que ya tres cercanos me han contado que éstos entraron a su casa y me alegro mucho porque son símbolo del coraje de hacer el viaje que significa esta Vida, de Amor universal, de vuelo liviano y, como agregó una amiga, su aleteo es el movimiento del infinito? ¿De que muchas noches disfruto el silencio de la ciudad, miro el cielo y converso con él, a veces le reclamo, le pido explicaciones; otras veces solo lo escucho, lo recibo, lo siento, me da pistas y en ocasiones dejo caer lágrimas de cansancio y otras de la emoción que significa estar presentes –Todos– en este momento de la humanidad, porque pese a las condiciones incómodas para mí, extremas para otros, este es un momento/espacio único, bello, y tenemos no solo el privilegio de estar aquí y ahora, de Renacer, sino además de Partir de Nuevo con talentos que aún no estrenamos?

¿De que le pedí a mi vecino que me ‘arriende’ a su perrita para poder salir a caminar y que encima ella, blanca y muy cariñosa, se llama Alma; pero él solo se rió porque obvio que no se lo digo en serio, aunque igual me la podría encargar, digo yo? ¿De que cuando estoy muy saturada pongo esta música, bailo y retomo alegría? ¿De que cuando quiero conectar con la belleza de Chile, tierra tan profunda, bella, montañosa, precaria, poderosa, llena de paradojas; por la que siempre siento mucho Amor aunque hay cantidad de cosas que no me gustan pero sigo amándola y añoro su bellísimo sur; escucho esto y ahora en este encierro a veces hasta necesito oírla? ¿De que me caen lágrimas de nuevo al escribir todo esto…? ¿De que en medio de este episodio planetario que a ratos ni sé cómo calificar igual estoy muy agradecida, me siento muy conectada y sostenida, y puedo palpar el Amor de la sabia Vida muy presente? ¿De que siento que viene algo más alrededor de los eclipses, entre junio y agosto y quizá eso destraba este episodio actual nada liviano pero de tanto crecimiento interior? ¿De que los volcanes y la bella Tierra pueden hacer lo suyo también… Pa’ que al menos haya otro tema en la agenda; ja? ¿De que soy muy feliz enseñando astrología por las tardes aunque sea por la pantalla, lo cual activa aún más mi creatividad para hacer ciertos ejercicios que antes realizábamos en sala? ¿De que le sigo diciendo sí a la Vida, con virus incluido, confinamiento y todo lo absurdo de esto porque tengo certeza de su perfección aunque mi ego a ratos se rebele y patalee? ¿De que pese a todo el aplastamiento y densificación de la mente colectiva y a la pérdida de libertad, algo en mí siente alegría, se ríe, aprecia cada detalle y dice ‘Gracias’ varias veces al día?… En fin… No sé. No sé de qué escribir. Veré si luego lo decido. Ya vuelvo. ❤ Gracias de nuevo.

Que nada nos distraiga de lo que Realmente Somos

¿Alguien cree que somos lo que dicen las noticias (en especial las de TV), las conversaciones desde la queja y la alarma, las estadísticas, las redes sociales, la OMS, el FMI y todo lo parecido a éste, los bancos, los estados, los gobiernos, las escuelas, las universidades, las religiones, las farmacéuticas, la industria alimentaria y demás….?

Todo esto, creado por nosotros (está bueno recordarlo porque no somos víctimas de nada), que conforma el sistema actual y milenario está lejos de ser lo que de verdad somos… El sistema se sirve de creencias –en especial las de Miedo y de Rechazo, las adora porque le encanta dividir, igual que a nuestro ego, y en la división No hay consciencia–, de hábitos pegados, de estructuras y formas que van quedando obsoletas porque la Consciencia se eleva siempre antes de éstas aunque no lo vocifere (ahí están los horarios y dinámicas ya caducas de trabajo que rayan en la esclavitud e impiden la creatividad, de la cual muchos ya se salieron pero que aún se sustentan y otros ni se cuestionan; por dar un pequeño ejemplo), del consumo constante y sonante, de la competencia rival, de distanciarnos del alma lo más posible para que estemos lo más desconectados de nuestras verdades y seamos serviles a éste… ¡Y qué más da! ¡Da lo mismo!

Ahora es muy importante recordarlo y mantenerlo: No importa demasiado lo que esté pasando afuera. Si vives en la perfecta Suiza o en nuestra Sudamérica precaria y bella, o en Italia actualmente «suspendida». Lo que importa es el Foco. Es nuestra labor diaria –¡Y nuestra Gran Facultad Humana!– Despertar (pero de verdad, sin slogans sino interiormente): reconectar con nuestro poderoso corazón, reírnos de todo, disfrutar esta vida tan mágica, escucharnos y hacernos caso, trascender nuestros pensamientos repetitivos de miedo/pena/rabia para soltarlos cada vez más, agradecer, ir más lento, hacer lo que de verdad nos gusta, respirar más profundo, dejar de reparar y reparar en los ‘defectos’ –ja, ja– de la «realidad» o de los demás (todo lo que rechazamos lo llevamos dentro, ¡ojito!), comprender –vivenciar– que aquí no sobra nadie, que estamos todos conectados y somos Uno, reconocer que este momento es perfecto –sí–, por lo tanto desde la aceptación es que avanzamos y, muy importante ahora, potenciar lo que sí sentimos –o reconocemos– como elevado, como «esto es muy bello», «esto me inspira», «me hace bien», «amo esto»… Ese es nuestro Gran Trabajo. Y más allá de las condiciones de cada uno, Todos podemos hacerlo.

Un señor y su perro juegan en el lago Llanquihue por la mañana. Ellos inspirados y yo también gracias a ellos. Belleza pura en  Frutillar, sur de Chile. Esto somos.

No hay excusas para no cambiar el foco interior. No hay excusas para no provocarnos a nosotros mismos alegría interior con pequeños pensamientos, sensaciones, recuerdos, espacios, o actividades simples: como caminar tranquilos; sentir la brisa o el sol; mirar el cielo; comer una fruta fresca o un café caliente en el momento justo; descansar en una silla después de mucho rato de pie; cantar; bailar; escuchar la música que adoras, incluida la de la lluvia; gozar la energía de los hijos, nietos o sobrinos; sentir el aroma de la tierra húmeda; comer un pan recién horneado o tu plato favorito… Si no lo podemos hacer, por lo menos mantengamos la sensación en nuestro corazón y la idea en nuestras cabezas… Ante la adversidad podemos siempre Refugiarnos en la Plenitud de eso que se siente bien para nosotros… No es egoísmo ni fantasía. Es Reenfocarnos y Elevar Vibración para Contribuir desde ahí. Es hacernos cargo de nuestra parte. No del mundo ni de los demás (ahí se esconde un gran ego salvador, por si acaso). Es entrar en nuestro Poder Interior.

Sí, vivimos tiempos desafiantes. En las Predicciones 2020, aquí, (y hace rato en este blog) hablamos de recesión y la caída del sistema. Esto nos Corresponde. Pero también en esas mismas Predicciones hablamos de una «Nueva humanidad en proceso»; lo cual es un honor. Por tanto, no vamos a huir de aquí. A esto vinimos.  Pero no a sufrir estos tiempos desafiantes ni a entrar en pánico ni menos a contagiar negatividad (dejémosle ese trabajo duro a algunos medios de comunicación, a las «autoridades» y a las redes sociales, a los grupos de poder; que se entretengan; es parte de su función; ya está; soltemos eso). Estamos acá –en gran medida– para Usar ese Poder Interno que cambia realidades, que logra desde Dentro Enfocarse (y puede elegir hacerlo en cosas distintas más allá de las condiciones adversas) y así se sintoniza con la Vida, ante lo cual ella nos trae de vuelta eso que somos –y en lo que estamos– interiormente. ¿Se entiende? Es decir:  Si te sintonizas con el miedo u odio traerás de vuelta más experiencias que responden a tu miedo u odio interiores. La Vida nos hace caso. Lo mismo pasará si sintonizas con agradecimiento, alegría o placer; traerá más de esto. Haz la prueba por una semana y te sorprenderás. 

Entonces, no somos el orquestado coronavirus (esto va a pasar, como pasaron otros) y todo el miedo provocado que tantos dividendos económicos les está dando a algunos y seguirá. No somos la caída de las bolsas, del turismo y de las transacciones; ni somos los grupos poderosos de todas partes –incluso los de tu vecindario– aprovechando la menor oportunidad; ni la rabia ni la violencia explosiva que a tantos –en especial a quienes sustentan el sistema– les conviene porque nos distrae de lo importante y nos deja en batallas del ego, en «buenos» y «malos», ja; en vez , de entrar en Consciencia –despertar– de verdad y cambiar profundamente, lo cual es tanto más trasgresor y valiente;  no somos el caos, no somos el odio,  tampoco el narco impregnado en muchos ambientes (que hará más noticia pronto),  ni la escasez económica, no somos la depredación de la naturaleza, no somos ninguna guerra, no somos –de nuevo– víctimas ni opresores… Todo esto es una parte del ego personal y colectivo. Y PODEMOS ELEGIR DEJAR DE ‘SER’ ESO, DE ESTAR EN ESO, DE VIBRAR EN ESO, DE ENFOCARNOS EN ESO, DE PARARNOS DESDE AHÍ… Podemos ELEGIR, este es nuestro Gran Poder. 

Los seres humanos somos, realmente, de tanta belleza que a veces siento que quizá no la resistimos y por eso preferimos olvidarla, distraernos y quedarnos pegados en lo oscuro y opaco…

Sí. Es momento de recordarlo y sentirlo.  Somos infinitamente bellos y no permitas que tu mente juzgadora y despectiva se ría de esto porque te desprecias a ti mismo al hacerlo y te pierdes tremenda oportunidad.  Somos pureza. Somos naturaleza vibrante. Somos el cielo estrellado, nublado, despejado, lluvioso, soleado. Somos ese Sol y esa Luna. Somos esta noble Tierra. Somos el canto de los pájaros por más que las ciudades saquen los árboles. Somos esas flores de infinitos colores, fuerza y delicadeza a la vez. Somos las montañas, ríos, lagos, desiertos, hielos, mares, valles, pampa, acantilados. Somos amaneceres y puestas de sol. Somos silencio. Somos el llegar a casa con placer. Somos la risa y el asombro de los niños descubriendo el mundo. Somos la mirada más tranquila de los ancianos y su ritmo pausado. Somos el corazón de los adultos y jóvenes conquistando logros. Somos comida casera hecha con amor por generaciones. Somos el ingenio, el poder y la dedicación que ya pusimos para sobrevivir a tantos desafíos desde nuestra llegada hasta acá. Somos energía creativa. Somos bondad. Somos el chiste en el momento justo con carcajada incluida. Somos la ayuda desinteresada que todos en esta vida hemos dado y recibido de alguna forma. Somos alegría. Somos Poder. Somos Amor. Eso somos. Con todo lo que implica. Llevémonos en nuestro Corazón a todas partes y ante todas las experiencias. Enfoquémonos ahí. Ahora más que antes. Gracias. 

(Acá unas fotos de lo que de verdad Somos)

Alma y Naturaleza: Dos grandes refugios (en este 2020)

Siento mucha emoción y se me humedecen los ojos al partir a Pucatrihue (la costa de Osorno, en el sur de Chile), también al hablar con Judith. Voy en viaje hace unos días por los sures argentinos y chilenos. La primera parte la hice acompañada; fue sanadora y chistosa; con el ‘saludo’ de bosques de arrayanes que hicieron su limpieza y noches repletas de estrellas que nos maravillaron y reconectaron en medio de las montañas verdes guardianas… Ahora me embarco en un microbús que sale desde la feria Rahue, en Osorno, donde gente del campo viene a vender sus productos: frutas, verduras, quesos, miel, huevos, granos, especias (el ají merkén real, entre otros), pescados, mariscos, flores, bebidas. Y antes de partir –como tengo unos minutos porque aún no sale el bus– compro algo de fruta, limones y tomates que una señora me explica que no tienen nada agregado, que son de su «tierra no más»; intuyo que quiere decirme que son ‘orgánicos’ (como ahora el marketing en las ciudades los clasifica y encarece), y le digo que sí, que la entiendo perfecto porque se nota que sus tomates cherry son de verdad, ¿no ves que tienen aroma? –agrego con placer. Por mientras, una familia -de tres generaciones: padres, hijos, nieto- que va por el día a esta playa/campo con su perrita fox terrier incluida, cuida mi bolso en el bus. Yo sigo con mi compra rápida. En medio hay un carro que ofrece Muday, una bebida mapuche que hace rato tengo curiosidad por saber qué es. Le pregunto a la chica que lo vende eso mismo: qué es. Me explica que es una bebida que se hace del trigo y que al principio no tiene alcohol, es dulce pero que se puede dejar fermentar también, como la chicha de manzana, que es más popular. Me da a probar en un vaso pequeño «para que no se quede con las ganas poh, casera». Me encantó, no está muy dulce y sacia la sed. Ya me tengo que ir así que me despido agradecida de la degustación.

Cuando voy camino a subirme, otro chofer me conversa sobre Pucatrihue y los arreglos que hay en la ruta, lo que demora el viaje y demás. Es muy amable con todos. Él va a Maicolpué, un balneario que está al lado de Pucatrihue. En medio de esto una señora huilliche, muy menuda, pequeña como yo, de cabello largo y labios pintados fucsia, muy vital, se lamenta que tendrá que esperar el otro bus porque ya está lleno. Le digo: no, al lado mío hay un puesto, puedes subirte–. Ella va a mirar, le avisa al chofer para poner todos sus bolsos atrás y se sube. Es Judith, de energía tan pura, que siento cómo se conecta mi alma, cómo se expande mi corazón en ese momento y casi lloro al tiempo que agradezco esta poderosa sensación. Conversamos todo el camino animada y fluidamente. Hablamos de los choferes de las micros, que a veces tienen buena voluntad, otras no, cuando alguien lleva muchos bolsos como ella; me dice que ese con el que yo conversé es muy buena persona. Más allá, ella se compra un milcao (pan en base a papa) porque en la ruta hay arreglos, nos detenemos y suben vendedores; me dice que ese es bueno porque ella conoce a la chica que los prepara. Se lo come feliz.  Me cuenta su vida, que llegó a cuarto básico no más (con 9 años de edad) porque la profesora era muy estricta (les pegaban con varillas para imponer orden; como pasaba hace unas décadas) y «antes los papás no sabían que la educación era importante, poh» y ella era rebelde -nos reímos juntas con sus anécdotas de la escuela-, también me habla de sus hijos; y que ella tiene un puesto en la ruta con comidas y muday, que da pensión para los trabajadores de la zona y que a todos les gusta su comida. Luego comentamos la agitada actualidad nacional y cómo le afecta a ella todo esto. Después de más de una hora de camino ella se dispone a bajar en su casa, que está en unas lomas al costado de la carretera. Me dice que ahí está ella, que la pase a ver cuando quiera y que me puedo quedar. –Chao, hijita, un gusto de conocerla, se me hizo corto el viaje; que lo pase bien– me dice con su sonrisa y ojos chispeantes; nos abrazamos con mucho cariño y me quedo viendo cómo baja todos sus bolsos, mientras sigo muy emocionada y agradecida por este bello encuentro. Aún no llego a mi destino y ya estoy más que feliz… Poco más allá,  la chica que va detrás mío con su hijita de alrededor de un año, se acerca al chofer para que le llegue más aire a la pequeña que viene mareada. Entonces él, unos metros después, detiene el bus y madre e hija bajan unos minutos para que se pase el mareo. Todos comentamos que la niña se siente mal. Nadie reclama ni se estresa; parece muy natural todo. Al rato ambas se suben y ya se siente mejor. Todo el bus figura aliviado y contento…

Entrada a Pucatrihue (foto desde el bus)

De las ‘cosas’ que más me conmueven en esta Vida están la belleza del alma humana y el noble poder de la naturaleza con toda su bondad… Sin saberlo desde la mente, sino dejándome guiar por sensaciones e intuiciones  y por un viaje sin mucho itinerario ni referencias, ni expectativas, en estos días de vacaciones uno ambas cosas y resulta una aventura tanto sanadora, como alegre, revitalizante y de gran conexión…

Río y mar se unen

Esta costa de Osorno es zona huilliche, uno de los pueblos originarios de esta América sureña, más ligados al mar y la pesca. Un día converso con Inés, que trabaja en el hostal (Inalcar, con mucha identidad; es la segunda vez que vengo) donde me quedo. Le pregunto que cómo llega desde su casa; me cuenta que viene en lancha, «es que yo soy del agua, pura agua yo no más» –dice con orgullo y no sé si ella dimensiona el poder de esa frase que me quedo saboreando en medio de sus anécdotas. También me dice que cuando quiera puedo ir, que ella me muestra cómo llegar. Yo vuelvo a conmoverme. Este espacio, Pucatrihue (‘lugar escarpado’, en mapudungún), no es un sitio con lujos a ojos del sistema pero sí con otras riquezas más preciadas. Hay casas lindas y otras muy precarias. Una caleta de baja energía –como la mayoría lo es, al igual que los puertos de cualquier lugar–. Se nota que una cuota de alcoholismo, como suele haberlo en las zonas alejadas de distintos países –y en algunas capitales de clima frío también–, ronda en el ambiente de ciertos sectores… Pero de lo que más hay aquí es una naturaleza bellísima y majestuosa, que te deja en profunda conexión con la Vida y en un valioso silencio acompañado por el sonido del oleaje intenso; donde el río se une al mar abierto, donde zonas de campo y de las colinas están intactas y sueltan agua de vertientes, donde los colibríes y otros pájaros tienen su constante fiesta entre flores y frutos, donde las vacas aparecen cuando menos te lo esperas, donde la gente al verte caminando te ofrece llevarte (como me pasó tres veces y acepté aunque tenía pensado caminar), donde los lugareños sonríen amablemente, saludan, en una de esas te dicen ‘hola, vecina’ y están abiertos a compartir y ayudar, porque en ‘Puca’ como ellos la llaman, dado todo este contexto y su vibración, el alma colectiva tiene menos barreras del ego para emerger y brillar…

Espacio sagrado en Pucatrihue

Y todos los días en que estuve ahí voy a ‘mi rincón sagrado’.  Alis, la dueña del hostal, coincide en que lo es. Voy a hacer conexiones y canalizaciones. Es un camino antiguo, de ripio, que va al lado del río, donde la vibración es tan alta que te hace respirar profundamente, sanar toda interferencia y te sobrecoge. Siento felicidad pura de solo estar ahí. Una de las mañanas en que voy camino hacia allá (es como una hora hasta llegar al inicio y luego otra por el camino mismo, aunque creo que yo me demoro más porque me detengo mucho a sentir, observar, reírme, tomar fotos y agradecer), una familia me ofrece llevarme en su jeep, mientras voy por la ruta al lado del mar. Son lugareños, muy dulces; les digo que voy al camino viejo, pensando en que me dejarán en la entrada; me dicen que ellos también, entonces lo recorremos en auto mientras conversamos  y ya cuando termina, después del puente, les digo que me bajo ahí. –¿Aquí no más? –me dice la esposa. –Sí, es que vengo a hacer unas… ‘meditaciones’ –le respondo para que me entienda. –Ah, ¡¿eso es como el yoga?! –me dice con entusiasmo. –Sí, eso mismo, parecido al yoga –le respondo sonriente. Nos despedimos contentos, yo muy agradecida, y una vez que se pierde el ruido del auto me quedo en pleno silencio con el río, los pájaros y las mariposas. Nuevamente mis ojos se humedecen y el corazón se expande. Es mucha la plenitud y la belleza. Avanzo conmovida y liviana hasta una parte en la ribera donde me siento a hacer mis conexiones,  no sin antes pedir permiso al lugar, saludar y solo estar ahí, disfrutando y sintiendo ese espacio. Los árboles guardianes y el río tranquilo sostienen con mucha nobleza la poderosa energía de este lugar. Después de llevar un rato escribiendo en mi cuaderno, de repente siento ruido tras de mí, miro y me asusto. Veo dos bultos negros. Y luego los saludo con risa, son dos perros que vienen a instalarse conmigo y a pedir cariño; a una de ellas ya me la encontré el día anterior y me siguió un trecho, ahora con su compañero me invaden completamente y entiendo que ya terminó la canalización, que es hora de jugar con ellos, de quedarme ahí. Rato después parto de vuelta y caminamos juntos un buen tramo hasta que naturalmente se detienen porque seguro ya saben que voy más lejos y ellos tendrán que volver a su casa. Nos despedimos y me quedan mirando hasta que los pierdo en el camino. Sigo de vuelta llena de vida.

… Días después me toca volver a Santiago. Hay mucho que preparar y coordinar con los Talleres de Astrología.  Por mí me quedaría un par de semanas más en este sur sanador. Pero ya ando por acá en la ciudad, con sus bocinas y su vibración tan eléctrica. No la rechazo; solo me cuesta el ajuste, así que veo que saldré unos días más antes de retomar oficialmente todo… Pero les dejo este relato con la energía de Pucatrihue y algunas fotos más abajo, porque en este ciclo tan concreto e incierto a la vez, donde –por si nos faltaran estímulos– Marte (energía muy activa, individualista e impulsiva) se unió al coro de planetas que tenemos en Capricornio y traerá más desafíos, sorpresas y otras cortinas de humo (además de los supuestos «virus»), en especial (si miramos a corto plazo, porque todo 2020 será un camino transformador, con todo lo que esta palabra implica) hasta la primera quincena de abril, siento que el contacto profundo con la naturaleza y el ser capaces de conectar con el alma humana en vez de quedarnos pegados en el ego ajeno y propio –que dará material para dar y regalar, en especial en torno a los miedos personales y colectivos, los cuales siempre provocan violencia– serán dos GESTOS CLAVES  para atesorar, para mantenernos centrados, conectados; para cuidar de nosotros mismos, ver lo realmente importante y sentirnos –pese a los golpes o machucones– honrados de atravesar estos tiempos extraordinarios donde la Consciencia está, sin duda, elevándose e irradiándose cada vez con más fuerza y donde el Amor -en medio del desconcierto– se puede palpar. Gracias una vez más ❤ Ya vuelvo.