Venus abre nuestro corazón en junio 2012

Señores pasajeros de este blog, les cuento que se asoma junio y, en mi caso, también un viaje… Y que este mes del intenso 2012 es y será muuuuy especial pues trae un mágico momento que, desde donde sea que lean este post, los animo a disfrutar y a sintonizar.

Mire este cielo, déle click y vea la imagen más grande

Se trata del Tránsito de Venus, un evento único que antes ocurrió en 2004, más antes en 1882, y que recién se repetirá en 2117. Venus, planeta femenino, la diosa del amor, la armonía, la belleza, las artes; regente de Libra y Tauro (se supone, pues la astrología aún no se pone del todo de acuerdo sobre este último signo de tierra y su planeta…), que está presente en los jardines, en la atracción amorosa, en lo estético, en la comida bien presentada, en los exquisitos perfumes de la naturaleza, en las primeras citas amorosas, en la diplomacia, en el buen gusto…. se alineará con el Sol y la Tierra. Como si fuese un eclipse, la energía de Venus se abrirá para todos y todo… Por eso los días entre el 4 y 6 de junio son muy importantes para todo lo afectivo, pues Venus nos permitirá limpiar, tomar conciencia y armonizar esta importante área de nuestra vida…

Con su característica sutileza, Venus abrirá el corazón de la humanidad y el de todos nosotros, así que este inicio de junio nos regala la enorme posibilidad de elevar la vibración de nuestros latidos, de modo de vivir el amor como algo más puro y armónico, en vez de maqueteado y dramático como hemos venido haciéndolo hasta ahora en la mayoría de los casos…

Así que, señores pasajeros, les dejo la nota que publiqué en Guioteca.com, pueden leerla aquí. Hay ideas para un ritual y más detalles de este junio intenso.

Por mi parte, quizá mi próximo post sea desde Antigua, Guatemala; veremos qué dice el destino. Hasta la próxima, un gran abrazo con Venus y a abrir el corazón!

Guiños del alma

Mi ojo derecho late descontroladamente. No porque le guiñe a nadie, sino de cansancio. Me está gritando que pare y hago lo que puedo por complacerlo: manzanilla, melisa, menos tele, respiración consciente y tratamiento de sanación zen. Le digo que me perdone, que estoy tratando, que cada cierto rato me pasa lo mismo: lleno mi agenda con distintas cosas, trabajo mucho, me siento sobrepasada e incapaz de bajar el ritmo pues  me cuesta poner límites –una de mis tareas desde que nací y por largo rato-, pero que “estamos trabajando para usted”.

También le digo que me entienda, que el 2012 es así, intenso y aceleradísimo; encima estos días Urano se junta de nuevo con Mercurio y agitan todo lo mental y eléctrico de la vida, del cuerpo y de las energías colectivas… quizá por eso mi ojo late raro, no como otras veces, más rítmico… Pero a él no le importan nada mis excusas ni el contexto, ni que esté preparando dos charlas de astrología para entender el 2012 (más detalles en el post anterior y en otro que viene). Él está cansado y me está dando una gran señal antes de que siga ciega a mi ego apurado y me estrelle por ahí…

Es que el cuerpo además de noble, sabio y sagrado es uno de los portavoces del alma. Y el alma tiene la película más que clara. Pero el ego nos hace creer que es él quien comanda todo… Y nop, el ego es un niño mimado, inseguro, débil, miedoso, orgulloso, apegado, voraz; inteligente en lo racional; que juega a bueno, malo, payaso, raro, perfecto, fuerte o ausente;  socialmente posible: puede ser héroe, víctima o victimario; metido en el sistema o anárquico, lógico, rápido, astuto, flojo, esforzado…

El ego, nuestra máscara de sobrevivencia e intercambio en este mundo,  puro patalea frente a los llamados del alma. Ella dice detente y el ego dice: muévete, estás perdiendo el tiempo. El alma te sopla al oído: necesitas descansar; mientras el ego te muestra la cantidad de obligaciones que tienes, lo importantes que son, lo que opinarán los otros si no las haces y que eres un flojo, que deberías agradecer que tienes actividad, etc., etc. O el alma te indica con una sincronía o un llamado que te muevas hacia un punto y que trabajes por algo, pero el ego lo boicotea con horas en el computador o la tele, evasiones varias, supuestas obligaciones familiares u obstáculos tan “reales” como que no tengo tiempo o no tengo el dinero o la salud… Ja.

Y entonces el alma se entristece, pero sigue confiando en nosotros, en nuestra esencia. Y es benévola, compasiva; nos espera. Pero cuando no aguanta más –y de acuerdo a lo acordado por nosotros mismos en esta encarnación- el alma llega a su límite y grita: nos manda un “evento” que nos despierte para que hagamos lo que de verdad vinimos a hacer a esta vida que elegimos… Lo malo es que el manual para entender las señales y poder interpretar el sentido de estos eventos, a veces está perdido en algún cajón de nuestro inconsciente o lleno de tierra y no lo entendemos del todo. No comprendemos el para qué de una enfermedad, de una frustración, de un desencuentro, de la cesantía o crisis económica, de una ruptura de una relación, de un “fracaso”, de un duelo… Nop, el ego se acelera y busca un mecanismo para que no entendamos y sigamos insistiendo con la acción, o nos victimicemos, o entremos en rabia o en miedo, emoción favorita de Don Ego.

Pero el alma sabia y pura –que también cacha que es 2012 y que todo está rápido- nos da otra oportunidad… Y probablemente de nuevo nos tropecemos. Entonces, algunos entendemos y otros seguimos repitiendo la materia…

Así, la semana pasada en mi consulta, Rosa, una mujer grande, auto-exigente y de corazón bondadoso, llora desconsolada porque se mudará a una casa que no le gusta; se siente impotente y sabe que todo es culpa de su ego apurado, de su no pedir ayuda y de su desconexión de la intuición que le decía que no era el lugar; pero ya firmó la promesa de compra y no es capaz de decir: “me arrepiento” y arriesgarse a perder unos 5 millones de pesos (10 mil dólares), decisión que la dejaría tranquila…  Carlos mira el peor escenario para su examen de titulación en vez de confiar en sus capacidades -y en la divinidad que lo habita- y al mismo tiempo asumir que en caso de no aprobar, eso siempre lo llevará a algo que la vida le tiene preparado desde el amor, no desde el castigo…  Flavia sólo hace preguntas negativas: que si el hijo será papá joven, que si la hija se enfermará, que si el marido la dejará “en la calle”… Y le digo: ¿viste como sólo preguntas desde el fatalismo? Y ella asiente, pero su ego pesimista-víctima vuelve y sigue preguntando: ¿me ves con alguna enfermedad a futuro?… Y yo me entristezco por dentro y me dan ganas de abrazarla… Y Claudia pregunta si logrará irse con su marido al sur de Chile, a vivir en el campo, mientras el tarot la muestra pasiva frente a su sueño y ella misma reconoce que no está haciendo nada por lo que más quiere, mientras su alma suelta una risa cómplice pues ya entendió que se está boicoteando con la flojera (evasiva común del ego) y viviendo en el futuro en vez de enriquecer su vida hoy (nada más abominable para el ego que el presente)…

Y  el jueves llego –mi ojo arrítmico y yo- a casa y mi querido Fer (vecino-compañero de camino importado de Uruguay) figura pálido echado en mi sillón. Está descompuesto. Ni mate toma, lo cual es un gesto grave para cualquier uruguayo. Entonces, tomamos té de manzanilla con melisa y conversamos. Su cuerpo está somatizando su actual semi-cesantía, su reciente cambio de casa, su trámite de residencia frustrado, el miedo a no tener ni lograr… “Fer, tu panza –y mi ojo, pienso- quiere que pares, que vivas la pena, son muchos duelos juntos…”, le digo a sus ojos decaídos y vidriosos. “Sí”, me dice con su energía baja y decide ir a casa a acostarse. Seguro su alma aplaude ese momento…

Entonces, el viernes de tarde después de trabajar en detalles de las charlas de mayo, rechazo unas invitaciones y me quedo conmigo, en mi tina caliente y el silencio de la noche, respirando, vuelvo a mi por un rato y agradezco, masajeo mi lado derecho de la cara mientras me comprometo a parar aunque sea un poco… Supongo que mi ojo y mi alma estarán confiados en mi decisión, al menos él ya no late y ella debe estar feliz pues el sábado de mañana fui -sin correr- a un bello taller de conexión con la esencia, de tarde caminé a otro ritmo con Marcela, compañera de distintas etapas de la vida y buena conversadora,  en medio del paseo nos encontramos “casualmente” con otra de las vecinas favoritas: Cocó, quien va con sus amigos al super para luego ver pelis en casa y en el encuentro nos ponemos al día con las noticias de los terremotos y los chicos brasileros que los alertan (otro signo de los cambios de 2012), mientras reímos a carcajadas con la farandulización (ego) de la TV chilena de este tema que seguirá dando material… Y el domingo me levanto tarde, sólo como fruta e infusiones para empezar mi día, escribo y después del almuerzo camino lento por tres parques del barrio disfrutando el otoño con otra compañera de camino y gran sanadora María Dolores, con buena conversación sobre este tiempo de cambios, verdades y revelaciones, acompañadas de sorbos de mate con hierbas y el sol tibio sobre los hombros…

Aquí vamos, día a día intentando escuchar más al alma y bajándole el volumen al ego que a cada instante patalea y quiere dominar la escena como está acostumbrado, pero el alma se asoma cada vez más -en muchos- y yo me río con esta danza interna que nos hace despertar. Enhorabuena.

Para entender el 2012… y más, Charlas en Providencia, Santiago

La Torre del Tarot, una de las representaciones de este tiempoEl rey de España es sorprendido nada menos que cazando elefantes en África, y  esto se sabe porque no casualmente se accidenta… Este 16 y 17 de abril se anuncian posibles terremotos y otros hechos fuertes… Al Presidente chileno lo califican de “inepto” en una importantísima revista británica que es seguida por las elites mundiales… Dos terremotos seguidos sacuden a Indonesia… El antes omnipotente -y agotador; lo siento, no puedo evitar cansarme con sólo verlo y más con oírlo- Hugo Chávez hoy apenas se deja ver y sufre su cáncer diciéndole a Dios -sí, a Dios- que quiere seguir viviendo… Un sospechoso temblor-terremoto se produce a fines de marzo en el centro-sur de Chile y curiosamente algunos poderosos reciben el aviso antes de que suceda… Una significativa agrupación de padres en Francia llaman a una “huelga de deberes escolares” pues consideran que “los niños tienen que mostrar en casa lo que han hecho en clase” y no al revés…

Estas son algunas de las poderosas señales del paso de Plutón por Capricornio, uno de los aspectos astrológicos más fuertes que estamos viviendo hace un par de años, que este 2012 se incrementa y no dejará dudas: se acaba el mundo que conocíamos… ¿Por qué pasa todo esto?, ¿para qué?, ¿cómo?, ¿cuándo?, ¿hacia dónde van estos hechos?… Son algunas de las preguntas que responderemos en dos charlas este 8 y 15 de mayo, a las 19.30, en Providencia, Santiago de Chile.

Porque estamos en un tiempo horizontal donde todos podemos y tenemos que saber todo, este ciclo de charlas quiere ser un espacio de conocimientos y herramientas para vivir un tiempo muy revelador y apasionante, ya que el 2012 es, entre otras cosas, un tiempo de verdades y despertares.

Acá les dejo la convocatoria oficial y los invito a asistir con la mente abierta y optimista, pues conversaremos también de los miedos de este tiempo y qué hacer con ellos.

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Dos charlas de astrología, 8 y 15 de mayo, a las 19.30 hrs, en Providencia

Plutón en Capricornio:

Tiempo de muerte y renacimiento para nuestro mundo

Herramientas para entender el ciclo 2012-2017

¿Se acaba el mundo?, ¿se apaga la luz?, ¿o todo es paranoia, ignorancia y marketing futurístico? …No importa qué idea tengamos o no de este marcado e intenso año 2012, el tema es que ya estamos bombardeados con profecías, vaticinios varios, temores colectivos, información un tanto confusa, noticias reveladoras y un aire global teñido de cambios.

Las preguntas, entonces, son: ¿de qué se trata este ciclo de cambios que se inicia este 2012 y que nos acompañará por largo tiempo?, ¿qué actitud debemos tener?, ¿cómo vivirlo en lo personal y en lo colectivo?, ¿qué está muriendo en nuestro mundo y qué podría renacer a partir de ahora?, ¿cuáles transformaciones podremos vivenciar y cuáles son parte de la fantasía?, ¿hacia dónde vamos como humanidad?

Las respuestas a estas interrogantes son las que se entregarán en este ciclo de dos charlas. La primera es este martes 8 de mayo, a las 19.30 hrs, y se titula “Plutón en Capricornio: ¿El fin del mundo que conocíamos?”. La segunda va el martes 15 a las 19.30 hrs y es “Plutón y el nacimiento de una nueva conciencia para vivir”.

La cita es en el salón de eventos de Carlos Antúnez # 1960, Providencia. Los animamos a reservar su cupo, a llegar puntuales y ojalá un poco antes, para inscribirse y disfrutar de las galletas, té y café de bienvenida. También les recordamos seguir con atención las señales de cambio de estos días que serán material de análisis en estos encuentros.

PRIMERA CHARLA: Martes 8 de mayo, de 19.30 a 22 hrs. “Plutón en Capricornio: ¿El fin del mundo que conocíamos?”.

DÓNDE: Salón de Eventos de Carlos Antúnez # 1960. Entre Marchant Pereira y Pedro de Valdivia.

CUÁNTO: $ 10 mil (cada charla)

CÓMO: Reservar cupos o solicitar más información en:   nuevaji@gmail.com  / Teléfono: 9- 084 20 67.

Con miedo o con amor: elegimos cómo vivir

En medio de la agitación de marzo, que hasta ahora inlcuyó un potente taller de sanación zen, un cálido y especial ritual de otoño, vida social intensa, limpieza emocional, terapias varias, mucho trabajo, los enredos típicos de Mercurio retrógrado junto a las tormentas solares y su agitación mental y física, más un sospechoso casi terremoto, había dejado en pausa esta nota… Y ahora, dada la energía actual que anda dando vueltas y que tiene todo que ver con incertidumbre, creo que es el momento de retomarla y compartirla, pues viene a ser un respiro para los agitados corazones 2012 y una luz para caminar más livianos este tiempo …. Aquí va.

La mañana del primer lunes de marzo recibo el mail de un amigo español que difunde la mirada de alguien que antes que ya había llegado a mis registros por otra vía (o no recuerdo si por mi propia curiosidad) y que, al mismo tiempo, viene de más atrás, de una generación anterior.

Pedro, bello, valiente y sensible español en busca de una vida con más sentido, que ha sido capaz de dejar lo conocido, innovar y seguir aprendiendo tanto para sí mismo como para aportar a este mundo actual, cada cierto rato aparece en mi bandeja de entrada con algún buen mensaje… El de ese día es una entrevista a una «pedagoga de las emociones» y escritora, Elsa Punset, autora de «Inocencia radical» e hija del gran Eduard Punset, un divulgador científico de gran lucidez, profundidad y humor, a quien sigo desde hace unos años por la TV española y que, de hecho, está entre los links de este blog (en portada, a la derecha) en el que usted, estimadísimo lector, puede sumergirse y averiguar más de este interesante ser.

Coincido todo el rato con las respuestas y mirada de Elsa, sobre todo en enseñar sobre las emociones y el integrar el misterio… Ya tenemos suficiente teoría y acumulación de datos en colegios y universidades; llega el tiempo de enseñar y aprender sobre la vida misma!… Bueno, la copio aquí abajo, luego va el link del original y luego dos videos para conocerla en vivo. Y antes… las gracias a Pedro y a las sincronías de la vida!

«Elsa Punset, pedagoga de las emociones»

Ante el mundo hay sólo dos actitudes: o miedo o amor».  Soy hija del ´baby boom´ de los 60. Nací en Londres, me crié en EE. UU., Haití, Madrid… y vivo en Londres. Tengo dos hijas pequeñas. Máster en Humanidades por Oxford, me dedico a la pedagogía de la gestión emocional. Soy adogmática. Me permito sentir el misterio. VÍCTOR-M. AMELA – 25/01/2010

¿Vivió en Haití?
Siendo niña, sí. Por eso sé que en Europa vivimos de espaldas a los riesgos que allí amenazan las vidas: allí viven intensamente, aquí vivimos anestesiados…
Pues bendita anestesia.
Pero pagamos un precio: aquí la vida no late. Y, aburridos, llegamos a deprimirnos. Y nos afanamos en distraernos.
¿Y qué propone?
Adiestrémonos en gestión emocional. La ciencia demuestra que todo – hasta un pensamiento-arranca de una emoción: ¡somos animales más emocionales que racionales!
Pobre Descartes, qué viejo se queda…
Sí, pero ¡en las escuelas todavía no enseñamos a nuestros niños a gestionar sus emociones! ¡Qué atraso!: hacerlo reportaría fabulosas bendiciones para ellos y la humanidad.
¿Se puede enseñar a sentir?
Nos enseñan a desconfiar, recelar, sospechar, despreciar, odiar… ¡Que nos enseñen a amar! Nos enseñan que el mundo es peligroso, pudiendo enseñarnos que es fabuloso.
¿Lo es?
Hay sólo dos modos de relacionarse con el mundo: desde el miedo o desde el amor. Sentir curiosidad por el mundo es amarlo, es lo mismo. ¡Es lo que sienten los niños pequeños!. Esa inocencia radical, ese amor, curiosidad… es lo que luego nos enseñan a perder…
¿Por qué hacemos eso?
La educación aún premia las emociones defensivas ante el mundo, en lugar de premiar las emociones amorosas hacia el mundo. Será por algo, ¿no?. Porque seguimos anclados en lo que hace 100.000 años resultó útil para sobrevivir en entornos cuajados de peligros: herramientas – miedo, angustia, tristeza, ira…-que hoy quedan anticuadas y son ya un lastre.
¿Recibió usted de sus padres la educación correcta?.. 
Me dieron las dos cosas que hoy se sabe que son los dos puntales de la felicidad.
¡Dígamelas, por favor!
Una: afecto. Dos: sentido de control sobre tu vida.
Explíqueme esto?.
Recibir afecto en la infancia infunde confianza y seguridad ante el mundo. Estudios sobre resiliencia – capacidad para remontar tremendos reveses-demuestran que niños tratados horriblemente que se agarraron a una mirada amorosa… pudieron remontar. Puntal uno: amor. Puntal dos…Soberanía sobre tu vida. Mis padres jamás hablaron de «la suerte», sólo de cómo actuar: eso te enseña a ser el piloto de tu vida.
¿Qué emociones premia usted al educar a sus hijas?
Las ayudo a identificar cada una de sus emociones: así entienden qué está pasándoles.
¿Hay emociones positivas y negativas?
No… Hay emociones útiles e inútiles. Si un día están tristes, las entreno a no temer a la tristeza y a saber qué está mostrándoles.
¿Y qué muestra la tristeza?
El temor por una pérdida: por una ausencia, una carencia, porque algo termina… Si comprendes eso, ¡lo llevas mejor! Si no, esa tristeza puede agobiarte, angustiarte… y hasta llevarte a medicarte sin necesidad. Eso se hace mucho por aquí. Porque no escuchamos lo bastante las voces de nuestras emociones. Habitúate a escucharlas y entenderás tus pasiones. Y una vida con pasión y sentido es más feliz.
¿Cómo puedo descubrir mi sentido?
Al levantarte, cuestiónate: «¿Qué me hace hoy levantarme?». El psicólogo Viktor Frankl lo planteó más crudamente: «¿Qué impide que hoy me suicide?». Lo que se esconde tras la respuesta es tu sentido.
¿Y luego?
Aliméntalo. De lo contrario, podrías matarlo de hambre. Hazte regalos emocionales. Quizá sea apuntarte a una clase de baile… ¡Siembra tu vida de pequeños cambios!
¿Eso me hará más feliz?
Conozco un estudio hecho sobre 5.000 personas: un 10% declararon ser felices. Pues bien, se observó que esas 500 personas habían seguido un patrón común…
¿Cuál? Cuente.
Se habían marcado una meta. La habían puesto por escrito (o se la habían contado a conocidos), en una especie de compromiso público. Habían establecido metas volantes, etapas menores en el camino hacia su gran objetivo. Y cada vez que alcanzaban una meta volante, se gratificaban con algo.
Tomo nota.
Un amigo mío indio me dijo: «A vosotros os entierran a los 80 años, pero os morís a los 20». Me hizo pensar… Hoy sabemos que nuestro cerebro es muy plástico: ¡podemos reinventarnos cada día durante 80 años! No lo hacemos. ¡Atrevámonos, pues es posible!
Excitante: reinventarte cada día.
Abrámonos a la realidad…, que incluye el misterio. Darle la espalda a lo inconsciente y a lo misterioso nos priva del 80% de la realidad, ¡la convierte en plana y aburrida!
¿Cómo aconseja mirar la realidad?
La ciencia nos habla de lo que sabe, pero no puede hablarnos de lo que no sabe. No prescindas de todo eso. ¡Permítete inventar preguntas y soñar respuestas! Es esa capacidad de inventar y soñar (y no sólo la de analizar) la que nos hace plenamente humanos.
Gracias, maestra.
¡Los maestros son los niños! Ellos nacen libres, con esa inocencia radical abierta al misterio, a la confianza en la vida y al amor al mundo. Si la conservásemos…, ¡seríamos siempre creativos y felices!
Inocencia radical?
«Aspiro a ser la más lograda versión de mí mismo» (Merleau-Ponty), «Sueña sin que los sueños te esclavicen» (Rudyard Kipling), «El ángel de mi nacimiento dijo: ´Pequeña criatura hecha de alegría y júbilo, ¡corre y ama sin ayuda de nadie en la Tierra!´» (William Blake): son máximas citadas por Elsa Punset en su ensayo Inocencia radical (Aguilar), que apela a los últimos hallazgos de las neurociencias y la psicología para ponerlos al servicio de «una vida con pasión y sentido», dice ella. Hija de Eduard Punset, profundiza en la gestión de las emociones y aboga por enseñarla en las escuelas. Me despide con una frase de Jung: «La vida te hace una pregunta cuya única respuesta es tu vida«.

***

Fuente: La Vanguardia.

Página donde leer más de la autora y otros colegas: Inteligencia Emocional y Social.

Y para ver:

Con más amor en el alma

La Tierra fue alcanzada por fuerte tormenta solar entre desde el 8 de marzo…. (Foto de la Nasa, publicada en Emol.com)

… Después de días muy agitados, locos y con algunas somatizaciones, quizá producto -entre otras cosas- de la tormenta solar- anoche figurábamos con Fer en el balcón con una cerveza él y yo con una copa de vino carménère, mirando el atardecer, maravillándonos con Júpiter y Venus que se ven muy brillantes hacia el oeste estos días, pues están en una poderosa conjunción.

Agotados y agradecidos conversamos de la vida, nos reímos de temas de la idiosincracia chilena y uruguaya, conversamos de los rollos y regalos que vivimos con los padres… Y en medio de todo yo recibía varias llamadas de cariño pues en la mañana estuve hablando de astrología y actualidad en radio Cooperativa, mientras Fer aprovechaba de mirar la entrevista por la web… Y luego meditamos cuando llegó la noche y un poco de silencio en el ritmo de la ciudad…

Estábamos igual que muchos: cansados, viviendo mucha agitación laboral y/o cotidiana, contentos, intuyendo que los cambios no pararán, sintiendo que este es un tiempo muy importante, con un poco de miedo por si podremos con todo y más claros en lo que queremos vivir y lo que no…

… Así es este 2012: intenso y lleno de oportunidades, y mi participación en la radio para analizar temas actuales como el tercer año de gobierno de Sebastián Piñera, es para que desde la astrología, muchos puedan recibir una mirada de la realidad con más ingredientes que nos ayuden a aceptar lo que nos toca vivir colectiva y personalmente, a ver a los otros como iguales, a entender que nosotros creamos nuestra realidad y por tanto podemos cambiarla desde una transformación interior (que muchas veces incluye terapias) y que, a diferencia de la triste frase de nuestro Presidente, quien dijo que había gente con «maldad en el alma»; entendamos que el alma, la esencia nuestra, la luz que llevamos dentro, es lo único puro, intacto, lleno de amor y conexión con la Divinidad del Todo y de cada uno de los seres de cada rincón del universo… La «maldad» está en el ego, en nuestras distintas máscaras y en la «mente ordinaria» como la llaman los budistas, con sus patrones repetitivos… Y tampoco es maldad, es ignorancia…

Por eso el Presidente no es alguien «malo», es alguien que no sabe, que -al igual que muchos en alguna área de nuestra vida o en ciertos momentos- está perdido, extraviado de sí mismo, alejado de su luz, de esa alma transparente que tiene tantas ganas de guiarnos, pero que cantidad de veces esquivamos y desoímos, mientras sólo le subimos el volumen al ego, ese personaje que -como dice mi amiga Silvia en su blog«no cacha ná»...

Y, bueno, al finalizar un día lleno de emociones, quizá la que más saboreo es la poderosa energía recibida antes, durante y después, de mucha gente bella de Chile y de distintos rincones de nuestro planeta hoy atormentado solarmente, que me mandó fuerza, buena onda, confianza y amor para (y por) el momento de la entrevista en mi radio favorita: Cooooperativa, como suena su slogan de décadas en Chile… Toda esa fuerza estuvo en mí no sólo porque todos tenemos gente -y hasta mascotas- que nos quieren, sino además porque -lo cuento ya que a todos nos sirve- me atreví a pedir ayuda:  llevaba días de mucho cansancio y exigencia y cuando el viernes me llamaron para la entrevista una parte mía estaba contenta pues es un logro divino-personal (un llamado del alma que escuché y materialicé desde 2011), pero la otra decía: sólo quiero mi tina con agua caliente y no sé si me darán las neuronas y energía para preparar el material. Mi expectativa del fin de semana era estar en off: no hacer, caminar, mirar un poco del mes y tomar mate….Pero la vida -como tantas veces- quiso otra cosa (mejor); al menos tiempo para el mate y la caminata con truenos y relámpagos en Santiago sí hubo…

Entonces, el domingo de tarde mandé un mail a varios bellos seres pidiendo energía, barra, apoyo moral, la bendición…. lo que fuera su voluntad y tuve tantas lindas y chistosas respuestas que todo el rato me sentí acompañada y energizada, luego vinieron más correos, mensajes al celu y llamadas varias… Muuuy emocionante, tanto o más que la entrevista… ¡Qué bueno es pedir ayuda! Es tan simple y tan profundo a la vez, es un gesto tan primordial para crecer que quizá por eso nos cuesta a muchos, porque conmueve, porque revela nuestra bella fragilidad…. Pero ella, nuestra fragilidad, se pone feliz de ser vista y acariciada. GRACIAS!!!

PD: Y por si usted se perdió la entrevista puede verla y/o escucharla aquí mismo.

Ruidos de la mente y sonidos del alma

-Yo no quiero que tú irte –me dice Andrea, una dulce y especial alemana, en su esforzado español, mientras come sus cereales al desayuno.

-Aaaahh –le digo conmovida. Yo tampoco, pero siento que es bueno partir –le señalo y miro sus ojos tristes, que me dan emoción.  Estoy a unos minutos de dejar Uspallata…

… Nos reímos mucho con y de Andrea. No hablamos demasiado, pero cuando lo hicimos fue muy bueno. La primera vez que conversamos fue en la cocina, el día en que yo estaba con vértigo. A ella le gustaba el hostel, pero le hacía ruido el ruido de la carretera, que pasa al lado. Y ya había averiguado en otros dos lugares y uno –una casa donde alquilaban habitaciones a turistas- le había gustado porque aunque tenía un jardín pequeño, no tenía ruido de los autos pese a que estaba en el pueblo. Me muestra los folletos y yo también me entusiasmo en conocerlos, pues siento que volveré por acá y me gusta explorar lugares nuevos.

Al otro día le pregunto si se va y me dice que sí, pero a las 8 de la tarde, que ya habló con el chico del nuevo lugar. Yo paso todo el día afuera, en el pueblo, primero me encuentro con mi prima de Mendoza, que trabaja como maestra en Uspallata; llego a ella preguntando en la única escuela del pueblo y me dicen que trabaja en otra, hasta que doy con ella después que una de las asistentes de dirección de ahí  me consigue a “el taxi” (luego el chofer me dice que son 6 en total) que trabaja ese día. Nos encontramos por fin con Vero y conozco a mis dos inquietos primos pequeños, sus hijitos Valentina y León.

Valentina y León felices con globos regalados

Después de abrazarnos, conversar y reírnos, «el» taxi pasa por mí -previo acuerdo- y me voy a MI Casita Suiza, pero esta vez me quedo en el horario establecido. De ahí parto a almorzar a otro lugar en la sombra de los árboles pues hace mucho calor, y luego me voy a comer el postre (un helado obligado) en una cafetería-tienda de la carretera… Regreso como a las 7 al hostel, con un chico que trabaja como taxista particular. Nos despedimos y cuando me bajo escucho unos gritos de lejos, me doy vuelta y no veo nada. Escucho más gritos y al levantar la vista veo que son cuatro compañeros de hostel que subieron uno de los cerros de enfrente y están felices a todo sol. Entre ellos está Gabriel (un francés que llegó antes que yo) y Andrea… Les tomo fotos y nos reímos… y pienso: ¿Y Andrea no se iba hoy?

Bueno, al bajar conozco a los otros dos chicos, recién llegados: un polaco (no supe su nombre) y un holandés que habla muy bien español y que ya pasó por Chile y el sur de Argentina, Martin.

Al rato Andrea ya tiene sus cosas listas porque efectivamente se va, pero no está segura, aún lo duda. Yo le digo que porqué no espera una señal, me dice que sí, pero que ya arregló todo. Nos despedimos y al abrazarla me dice: no, pero quizá yo vuelve mañana  -y me río a carcajadas, ella también.

Gabriel la acompaña a la ruta con todos sus bolsos, esperan el bus. Yo figuro en el jardín escribiendo. Ha sido un día variado y prolífico después de la necesaria pausa del anterior. Pasa un rato y escucho un: “¡¿qué pasó?!”, desde el hostel. Me doy vuelta y no paro de reír: es Andrea y su cargador de equipaje y compañero Gabriel que se devuelven… Él mueve la cabeza y repite: “está loca, está loca”; mientras ella dice con seriedad: No, yo me quedo una noche más… -todos los espectadores de la escena nos reímos, yo aplaudo y le exijo que me devuelva el abrazo y también me acerco y le digo que está bien, que es bueno hacer lo que uno siente y me dice con cara compungida: sí, es que no sé lo que quiero, yo soy difícil para decidir….

"Es que yo soy Piscis", me dijo Andrea argumentando su indecisión entre las risas...

Al día siguiente se me acerca mientras yo escribo en el jardín y sabe que me interrumpe, pero a mí me agrada que se atreva a hacerlo y me siento honrada de que me busque; entonces hablamos de lo mismo: es que aquí está bien, es naturaleza, el río es bonito y hay todo natural, con árboles y los perros, pero es lejos del pueblo y hay mucho ruido de autos que no me gusta… -argumenta Andrea, mientras yo le sonrío y la entiendo tanto…

-Ya, pero ¿sabes? Esa es tu mente y te entiendo porque somos así, nos quedamos pegados en algo –intento explicarle, al tiempo que sé que no es casual y que sus dudas me reflejan en la forma, esta vez no en el fondo pues no tengo problemas con el ruido, pero muuuchas veces he dudado y me he enredado como ella, sin poder disfrutar lo que tengo…

Andrea en silencio me mira, mientras le hablo lento para que pueda entenderme y pregunta: ¿Y qué se hace para dejar de pensar?

-Aceptar. Ríndete (y le hago un gesto con los brazos abajo y la cabeza agacha). Acepta el ruido, intégralo, deja que esté, que sea parte de esto. Mira, todos tenemos cosas en las que nos quedamos pegados y esto (el ruido) es lo tuyo porque yo llevo una semana aquí y no me he enterado del sonido de los camiones y autos, no me entero, en serio. Eso no me hace mejor que tú, porque mi mente puede que se esté fijando en otras cosas: que sí, está lejos del pueblo y si estuviera más cerca podría ir caminando cuando quisiera; o yo que sé, que no hay lámparas individuales en las habitaciones y entonces no puedo leer o anotar antes de dormir; cualquier cosa. Pero esta vez tú (tu mente) escogió el ruido y está luchando con él y más te resistes, más crece eso en tu realidad, más escuchas ruido y más autos pasan…. ¿Lo entiendes?

-… Sí, entiendo. Yo voy a dejar de escuchar el ruido –me dice Andrea con una cara más serena. Y entonces descubre unas cartas de ángeles en la mesa y me pide permiso para verlas. Feliz le digo que sí y que le pregunte a los ángeles qué hacer con el ruido, con el hostel, con su decisión…

Su carta le dice muchas cosas que le sirven, entre otras cosas que está en un inicio de ciclo, y en una parte que me lee me comparte que hizo Constelaciones Familiares y yo feliz porque desde hace años conozco y viví esa terapia, creada precisamente por un alemán… Pienso de nuevo en las sincronías, en las no casualidades, en cómo atraemos vibraciones, espejos y complementos… En medio de esto, el encargado del hostel pasa y le pido que nos tome una foto. Andrea no quiere pues: “nooo, yo estoy sin make up” –dice con voz seria, y yo me río. -Sin maquillaje está bien, si eres bella, igual te entiendo, yo habría ido a buscar mi labial, jajaja -le digo en serio. Nos tomamos la foto y ella me dice que no “es bien” porque ella está muy pálida y yo bronceada. Pero es que yo soy así, – le digo entre risas, mientras ella con puchero no queda conforme con la foto… Pero igual se va tranquila a leer al río.

… Al día siguiente estoy otra vez escribiendo a media mañana entre los árboles y escucho a mi lado a alguien que se sienta: Hola, chica, ¿tú me puedes poner la crema de la espalda? –me saluda Andrea pasándome su bloqueador. Por mientras me cuenta que está más tranquila, que ya no tiene problemas con el ruido. ¡Eeeehh, bakán, buenísimo! –le digo contenta. Y al darse vuelta mira que tengo otras cartas en la mesa.

-Oh, ¿esas son unas otras cartas? –pregunta curiosa.

-Sí, pregúntales algo. Son de ángeles también, pero diferentes, míralas.

-Oh, son muy lindas –dice mientras se entretiene viéndolas y luego las mezcla y elige una que le habla de su liderazgo.

-¿Y, qué tal? –Le digo y pone cara de que le sirve, al tiempo que me pregunta algunas palabras que no entiende.

-Mmm, es que yo no quiero volver a Alemania, no me gusta mi trabajo, pero tampoco yo sé qué otra cosa hacer –me comparte Andrea, quien en un par de semanas volverá a su país.

-Aaah, te entiendo. A mucha gente le está pasando, ¿sabes? –le digo.

-¿Siii? –dice abriendo sus ojos.

-Sí, mucha gente está despertando y se está dando cuenta que no resiste el sistema, para mí es un llamado del alma que hay que escuchar; muchos están sintiendo que necesitan liberarse y este tiempo es para los emprendedores,  para los trabajadores independientes, para la creatividad. ¿Sabes hacer algo con las manos? –le pregunto, pues sé que es diseñadora gráfica y siempre cuando me ve escribiendo me dice: “oh, yo no quiero ni mirar el ordenador”.

-Sí –dice otra vez con ojos grandes.

-Dale, empieza por hacer algo y lo puedes vender a los amigos, o por Internet. No te quedes en algo que no te gusta, comienza tu cambio aunque sea de a poco, te va ir bien, en serio.

-Bueno -me dice con cara entre incrédula y confiada, pero sonriente. Y parte al río a leer. Le digo que de tarde iré a cenar al pueblo, que si quiere ir. Se entusiasma y quedamos para tipo 7.

Pero la tarde avanza y vuelve Christian desde Mendoza, el dueño de mi querido “circo pobre” (para entender el concepto clickee acá) y anuncia asado en el hostel para las 21 hrs y de todas maneras me inscribo, pues es mi última noche. Finalmente en la tarde termino las Predicciones 2012 para emol.com; me siento tranquila, aliviada y feliz. Me cambio de ropa y salgo a caminar un rato cerca del río, a ver el atardecer y dar gracias por todo lo vivido…  Al día siguiente, de mañana, partiré a Santiago.

Caminata de atardecer en Uspallata

Cuando Andrea viene de vuelta de su bronceado paseo, le anuncio lo del asado, que mejor nos quedemos porque todos los chicos estarán…. ¿O eres vegetariana? –le pregunto intuyendo su respuesta. Sí -afirma. -Bueno, pero puedes comer sólo ensaldas y vino, así compartimos, ¿te parece? –le propongo. –Bueno, está bien con ensaldas para mí –dice conforme.

A la noche el asado se demora, pero lo pasamos bien en la espera, riéndonos y hablando en spanglish. Una vez en la mesa comemos rico, compartimos, brindamos. Y en medio de todo, Andrea, que se sentó a mi lado, me dice mirándome a los ojos con seguridad: Yo estoy feliz que me quedé en este hostel. –Aaahhh, ¡Salud, por eso, me alegro muuucho! –y chocamos nuestros vasos con vino argentino, en una sabrosa noche en Uspallata, en medio de la nada, con el sonido del viento y de las luciérnagas, bajo un cielo lleno de mágicas estrellas, donde al mirarlas más de alguna se cae fugazmente y todos pedimos deseos…. GRACIAS por todo y por la bella compañía cercana, a la distancia y en distintas dimensiones… Hasta pronto!

Último desayuno en el hostel

Confirmado: Existen las hadas madrinas

-Vecina, ¿cuál es tu nombre? -Le pregunté a la nueva y cuarta integrante de habitación  (antes fuimos tres por varios días), ya casi amiga de la vida con quien habíamos compartido dos días, conversado de lo humano y lo divino y hasta cenado pasta, el menú clásico del viajero de hostels.

Ella se da vuelta con una sonrisa por la paradoja.  Lourdes –me contesta. Ah, qué lindo nombre. Yo soy Jimena –le respondo, pero parece que ella ya lo sabía.

… Resulta que estoy feliz en mi viaje a La Nada mágica, (si no entiende el concepto, clickee aquí) porque además del lugar verde, ventoso y rodeado de coloridas montañas, puedo trabajar  al aire libre, conversar, salir de la rutina, meditar, y compartir con gente de todas partes, lo cual siempre amplía la mente y refresca el espíritu. De hecho comparto habitación con Annelise -Analía- (Nueva Zelanda) y Maja (Canadá), que se conocieron en Bariloche y desde ahí viajan juntas por Argentina, a la primera le queda un mes de viaje y a Maja, hasta abril de 2012, así que seguirá por Chile, Bolivia, Perú y quién sabe qué más. A los días se integra a nuestro cuarto Lourdes, de Argentina; todas nos entendemos bien, hablamos y reímos en spanglish y gestos, en un espacio pequeño con «cuchetas» (camarote) y baño privado (esto último es todo un lujo en muchos hostels).

Annelise y Maja disfrutan la tarde

El día en que llegué al hostel mis futuras compañeras de cuarto me sonrieron y saludaron en la entrada. Pasadas las horas, Annelise estaba tirada en la cama, se sentía mal, con fiebre y pasó dos días sin hacer mucho… Le convidé té de menta y a mi fiel compañero de viaje: óleo 31, un mágico aceite de hierbas que sirve para todo, incluso para la desolación. A los pocos días Maja tampoco se siente bien, parece tener una infección pero no le entiendo si es urinaria o a la panza. Toma té de manzanilla –le digo y ella recuerda que sí, que la “camomil” puede hacerle bien… En medio de todo compartimos, aunque no salimos juntas durante el día, pero tenemos nuestra cofradía de habitación… Cuando se integra Lourdes también fluye la energía y conversamos de Argentina, de Chile, del terremoto, Bachelet, Cristina… Luego Lourdes sufre con ampollas en sus pies por caminar por la bella ruta vieja -completa, no como otras que hacen dedo; valiente ella- pero con zapatillas de lona. El óleo 31 también alivia su inflamación…

Pasan los días y yo quiero ir a una cabalgata de tres horas a unos cerros donde hay unas minas de cobre. En realidad, me da lo mismo a dónde es. Si fuera a la vuelta de la esquina el paseo igual habría querido ir porque cuando llegué venían llegando unos holandeses muy felices con la aventura y yo pensé: yo a lo más me subí a un pony para una foto cuando niña. Esta vez andaré a caballo. Y le pregunto a Elvio, el guía: Hola, ¿oye, uno puede andar a caballo si no sabe?, ¿si nunca he andado, puedo?  -Sí, pues, si el que tiene que saber es el caballo, eso es lo importante- me dice sonriente. Gran respuesta –pienso. Ya, entonces un día voy a ir –le anuncio feliz.

Y llega el día. Pero mi guía es Ramón, el papá de Elvio, “nacido y criado en la zona, señorita”, me dice con su tenida de gaucho. Cuando llega se pasea por el terreno del hostel: “es que ando buscando mis vacas, que no sé dónde se fueron”. Yo de sólo verlo, ya estoy feliz sin haber puesto ni medio pie en el estribo. Comenzamos la aventura, le pregunto que cómo se llama el caballo: Orezco.  Permiso, Orezco –le digo y me subo según las instrucciones de Ramón. Estoy nerviosa-contenta-expectante y de a poco Orezco y yo nos hacemos amigos, aunque al principio se agacha a rascarse los mosquitos y el lindo no se entera que yo, novata, voy arriba y sufro con cada inclinación de él. Avanzamos entre alamedas, la carretera y luego nos internamos en el cerro, en subida hasta llegar a las minas que, la verdad, no me interesan (son sólo túneles, ni un brillo) pero el paisaje, los colores, mirar Uspallata desde la altura, el poder de los caballos que realmente conocen el camino y saben dónde pisar en estrechos pasadizos, junto a la sabiduría en la conversación con Ramón, son el mega regalo.

Subiendo la montaña con Ramón, Orezco y su colega equino

Ah, usted es paisana –me dice, refiriéndose a que soy chilena. Cantan lindo los paisanos, tienen su picardía, pa’cá siempre vienen a festivales.  Y las espuelas lindas que tienen… los ¿gauchos?- termina en tono de pregunta. Los huasos –le corrijo. Eso, los huasos, bien elegantes son -afirma. Ramón tiene siete hijos y varios nietos, es alegre, prudente, profundo conocedor de la tierra y tiene mil historias para contar porque además de guía de cabalgatas, cría animales y siembra hortalizas, junto con trabajar en el municipio. Le pregunto que cómo hace cuando le toca salir con gringos que no hablan español: Ah, es que como yo no soy “estudiao” no les sé hablar, así que les pregunto con el pulgar pa’arriba: ¿van bien? Y si me suben el pulgar me quedo tranquilo, pero me hablan y no les entiendo nada; sí, sí, les digo –me cuenta y nos reímos juntos de su técnica.

Hacemos una parada para tomar mate, comer medias lunas y tortas mendocinas (sabroso pastel de hoja salado, seguro preparado con mucha mantequilla y que es mejor no conocer). Mientras él arma la merienda yo recolecto piedras del lugar, hay cuarzos y un sinfín de variedades y colores. “Pura piedra, pura piedra”, me grita desde la pequeña sombra que encontró mientras yo hago de recolectora.

Al bajar hablamos de «la juventud actual», la comida, el país, Buenos Aires, Mendoza. Nos sorprendemos pues Orezco (que se manda solo, casi) toma un atajo y tiene toda la razón, nos lleva de vuelta hasta el hostel. “Si el animal sabe, pues”, me dice alegre, Ramón.

Nos despedimos contentos y cansados por el calor. Me recomienda que me dé una ducha caliente pa’ que no me duela el cuerpo. Y le hago caso. Pero al rato, al mirarme al espejo me veo pálida y no me siento muy bien. Sigo trabajando toda la tarde, pues siento que puede faltarme tiempo para terminar las Predicciones 2012. Cada cierto rato siento un vacío, pero no es grave.

Al día siguiente sí es más grave. Confirmado: tengo vértigo. Me levanto y la habitación se me mueve,  decido acostarme a ver si pasa, aunque ya sé –después de varios episodios en cuatro años, casi soy una experta en vértigo y con mi oído derecho tenemos cada vez mejor comunicación- lo que más menos debo hacer: unos movimientos de pivote. Los hago pero no pasa nada.  Es temprano y todas mis compañeras de habitación dejan el hostel. Lourdes, eso sí, irá antes a su propia cabalgata, un poco más corta que la mía, pero cabalgata al fin y partirá pasado el mediodía de vuelta a Baires. Ella al verme en la cama me trae té de yuyos (hierbas) y mi desayuno, a ver si comer me ayuda; pero mi estómago dice no. Yo me quedo inquieta y tranquila a la vez, pidiéndole a los ángeles que esto pase pronto, que ya sé que no debo hacer tantas cosas, pero que se me olvida, etc., etc. E igualmente agradezco profundamente que alguien me traiga un té en este momento de angustia.

Al rato Annelise y Maja me vienen a ver preocupadas y me traen más té. Me dicen que me quede tranquila: “Ya va a pasar, vas a estar mejor, vas a ver”, y llega la hora de despedirnos y no sólo me da emoción el adiós, también el tener a tres hadas madrinas cuidándome y dándome ánimo. Nos damos los correos y la invitación a quedarnos en las respectivas casas si vamos por Nueva Zelanda, Canadá o Chile.

Se marchan y me quedo sola en la habitación, emocionada, agradecida y preocupada. A los pocos minutos llega la chica de la limpieza y me pregunta que qué me pasa; le explico. Ah, usted fue con mi papá Ramón con los caballos ayer, esto le pasa por el caballo, a mí que soy criada en el campo me pasa que me mareo y me siento mal y no puedo ni andar después- me dice… Y sus palabras me dan gran alivio. Me recuerdan las de Patricia May que, parafraseando a Lao Tsé, explicaba que los humanos necesitamos definiciones, que la madre cuando su bebé está enfermo y no sabe qué tiene, se desespera, pero que cuando el médico le dice: tiene fiebre, la madre se tranquiliza… Lo mismo me pasó a mí.

Y luego mi intuición me dice que me ponga con la cabeza colgando al borde de la cama y lo hago y ahí la habitación se me da vuelta completa, pero a los segundos comienza a ceder la revoltura, vuelvo a estar acostada y algo mejora notablemente. Con Roxana, la hija de Ramón, por mientras conversamos de su vida y distraerme con su historia también me ayuda. Se va a limpiar otro cuarto. Al rato llega de vuelta de su cabalgata Lourdes, también viene un poco mareada…¡Vaya aventura!

Y en eso regresa Roxana, a decirme con bondad y orgullo: ¡Lo que usted tiene es que está apunada por el caballo y la altura, ¿sabe lo que tiene que hacer? -¿¡Qué!? –le respondo ansiosa.  Aspirar una cebolla –dice con certeza. Yo abro los ojos con cara de pregunta pero feliz por dentro porque los secretos de naturaleza no fallan. –¿Le traigo una? –no alcanzo a decirle que sí cuando aparece con una cebolla pequeña y un cuchillo. Lourdes mira expectante la escena. La parto por la mitad e inspiro fuerte varias veces. Mi compañera de mareo me pide una mitad y ambas “aspiramos” repetidamente la cebolla que, poco a poco, comienza a hacer su sabio efecto. Me siento mejor y decido moverme un poco.

Lourdes en la ruta, de regreso a Baires

Acompaño a mi vecina-hada que pronto toma el bus a Mendoza y luego vuela a Baires. Nos despedimos y ahora sí me quedo conmigo en la habitación y agradezco infinitamente la intervención y ayuda de mis hadas madrinas. Escucho a mi cuerpo y me quedo quieta, sólo me levanto a servirme más té. En la tarde, como a las 5, revivo y salgo a la naturaleza, el hostel está casi vacío y el chico de la recepción también está enfermo, pero por comer mucho asado, jaja. Camino lento y me siento a meditar (con los ojos abiertos pa’ no marearme) y sentir el aire limpio de montaña. En eso estoy, sintiéndome mejor pero un poco vulnerable, cuando llega mi quinta hada madrina del día: Loli, una de las golden retriever del hostel cuyo pasatiempo constante es traerte una piedra en el hocico para que la lances y ella corra a buscarla una y otra vez. Se acerca cariñosa, sin piedra, y se instala a mi lado con su cabeza y pata en mi muslo y se queda fiel conmigo largo rato acompañándome mientras sólo el ruido del viento en los árboles se escucha en este mágico rincón de Uspallata.  Gracias otra vez.

Loli y su fiel compañía

Magia en Uspallata

Despúés de un día y medio en el Hostel Internacional Uspallata, escribiendo y conversando con gente de todas partes, en medio de grandes álamos, un río, montaña y carretera, me decido a ir a la villa, al pueblo de Uspallata. Agarro mochila, notebook, cámara y zapatillas pues me voy por la ruta vieja, un camino de tierra bellísimo, con enormes arboledas y algunos caseríos. Son 7 km caminando, así que tomo buen desayuno (que incluye omelette) y parto a media mañana para instalarme en una confitería que tiene wi-fi e investigar otros lugares que lo tengan para poder escribir tranquilamente.

Sólo iniciar el camino ya me pone feliz. El día está semi nublado, hay viento, olor a tierra húmeda y cada añoso árbol con su color y aroma. Me dicen que me tomará una hora y media recorrerlo y cuando me adentro en él pienso que ese lapso está bien, pues resulta un deleite.

En el camino me encuentro un grupo de chicos de entre 8 y 12 años que me saludan curiosos y divertidos y una vez que los paso unos metros me gritan:»él se chama Gabriel y dice que le gustás»…. Me doy vuelta riéndome y Gabriel, el más pequeño y que caminaba más cerca mío se devuelve con risa nerviosa mientras el grupo se rie a carcajadas…

Un kilómetro después hay una tiendita de víveres donde se abastecen las urgencias de los vecinos, lo demás es en la villa o directamente en Mendoza. En medio me encuentro con gente a caballo, en moto y caminando y todos nos saludamos. Más allá,  los padres de unos niños que juegan en un árbol del camino les dicen que se entren, que mejor juegan dentro, mientras ellos parten en una camioneta a la villa (supongo), pero finalmente los dejan seguir sus acrobacias. Cuando parte el auto digo: podría haberles pedido que me llevaran, qué pava que no se me ocurrió. Pero pienso: bueno, ya aparecerá un angelito que me lleve…

Sigo disfrutando el camino, deteniéndome a mirar, a sentir, a agradecer tamaño regalo, hay partes donde los álamos son demasiado altos y forman una pared verde que, al menos a mí, me conmueve, me da sensación de protección y fortaleza… Cuando ya llevo casi una hora (creo, pues no llevo reloj, ni celular; buenísima terapia para la mente) comienzo a cansarme, no de caminar, sino del peso de la mochila, recuerdo que Christian, el dueño-recepcionista-asador-mozo-administrador-animador del hostel, me dijo que la ruta vieja cruza la carretera, que «la salte» y siga por el camino de tierra… Bueno, con él bromeamos desde que llegué pues sabe que -entre otras cosas- soy periodista y me dice que escriba cosas buenas del lugar, al tiempo que a la hora de la cena mientras pone la mesa se ríe de sí mismo dicéndome: ¡Viste, Jime, yo hago de todo acá, pero lo peor es que me encanta! -termina con orgullo. Y yo le digo: en Chile eso se llama: «circo pobre»: tú vendes los boletos, acomodas a la gente, animas el show, te disfrazas de payaso, haces de malabarista, etc., etc. Y a Christian le parece gracioso y adopta el dicho, cuando lo veo al desayuno y me ofrece el café, me recuerda: circo pobre, vos sabés. Pero digno -le replico y reímos juntos.

Se puede pasar mil veces por este camino y seguir conmoviéndose...

Entonces, al recordar lo de la carretera pienso que cuando la cruce haré dedo (auto-stop, aventón) para llegar más rápido pues mis hombros y yo estamos cansados. Del camino verde y boscoso, efectivamente doy a la ruta. Me detengo y no pasan muchos autos. Levanto mi pulgar al primero, una pareja, y pasan de largo. Yo confiada en mis ángeles, les digo: ya poh, arcángeles Gabriel y Miguel (ya somos viejos conocidos), mándenme a alguien que me lleve, por fa, que estoy cansada. Pasa otro auto y tampoco me llevan. Digo: bueno, ya vendrá.

Pasa un tercer auto y me hace señales de luces, son dos tipos y primero de lejos los miro con desconfianza, pero cuando se acercan comienzo a reír a carcajadas pues uno se agarra la cabeza a dos manos… Son Christian y su amigo Alejandro (un mendocino que ama Chile), que van a la villa antes de «bajar» a Mendoza por unos cuatro días. Ninguno de los tres lo puede creer y no paramos de reír y de hacer bromas… «¡Viste lo que es el circo pobre, hasta te llevamos en auto, qué te pareceee!» Así que me voy muy contenta con mis alegres y cumplidores arcángeles. Ellos van al banco y yo por mi Casita Suiza, la confitería. Nos despedimos entre risas.

Camino un poco por la calle principal y recuerdo que tengo que comprar un adaptador para el enchufe del compu. Paso a una ferretería y hay un cliente al que por su compra le han regalado un calendario 2012. Y él se va a la última hoja, a diciembre, y les dice en un tono arrastrado a los que atienden: acá, el 21 de diciembre, se va acabar el mundo… y hace un silencio y me mira de reojo, mientras los dos que atienden lo ven con sarcasmo. Y yo le digo: sí, ¿y usted qué va hacer ese día?… Me mira de reojo de nuevo y les dice a lo dos tipos: así que acá, el 21 de noviembre vamos a empezar a comprar cerveza para terminar bien el año, total, el mundo se va a acabar -y los cuatro nos reímos, mientras él agarra su calendario y se despide… Y yo no dejo de sorprenderme con las sincronías: llevo un día y medio escribiendo precisamente del supuesto fin del mundo y vine a la villa para continuar con las Predicciones 2012… Mmm…

Ya pasa el mediodía y me instalo en la confitería anhelada con un exprimido de naranja para mi sed. Al rato la chica que me atendió me dice que debe cobrarme porque harán caja, pero que yo puedo quedarme. Le pago, pero siento que no entendí lo que me quiere decir, pues la cajera se va y no veo que le entregue el turno a nadie. Le vuelvo a preguntar a la chica y me explica algo insólito: ellos cierran entre 1 y 4 de la tarde (como en todas las provincias, horario oficial del almuerzo y la sagrada siesta), entonces yo puedo quedarme sola (ya se fue el resto de los comensales) el tiempo que quiera… No lo termino de creer ni comprender, pero me encanta. La confitería es parte del hotel Los Cóndores, que se ve muy bueno y está comunicada con la recepción de éste. Entonces, sin pensarlo ni quererlo me quedo en MI confitería rodeada de pasteles, medialunas, chocolates, exquisiteces y artesanías… Me siento como en «Ricitos de oro», hasta música me dejan y ya que me quedaré, antes que se vayan todos pido un tostado de jamón y queso y un café… Hasta las 3 y 45 de la tarde avanzo un montón en mis escritos, le digo a un par de extranjeros que golpean la puerta que está cerrado y que abriMOS a las 4, lo siento; miro a la gente que está en la piscina, salgo un rato a la avenida a tomar aire, vuelvo a escribir, pago y me despido del recepcionista del hotel a quien le encargaron mi cuenta…. Así con las aventuras en los viajes, así con la divinidad que está en todas partes y a cada rato, así con la magia de Uspallata…. Hasta la próxima!

En MI tienda encantada: Casita Suiza

Regalos del 11.11.11

Antenoche, al regresar de una clase de astrología, en mi correo no sólo había unos cinco mensajes más (ya iba por los diez desde la última semana) sobre el 11.11.11, sino que además mi querido editor en Guioteca.com me escribía sobre el mismo tema diciéndome si podía publicar algo porque había mucho interés… Obvio que me puse a escribir. Primero porque el tema me interesa y ya sabía (desde el 8 de noviembre) que haría una nota sobre lo mismo en este blog. Segundo, porque cuando un tema se te repite tanto y por distintas fuentes es que algo hay para ti. Tercero, porque entre tanta información sentía que estaba bueno filtrar y decidir desde dónde vivir este portal energético que suma 33 y del cual hay mucha información en múltiples rincones del mundo, y ya que tengo esa tribuna por qué no difundir algo que nos sirve a todos…. Y cuarto, porque no le podía decir que no al jefe, the boss, que me cae tan bien y que no entiende nada de astrología, pero es Géminis, por tanto inquieto y con humor, y confía en mi pluma astrológica, lo cual es un lujo en el oficio periodístico.

Entonces, este jueves 10 por la mañana la nota ya estaba publicada y se titula: «11.11.11: Gran oportunidad de cambiar y partir de nuevo». Se lee aquí.

Ya, pero este no era mi motivo central para esta nota que comparto en la víspera del 11.11.11…. Resulta que el martes 8, después de una lectura en mi consulta con un bello y ordenado hombre grande (de poco más de 60), apesadumbrado y angustiado por su cesantía de más de dos años, que no acepta ni entiende que la vida le está haciendo el juego de obligarlo a parar, a cambiar y a caminar por otros rumbos o a otro ritmo o en otro sentido, o todas las anteriores; hombre al cual entiendo profundamente pues para su edad y género el trabajo lo es casi todo, su rol laboral se vuelve su identidad y no tenerlo es como estar muerto; con quien cerramos la lectura con una meditación guiada para conectar con su corazón, el agradecimiento a este tiempo de pausa, el aceptar y el comprometerse a generar una vida nueva poco a poco, donde pueda entregar a los demás sus talentos… Salgo de la consulta conmovida y alegre a la vez: el día está gris, con brisa, pero es primavera y los verdes se hacen más intensos en los árboles; adoro los días así y en mi MP3 suena una buena canción en radio Cooperativa. Con ella en mis oídos me encamino al banco y otras vueltas por Providencia antes de la lectura siguiente. Termina la canción y la voz inconfundible de la periodista Cecilia Rovaretti presenta la entrevista con alguien de apellido Matta, el hijo del gran pintor surrealista chileno Roberto Matta.

Se llama Ramuntcho, habla con acento italiano-francés?, y en menos de un minuto de conversación ya se había convertido en mi nuevo maestro, mi nuevo gurú. Lo entrevistan porque precisamente este 11.11.11 se cumple el centenario del nacimiento de Matta. «Y dale con la fecha» -pensé, mientras intuía que no por nada estaba escuchando esto. Y por supuesto no fue casual, al escuchar los números seguí atenta a algo que parecía otra entrevista de cultura interesante. Pero fue tanto más que eso, que me quedé pegada escuchando, sorprendida y agradecida porque por fin alguien hablaba de la vida desde una tremenda conciencia y aprendizaje en un medio masivo, pero sin ser una persona que está en temas despertar, autoayuda, espiritualidad, o crecimiento o psicología, propiamente tales… No, él oficia de artista, entre otras cosas.

La primera frase reveladora de mi gurú Ramuntcho fue precisamente ante la primera pregunta sobre si realmente ser el hijo de alguien tan importante no le había traído problemas, si acaso no había tenido que ir al psicoanalista: «Sí, muchas veces, uno necesita eso, es como llevar tu coche al mecánico -se ríe Cecilia. Es muy importante ir al psicoanalista, yo lo hago cada diez años durante dos o tres años como una pequeña revisión del ‘sistema’, porque uno se ilusiona mucho con cosas y el psicoanalista te ayuda a identificar las cosas interesantes de las inútiles».

Y siguió y no paró con otras como que las mujeres son más fuertes porque tienen más conciencia de su cuerpo y que eso le interesa: la conciencia de estar acá.

A propósito de lo mismo, Cecilia le pregunta por una experiencia dolorosa: una enfermedad que lo tuvo postrado por tres años y por la cual tuvo que aprender a caminar de nuevo. «Fue la mejor experiencia de mi vida» -¡Ah, nooo, estoy ante un iluminado! -pensé/sentí. ¿Por qué? -dice Cecilia con seriedad. «Porque te ayuda a entender porqué estás acá, qué quieres hacer y te haces muchas preguntas cuando no tienes el cuerpo. Cuando el cuerpo se va tienes el cerebro que te hace pensar qué quiero hacer, dónde quiero estar para el próximo año si sobrevivo. Y la experiencia de la muerte es muy impresionante porque pensamos que somos eternos, por eso es importante ser buenos y honestos lo más que podamos».

La enfermedad le dio por un virus a la espina dorsal. Cecilia lo bromea diciéndole si el virus se llamaba Matta. Se ríe y responde: «nooo, era un virus que creo se llamaba ‘trabajo’ -yo con mi corazón radiante por estar escuchando esto en pleno Providencia entre bocinas y gente-. Se trabaja mucho en este mundo para sobrevivir y se puede trabajar menos, creo, si uno piensa un poco lo que quiere hacer y toma un poco de distancia con las urgencias…»

La entrevista sigue (pueden escuharla o verla completa aquí) con otras buenísimas declaraciones donde Ramuntcho Matta habla de los medios de comunicación y el dictador rating, su padre, Chile -«no es una nación, es una energía», le decía el célebre pintor que se radicó en Europa-, la política, la cultura, la publicidad, la muerte, los fracasos, el caos, el amor…. Mientras yo camino agradecida por las sincronías, los regalos y el 11.11.11, un momento que nos da todos a la oportunidad de comenzar de nuevo y de sintonizarnos global e inéditamente con el amor. Una fecha que nos abre la bellísima posibilidad de transformar nuestro corazón, mente, cuerpo y espíritu en portales de nueva energía por donde pase y se quede la Luz de la Vida y se multiplique para todos en todas las direcciones.

Una vez más: Gracias por el dolor

Tomás estuvo a punto de irse a Canadá a fines del invierno, en medio de todo se enfermó mucho y aún vive una gran crisis de sentido; finalmente decidió escuchar a su cuerpo y ahora me cuenta que se quedará en Santiago, que quiere enraizarse por fin, pero está nervioso, siente la incertidumbre… Fer viajó unos días a Uruguay, a puro reconectarse con el nido familiar, no quería volver a Chile, pero finalmente regresó con nostalgia y miedo a no encontrar trabajo, pues su actual oficio de garzón lo cansó y lo dejará, y de nuevo se encuentra ante lo incierto, pues tampoco puede volver a Montevideo, una tierra bella, pero demasiado quieta… Silvia después de 11 años no sabe si volver o no a su Argentina natal, ya formó cosas acá y le da miedo y cansancio la sola idea de comenzar de nuevo todo allá, pero en Chile aunque no le ha ido mal, tampoco alcanzó -aún- la estabilidad laboral que anhela y la familia está –también- en suspenso… María quería dedicarse a la sanación, su gran don, pero la recontrataron en una gran empresa por un buen sueldo y no le gusta el lugar ni el trabajo, pero aún no puede soltarlo: tiene dos hijas a quienes mantener, mientras su cuerpo apenas se levanta a trabajar cada mañana… Celeste se despidió de su tiroides, que estaba con cáncer, justo después de un año de sostener a su compañero que tuvo la misma enfermedad pero en los pulmones… Mariana vio cómo una parte de su útero se iba con un “pre-cáncer” y cuando le dicen que está todo bien, que ya no hay células malignas, a su madre le encuentran nódulos en la tiroides y también debe operarse antes que sea grave… Pedro presentó unos siete proyectos audiovisuales este año y ninguno resulta y encima alguien cercano lo traicionó. Bajo todas sus andanzas comenzó a crecer una depresión que hoy lo vigila de cerca aunque él no quiere mirarla de frente… Víctor a sus 60 y algo se preparaba para terminar de pagar su casa después de 20 años y disfrutar a sus nietos, pero su próstata le dijo: tengo cáncer, tengo dolor, tengo frustración. Víctor es mi papá…

Así va el viaje de la vida este agitado año, tejiendo sus caminos de aprendizaje, oportunidades, dolor, esperanza, regalos, obstáculos, desesperación, crisis, alegrías… Amor, Conciencia.

Y al finalizar octubre de este intensísimo 2011 estuvimos con Fer en un seminario sobre el cáncer de mama. Allá nos encontramos con Deborah, mi maestra de interpretación de sueños y su amiga Consuelo. Más que por el tema en sí fuimos porque hablaría la psicóloga Bárbara Porter de Mindfulness y la gran antropóloga Patricia May sobre espiritualidad y enfermedad.

Lo primero estuvo re bueno. Al final Mindfulness (práctica de la atención plena) es meditación budista tibetana marqueteada inteligentemente por Estados Unidos, y está buena la técnica. Muy adaptada a nosotros los occidentales, aterrizada, necesaria y benéfica: apunta a detenernos, salir de los pensamientos negativos y aprender a estar presentes. Es simple, algo difícil de mantener, pero segura de lograr.

Y Bárbara Porter resulta muy cálida, dulce y didáctica, cualidades que se agradecen  en su rubro. Nos instó a estar presentes en lo agradable y en lo desagradable de la vida. “El dolor existe, pero el sufrimiento es opcional”, afirmó, parafraseando a Buda. Estar conscientes del momento presente con aceptación, de verdad puede cambiar nuestra vida. Porque, claro, lo habitual es enganchar con la rabia, el miedo, el rechazo, la venganza, la tristeza, la envidia… Y entonces comienza una marejada de pensamientos y sentimientos aflictivos (los venenos de la mente que identifica el budismo) que no paran y nos enferman más… La técnica plantea que luego de sentirlos, podemos mirarlos y dejarlos pasar, desengancharnos, y entonces volver a la atención a nuestra respiración, junto con enfocarnos constantemente en el presente y en lo bueno de la vida… Eso es en palabras hiper resumidas.

Luego vino Patricia May, de quien me declaro –igual que muchos- fan absoluta. Soy su groupie hace rato y la sigo de curso en curso, de charla en charla; me acompaña fielmente en mi MP3 en viajes y caminatas. Y habló de aquello que muchos hemos aprendido luego de crisis profundas: la enfermedad, el dolor, la dificultad, están al servicio de nuestro proceso de evolución y son inevitables.

Con sus palabras recordé un muy buen libro de Robin Norwood que encontré en un mágico y sanador viaje a Villa La Angostura, sur de Argentina, hace unos cinco años, se llama: “¿Por qué a mi, por qué esto, por qué ahora?”. Lo vi y dije: “lo llevo”, mientras se lo pasaba a la vendedora de una librería-bazar a la que entramos buscando pilas para la cámara. No lo solté en todo el viaje y hasta el regreso en Santiago. Aprendí, corroboré, recordé, lloré, sonreí, integré. Lo he prestado y recomendado a mucha gente que está en situaciones límite, como una chica que se separó a los 3 meses de embarazo, o a otra que perdió a su madre, su gran pilar; a una señora que llegó con muletas a mi consulta a semanas de un accidente… Hoy lo está leyendo mi padre.  Y creo que es tiempo también de releerlo.

Bueno, Patricia May con su habitual –y bendita- profundidad nos recordó que evolucionamos a través del dolor, de la fricción, del desacomodo en nuestra vida. Si no existiesen esos hechos no pasaría nada. Nada importante con nuestra historia, con nuestro viaje por este planeta en esta existencia.

“La razón por la cual estamos aquí tiene que ver con manifestar el potencial oculto –incluso a nuestros ojos- de nuestra luz interna, revelar el ser espiritual que nos habita (…) El sentido de la vida es ir a una manifestación creciente del SER en el mundo, un Ser que se expresa en amor, alegría, entusiasmo, unidad, paz, tranquilidad, creatividad”… Claramente, no es tan fácil, dice la propia Paty. “Desde este punto de vista, las circunstancias opuestas de la vida como salud/enfermedad, riqueza/pobreza, tienen un solo sentido: que el ser humano vaya a una mayor relación con su propia luz. Y si nos paramos desde ahí en la vida, podemos entender el dolor o la enfermedad como una oportunidad. Es una oportunidad cuando estamos bien, pero también es otra tremenda cuando estamos incómodos. Porque esto último nos obliga a cuestionarnos. Sin crisis nos cerraríamos y estancaríamos, que es la tendencia del ego. (…) La enfermedad es una oportunidad tremenda que nos abre una brecha en la conciencia para que nuestro ser interno pueda entrar en acción. La enfermedad es una vivencia con un enorme potencial: podemos mirarla como un desafío para que esta piedra preciosa que yace en lo profundo del corazón se revele”, expresa Patricia.

“Lo que ocurre cuando nos enfermamos es que nos enfrentamos a que la vida física es un lapso -finito- y oportunidad de enorme potencial creativo. Entonces, se trata de no perdernos, de no distraernos, de no vivir la vida corriendo y haciendo mil cosas que nos cansan (…) La enfermedad y la conciencia de que la vida física es una oportunidad limitada y preciosa en una circunstancia particular: en un cuerpo, familia y país determinados, es una experiencia de enorme energía para llevarnos a manifestar nuestro ser interior en nuestra vida. Y no por casualidad ocurre lo que nos ocurre”.

“Muchas veces lo que llamamos enfermedad es un evento precipitado por nuestra alma porque a ella le importa que lleguemos a conectar con el potencial espiritual de cada uno para que así podamos ser seres que vibremos en el sentido, en la auto-realización; que hagamos de esta vida un campo de lucidez extraordinario y seamos plenos y felices desde ahí: desde la certeza interna que hay algo en el fondo de nosotros que es luz, claridad y amor. Y eso es algo hacia lo cual podemos caminar. (…) Ese es el principal recurso que tenemos para sanarnos: nuestra luz interna, el fondo de nuestra mente; el centro de lo que somos es un sol radiante, extraordinario. Nacemos en este mundo para reconocerlo y actualizarlo. A eso vinimos…”

… Entonces, en medio de los dolores, Tomás decidió que estudiará Coaching y ya comienza a entusiasmarse con la idea… Fer comenzará a trabajar en un centro turístico vendiendo productos de la tierra y aunque está nervioso, lo nuevo lo anima … Silvia hará su blog para promocionar sus talentos y ver si consigue algo más estable, paralelamente está cocinando comida argentina los sábados para los amigos y comienza a usar otros dones… A María la cambiaron de oficina y aceptó que por ahora su labor de sanadora es entre empleados de una gran empresa, aportando desde ahí con el ejemplo, la voz y la escucha…  Celeste acaba de ir por primera vez en su vida a un curso de temas espirituales y por fin pudo soltar la pena con unas gotas homeopáticas y la terapia psicológica que le ayuda a encausar y ver sus dolores… Mariana se regaló un viaje a Nueva York, dejó su trabajo de más de una década y se apronta a ser independiente, mientras su madre da a luz un nuevo libro de investigación… Pedro aprovechará la crisis internacional, la caída de las certezas, para elaborar un nuevo material audiovisual y está empezando a ver su depresión poco a poco… Víctor está dejándose ayudar por primera vez, decidió que leerá cosas que tenía postergadas, plantará unas enredaderas, irá conmigo al próximo seminario de Patricia May sobre sabiduría china  y saldrá a caminar; mientras la vida lo sorprende con el encuentro con un sicólogo que le ofreció un trabajo cuando él pensaba que a su edad ya nadie lo consideraría… Y yo, en medio de lágrimas, angustias, somatización con vértigo e insomnios, decepciones e incertidumbres varias, me siento agradecida y una vez más me sorprendo honrando al dolor, dándole gracias por lo que ha provocado y porque debido a él también he recibido grandes regalos –entre otros, gente muy bella- en lo que va de este movido 2011… GRACIAS.