¡CHILE ESTÁ DE CUMPLEAÑOS!

landscape-1591799_1920

Amo a Chile. Amo a Sudamérica. Amo a nuestra América completa. (También amo a Turquía, pero esa es otra historia de muchas vidas).

Estoy muy sensible estos días. Estamos, parece. No de tristeza. De sensibilidad no más. Muchos cercanos hemos revivido heridas y, al tiempo que las vimos y las sentimos calar hondo, pudimos actuar distinto y comenzar otra fase de sanación. Qué bello es crecer y comenzar a usar nuestro poder en vez de quedarnos en la víctima, que es tan tentadora, por lo demás.

Hay heridas de rechazo, de abandono, de no ser vistos, de burla o violencia, de traición, de humillación. De abuso… Esto de venir a planeta Tierra (como digo en el libro Mensajes del alma) es una aventura de tanta valentía y riqueza, que debiéramos honrarnos cada día por estar aquí y ahora. ¡Qué aguante el nuestro!

CHILE Sur

Y a unos pocos millones se nos ocurrió encarnar o vivir en Chile. Je. En esta tierra profunda, tímida, miedosa, creativa, pensativa, desconfiada, cariñosa, fría, ingeniosa, ordenada, sobria, curiosa, exagerada, ideologizada, exigente, indirecta, secretamente cálida, con baja autoestima (snif), sanadora, ¡sumisa!, chispeante, mágica, noble, precaria, tenaz…

A mí no me gustan las banderas, ninguna. No les creo. No le creo a casi nada del sistema (menos a que existan las izquierdas y las derechas, jajaja; vaya manipulación del poder para dividirnos y mantener cautiva parte de lo más preciado en nosotros: nuestra energía mental y emocional, de la cual se surte, el sistema, digo).

Pero más allá de esto (que es mi mirada, por tanto da lo mismo, lo importante es aquello con lo que cada uno sintoniza, no el resto) es lindo celebrar un nuevo ciclo.

Y al hacerlo podemos detenernos a honrar. A agradecer. A valorar lo andado. A sentir cómo estamos en todos los sentidos. Y en qué estamos. 

Este rincón de Sudamérica, nuestra tierra llamada Chile cumple un nuevo año el 18 de septiembre. Y nosotros con ella.

Sigue leyendo