Cruzamos el umbral: 22-2-22

Desde hace días quería escribir esta nota y lo postergaba. Hasta que hoy me desperté antes de las 6 am y recordé que tenía que hacerlo. Un par de horas más tarde tuve la confirmación…

No sigo demasiado los portales que suelen anunciarse. Mi lado desconfiado sospecha que se cuelan energías densas en ciertos momentos. Además suelo observar lo masivo antes de sumarme; muchas veces, paso, no conecto. Pero esta vez amerita. Estamos en un momento crucial de la humanidad. No solo en este 22 de febrero de 2022, sino desde 2018 con más potencia y en 2020 con toda la fuerza que nos empujó a ir hacia dentro, a despertar de verdad y «soltar sistema» (creencias, trabajos o formas de sustento esclavizantes, formas insanas de movernos, de vincularnos; ese hábito de adormecernos en la tv o las noticias, en la política, el consumo y otros; recomenzar una nueva Vida). Esta fase, intro, concluye. Ya atravesamos dos años de mucho sacudirnos, asumir, revisar, limpiar, cambiar, soltar, liberar, comprender de otra manera, hacer duelos y adaptarnos a lo frágil, a lo que está naciendo.

Con la Luna nueva de Acuario, el 1 de febrero pasado, dimos real inicio al 2022. Y ahora damos comienzo a un importante portal que abre el Nuevo Tiempo, nace –definitivamente– una Nueva Humanidad en nosotros. 

time-2034990_1280

Desde el 2-2-22 y ahora con más potencia este 22-2-22 atravesamos un portal que nos permite conectar verdaderamente con nosotros, con nuestro poder, con el real privilegio de ser humanos. Comenzamos una Nueva Era de Luz.

¿Qué significa? Muchas cosas, entre estas que se activa en nosotros (y se nos insta a eso) mayor autonomía. Adiós a seguir a alguien, a andar buscando maestros, papás, mamás, guías (en grandes temas, en lo laboral, en lo afectivo), a distraernos en asuntos del sistema y en peleas chicas. Es tiempo de escucharnos mucho y desde ahí comenzar a movernos.

Concluye el tiempo que nos tuvo hacia dentro, desde 2020 hasta acá. Ahora nos volcamos –sin ansiedad ni neurosis– hacia afuera: a vincularnos en distintos ámbitos, a disfrutar el mundo del hacer con consciencia (no en automático), a generar nuevos proyectos, a activar y materializar deseos de nuestro corazón como dijimos en esta Charla de astrología y explicación de la energía del año, a seguir aprendiendo de esta Vida y de la energía, a dejar de escuchar miedos o culpas para, en vez de esas voces, conectar con las señales y caminos de nuestro yo verdadero. A sentir la Vida con su infinito Amor.

Este final de febrero es un gran comienzo. Y si usted, querido pasajero de este blog, quiere, lo invito a detenerse estos días, a ir al centro de su pecho, donde está nuestro corazón espiritual, con alegría para despedir (sin rechazo) todo aquello que queremos soltar (incluidas viejas heridas) y activar con mucho poder aquello que nuestra alma pulsa, aquello que nuestra energía es capaz de imaginar y de sentir que sí, que queremos realmente vivirlo. También nos invito a todos a poner al Sol en nuestro corazón para que con todo su fuego vital nos recalibre y con su luz (que también somos nosotros) impregne esos deseos.

happy-new-year-6906473_1920

Este es un ciclo intenso. Muy nuevo. Incierto. Con algunos voladores de luces que tendremos que distinguir (entre estos más de alguna amenaza de guerra o invasión). Con caminos que se abren para ser vividos con sorpresa y con las herramientas que ya tenemos, aminorando nuestros miedos. Con mucho Amor para dar y cosechar. Con mayor claridad interna. Con la posibilidad de disfrutar nuestra experiencia en esta bella Tierra. Con mayor protagonismo en vez de dejar (o esperar) que otros lo hagan.

Por último, en estos días portales (que irán hasta el equinoccio de marzo) nos invito a todos también y, a propósito del sueño de una amiga canalizadora y sanadora, María Dolores Bianchi, aquí sus datos) que, sincrónicamente, me escribió hoy por la mañana diciéndome que soñó conmigo y en ese sueño se nos pedía a ambas contribuir a la elevación de frecuencias en la humanidad, a eso mismo: A subir nuestras frecuencias. ¿Cómo se hace? Respirando con más consciencia. Recibiendo luz solar y agradeciéndola. Caminando descalzos por la tierra o la arena sintiendo el poder de nuestros pasos y de este planeta. Soltando crítica, miedos, culpas, enjuiciamientos varios y marea mental. Haciendo mini meditaciones donde nos abramos a conectar con este nuevo tiempo para vivir de una manera muy distinta. Sintiendo el poder de nuestro corazón. Disfrutando lo que tenemos y en especial la naturaleza. Cuidando la alimentación y la información que recibimos o a la que le damos crédito. Tratándonos bien a nosotros y a los demás. Expresando con intención pura lo que sentimos. Activando nuestros talentos. Soltando prisa. Descansando. Y… Muy importante este año: tomando decisiones por nosotros mismos, desde el escucharnos profunda y constantemente. ¡Feliz portal 22-2-22! ¡Feliz reinicio de Vida! ¡A cruzar el umbral!

¿Nos escucharemos de verdad?

Atrás de mi mesa, en un café de Providencia, figuran un panameño que le enseña español a un gringo. Es divertido escucharlos. Hasta yo aprendo algo, you know; ja. “Nadie sabe para quién trabaja”, ¿verdad? E igual la conversa se pone más interesante cuando hablan de discriminación; vaya tema por estos tiempos de “pasaportes o pases x”. Pero para qué le vamos a dar más fuerza a lo absurdo y abusivo. Mejor sigo con otros temas.

Volví a Santiago hace un par de semanas, después de varios meses en el sur de Chile, en mi amado Puerto Varas, donde me fui a vivir hace un rato. Vine a cerrar y abrir proyectos. De algunos de éstos ya tendrán noticias, en estos tiempos tan intensos e inciertos, ¿no?

Y quizá eso mismo (que no ha sido poco), la vorágine de hechos que nos tiene a todos cansados, los movimientos personales, mis talleres de astrología que significan gran trabajo y alegría al mismo tiempo, sumado a que me declaro completamente afuera de todo discurso oficial de lo que venimos viviendo desde 2020 hasta acá, hicieron que dejara un tanto –o muy– botado este noble blog, que tan fiel compañero –para otros y para mí–  ha sido. Qué ingrata yo. Me toca ofrecerle disculpas por alejarme y no considerarlo en tantos meses. Sincrónicamente, ayer una lectora y consultante de carta astral, me dice lo mismo: que hace meses no escribo. Justo cuando yo pensaba retomarlo hoy. Gracias por el recordatorio.

Entonces, para que este ilustre blog retome Vida, acá estoy.

Varios de mis amigos de acá y del sur creían que no quería volver a Santiago, que no me va a gustar ahora estar acá. Solo mi hermana, en la bienvenida y pensando en los reencuentros que vienen, me dice: ¿Estás feliz, cierto? Y yo con mi ironía de siempre le dije: ¡Nooo, me quiero devolver a mi reinooo; ahora! Ante lo cual ambas lanzamos carcajadas.

Digo reino porque, como algunos ilustres lectores de este blog saben, yo no vivo en casas ni en departamentos, sino que habito en palacios (cada uno con sus metáforas que crean realidad). Y ahora, como estoy más alejada de la comarca capitalina, tengo un palacio en mi reino sureño. Así que si algún otro santiaguino (¡está lleno!) se atreve a ir a Puerto Varas, primero sería apropiado que me avisara para entregarle las indicaciones de buen comportamiento, donde lo primero sería pedirle permiso al lago, a los volcanes y bosques. Mínimo.

Pero de vuelta en Santiago sigo feliz. Lo estaba allá y también acá. Amo los árboles añosos entre Providencia y Ñuñoa, tan verdes en este tiempo, las caminatas y la vitalidad de ciertos rincones. Los primeros días estuve muy concentrada en terminar uno de mis proyectos, pero hace un par de días salí feliz a encontrarme con amigos, compartir, abrazarnos y reírnos con ganas (hay mucho de qué reír ante la actualidad; bueno, para quienes decidimos no pararnos desde el miedo). Pero más allá del presente, reírnos de anécdotas y de nosotros mismos. También celebrar varios logros muy emocionantes, entre toda esta incertidumbre.

Así es, como lo señalé en este blog hace un par de años casi, “Cuando nada es seguro, todo es posible”. Es muy bello ver cómo muchos –en medio del caos, del miedo y freno colectivo, de una cantidad de opresiones y sinsentidos– decidimos escuchar a nuestro corazón y atrevernos a dar a luz nuestros llamados del alma.

No somos pocos los que nos cambiamos de ciudad, los que apostaron por otro espacio más agradable (muchos se cambiaron a palacios muy lindos, he ido ya a visitar más de un puñado en este último año, o amigos me envían sus fotos desde otros países con mucha alegría y tengo unas invitaciones pendientes con los brindis correspondientes), los que se atrevieron a usar su creatividad o a aprender eso que hace rato los llamaba, los que dejaron sus empleos fríos o esclavizantes, los que soltaron relaciones tóxicas, los que sintieron la necesidad de estar cerca de sus afectos, los que reconectaron con lo que de verdad era importante para ellos.

Qué belleza. Qué alegría. Qué reconfortante es escucharnos y hacernos caso.

Por eso retomo este blog. Porque es el gran, gran, momento de detenernos a sentir qué deseamos de corazón. Qué nos sopla –o nos grita– el alma. Qué guías nos da nuestro espíritu. No es tiempo de distraernos en temas de actualidad o política –me sale un bostezo de solo pensarlos– que buscan eso: distraernos, dividirnos y dejarnos –para variar– en inseguridades varias. Pero por supuesto que muchos lo harán y también es un camino.

Así que, después de eclipses que marcan finales, a la espera de movimientos planetarios que seguirán enfrentando lo antiguo y lo nuevo, lo rígido versus lo abierto, de un ciclo inusitado que comenzó en marzo 2020 y que concluye (una parte) a fines de marzo 2022 –¡aguante!–, no importa demasiado lo que pase afuera.

Desde mi mirada, lo primordial es que nos escuchemos interiormente. Es que sintamos nuestros latidos. Y desde éstos comencemos a generar una Vida que nos haga sonreír cada día más.

Así es. Así sea. Así será. Gracias por la espera, querido blog y lectores. Gracias por la valentía de estar vivos en estos tiempos. Aquí seguimos y vamos de nuevo, desde nuestro corazón.

Saturno despierta: practicamos sabiduría con humor

Después de almorzar, las chicas de la mesa de atrás hablan de signos zodiacales y luego sacan un oráculo que acaban de comprar. No pongo demasiada atención a lo que hablan ni miro de qué se trata porque no me llama, pero me da risa que justo cuando una de ellas menciona que el ex novio es Acuario, yo figuro poniendo las líneas del horóscopo semanal para este signo, que unos minutos después envío a Emol para que lo publiquen el martes y entonces pongo atención a su conversa.  Ahí están las señales de la vida y sus eternas sincronías… Porque también pienso en la Luna llena y el eclipse (no todos están de acuerdo de si es o no eclipse) que nos espera en este signo, ahora el 18 de agosto que, sin duda, traerá sorpresas, cierres de etapa y un llamado a ser auténticos, a liberarnos e innovar en nuestras vidas y proyectos. También puede traer bastante limpieza de nuestros vínculos amistosos por un par de meses…

Señales, como la noche anterior en que antes de dormir pido a mis guías que me muestren en qué parte del proceso intro que me han pedido hacer estoy (literalmente me mandaron a descansar en mi camino, hace varios meses; a no hacer, dar menos energía, conectar con la rabia y soltar creencias de la vía de consciencia que muchos hacemos años ya, algunos desde que nacimos). Entonces, sueño con una osadía del nuevo integrante de la familia: Merlín, un perro chascón, muy chispeante, dulce y fiero a la vez; adoptado luego que se perdiera por aventurero, parece, y que ya está más que instalado entre nosotros recibiendo y dando amor. El sueño me da la clave y me río porque la última vez que pedí una señal sobre esta etapa -en marzo- me mandaron una canción de Salvatore Adamo (!!) que escuché y ‘vi’ al amanecer; luego tuve que buscar la letra para captar todo el mensaje… Cosas del lenguaje del alma, que es tan rico, sarcástico a ratos, misterioso, genial y certero. Claro que esa vez no sabía si reír o llorar porque estaba muy al límite y con angustia nivel 8 (de 1 a 10); ahora ya -desde la entrega y la experiencia- me encojo de hombros y digo: ok, ya entendí; gracias por el mensaje. Fin del asunto, chiquillos-.

La bella Jopi y sus ilustraciones conectadas

La bella Jopi y sus conectadas ilustraciones

Y recién esta mañana luego que una chica suspendiera su lectura, cosa que siempre intuí pues ya había venido equivocadamente la semana pasada cuando le tocaba ahora y la sentí descentrada; esta vez me suspende porque está enferma. -Sí, no es tu momento de recibir información, es tiempo de cuidarte; descansa -le digo. Después salgo feliz por mi rato libre a pasear y desayunar. Pero al encender el teléfono, tengo una llamada de una amiga que trabaja muy cerca y está sobrepasada. Como ella -a diferencia de otra gente- no está en la víctima y le cuesta mucho abrirse, le digo: ya, ¿y tienes tiempo de desayunar?, pero con sol porque necesitamos luz, na’ de sombra-. Me responde que sí y nos vamos a tomar chocolate caliente (yo, realmente; ella sólo toma agua pues no siente ganas de nada más) con el sol en la espalda en un café y logra contarme la angustia que siente por su hija que está adolescente y viviendo una «injusticia escolar», con todos sus cuestionamientos como mamá separada… Qué bello es cuando compartimos y cuando el alma se muestra, se expresa, mientras el ego confía; logra comprender el momento en que estamos y, entonces, más allá de la pena y el miedo, aceptamos, activamos nuevas miradas y herramientas para vivir lo que nos corresponde en ese momento…

Luego de nuestra conversa para compensar me voy a un parque un rato antes de volver a preparar la segunda carta astral del día y le pido a la naturaleza que me devuelva energía y que se lleve todo peso y desgano; que, por fa, recicle; que me ayude a continuar la semana… En eso, se me cruza la energía de Don Satur (Saturno, el planeta de tierras capricornianas pero que estos años anda por fuegos sagitarianos) y recuerdo que ya vuelve a su movimiento directo… Le agradezco lo vivido estos meses y sonrío recordando algunas de sus lecciones de este año, como el experimentar la poca energía física, emocional, mental; la limpieza de varios vínculos; los límites, el bendito silencio; la quietud, el minimalismo, la tristeza, la rabia, los cierres, la observación, la comprensión, las caminatas lentas por la montaña

Este 13 de agosto, Don Satur despertó. Al estilo de él, claro: poco a poco, de forma sólida y aleccionadora. Nos llama primero a mirar todo lo aprendido de fines de marzo hasta ahora, cuando se fue a dormir su siesta retrógrada y nos permitió practicar paciencia&flexibilidad  frente a los obstáculos, la lentitud y la aceptación de la aridez. Como está en Sagitario, Saturno estos meses nos obligó -y seguirá haciéndolo este año y el próximo, pero ahora de forma más ‘amable’ y/o fluida– a trabajar (o resolver) con poco, a soltar cualquier fantasía e idealización para asumir lo que hay, no lo que nos gustaría; nos llevó a soltar dogmas, a dejar de creernos dueños de la verdad y comprobar cómo la Vida siempre puede enseñarnos algo más y seguir sorprendiéndonos, pues hay otras verdades -personales- que tenemos que mirar. Ahora Don Satur se levanta, estira un poco los brazos, toma su báculo y nos permite mirar con más ganas la Vida… También los viajes, los estudios, los planes que teníamos en pausa, la prosperidad, el trabajo interior y el sentido de esta Vida bella y paradójica que hemos elegido transitar… Podemos sentir que se destraban cosas, pero lo más importante es que dentro nuestro se despierta una nueva energía porque estamos -cada uno a su forma- más grandes para construir con calma y entusiasmo profundo pero moderado; esto último porque -ya sabemos- Don Satur no es amigo de la euforia ni de la exageración; como lo he dicho antes, este año la gula no va por ningún lado…

Igual estos días de mediados y fines de agosto estarán más movidos a todo nivel y otra vez podría haber sacudidas internacionales. Nada nuevo; lo importante es leer bien las señales y el sentido. Porque es esto último uno de los regalos que nos trae el despertar saturnino actual: tener más claridad en el para qué de lo que sucede fuera y dentro de nosotros y desde ahí actuar con más sabiduríaSabiduría = lento, con visión, en conexión (consciencia), con noción de la experiencia previa e intención clara… Tampoco es en cámara lenta ni con solemnidad, la sabiduría a veces puede ser muy intrépida y chistosa en nosotros… De hecho, Saturno en Sagitario se contagia de la chispa natural de este signo y nos acompaña a reírnos más de la Vida, de nosotros, de nuestros aspectos grandilocuentes. Si nos ponemos muy creídos, fanáticos o desordenados, ahí mismo nos tira las orejas con sorna para que bajemos, no cometamos más desatinos y sigamos el camino con fe aterrizada…

saturnodespiertaEl despertar de Saturno en Sagitario me recuerda a unas tortugas de tierra que me hicieron reír en un viaje porque se movían rápido entre los jardines de unas ruinas muy respetadas, más que patrimonio de la humanidad, en Atenas, y ellas atravesaban todo como dueñas del lugar mientras yo me divertía porque la verdad esas ruinas para mí no eran muy especiales dentro del circuito y la energía era muy baja, pero también porque, ¿no se suponía que ellas andaban lento?  Al menos estas no y me quedé mirándolas alejada de la explicación oficial del lugar, mientras hacíamos bromas sobre ellas… Las tortugas con sus ciclos de hibernación, su cara inexpresiva y su casa a cuestas son símbolo de longevidad, sabiduría y animales de poder en algunas culturas; demás que alguna acompaña a Don Satur en sus paseos… Saturno ya despierto  nos moverá este segundo semestre 2016 a trabajar con dedicación por aquello que nos apasiona y que nos hace trascender en esta Vida nos permitirá practicar la sabiduría que aprendimos de marzo hasta acá sin dejar la risa como compañera en nuestras andanzas…

Logrando sueños

ojos CaburguaLucy atiende un restaurant italiano pequeño y agradable en el que me instalo después de visitar los intensos ojos del Caburgua (saltos de agua que dan nacimiento al lago Caburgua en el sur de Chile), donde me quedé pegada y agradecida escuchando el poderoso sonido del agua cayendo de sendas cascadas y del cual me trajeron espontáneamente una pareja de chicos del interior.

Este viaje ha estado raro y bello a la vez. Mi mente anda flotando, está medio «neptuniana» (siento al planeta de Piscis, etéreo, sutil, mágico e incomprensible, sobre mí); entonces, se me quedan cosas pero las recupero, me paso en las calles y me devuelvo, me siento un poco ida y me dejo llevar por algunas intuiciones que resultan, pero de las cuales dudo; me viene sueño, me quedo conversando con los chicos del hostal por largo rato aunque quiero dormir y se hace tarde pero estoy entretenida; me siento inspirada pero poco productiva… En eso estoy cuando meto los pies en el agua (con zapatillas incluidas) en una de las lagunas previas a los ojos de lago aunque sabía que no debía avanzar por ahí y me río sola aunque es una lata chapotear calzada… Mi ego se pone incómodo y hasta avergonzado, mientras mi alma observa con risa, y mi mente optimista dice: capaz que fue un bautizo-, mientras mi mente criticona dice algo así como «te lo dije». En todo caso, se me cumplió un deseo, porque al ver la primera caída de las aguas  desde lo alto con sus colores yo puro quería mojarme «tengo que bañarme con estas aguas sagradas, de última me mojo un poco los brazos y el pelo», pensé antes del chapoteo ¿fortuito?… Y luego me devuelvo a Pucón escoltada en una camioneta con estos chicos algo tímidos pero muy amables que me dejan directo en el hostal; un regalo. De ahí me quedo un poco al sol con unos mates y salgo para comer algo aunque no tengo demasiada hambre…

Las calles de Pucón con el volcán Villarrica Entonces doy con este rincón italiano al atardecer. Y cuando luego de unos ravioles de fresca espinaca-ricota-nuez me quedo mirando por la ventana llena de verde  y viento, Lucy parece que ya no da más y se acerca a conversarme, me pregunta sobre el tablet que llevo y que porqué ando acá y todo eso. Sólo yo estoy cenando porque es temprano y además mientras más al sur más tarde oscurece y la gente sale después, de hecho llegan cuando estoy terminando… En ese lapso ella me cuenta su vida y cómo conquistó sus sueños que tenía de niña. Es la sexta de ocho hermanos de Valparaíso, Chile,  y me relata que en su infancia la madre les preguntaba en la mesa que qué querían ser cuando grandes y ella respondía: yo quiero ir a París y todos quedaban con cara de pregunta, mientras la madre le decía que eso era difícil porque se requería de estudios y que no tenían dinero, pero ella nunca conectó con esa creencia… Hasta que pasados sus 37, sin estudio ninguno y después de trabajar en más de un restaurant se enamoró del chef de su trabajo, un árabe-francés, que viaja mucho, se vino con él a Pucón, se casó y los primeros seis meses del 2013 los pasó en Francia pues él fue hacer un curso… «Yo siempre dije que sólo me iba a casar si me enamoraba, si no, no; y me demoré pero así fue» -me dice con ojos chispeantes, luego de contarme más de una anécdota y de cuánto le cambió la vida al vivir en un pueblo chico como Pucón, donde se mueve en bicicleta, no conoce a nadie y la gente no tiene muchas aspiraciones, según ella afirma. Y sigue: Es que si uno quiere y se sacrifica un poco y tiene paciencia, los sueños se cumplen, en serio, yo he ido poco a poco logrando todo»… Y yo me entretengo, comparto y aprendo con sus anécdotas (tiene muchas) y sabiduría. Me cuenta que al llegar a Pucón ambos decidieron que en tres días ella tenía que encontrar: un trabajo que le gustara y casa para arrendar, que era un desafío para saber si se quedarían: y así fue, encontré una casa en las afueras y un trabajo bien agradable -me dice orgullosa.

Al final mi cena termina pasadas las 22:30 y regreso al hostal donde ya prendieron la salamandra, huele a leña, y conversamos un poco con un trío de alemanes que recorren Chile y Argentina. Uno de ellos, que trabaja en un banco, me quiere cambiar de oficio, encuentra que el mío es mucho más entretenido que el de él y nos reímos bastante. Me cuenta que la crisis se nota en Europa y que no puede cambiar de trabajo… Si quieres, puedes; prueba -le digo, provocando a su mente alemana, y agrego: la crisis es un espejismo y le conviene mucho al sistema porque genera miedo y eso nos hace consumir más… No te enteres de la crisis, dale- y me mira sonriente-incrédulo… Creo que mandaré a este trío al restaurant de Lucy para que les dé unas clases de cómo lograr sueños en una sola cena. Buenas noches.