Estimados pasajeros de este blog, les cuento que la autora del mismo = yo, está muy atareada y algo extenuada, pero bien… La respiración, meditación y el agradecimiento son tres prácticas que me mantienen vital y más menos centrada en medio de la gran actividad de marzo que ya había detallado en una nota para Guioteca.com, gracias al auspicio de Marte en conjunción a Urano nada menos que en Aries + Luna Llena en Libra y Plutón en Capricornio, lo cual «está siendo» -para todos- como un pie en el acelerador en una pista llena de curvas, montes y cruces donde pareciera que vamos contra el tiempo aunque no sepamos por qué y hay que parar en varias estaciones a resolver cosas mientras los de atrás te apuran si te paras mucho o equivocas poniendo a prueba tu lado oscuro y/o auto-destructivo; pero que igual si estás confiado y más despierto te deja un buen sabor de boca, ya que este tiempo nos enseña a manejar la intensidad externa con calma interna… Ahora esa agitación termina poco a poco, pero la electricidad -y a ratos locura- de estos días se siente en el aire y en nuestros cuerpos… Como también andan sueltas la rabia, la ansiedad, la creatividad y la no menor posibilidad de equilibrar nuestras vidas…
Y desde este remolino de marzo ya nos preparamos varios para el Ritual de Otoño en Mercedes, este 6 de abril… Ayer lo recordé cuando fuimos al cerro San Cristóbal a estar, hacer pic-nic, caminar descalzos por el pasto y mirar el follaje otoñal por fin con el aire más frío que los últimos días… Recién ahora, desde mediados de semana y más con los feriados me quedó algo de espacio para cosas mías, como juntarme con gente que no veía hace mucho y contarnos la vida, ver pelis, ir al cerro (mientras una perrita callejera-cerrera se nos une y le toca pollo porque la zanahoria por más que le insistí no le gustó nada), subir las fotos del reciente Ritual de Otoño en Santiago, comprar y reunir las últimas cosas para Mercedes…
El viernes, Deborah (amiga-maestra-alumna-compañera de otra vida) vino a casa a compartir cómo estuvieron nuestros veranos, y también temas de astrología, entre otras cosas profundas, visionarias y divertidas que siempre afloran en las conversaciones con ella, además de parte de sus aventuras en un poderoso viaje de trabajo que hizo al Sudeste Asiático… Ahora, luego de ver algunas de sus fotos quiero puro ir allá… Ya llegará el momento…
Más tarde veo la peli «Ajustes del destino», con Matt Damon, que apareció mencionada en un muy buen taller de conexión interior al que fui el finde pasado… Y está buena, me gusta y me confirma ciertas cosas, como la perseverancia, los vuelcos de la vida y el que siempre estamos acompañados… Ya, es ficción, pero Hollywood es especialista en tocar temas que algunas élites manejan…
Recién, entonces, viene la calma después de un mes muy intenso… Igual tengo cantidad de tareas por hacer, pero el silencio de la ciudad, el verde-amarillo del cerro, echarme a ver una peli; en fin, ese no-hacer, o el hacer sin correr se transforma en un tesoro… Después del cerro, viene la siesta y la conversación con Su por los detalles del Ritual en Mercedes donde, otra vez, hay ciertos obstáculos para llegar, pero ambas confiamos y creo que tengo mareados a mis guías pidiéndoles que me den señales sobre el mejor camino y que liberen cualquier impedimento… Será como tenga que ser y de la mejor manera para nuestro crecimiento, como siempre ¿no? Con aceptación todo fluye, así que acepto que ya se presentan pequeños contratiempos, pero confío en que ir y compartir el Ritual es algo que está en mi camino y que ya lo confirmé en febrero cuando celebramos el Año de la Serpiente de Agua, en un bello y poderoso encuentro que me conmovió y me dio aún más certezas de mi trabajo…
Un trabajo que a ratos ni yo entiendo mucho (por eso me hace gracia cuando debo presentarme en los «eventos» que hago), porque no es nada convencional -qué agrado igual- y encima es muy diverso: que la consulta (por estos días sólo con carta astral), que el horóscopo de emol.com, que la radio Cooperativa, que los rituales, que los talleres de meditación (ya vienen!), que las notas en distintos sitios, que este -ilustre y a ratos ecléctico- blog… Lo digo porque el otro día conversando con alguien sobre su indefinición -o falta de etiqueta- laboral frente a una reunión que tenía, le dije: si quieres voy yo y les explico cómo es esto de ser un verdadero mandala laboral, o un abanico profesional, que no sabemos cómo se llama ni cómo funciona, pero lo hace, y encima te hace feliz, te da para vivir y tienes horario libre, lo cual no siempre es tan ideal (trabajas todos los días muchas veces), y encima tiene que ver con el espíritu -tremendo honor y faena personal- y no somos ningunos hippies rancios ni vegetarianos fanáticos, ni andamos vestidos de blanco con «cara de Om», ¿qué tal?; mientras ambos nos reíamos. Y puedes partir por esto, le agregué: ¿usted me ve triste, amargado, estresado, con la piel opaca, pendiente de cosas del sistema, ah? Nop, lo que pasa es que por karma (historia de vida anterior), llamado divino, elección guiada; a mí no me correspondió en esta vida estar en un trabajo tradicional… Ahí lo dejas loco al que te va a entrevistar… Y seguimos riendo, porque igual Chile es muy rígido aún el tema laboral, aunque cada vez se abre más nuestra mente y emociones, enhorabuena…
E igualmente, ambos recordamos que al principio no fue nada fácil: tuvimos que lidiar con las dudas, el miedo, el rechazo, la envidia -todavía esta chica aparece de vez en cuando, es humana y persistente- y la burla de muchos (a mí me llegaron hasta anónimos de compañeros de universidad, hace varios años); aprender a surfear la ola de la inestabilidad y la incertidumbre muchas veces, la soledad que implica estar en algo diferente, como muchos otros oficios, y tantos otros costos que tienen todas las elecciones de camino que hacemos todos en distintos momentos de la vida… Sin embargo, al menos para mí, la certeza de hacer algo que me gusta, que me da sentido de vida y en libertad, siempre fue más grande que los obstáculos y lograba vencer a mis propios cuestionamientos. Como también la aceptación y el mirar mi participación en los hechos, fueron un bastión, pues la realidad que vivimos es un reflejo de nosotros, y esta mirada siempre me llevó a mí como centro. No desde el egocentrismo, sino desde el mirar cómo yo -tanto mi ego como mi divinidad interior- soy responsable de todo lo que vivo y construyo, ver cuál es mi parte en lo que me gusta y lo que no de mi vida, porque además -como lo he dicho varias veces en este blog- nada malo nos pasa, no somos víctimas, sólo seres luminosos aprendiendo, recordando y creciendo…
Así, desde este mandala personal-laboral que muchos vivimos y estamos formando poco a poco en todo el planeta, pues cada vez son más los que están tomando caminos nuevos, variados y más integrales; mandala que para mí se transformó en uno de los grandes regalos que hasta ahora vivo y cultivo en esta encarnación, que ahora tiene como telón de fondo la agitación de marzo y la apertura de un abril de portales, cosechas y pruebas, agradezco a muchos seres humanos y divinos que siguen dándome señales de seguir, de crecer y ahora también de viajar a compartir un ritual que nos da la oportunidad de conectarnos con la Tierra, con el alma y con nosotros mismos, que somos verdaderas semillas de luz que vida tras vida tenemos la oportunidad de germinar, transformarnos, crecer, dar frutos y esparcir nuestros dones… Sí, es una oportunidad y depende de nosotros tomarla o quedarnos dormidos o pegados… Así que este tiempo tan movido, raro y bello al mismo tiempo, nos empuja a estos procesos y lo hace colectivamente, pues más que nunca antes podemos ver que somos muchos y sentirnos acompañados en cada paso de este espiral luminoso llamado vida… Ahí vamos! Gracias!