Atrás de mi mesa, en un café de Providencia, figuran un panameño que le enseña español a un gringo. Es divertido escucharlos. Hasta yo aprendo algo, you know; ja. “Nadie sabe para quién trabaja”, ¿verdad? E igual la conversa se pone más interesante cuando hablan de discriminación; vaya tema por estos tiempos de “pasaportes o pases x”. Pero para qué le vamos a dar más fuerza a lo absurdo y abusivo. Mejor sigo con otros temas.
Volví a Santiago hace un par de semanas, después de varios meses en el sur de Chile, en mi amado Puerto Varas, donde me fui a vivir hace un rato. Vine a cerrar y abrir proyectos. De algunos de éstos ya tendrán noticias, en estos tiempos tan intensos e inciertos, ¿no?
Y quizá eso mismo (que no ha sido poco), la vorágine de hechos que nos tiene a todos cansados, los movimientos personales, mis talleres de astrología que significan gran trabajo y alegría al mismo tiempo, sumado a que me declaro completamente afuera de todo discurso oficial de lo que venimos viviendo desde 2020 hasta acá, hicieron que dejara un tanto –o muy– botado este noble blog, que tan fiel compañero –para otros y para mí– ha sido. Qué ingrata yo. Me toca ofrecerle disculpas por alejarme y no considerarlo en tantos meses. Sincrónicamente, ayer una lectora y consultante de carta astral, me dice lo mismo: que hace meses no escribo. Justo cuando yo pensaba retomarlo hoy. Gracias por el recordatorio.
Entonces, para que este ilustre blog retome Vida, acá estoy.
Varios de mis amigos de acá y del sur creían que no quería volver a Santiago, que no me va a gustar ahora estar acá. Solo mi hermana, en la bienvenida y pensando en los reencuentros que vienen, me dice: ¿Estás feliz, cierto? Y yo con mi ironía de siempre le dije: ¡Nooo, me quiero devolver a mi reinooo; ahora! Ante lo cual ambas lanzamos carcajadas.
Digo reino porque, como algunos ilustres lectores de este blog saben, yo no vivo en casas ni en departamentos, sino que habito en palacios (cada uno con sus metáforas que crean realidad). Y ahora, como estoy más alejada de la comarca capitalina, tengo un palacio en mi reino sureño. Así que si algún otro santiaguino (¡está lleno!) se atreve a ir a Puerto Varas, primero sería apropiado que me avisara para entregarle las indicaciones de buen comportamiento, donde lo primero sería pedirle permiso al lago, a los volcanes y bosques. Mínimo.
Pero de vuelta en Santiago sigo feliz. Lo estaba allá y también acá. Amo los árboles añosos entre Providencia y Ñuñoa, tan verdes en este tiempo, las caminatas y la vitalidad de ciertos rincones. Los primeros días estuve muy concentrada en terminar uno de mis proyectos, pero hace un par de días salí feliz a encontrarme con amigos, compartir, abrazarnos y reírnos con ganas (hay mucho de qué reír ante la actualidad; bueno, para quienes decidimos no pararnos desde el miedo). Pero más allá del presente, reírnos de anécdotas y de nosotros mismos. También celebrar varios logros muy emocionantes, entre toda esta incertidumbre.
Así es, como lo señalé en este blog hace un par de años casi, “Cuando nada es seguro, todo es posible”. Es muy bello ver cómo muchos –en medio del caos, del miedo y freno colectivo, de una cantidad de opresiones y sinsentidos– decidimos escuchar a nuestro corazón y atrevernos a dar a luz nuestros llamados del alma.
No somos pocos los que nos cambiamos de ciudad, los que apostaron por otro espacio más agradable (muchos se cambiaron a palacios muy lindos, he ido ya a visitar más de un puñado en este último año, o amigos me envían sus fotos desde otros países con mucha alegría y tengo unas invitaciones pendientes con los brindis correspondientes), los que se atrevieron a usar su creatividad o a aprender eso que hace rato los llamaba, los que dejaron sus empleos fríos o esclavizantes, los que soltaron relaciones tóxicas, los que sintieron la necesidad de estar cerca de sus afectos, los que reconectaron con lo que de verdad era importante para ellos.
Qué belleza. Qué alegría. Qué reconfortante es escucharnos y hacernos caso.
Por eso retomo este blog. Porque es el gran, gran, momento de detenernos a sentir qué deseamos de corazón. Qué nos sopla –o nos grita– el alma. Qué guías nos da nuestro espíritu. No es tiempo de distraernos en temas de actualidad o política –me sale un bostezo de solo pensarlos– que buscan eso: distraernos, dividirnos y dejarnos –para variar– en inseguridades varias. Pero por supuesto que muchos lo harán y también es un camino.
Así que, después de eclipses que marcan finales, a la espera de movimientos planetarios que seguirán enfrentando lo antiguo y lo nuevo, lo rígido versus lo abierto, de un ciclo inusitado que comenzó en marzo 2020 y que concluye (una parte) a fines de marzo 2022 –¡aguante!–, no importa demasiado lo que pase afuera.
Desde mi mirada, lo primordial es que nos escuchemos interiormente. Es que sintamos nuestros latidos. Y desde éstos comencemos a generar una Vida que nos haga sonreír cada día más.
Así es. Así sea. Así será. Gracias por la espera, querido blog y lectores. Gracias por la valentía de estar vivos en estos tiempos. Aquí seguimos y vamos de nuevo, desde nuestro corazón.
Gracias por volver a escribir. Hace bien leerte. Gracias » sr o don blog» por respetar los tiempos de los humanos 😉
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Jeee… Señor blog también te agradece ❤ Abrazos santiaguinos por un rato!
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Q rico que volviste!!!!! Amando cada una de tus palabras que llegan al alma!!! Como un verdadero balsamo al alma para aguantar este final de año!!! Gracias gracias y gracias por volver!!! 💕❤️❤️❤️
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Qué emoción! Muchas gracias por leer y acompañarme ❤
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Mi terapeuta me recuerda tanto a ti ❤️ Así Que te he pensado harto y pum! Apareces. Gracias Jo
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Guau!! Qué honor! Muchas gracias. Abrazo de fin de primavera! ❤
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Hoooola qué gusto leerte. Me acordé mucho de ti porque estuve en Turquía. También me había ido pal sur pero ahora estoy viajando. Abrazo enorme 🤗
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Chimu viajeraaa! Estuviste en mi otro reinooo!!! Qué buen destino de Vida: viajar! Abrazo desde Santiago con primavera! ❤
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Hola, muchas gracias por volver y como siempre compartir. Me encanta y sufro o me alegro con las historias, éxitos, malos tiempos… etc. Yo también me fui de Santiago y volví a mi 4a Región, Valle del Elqui. Amos los cerros, este cielo azul, «mi» valle ancho generoso, estar cerca del campo y cerca del mar.
Gracias y un abrazo del alma
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Ahhh! Qué bello tu reino con ese azul y el color de las montañas. Muy poderoso espacio! ❤
Un gran abrazo desde el valle de Santiago, que tanta paciencia nos tiene a los humanos, jaja.
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gracias por volver!!!!! cariños desde talca
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Ehhh! Gracias por leerme desde el reino talquino. Abrazo santiaguino con sombra! 😀
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Ahhh!! Que alegría!!! Me encanta leerte!
Un abrazo SantiaVarino ☺️😚😋
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Graciaaas! Abrazo santiaguino sureño! ❤
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Que alegría volver a leerte, sin duda un honor, Bienvenida!!!!
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Muchas gracias! Me alegra que te alegre! Feliz cierre de 2021!
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