Momento Portal: retroceder o confiar

Hace unos meses escuché la última conferencia de Inelia Benz, chilena que vive en Estados Unidos, a quien sigo hace un par de años, cuyas meditaciones me han ayudado y las he compartido en el horóscopo de Emol más de una vez… Era un evento especial en Barcelona, al cual fue gente de varios países, creo que en noviembre 2012… En una parte, ella pregunta «¿quiénes tuvieron dificultades para llegar hasta acá hoy?» Y hace pasar al escenario a más de una decena de personas que cuentan distintas historias: que les cambiaron el vuelo, que perdieron el vuelo, que se enfermaron, que se vieron sin dinero al intentar tomar el autobús, que se perdieron, que la persona que venía a buscarlos no llegó, que alguien de la familia se accidentó, etc., etc.,

Mientras escuchaba a esas personas recordé la primera vez en que fui a un retiro budista tibetano, en el cual yo colaboraba también con la difusión de las charlas previas que daría la lama (maestra) y del retiro mismo… Unos cuatro días antes mi computadora se quemó sin más ni más… Era mi primera notebook y en ese tiempo eran mucho más caras que ahora. Dije: guau! aquí está el desapego!… El día en que ella llegó caí en cama con fiebre y resfrío muy fuerte y apenas pude ir sólo a una segunda charla en la tarde, con los pañuelos desechables y el óleo 31 al lado. Dormí muy mal, con fiebre y otros malestares. Finalmente llegué al retiro al día siguiente, milagrosamente casi sana… Desde el principio entendí que estaba frente a algo importante en mi vida y que esas manifestaciones físicas, además eran una purificación,  y también me mostraban ciertas resistencias del ego para no ir… Pero siempre supe que se trataba de algo bueno y potente y nunca desistí… Hoy sé que le debo muchísimo al budismo tibetano en mi formación espiritual, en mi vivencia de la compasión y el desapego, y a esa maestra, Chagdud Khadro, en mi crecimiento y validación personal…

El día antes de viajar hasta Mercedes, provincia de Buenos Aires, conversábamos -vía chat- con Su los detalles para encontrarnos. Ella andaría sólo con su celular sin internet y nos encontraríamos cerca de la estación de trenes de Retiro. Pasa que Su vive a dos horas en bus de Baires y no es fácil llegar si no conoces la ciudad. Porque aunque este es mi quinto viaje a Baires siempre llegué directo a lugares céntricos y me quedaba ahí, no tenía que partir a otro lado, y Su desde que se volvió en 2011 -luego de 15 años en Chile- no iba a la capital más que a las votaciones y tampoco tenía mucha idea de cómo llegar. Pero por nuestra amistad haría el esfuerzo… Cuando miraba la pantalla pasó frente a mi un correo de algo de Inelia Benz y recordé esta charla. Mientras terminaba de ordenar mis cosas, puse el video y escuché lo que decía con más atención que la primera vez. Lo hice porque ya mi viaje presentaba ciertos contratiempos que, aunque menores, me daban qué pensar… Pese a que Su había conseguido alguien con auto para ir a buscarme al aeropuerto, al final a una chica se le estropeó el auto, otro amigo no podía, etc. Por tanto quedamos en encontrarnos en Retiro. Yo tuve que cambiar el pasaje el día antes porque el vuelo estaba sobre vendido -qué lindo es el mercado, ¿no?- y eso significaba levantarme a las 4 am, cosa que desde el principio había evitado por lo cansada que me sentía los días previos y este enero 2013 en general… Por otro lado, un amigo pidió al Universo que alguien viajara a Baires para mandar un encargo muy importante para él que no había podido enviar por correo. Al día siguiente se enteró que yo lo hacía y me dijo: tú lo dijiste «pide y se te dará«, jajaja; entonces me pidió que le llevara un cuchillo, sí, un machete, a un amigo argentino que al igual que él los colecciona….  «Cria cuervos y te sacarán los ojos» -le dije en la terraza de un café mientras veía el encarguito del perla: Pero esto es kármico, tu afinidad con los cuchillos y las espadas (…) ya si igual yo puedo, lo que pasa es que yo sé que también es karma mío, que de otras vidas tengo tema con las armas y con la violencia, lo he visto en sueños y lo he vivido (la violencia)… Bueno, pediré que tu cuchillo se transforme en luz  y en amor y que sea la espada del arcángel Miguel que me proteja- le dije, igual sintiendo que algo pasaba con este viaje porque con esto me sumaba el stress de si me ponían problema para pasarlo, aunque averiguamos bien y siempre dijeron que no… Igual él, bello, cuando me trajo los papeles de compra de mi nueva espada protectora, me trajo también unas banderas tibetanas de oración que yo buscaba y que encontró camino a mi casa… más sincronías otra vez…

Al día siguiente, Silvia, otra amiga argentina-chilena, me trae un regalito para Su y un mate pequeñito para mí. «Aah, justo yo quería uno peque, me lo llevaré como amuleto», le digo y comentamos la energía del viaje. Nos despedimos y entre bromas le pido la bendición… Intuyo que algo potente viene…

Después de todo esto. Volví a escuchar a Inelia con la gente que tuvo muchos obstáculos para llegar a la charla: «Este es otro portal que todas estas personas nos han abierto. Es muy interesante. Es el portal de cambiar líneas de vida. Las líneas del tiempo o líneas de nuestras vidas, tienen momentos claves, donde si hacemos una cosa, nos lleva en una dirección, y si hacemos otra, nos vamos a algo completamente distinto… Este portal que habéis pasado, es un cruce de caminos. Lo que vamos hacer ahora es llegar al momento de todas las personas presentes en el escenario en el que dijeron, «es que no voy a ir, no puedo, no voy a llegar» y en el próximo instante dijeron: «sí voy a llegar». Y lo lograron. En ese momento clave  vamos a juntarnos con ellos energéticamente y vamos a atravesar el tiempo al momento en que decidieron que sí iban a llegar. Ahora vamos a hacer crecer nuestra conciencia a toda la Tierra, a los seres humanos; muchos de esos seres humanos están en este momento de cruce de caminos, y vamos a mirar la vibración de las personas cuando decidieron sí, voy a llegar. Y les vamos a mostrar esa vibración a la Tierra, vamos a hacer esa vibración muy grande. Es un portal y se lo mostramos a todos los seres de la Tierra. Estamos llegando. Estamos aquí. Esta es nuestra intención… El nuevo paradigma se trata de esto, de que nosotros como individuos y unidos a otros podemos tomar decisiones, mostrar energía y aprender juntos…»

Al escucharla de nuevo sentí eso. Estoy ante mi propio cruce de caminos parece. A la mañana siguiente, el portal creció.

A las 5.15 am en el aeropuerto me chequearon y todo bien. Como a las 7 entré a policía y luego hasta la puerta para subir al avión. Antes de llamar a todos los pasajeros, llamaron a una chica y a… Jimena Zúñiga, favor presentarse en puerta 18. Voy y la información fue: el avión tiene problemas de peso así que como ustedes tienen pasajes liberados (mi hermana trabaja en línea aérea y eso te permite descuentos) sujetos a cancelación, tienen que esperar hasta el final del embarque por si alguien falta y entonces se pueden subir, si no, tendrán que esperar al siguiente vuelo…. Se me hizo un nudo en la panza y en la garganta. Mi «compañera excluida» y yo entramos en angustia. Le dijimos al chico de un vuelo de las 8.05, pero no hizo demasiado caso. Cuando el vuelo se completó dijo: lo siento, no pueden ir en este avión. $%&/@#$%… pensé y después de intentar algo con él y de preguntarle que qué pasaba con mi maleta que sí iba en el vuelo en el cual yo no (snif), a lo cual me dijo que ya se había ido y que me la guardaban en Baires (amén!), nos dijo que teníamos tres minutos para correr al vuelo que estaba en la puerta 26, el de las 8.05. Corrimos ambas, yo más que mi compañera, que por viaje de trabajo iba con tacos y  una maleta con ruedas, y el encargado del vuelo, nos dice: no, este vuelo ya está cerrado… Me vino depresión-desesperada con lágrimas incluidas. Y en medio de todo pedía ayuda a la Divinidad y sentía-pensaba: «Qué está pasando, qué onda este portal… Respira, todo está bien, todo es parte de algo, confía….» E igual sentía angustia. Este último chico (bastante más amable y empático) nos dijo que esperáramos el vuelo de las 10…. Y le dije que yo me cambié porque estaba sobre vendido. Revisó y me dijo que habían puesto un avión más grande y que si no se podía tendríamos que esperar el de las 2 de la tarde… Me paralicé. No sabía si llorar, meditar, gritar, devolverme, no ir, pelear, agradecer… Nada. De pronto dije: ¿y si me voy mañana, y si no voy y ya está? Y al segundo me salió como sentencia: Confío, todo saldrá bien, llegaré, esto tiene un sentido, confío, voy a poder… Estaba en mi momento portal, en mi cruce de caminos… Mi compañera (que trabaja en otra línea aérea) me dijo que iba y regresaba y se perdió por los pasillos. Mi mayor preocupación era Su, a quien no tendría cómo ubicar para decirle que iba dos horas más tarde… Mi hermana finalmente la ubicó al celular. Mi padre me llamó pa darme ánimo y se me cayeron las lágrimas de emoción-angustiada-agradecida…

Después de mucho, logramos entrar en el vuelo de las 10. Qué alivio. Una vez arriba dicen que, por mantenimiento «señores pasajeros, les informamos que saldremos 15 minutos más tarde», los cuales se transformaron en una hora más… Ya iba entregada a esa altura, viendo todo lo que pasaba: mis resistencias, mi ego, los obstáculos, la ayuda, mi confianza, mis miedos, mi mente, mi cuerpo, mis emociones, las sincronías,la protección, el amor, la divinidad orquestada… Al final, nos sentamos juntas con mi nueva amiga-colega de exclusión, y conversamos de la vida todo el vuelo. Ella, ecuatoriana, con más de una década en Chile, resultó ser vecina no sólo de la casa de mis padres, sino además de mi hermana, pues trabaja en el mismo edificio, un piso más abajo. Cuando se lo conté a mi hermana -durante la espera de una hora ya sentadas en el avión-, quien también estaba desesperada con todo el lío, me dijo: entonces, de todas maneras se iban a conocer por algún lado! jajaja…. Y sí, mi amiga de Guayaquil me dijo -como yo lo sentía- que no existen las casualidades y «yo necesitaba escuchar tu mirada y contarte todo esto». Hablamos mucho de aceptar en vez de perdonar, de la neurosis consumista-acelerada de Santiago que no deja aflorar el disfrute y al alma… Fue un gran regalo en medio de una mañana enredada, desafiante, mágica, aleccionadora, desesperante, incierta…

Por su lado, Su, paseó, pero perdió su agenda (donde tiene anotadas las horas de sus pacientes) en un kiosco, se quedó sin batería en el celular y estaba angustiada porque si pasaba algo más estaría incomunicada. Ella en mi espera también se hizo amiga de una argentina que venía viajando desde Tenerife y esperaba para ir a Mar del Plata, le hizo reiki porque a la viajera le dolía mucho la espalda, y hablaron de la vida y coincidieron en la no casualidad de conocerse…

Cuando casi a las 3 pm llegué al encuentro con Su, nos dimos un graaan abrazo fraterno-emocionado; de alivio, alegría, risa, nervios, respiro… Por fin. Tuvimos un viaje de dos horas en bus a Mercedes donde compartimos todo lo que nos pasó. Cuando le conté lo del portal e Inelia, se le erizó la piel y sus manos, que canalizan energía espontáneamente, comenzaron a moverse solas hacia el corazón…

Exhaustas llegamos a comer, tomar té, compartir, conversar con los vecinos y amigos que vienen al ritual que aparecieron por la calle y en casa, con la onda típica de ciudad pequeña con aroma a pueblo que tanto me gusta. Leímos un mail de mi padre que mandaba energía y hablaba de la fuerza de mi mamá,  y ambas lloramos de emoción. Más tarde lo obligado fue tomar cerveza y comer empanadas caseras de ricota espinaca con Armando (vecino-amigo de toda la vida de Su), reírnos y mirar la noche estrellada con grillos de fondo, en una casa que es también sala de meditación y de yoga, consulta de reiki y hogar; llena de ángeles, Budas, plantas, imágenes de Kwan Yin y otras deidades.

DSCN3625…Y ahora, al día siguiente, escribo desde la casa quinta de Fernanda, amiga de Su y profesora de yoga; acá haremos el Ritual la noche de este sábado… Estoy bajo la sombra de un roble (faltaba más),  cerca de la piscina, con el canto de los pájaros y la brisa… Aún me siento cansada y remecida por tantas emociones juntas. Me siento todavía atravesando el portal… Despidiendo el Dragón con sus coletazos, sus lecciones y su magia… Y sintiendo el sonido de la serpiente de agua que se asoma poderosamente… Quizá qué sentiré en unos meses respecto a este momento y su huella en mí… Veremos qué trae este ritual y este mes inquietante para muchos, poderoso y benéfico para todos. Gracias.

Pide y se te dará: cadena de sincronías 2013

Plaza Las Lilas, Providencia

Plaza Las Lilas, Providencia

Mmm, la cosa empezó el  martes 23 de enero. No, en realidad empezó antes, a fines de noviembre 2012, cuando Sol se propuso salir del pequeño departamento que la tenía asfixiada y hasta recluida (como se dio cuenta cuando se mudó). Ella sabía que su nuevo lugar tendría que ser en el mismo barrio: Providencia, cerca de  Plaza Las Lilas. Buscó con decisión cuando todo el mundo y hasta los medios te atormentan diciendo que hay -y efectivamente está- una burbuja inmobiliaria que tiene los precios por las nubes y que dada la llegada cada día más numerosa de inmigrantes de todos los rincones a Chile y a Santiago especialmente, sumado al supuesto mayor poder adquisitivo de varios chilenos, hay más demanda y menos oferta, lo cual no me lo creo del todo y es un gran excusa para elevar los precios con usura que raya -o traspasa- en la grosería. En fin, todo pasa, y esto llegará a su fin o explosión.

Pero la certeza interior de Sol no escuchó nada de esto. De pronto ella, que visitó unos 25 departamentos, supo de uno que estaban arreglando, pero que no ponía foto en internet, sólo la dirección y fue a mirar el edificio. Dijo con convicción: Aquí voy a vivir yo. Habló con la dueña y pese a que los arreglos demoraban esperó con fe. Cuando ya estaba casi listo pidió una descripción del espacio y le dijo a la dueña: ya, lo quiero, te mando mis papeles-. A lo que ella contestó: ¿pero si aún no lo has visto?- «No, pero yo sé y confío en que es para mí y que me va a gustar y es lo que necesito. Es mi departamento» -respondió con la misma férrea convicción de antes. ¿Resultado? Está instalada en el departamento desde principios de enero, que es muy bello, con vista a la cordillera y copas de los árboles, donde ella quería y encima ve a unos metros un campanario que fue muy importante en la historia de su familia y su madre. Sol está más que feliz con su nuevo espacioso-espacio, recordándonos, de paso, cuánto poder interior tenemos para encauzar y colorear nuestra vida.

Entonces, nos invita con Carolyn, otra amiga (y sanadora) a cenar el martes. Santiago amanece con corte de agua en varias comunas y la capital muestra su fragilidad, esa que no nos gusta asumir, como si fuera fácil habitar un espacio reducido rodeado de montañas que impiden el paso del aire, en un país siempre sacudido por alguna manifestación de la naturaleza; también -a mi juicio- revela el abuso de las empresas privadas que supuestamente se hacen cargo de un recurso natural con el que ganan muchísimo, pero no tienen ni medio plan de contingencia frente a emergencias; como muchas veces: el negocio es ganar plata pero no invertir ni prevenir ni cuidar al cliente y menos al bien común… La ciudad muestra también la oscuridad (barro) del negocio del agua, además de restringir y limpiar sus(nuestras) emociones (agua), de paso.

Por lo mismo, Sol nos pregunta si igual nos juntamos, y yo salto diciendo: sííí-. En su depa nuevo hay agua y en el mío también, así que no pasa nada.  Llegamos y además de disfrutar y brindar por el nuevo hogar que tiene muy buena energía (desde hace años, a mí hay lugares que me sacan, me expulsan y no puedo quedarme demasiado), de gozar con la conversación, las carcajadas y  el compartir, saboreamos un menú exquisito de…. comida árabe!!! Deliciosa, con rellenos de hojas de parra y zapallitos, hummus, falafel, carne kubbe… Había olvidado cuánto me gustan esos sabores, hace meses, en julio, almorzamos comida árabe muy buena, pero estábamos apurados y me faltó el disfrute de los gustos y especias. El tema es que ahora hasta quedé con ganas de seguir saboreando, pero mi panza no tenía más espacio aunque el encuentro duró hasta la madrugada… En medio de la cena me viene la certeza de que las tres tenemos que tener más de una encarnación por las tierras del actual Medio Oriente  y que ya nos debemos haber conocido de quizá cuándo, pues en esta vida nos encontramos (yo a ellas) practicando danza árabe hace años  y además yo he tenido un par de «regresiones espontáneas» y sincronías que me confirman que tengo más de una vida con hiyab o chador (tipos de velo) y todo, habibi.

Al día siguiente ando con antojo de falafel (croqueta de garbanzo) y todo lo demás. En el barrio sólo hay los clásicos shawarmas, pero no quiero eso. Busco en internet y hay un delivery cerca, pienso en llamar para el sábado o domingo. Pero el antojo crece y casi estoy por inventar un encuentro con los amigos para satisfacer las ganas. La semana avanza y cada cierto rato me acuerdo y me río sola con mi obsesión… Incluso el miércoles cuando fuimos al festival «Cine bajo las estrellas»,  antes de la peli hay stands de comida con sushi, carnes, sandwichs, pizzas, ceviche… y con un poco de ilusión busco algo árabe, pero no hay, obvio, si tampoco es tan popular, pese a que la colonia es numerosa en Chile…

Llega el viernes. Después de la jornada en mi consulta, a  las 4 de la tarde,  tengo hora de biomagnetismo en Ñuñoa. Antes de ir como unos trozos de piña y pienso que almorzaré después, en casa. Es mi segunda sesión y ya la terapeuta con los imanes liberaron un virus y un tema de microcirculación cerca del oído, que todo el rato tiene que ver con el vértigo que a veces me visita. La sesión está potente, medio me duermo en la camilla y luego me cuenta cómo va el tratamiento. A las 5 ya estoy de nuevo en la calle y con hambre; pienso tomar una calle que da al delivery árabe que encontré por internet. Ya casi saboreo el hummus y el falafel. Pero hace mucho calor y no sé si caminar hasta allá. Al final desisto porque igual quiero pasar a otra tienda que está al lado y desde ahí puedo tomar un colectivo que me deja en casa.

Bueno, para otro día será… Podría haber algún lugar por aquí -pienso- pero sé -era mi barrio de infancia y sigue siendo el de mis padres- que sólo hay pizzerías, hot-dogs y otras cosas… Me dispongo a cruzar la calle en el medio (por donde no se debe) y cuando miro en frente dice: EXQUISITOS SABORES DE PAKISTÁN, PARA SERVIR Y LLEVAR…. Guauuu! Casi salto hasta la otra vereda de pura felicidad y digo: es demasiado grande la Divinidad; Universo, eres muy bakán, gracias! Ángeles de la comida: gracias por favor concedido-. Entro curiosa y extasiada, es un lugar pequeño llamado «Karachi Spice», es lo que se conoce acá como «picada» (restaurant un tanto escondido, conocido por muchos de boca en boca pero sin publicidad; bueno, bonito y barato), son unas diez mesas con un poco de decoración pakistaní y una mesera chilena muy simpática que me muestra la carta donde están todos los sabores que tenía en mi paladar mental desde el martes y otros que desconozco pero que suenan tan bien… Me cuenta detalles del lugar, el único de comida pakistaní en Santiago… Vaya honor el mío!

Karachi Spice, en Pedro de Valdivia, casi esquina Dublé Almeyda.

Karachi Spice, en Pedro de Valdivia, casi esquina Dublé Almeyda.

Entonces, me siento a almorzar ahí disfrutando cada sabor con calma y placer: el hummus, las albóndigas especiadas, la ensalda aderezada con yogurt con cilantro, el arroz y… obvio, un té de menta. El falafel lo pido para llevar a casa a nuestro almuerzo del sábado. Luego converso más detalles del lugar y la carta con la mesera y hasta con el cocinero que lleva tres años en Chile y que es musulmán, por supuesto. Quedo re invitada para volver y seguro lo haré porque aunque el antojo fue saciado, en cualquier momento puede volver. En medio de la conversa tomo mi bolso y me río sola pues tiene caligrafía árabe, se lo compré a una chica que los hace a mano, de hecho el cocinero lo queda mirando….

Mi almuerzo en el Karachi Spice

Mi almuerzo en el Karachi Spice

Me voy satisfecha y feliz y recuerdo que originalmente a esa hora (la de mi almuerzo pakistaní-mágico-sincrónico) me juntaría con una amiga que al final me avisó temprano que no podía. La vida es perfecta, pienso, mientras voy a la tienda que tenía pendiente. Cuando estoy allá, terminando de pagar, suena mi celu y es Silvia, una gran amiga argentina-chilena con quién quedamos de vernos pues viene llegando de varios días en Baires, pero no coincidíamos con los horarios… Me dice: Jime, me suspendieron una hora de clases y pensé si nos juntábamos. «Eh, genial! veámonos en un rato en la terraza del hotel Bonaparte» -le digo y le parece perfecto igual que a mí. Al cortar y mientras me dirijo al encuentro, sigo pensando: qué mágica es la vida, cuántos regalos, sincronías y perfección hay en todo. Gracias a la vida, tarareo en el taxi, igual que el miércoles por la mañana después del muy buen encuentro en la casa nueva de Sol…

Al llegar al encuentro con Silvia, ambas pedimos un té… yo quiero otro de menta (las especias pakistaníes dan sed) y la chica me dice, tengo uno que es de Marruecos: ¡Ese mismooo! le digo con entusiasmo. Ya te explicaré porqué, amiga, le comento a Silvia…. Y la tarde-noche termima con un buen reencuentro y conversación, puestas al día desde el 21 de diciembre hasta acá, acompañadas de un cachorro gordito que pasean por la calle, varios ciclistas veraniegos, los pájaros cantores, la brisa que se cuela entre los añosos árboles y la luna casi llena que este fin de semana está en Leo: momento para celebrar, cerrar y agradecer… Sí. Todo es perfecto. GRACIAS…. A la Vida.

EL VERDADERO MILAGRO DE LOS MINEROS CHILENOS

Ya todos sabemos lo sucedido desde el principio y el épico rescate que da un primer gran final feliz a esta impresionante historia.

Muchos no alcanzamos ni a vislumbrar lo que viene ahora, se habla de invitaciones a diferentes países, eventos varios y decenas de programas de televisión peléandose a este grupo de 33 sobrevivientes.

Pero, a mi juicio, aquí hay otro milagro -y en realidad varios más- tan simbólico como la potente vida de los mineros que triunfa en medio de la desolación y a cientos de metros bajo tierra, tierra que es fuente de vida al mismo tiempo.

Para mí el verdadero milagro es la fragilización del poder, encarnado en el Presidente Piñera…. Hace rato que Chile -y con ello se contagia a Sudamérica y la humanidad, en gran medida- está sanando sus arquetipos. Recién le tocó el turno a la mujer y a la madre que

Michelle Bachelet, en un gesto muy simbólico cuando asume el 2006 (Fuente: jornada.unam.mx)

encarnó Michelle Bachelet, quien tomó al país en sus brazos y tocó el alma a sus habitantes y al continente, más allá de si eran sus partidarios o no. Aclaro, no estoy hablando de política, sino de símbolos. Lo femenino se hizo presente con dignidad, e inéditamente se instaló en el poder, cambiando viejos paradigmas, evidenciando el enorme poderío privado de la mujer chilena -el poderoso matriarcado familiar-, y equilibrando las polaridades masculino/femenino, emocionándonos el día en que asume y -de nuevo- simbólicamente saluda con ambas manos en el corazón en gesto de agradecimiento. Ella -más allá del desarrollo de su gobierno- abrió el corazón del país y se fue entre lágrimas por el dolor del terremoto… con un corazón nacional mucho más blando que el que la recibió…

Y Piñera, qué arquetipo representa? Entre otros, para mí, el tío rico. Sí, como el del Pato Donald. Piñera no tiene energía de padre,  sino una jerarquía menor, como la de un pariente. En muchas familias hay un tío cercano o lejano con más plata que el resto y que despierta sospechas, envidias, fascinación, extrañeza. Bueno, este ser, Sebastián Piñera, enfocado a lo largo de toda su vida en el éxito, la riqueza voraz, la rapidez, el logro, el demostrar, el poder, la mente, el hacer o actuar compulsivamente… en fin, el ego; ese político que no se conmovió ni con el secuestro de su propio hijo en los años ’90, que en cuanto asume la presidencia -después de estar por décadas buscándola ansiosamente- en medio de un doloroso terremoto se pone a correr cual superhéroe, en vez de reflexionar, empatizar, sentir…. Ese mismo ser que despierta tanto rechazo incluso entre sus partidarios, este 13 de octubre de 2010 cambió.

 

El primer minero rescatado abraza a Piñera. (Foto Emol.com)

 

Puede que el cambio sea muy sutil, pero no por ello menos profundo y significativo. Por primera vez Piñera se permitió hablar menos (y ese ya es el tremendo milagro, hay que decirlo!), dejar que sus ojos se humedecieran, conmoverse, fragilizarse, hu-ma-ni-zar-se, al recibir a casi todos los mineros con un abrazo muy genuino. Especialmente el segundo minero y el último abrieron su corazón, mientras él se mostraba espontáneamente paralizado, casi incómodo, inadecuado.

Por unos minutos no hubo frases hechas ni la calculadora sacando cuentas de qué me sirve y qué no, qué me conviene y qué no hacer porque «puede dañar la imagen del gobierno»…

Y yo frente a la pantalla celebro con mucha alegría! Al fin el alma emerge y brilla, mientras el ego se disuelve por unos instantes!!!  Este es uno de los mejores milagros de un hecho que ya es milagroso!

Guau! Qué privilegio del destino ser protagonistas, observadores y receptores de tanta sanación. Porque lo de Piñera no es para él como individuo solamente. No, es para TODOS los que asistimos a este hecho de alcance mundial… Todos -nos guste o no- tenemos un Sebastián Piñera dentro, cada vez que corremos en el día a día sin respetar nuestro cuerpo, cada vez que caemos en impaciencia desmedida, obsesión o control ídem; cuando vemos sólo nuestra conveniencia o queremos demostrar que somos mejores que el resto, cada vez que pasamos a llevar a alguien, hablamos demasiado o no somos capaces de detenernos a ver y sentir qué le pasa al otro, y obvio que cada vez que la ambición o el consumismo nos ganan somos él…

Toda esta energía fría y neurótica que llevamos dentro, que muchas veces nos domina y que encarna tan bien este Presidente y varios otros por el mundo, se disolvió por valiosos minutos, se dulcificó y se transformó…

Todo lo sucedido hasta ahora con los mineros, incluido el corazón conmovido y sin maquillaje de Piñera, es un gran despertar emocional, espiritual y de conciencia para la humanidad. Miles de millones de personas de distintas culturas han asistido no al rescate de los mineros online, sino a su propia sanación, a emocionarse y dejar caer lágrimas, a valorar otras cosas, a redescubrir la fuerza del alma y la generosidad de la Tierra, a mirar de otra forma el poder humano -que igual es divino- capaz de provocar milagros, cambios y ayuda… Por minutos y horas, el mundo sintonizó con el amor y la nobleza humana y eso sí es realmente milagroso!

Así, con todo esto, como lo compuso una genia de la humanidad, hoy todos podemos decir: Gracias a la vida, que me ha dado tanto! ♪


Cómo sobrevivir al reality show del rescate de los mineros en Chile

Una cosa es el milagro después y en medio de la tragedia. Ese regalo de la vida y de la Tierra. La luz en la oscuridad.

Pero otra cosa es el aprovechamiento político, mediático, económico y más que ya podemos ver y que quizá aún no logramos imaginar desde el minuto en que el primero de los 33 salga a la superficie.

Entonces, luego de apagar la TV con fastidio en reiteradas oportunidades al ver la agotadora cadena nacional del tema con decenas de bochornosas notas periodísticas; después de estar a punto de contratar TV cable para no mirar programas locales durante las próximas dos semanas; después de reírnos pensando en qué marca de bloqueador solar será la auspiciadora oficial del rescate; después de decidir consumir la menor información del tema para no contaminar algo que en el fondo es muy mágico… Propongo 5 pasos para sobrevivir a la oleada mediática sobre el rescate de los 33 mineros chilenos:

1. Aceptemos nuestra dualidad, la polaridad humana. Los grandes hechos sacan lo mejor y lo peor de lo nuestro. Como el terremoto: hay héroes y vándalos conviviendo en torno al dolor. Ahora, hay familias sufriendo, mineros atrapados, gente anónima y reconocida ayudando, trabajando y profesionales informando… versus, familiares en quinto grado robando cámara, personajes tratando de figurar, autoridades posando y midiendo en cuánto los beneficiará esto en las encuestas o elecciones, periodistas haciendo preguntas absurdas y editores de medios midiendo cada punto de rating que los haga vencer a la competencia… Así somos, tenemos ángeles y demonios dentro y ellos salen a pasear con alevosía en los momentos extremos. Por lo tanto, podemos observar esta realidad tan nuestra, antes de seguir criticando.

2. Si -como yo- usted es un consumidor habitual de información periodística, haga «dieta de medios» este tiempo. Será inevitable leer, ver o escuchar del tema. Y si le resulta irritante, entonces es mejor dosificarlo. Así nos evitamos una gran fuente de rabia, crítica, vergüenza, etc., que siempre se traduce en energía negativa que impregna su ambiente y su vida y que, ojo, se multiplica y se devuelve. En cambio, use este tiempo libre para cosas que tenga pendientes, como leer u ordenar.

3. Si tiene conexión con esta práctica, puede sentarse a meditar y a enviar, desde donde esté, paz, sabiduría, bienestar, armonía y conciencia, a todos los seres que están involucrados en este hecho y a todos los que en este momento -en cualquier rincón del planeta- están afrontando dolor, desafíos u opresión. En silencio, mande desde su corazón esta energía. Si meditar no es lo suyo, puede rezar, si esto último tampoco es para usted, cuando se acuerde del tema, piense en algo positivo.

4. Al igual que los mineros, saque a la luz algún talento que usted tenga oculto, o un bello sentir no expresado, o un gusto que quiera darse estos días y dedíquelo a todos los que no pueden hacerlo. Imagínese si usted hubiese estado ahí, cuál habría sido su aporte al grupo, qué habría sentido física y emocionalmente y cómo lo habría expresado.

5. Agradezcamos! Al menos podemos elegir qué ver, con qué quedarnos de todo esto, qué aprender. No somos los protagonistas, la gran mayoría no hemos vivido directamente este dolor, no estamos estresados trabajando en esto que dará para largo… Podemos agradecer el regalo del fondo de la Madre Tierra, las lecciones, el recordatorio metafórico de lo bueno que es ir a nuestro interior, de lo sanador que es no temerle a nuestras oscuridades y de confiar en las bondades que ese hilo invisible llamado destino a veces nos regala.

A ver cómo nos va en esta aventura.

SÍ, LOS MILAGROS EXISTEN!

El 5 de agosto pasado 33 trabajadores de la tierra, mineros, quedan atrapados por un derrumbe en las profundidades de una antigua mina, en el desierto chileno… Se moviliza ayuda oficial y espontánea, se critica a una serie de responsables privados y públicos; se piden cabezas; se evidencia la precariedad y abuso con los trabajadores de la pequeña y mediana minería en un país rico y  líder en el tema… Todo, mientras se forma una verdadera aldea alrededor del sitio de esta nueva desdicha nacional; sus familias están en vilo y se instalan en carpas esperando una buena noticia cada día…

Pasan semanas y ésta no llega. Pasan 17 días y un domingo, después de rezos, intentos de rescate, uso de tecnología, trabajo ininterrumpido, decenas de análisis de expertos, especulaciones, pesimismo, realismo, lágrimas, rabias, esperanza… Ocurre un milagro… Se devuelve una de las tantas sondas metálicas que los busca incesantemente, esta vez con pintura roja y una bolsa amarrada en su extremo… Aquí viene algo… Desde las profundidades de la Tierra logran enviar un claro mensaje: «Estamos bien, en el refugio, los 33».

El Presidente chileno y el mensaje de los mineros. (Foto Emol.com)

Y así, un país sumido de nuevo en la tragedia, el dolor y la impotencia, se sorprende, recupera la fe; se vuelve nuevamente optimista, alegre y esperanzado… El lento domingo se llena de júbilo y magia; otra vez hay motivos para estar alegres, izar una bandera con orgullo, sentir que la vida triunfa y que es milagrosa… Hasta el ministro del Interior antes agresivo, siempre enojado y defendido, ahora incluso sonríe; y el recién estrenado Presidente eternamente acelerado y pragmático por primera vez -quizá en toda su carrera política- se ve y se siente real, humano, se emociona, se saca las frases hechas, muestra algo de nerviosismo y emotividad… ¡Enhorabuena! ¡Los milagros existen y el dolor nuevamente tiene un sentido para todos!

Ahora, 33 héroes nos dan enormes lecciones y -como tantos otros- nos recuerdan el valor de lo importante. GRACIAS!

MILAGROS DEL FÚTBOL (Los cuartos serán los primeros!)

Martes 13 de julio de 2010, desde un rincón del Sur del Mundo llamado Uruguay…

Caravana celeste por la rambla, Pocitos, Montevideo (Foto El País)

En Solymar, poblado-balneario hoy casi capitalino,  una señora que bordea los 70 y que suele ser pesimista y algo (divertidamente) gruñona, escribe por Facebook lo feliz que está de los triunfos que acumula  su selección celeste en lo que iba del Mundial 2010, y dice: “que tengo una alegría enorme por mis jugadores y que siempre vamos a recordar esta dicha, seremos campeones, arriba Uruguay!”

…Un chico de Colonia, que no sale nunca de casa y que siente que su vida es re tranquila y más bien aburrida, decide ir hasta Montevideo –la ciudad que rechaza y critica- a recibir a la selección y participa en los festejos que paralizaron al país (tanto como los partidos del Mundial) en pro de los homenajes y celebraciones….

…Una chica de Malvín, Montevideo, que no entiende nada de fútbol y que lo ha pasado muy mal este 2010 entre la falta de trabajo y varios duelos, sale a la calle con sus pequeñas hijas y celebra con cantos y gritos el paso del bus de la selección por la rambla de su barrio; se entusiasma y siente que es un respiro a las tristezas que le ha traído este año…

… Un chico de Pocitos, Montevideo, que suele mirar todo desde el peor escenario, sintiendo que nada va a cambiar y que nada va a resultar,  por primera vez siente orgullo de su país y experimenta la euforia colectiva que lo llena de colores y alegría…

…Una pequeña de 7 años que no suele ir al centro de Montevideo y cuya familia pasa por una delicada situación económica, me cuenta por e-mail: “miré en la Plaza Independencia en una pantalla gigante el partido de Uruguay,  nos pintamos la cara, nos pusimos la remera de Uruguay y llevamos banderas, gritamos los goles y nos divertimos mucho”…

…Una talentosa periodista del clásico barrio candombero Sur de Montevideo escribe en su –recomendable- blog: “aquello ya era una fiesta. Entonces salimos a la calle y un frío estelar nos apretó las manos. Petardos, cañitas voladoras y banderas frisadas por el viento. Niños exonerados de las escuelas, obreros, muchachos, mujeres en bata, y ese popurrí propio de los desbordes cuando sale a la calle. Entonces pasaron enfrente a mis narices, y como viendo sin ver, nos saludaron desde la ventana. Ahí, a unos centímetros de mi cuerpo, pasaron los atletas”

(Foto El País)

Y el bus de la selección pasa con su bullante estela celeste por todos los barrios montevideanos que une la rambla, incluso algunos jugadores se suben al techo y saludan desde ahí…

Así llega hasta el imponente Palacio Legislativo, donde las escaleras forman un vivo escenario que transforma la llegada de los futbolistas y su gran ‘Maestro’ Tabárez en una fiesta nacional muy especial y sin mucho protocolo, a la uruguaya. Los jugadores hablan con sus compatriotas desde ahí, hacen bromas y disfrutan del cariño entrañable de su pueblo…

Hay orgullo, esperanza, felicidad, expansión, complicidad y calor en medio de un país ventoso y hasta hace poco con el temple más bien gris y pesimista…

Y el Presidente de la República Oriental del Uruguay, “Pepe” Mujica, con su habitual pachorra los presenta desde ahí con emoción; afirma que «nunca hemos estado tan unidos» y que han sido capaces de borrar las diferencias de clase, las políticas -y tantas otras propias de América Latina-, y remata: “¡Porque estos muchachos no sólo son guapos, además son valientes!”, mientras el público celeste aplaude emocionado, con el corazón mucho más abierto y tibio que hasta hace unos meses…