SANTIAGO SE VOLVIÓ PEQUEÑO Y MÁGICO!

… Con dos gigantes franceses -la pequeña y su tío-, 150 ayudantes y más de tres millones de personas  jugando en sus calles, ahora llenas de ilusión y sonrisas!

Enhorabuena! Qué honor!!!

Aquí hay fotos y videos de la ilustrísima visita que le tocó el alma a esta ciudad!

La pequeña gigante duerme siesta en la laguna del Parque O'Higgins, el viernes a media tarde

Su tío, apodado "Escafandra" en Chile, despierta en pleno centro, el sábado por la mañana

El tío busca a su sobrina por las calles de Santiago

El tío es demasiado grande para andar por la Plaza de Armas...

Casi se encuentran! Su sobrina también lo busca por la Plaza

Él se cansa y duerme siesta el sábado por la tarde... Pero no desiste

Al fin se encuentran, después de muchas peripecias!

Y se disponen a descansar frente al Palacio de Gobierno

El domingo por la mañana parten a celebrar el bicentenario de Chile, por la Alameda

Y Santiago se llena de pequeños habitantes que celebran entre los gigantes

Las fotos son de la prensa chilena y este video, de radio Cooperativa, muy bueno, AQUÍ.

Abrazos gigantes con luna llena y demasiado sol!

SANTIAGO TIENE HUMOR!

Las mesas de mi café favorito (foto de cofibreik.cl)

-¿Cómo está? –me pregunta la cajera de uno de mis cafés favoritos del barrio.

-¡Maaal, poh!, ¿cómo voy a estar después de lo de ayer? –le digo, refiriéndome al resultado de las elecciones presidenciales en Chile del domingo 17, donde ganó el candidato de derecha y poderoso empresario Sebastián Piñera.

-¡Ay, ni me diga! Estamos todos más tristes… -me dice, moviendo la cabeza.

Y efectivamente, el día post elección estuvo -en pleno verano- y no casualmente -a mi juicio- oscuro, gris, frío, silencioso; nada de euforia en la calle por parte de los ganadores, como pensé podría sentirse.

Pasan los días y los garzones de ese mismo café –donde a veces tomo mi desayuno favorito: tostadas con palta (aguacate) y un café cortado, (lo escribo y ya quiero ir por otro!)-, me hacen bromas y me preguntan si sigo triste. Lo mismo ocurre con los conserjes de mi edificio. Igual ironizamos con lo que se nos viene y con las malas prácticas del candidato electo y que comenzaron (que siempre las ha tenido, pero ahora es una autoridad, lo cual todo el rato agrava la falta!) desde el día siguiente a su triunfo, como el censurar preguntas a la prensa; todo mal…

A los días paso ahí mismo a tomar té, a merendar, con mi querida amiga Alicia. Y la cajera de siempre, que esa tarde oficia de mesera, me dice con picardía: «¿Sigue triste?»

-Un poco, todavía –le digo sorprendida de su pregunta, mientras ella recoge apurada una mesa.

-Pero no se preocupe -me dice, con los ojos grandes y chispeantes-, ¡¿no ve que el mundo se acaba el 2012, entonces va a gobernar dos años no más?!

– Jajajajajajaja…. –Nos reímos a carcajadas con mi amiga.

-Sí, le queda poquito- dice con risa, mientras se aleja contenta para volver a tomarnos la orden.

Mientras comentamos la actualidad política y social con Alicia, no dejamos de advertir lo que acaba de pasar: una muestra de la picardía chilena, de ese humor tan propio de esta tierra, de la capacidad de burlarnos un poco de las tragedias para poder vivirlas, ¿no?

Y mientras paseo por Santiago estos días de calor y eterno verano, sigo rescatando más de esto.

Una mañana me detengo en el centro de Providencia, mi barrio desde hace varios años, un lugar bien comercial, atractivo y muy vital, con bastante verde, como me gusta. Me quedo mirando a tres cantantes líricos, dos mujeres y un hombre, en promedio de unos 35 años, que ofrecen su arte en la calle para ganar dinero y deleitar a los transeúntes. Mucha gente se reúne, toman asiento, se quedan incluso al sol para escuchar piezas de óperas clásicas como La Traviata o Carmen, y aplauden con entusiasmo al término de cada obra. (Hay más datos de esta ópera callejera acá)

Yo me emociono con las caras de la gente que disfruta de este arte espontáneo, mientras tomo un café que pedí para llevar, antes de ir a trabajar en unos minutos más, al mediodía.

Se me hace tarde y tengo que irme. Ya terminé el café y trato de pasar entre el público para botar el vaso en un basurero, mientras comienza a sonar otra ópera famosa. Delante del bote de basura está un señor mayor, es vendedor de helados ambulante. Le pido permiso y no me escucha. Insisto y le toco espalda. Se da vuelta, y le digo: «Permiso, que quiero botar esto». Y me dice con un ademán principesco: “¡Claaaarooooo, señoriiiitaaaaa, cómo nooooooo!” –en tono de canción lírica, mientras todos nos reímos fuerte y hasta saca un aplauso!

Yo me voy feliz a trabajar, llena de risa y música.

Así es Santiago, con sorpresas, ironía, creatividad, chistes rápidos en el aire y, por estos días de verano, con mucho arte en las calles, como el ya clásico festival de teatro Santiago a Mil que llena escenarios y avenidas de sonidos, colores y magia, o como los dos jóvenes violinistas que se escuchan en la entrada de la galería desde donde escribo, mientras tomo un jugo de frutas para pasar el calor.

A la tarde, iré al Palacio Presidencial, a La Moneda, pues una «Pequeña Gigante» llegará desde Francia con inocencia y esplendor a cautivarnos, entretenernos y llenar de sueños la realidad.

Ya contaré de eso!

A VIAJAR POR EL 2010!

Por estos días apenas viajo por mi barrio… Y, claro, este no es sólo un blog sobre viajes externos, sino también para esos internos que, muchas veces, son tanto o más interesantes que aquellos con maleta y boletos en mano…

Pronto contaré qué tal está el actual caluroso Santiago de enero. Sí, en otro post, porque este es para hablar de otras cosas… Para seguir contando un poco de qué se trata este poderoso año que apenas y estrenamos…

…Ya lo vemos con lo sucedido recién en Haití. Se estremece la tierra, nuestros corazones, cuerpos y conciencias al presenciar o vivir algo tan doloroso… Y todo tiene un sentido: sensibilizarnos, ayudar, valorar lo que tenemos, gozar lo simple… Entre muchas cosas…

Así creo será en gran medida este 2010: estremecedor, sanador y… milagroso! De verdad vislumbro que si nos decidimos podremos lograr taaanto! Los tiempos están acelerados y agitados, por tanto si nos plantemos -con flexibilidad, obvio- un par de objetivos y abrimos el corazón a la bondad, podremos llegar lejos, en serio.

Desde los rincones de la arbolada Providencia, en Santiago de Chile, les mando este link de un proyecto de columnas temáticas en el que estoy participando…  Este es.

Hasta pronto!

¿QUÉ NOS DEPARA EL 2010?

Solsticio de verano 2009, desde mi balcón

Escribo este post en el último día del 2009… Vaya año para muchos.

Intuyo que algo –mucho más que una década- se está cerrando. Creo que tiene mucho que ver con nuestro lado oscuro, ese que todos tenemos al otro lado del espejo. Ese que se enoja por cualquier detalle, ese impaciente y hasta agresivo; ese que es envidioso, o desconfiado, o descalificador; el mismo que tiene miedo frente a lo nuevo, o que opta por el pesimismo antes de tomar una iniciativa…

Pero ese lado es tan propio de nosotros, siempre ha estado ahí, acompañándonos… Creo que este 2010 podremos amigarnos con todo ese lado que opaca nuestra esencia; por todo lo que viene ocurriendo, considero que este es un año para unirnos con nosotros mismos y con otros, para dejar de pelearnos con nuestro ego y con el del resto… Para aceptarnos con todos los colores que llevamos dentro…

Además, sospecho que este 2010 –como si no nos hubiese bastado con la crisis económica internacional basada en la ambición  y especulación fría- aprenderemos las mega lecciones como humanidad. Algo podrá remecernos con la secreta intención de unirnos…

Por  todo esto, porque entre otras cosas es uno de mis oficios preferidos, porque cada año es un nuevo viaje y a veces necesitamos un mapa para guiarnos, los invito a leer las Predicciones Astrológicas 2010 made in Jimena, en el diario El Mercurio Online, Emol.com.

Primero, en la portada, hay una presentación, ya que el título de este trabajo es: 2010, Año de Encuentros y Fuertes Sorpresas.
Luego, al entrar, ya pueden leer los vaticinios signo por signo. Están aquí: http://www.emol.com/especiales/2010/especiales/otros/predicciones_2010/index.html

Desde Santiago de Chile,  agradecida tanto por los regalos –entre ellos, la aventura uruguaya y este blog- como por las lecciones del 2009, y con muchas ganas de estrenar los nuevos aires del 2010, les mando un gran abrazo con muchos buenos deseos!

DISCULPE LAS MOLESTIAS, ESTAMOS TRABAJANDO PARA USTED

Desde el Crep Café, en Providencia, Santiago

Por si acaso algún lector nostálgico extraña material nuevo en este blog, o algún curioso que pasa por aquí encuentra que no hay líneas frescas, les digo….

«Disculpe las molestias, estamos trabajando para usted»…. Escribiendo las Predicciones 2010, que pronto se publicarán en Emol.com (aquí: http://www.emol.com/)

Así que, pronto regreso, espere no más tantito (tengo nostalgia del acento mexicano!)

Ji.

TRUEQUE VIAJERO

Mmm, todo se termina en esta vida, ¿sabían? Lo bueno y lo malo. Los budistas le llaman impermanencia y a cada rato es la mega lección: aprender a viajar por los pasajes dulces y amargos sabiendo que en cualquier momento cambian, se van.

Desde ahí, entonces, podríamos disfrutar mucho más los regalos de la vida y aceptar con mayor sabiduría los dolores, porque ambas experiencias van a pasar. Suena fácil, es hasta obvio si lo pensamos, pero a ratos es taaan difícil hacerlo. Ufff… Sin embargo, se puede.

Ayer disfruté tanto el paseo con amigas de distintos países,  que se fueron uniendo una a una durante el día -partimos dos y terminamos siendo ocho-;

Con Marie y Hanna

donde descubrimos rincones de la ciudad y hasta subimos al mirador de la Intendencia a escondidas (actualmente está cerrado al público, así que espero que el señor Intendente no lea este post), como niñas haciendo una maldad. Y cuando casi a media noche terminó el paseo, que incluyó cine gratis, quedé con tanta alegría que me tentó quedarme más tiempo en Uruguay… Pero no. También sé –siento- que, por ahora, se termina. Y que está bien. Por eso me llevo los buenos momentos y a la gente bella como tesoros… Y agradezco lo bueno y lo malo, como parte ineludible de las experiencias que todos debemos vivir…

Y ahora mientras empacaba mis cosas y me quedan algunas citas y despedidas por Montevideo, se me ocurren algunos trueques entre Chile y Uruguay… Serían:

Nosotros les pasamos un trozo de cordillera nevada para que les tape el viento y Uruguay nos da un trozo de rambla -con Río de la Plata incluido, claro- para Santiago, así la capital chilena  se pone más emotiva y amable.

Chile les pasa la mitad de su velocidad en Internet y los uruguayos nos prestan un cuarto de su paciencia y calma para vivir lo cotidiano.

Chile les regala un poco de frutas y verduras para su dieta diaria y ustedes nos mandan bizcochos y asado, así se equilibra el metabolismo y se alegra el paladar, ta?

El sur de Chile les manda parte de sus frambuesas para comer frescas, en jugos, mermeladas, pastelería y más, y ustedes nos dan unas cuantas toneladas de dulce de leche para endulzar cualquier mañana o tarde (ni siquiera notarán si les falta un poco, no ven que aquí hay más vacas que gente?).

Uruguay nos manda gnocchis cada 29 de mes, como es tradición, y nosotros les mandamos las sabrosas papas de la Isla de Chiloé para prepararlos.

Cambiamos té con canela por mate con yuyos, claro que al mío le pondré una pizca de stevia, lo siento, me basta con los tragos amargos de la vida misma.

Parque Santa Teresa, con viento, obvio!

Uruguay nos manda viento que despeje la mente, refresque el alma y nos sorprenda, mientras Chile les regala algún volcán inactivo – obvio, este es un trueque limpio y la mercancía no puede venir dañada ni provocar perjuicio- o un poco de desierto; depende de qué quieran agregar a su paisaje y a su energía.

Les pasamos mucha palta, tomate y chucrut  para darle más onda a los panchos (hot-dogs apenas con un hilo de mayonesa, ketchup o mostaza) y ustedes nos pasan una flota de carritos con chorizo y chimichurri.

Pisco por grapa miel, especialmente en invierno.

Un tanto de esperanza chilena a cambio la adorable informalidad uruguaya.

El valioso trato humano uruguayo por la meritoria diligencia chilena.

Unas cuantas aparatosas camionetas 4 x 4 chilensis que apenas circulan por estrechas calles por más de un puñado de románticos antiguos uruguayos que te recuerdan que es posible vivir con menos, con menos neurosis por tener más y más.

Candombe en Barrio Sur, Montevideo

Dos días del Festival de Viña por una semana de carnaval. Ya si igual Uruguay tiene el carnaval más largo de Sudamérica y del mundo, todo febrero en fiesta; una semana menos pasa piola.

Un poco de espiritualidad chilena para ver más allá de lo aparente (ya viene un post sobre esto) a cambio de la amabilidad y candidez para vivir de los uruguayos.

…. ¿Algo más? Sí, un par de pasajes al año con destino a Montevideo para la autora de este blog  y sus seres muy queridos, así ella podrá venir cargada de alegría por los reencuentros y seguir escribiendo de la “uruguayez” para sus fieles lectores, ta?

Alguien quiere agregar algo más a la lista?… Hable ahora o calle por un rato, pues estoy a horas de regresar a Chile y una vez allá capaz que ya no haga trueques y me dé por hacer un remate, no ve que todo cambia?  …Todo es impermanente, hasta las despedidas!

Por eso aprovecho este post para hacer un trueque de agradecimientos por leerme, por estar, por la compañía cercana y a distancia, por los recibimientos y los abrazos, por el amor, por las sonrisas, por la ayuda, por compartir, por opinar, por las carcajadas y los silencios, por las caminatas sin rumbo fijo, el mate, los cafés, las cervezas y las noches de fiesta… Todo eso lo doy a cambio de abrazos de bienvenidas aquí en Uruguay muy pronto, en Chile estos días de fin de año y en otras partes del mundo en un futuro… Quién sabe qué nos depara el destino…

Como sea, ahí voy!

Nos vemos! Y GRACIAS otra vez!

A LA URUGUAYA Y TIPS ANÍMICOS DE VIAJE

Malvín desde el aire (http://www.ciudadmalvin.com/)

Malvín desde el aire (http://www.ciudadmalvin.com/)

Analía vive en Malvín. Un barrio residencial muy parecido a Viña del Mar, al plan de Viña y a Recreo, con bastante verde y playa, pero con edificios más bajos. Su casa no tiene estacionamiento y deja su auto, un Tico, en la calle. Cuando llegamos a casa le digo que no bajó el seguro de su puerta del auto, me dice que no porque así no le rompen el vidrio: “sí, así los ladrones lo abren, lo registran, revuelven todo y hasta me lo dejan cerrado; son buena gente”. No paro de reír y ella bromea con el tema.

Claro, a la uruguaya, ella encontró la solución después de dos veces de reponer el vidrio roto. Ahora les deja el trabajo adelantado a los malandrines. Por otro lado, en los pueblos o ciudades más pequeñas la mayoría deja los autos abiertos y muchos no usan cinturón de seguridad ni casco para andar en moto; también se da una confianza que contrasta.

Así es Uruguay, no se hace demasiado problema por los males de la vida moderna y del sistema, se quejan igual que todos, cual chileno o argentino, pero sobreviven… Este es un verbo demasiado practicado por los uruguayos: Sobrevivir… Es impresionante cómo lo hacen…

Muchos ganan un tercio -o menos- que el promedio de los sueldos en Chile para cualquier actividad y tienen más o menos los mismos gastos que nosotros. Eso sí: la educación es absolutamente gratuita, con lo que el escaso presupuesto logra alivianarse. La mayoría vive con lo justo y no tienen capacidad de ahorro ni tantas cosas nuevas o modernas; pero –y es un misterio digno de averiguar- diría que en muchas cosas tienen mejor calidad de vida que los chilenos,  comen mucho mejor que nosotros – aunque casi todo es más caro acá- y, pese a su sello pesimista, son menos inconformistas que otros pueblos.

HAY QUE VIAJAR CON EL ALMA ABIERTA

En mis andanzas cotidianas observo, admiro, comparo, aprendo, me río, disfruto, también me impaciento; empatizo, me sorprendo… Es que descubrí algo: si quieres hacer de un viaje una experiencia más feliz tienes que llevar tu mente y tu corazón muy abiertos, blanditos; no puedes juzgar o criticar demasiado la idiosincrasia, porque simplemente la cultura y la identidad SON; ni mejor ni peor que la propia, simplemente ES y obedece a una historia, a la energía de la tierra, al origen de sus pueblos, a cómo se vive la economía y las relaciones, a la espiritualidad presente, y a mucho más.

En eso pienso cuando conozco a un chileno que se vino a vivir a Montevideo, al parecer sin averiguar mucho “con qué chicha (licor de manzana chileno) se iba a curar” y que ya lleva dos meses acá. Me sorprende y… Sí, me irrita un poquito…

Es sábado por la noche y con mi amigo alemán, Jan, nos juntamos a comer  en el nuevo hostal donde se queda ahora, Ché Lagarto, e invita a este chileno que cocinará chap-sui de verduras. En gran medida, es el típico santiaguino “winner”, ganador. ¡Ay! Cómo me avergüenzan a veces los compatriotas prepotentes y de mente estrecha tan típicos de nuestra tierra. Sí, ok, Chile está muuuy avanzado en muchas cosas, pero eso no es sinónimo de mejor ni de calidad; si no, basta con mirar los elevados índices de depresión santiaguinos.

Bueno, el “lolo” (muchacho) estudió en universidad privada, vivía en Las Condes (sector acomodado y actualmente “aspiracional” -dícese de querer cumplir el sueño americano constantemente- de Santiago, a mi muuuy personal juicio), tenía una empresa, lo estafaron, dice; luego trabajó con un primo, pero no soportó ser el segundo de a bordo (valiente confesión). Entonces, el lindo se vino a Uruguay –intuyo que huyendo de lo vivido- y la razón por la que eligió este país me da risa: “Es que en Argentina está todo hecho –¿…?- y además no es fácil ser chileno en Buenos Aires y Brasil me encanta pero es muy peligroso.  Entonces, Uruguay es una mezcla de los dos, era el lugar ideal”… Síp, pienso: “Era”. Porque esta tierra –como cualquiera- no ES para todos. Los países son como nosotros, no le caemos bien a todo el mundo ni son simpáticos con todos.

Montevideo desde el Radisson (donde aún no me quedo!)

Montevideo desde el Radisson (donde aún no me quedo!)

Y a este chileno, creo que más por su ansiedad tan típica de nosotros los santiaguinos y por sus expectativas, tan propias de todos los que queremos algo, no le ha ido bien en Montevideo. Se llevó mal con los compañeros uruguayos de departamento con los que vivió al principio, además quiere hacer negocios acá, pero no avanza mucho. Y podría enumerar las razones de sus primeros tropiezos para aprender un poco, porque a todos nos puede pasar y porque a medida que lo conozco me da un poco de angustia y pena sentir que va mal, que por ahí no es; pero cada uno con su experiencia… En fin, aquí va mi listado:

  1. No se puede venir con todas las ganas de quedarse a Uruguay en pleno agosto. No. Acá ya hace frío en mayo, imagínense después bordeando los 0 grados por meses y con el mega viento que no perdona ni aunque te quedes en el Radisson. No hay parka ni abrigo que aguante, la bolsa de agua caliente (guatero) será tu mejor amiga, además de los guantes, bufanda, gorros, calentadores, sweaters, camisetas, etc.
  2. No puedes venir a Uruguay creyendo que por estar al lado esto es como Argentina y, menos, como Chile. No. Este es otro mundo. Acá hay un tesoro y lo digo en voz baja  y entre paréntesis para que no se vaya a contaminar: (no hay ni la mitad del consumismo presente en estos dos países). Los uruguayos casi no saben lo que es. Con suerte hay un par de liquidaciones al año, la ropa china no está tan presente, la gente se compra en promedio un par de zapatos nuevos al año, por ejemplo; hay autos de los años ’70 aún circulando, no hay adicción a la tecnología: ver un blackberry es un milagro, el wi-fi aún es exótico, no pasa nada con esos audífonos con bluetooth, he visto sólo a un par de guapos usando manos libres, el I-Phone es algo que está en los catálogos, la pantalla plana seguro es curva, el I-Pod apenas se pronuncia, el GPS debe estar dormido, etc., etc… No hay tiendas por departamentos que te llenen de necesidades inexistentes ni un sistema –siempre un tanto perverso- que majaderamente te incite a comprar y a tener… Por lo tanto, para venir a este sur a quedarse, además de otras cosas, hay que pensar un poco más como uruguayo y  no como chileno ansioso-consumista-impaciente-acelerado-tecnologizado-con acceso a todo. En esa tarea estoy yo ahora, permitiéndome integrar esta energía tan distinta, y no es tarea fácil, ojo.
  3. No puedes criticar a este pueblo por sus costumbres. Ya lo dije, simplemente ES. Claro, acá faltan muchas cosas, para los sofisticados falta “mundo”. En plena capital -no así en Punta del Este, que es “otro país”, y en la bella Colonia tampoco- debe haber sólo un puñado de restaurantes fusión o de comida internacional o de autor. Ni china, ni india, ni tailandesa, ni japonesa, ni árabe, ni francesa… Nop, acá hay asado, chivito (sándwich local con corte de carne exquisito), pizza con mozzarella, pascualinas (tarta de verduras), chorizo, pastas, hamburguesa, milanesa, cerveza y vino. Acá hay tradición y no hay mucha inquietud por mirar hacia afuera ni copiar el estilo de vida gringo, tan metido en el ADN santiaguino.
  4. Si te cambias de lugar, aunque es inevitable comparar el nuevo con el anterior o con el tuyo de origen, llega un momento en que hay que aceptar: este no es tu país, no es mejor ni peor, simplemente es diferente y, a mi juicio, lo que más cuenta es cómo nos sentimos en la nueva tierra. Porque si no te sientes bien, o te devuelves, o buscas otra; aquí no hay obligaciones. Digo: me basta con el sufrimiento que he acumulado en mi vida como para además ir a pasarlo mal en un lugar extraño que yo escogí. Y entender eso supongo que lleva tiempo. Entonces cuando escuchaba a mi colega de tierra decir: “es que Montevideo es súper gris, es sucio, es oscuro; Santiago es mucho más iluminado –claro, en Las Condes, seguro, pensaba yo-; los uruguayos son apagados –claro, y los chilenos los reyes de la fiesta; anda a compararnos con un colombiano o un brasilero, seguía pensando yo-; es que acá faltan un montón de servicios”… Sí, faltan. Todo eso puede ser y también es relativo.

Igual, desde aquí le deseo suerte a mi compatriota en su nuevo camino… Finalmente, somos todos pasajeros…

Dicho todo esto, me despido feliz de andar respirando aires menos ansiosos por un rato e intentando contagiarme de ellos!

Abrazos con sol y viento!

Ji.