Lo inevitable

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Calle de Mercedes, una mañana de sábado

¡Todos con computadora y yo sentado con un libro, parezco del paleolítico, yo! -nos dice un señor muy divertido en el café Bonafide de Mercedes, a los tres que figuramos escribiendo.

-Te vas a tener que comprar una -le dice la chica de enfrente-. Y nos cuenta que él tiene pero en casa porque no se acostumbra a andarla trayendo y que ya rompió una porque se le cayó del maletín.

Yo me río y le digo que él es posmoderno, mientras seguimos comentando.

Para mí Mercedes es una ciudad pequeña, antigua, donde casi todos se conocen -lo cual puede ser agradable y asfixiante a la vez- con gente cálida, expresiva, cariñosa, tradicional, con humor, bastante anclada en el pasado y en la familia, gozadores, creativos, curiosos, algunos muy intelectuales por tanto racionales y otros muy conectados con lo espiritual y lo intangible y con mucha profundidad… Digo para mí porque puede haber tantas otras percepciones de una ciudad y su gente.

Y desde acá he vivido estas semanas un poco de todo: desapego, regalos, conexión, desafíos, alegrías, encuentros del alma, cansancio, entusiasmo, miedos, dulzura, trabajo interno y externo… Sobre este último, uno de los que más disfruto son las cartas astrales para niños, donde los padres piden la lectura a veces por dificultades puntuales en las que están entrampados con sus pequeños, y otras para tener más herramientas en la crianza que están disfrutando y descubriendo… La niñez es quizá la más poderosa escuela para el resto de nuestra vida y que los padres puedan tener una mirada más integral de sus hijos con su energía en todos los aspectos, de cómo ellos -los chicos- ven a sus padres y de cómo se desenvuelven y hacia dónde pueden ir, es -a mi parecer- una gran oportunidad de tener una vida más sana, más armónica y más placentera… Carolina, que viene por segunda vez (antes vino por su hijo del medio y ahora por el mayor) me cuenta con ojos vidriosos que también ellos, los padres, se liberan de ciertas culpas, además de poder hacer cambios en la relación familiar…

Sí, las culpas son todo un tema, especialmente en países católicos donde esa energía de «deber ser» es más fuerte; no es que en el resto no esté, pero esta doctrina religiosa le puso «más color» al concepto culpa y con eso controló y manipuló muchos aspectos hasta hoy… Pero, como tantas cosas, probablemente esto era inevitable, además de ser un agente de aprendizaje para nosotros como humanidad… Ahora son los tiempos de la espontaneidad y la búsqueda tanto personal como colectiva de verdades espirituales mucho más profundas que no están en la forma sino en el fondo y sin instituciones  ni dogmas de por medio…

vida en TierraCarolina se refiere también a que la carta astral muestra aspectos de la vida de cada uno que escapan a la buena voluntad de un papá, a los esfuerzos del propio niño y a todos los «arreglos» que nos propongamos hacer; hay temas que podemos suavizar y transformar poco a poco en nuestra personalidad y contexto de vida, pero hay muchos que son inevitables… ¿Por qué? Porque el alma no viene a esta vida a estar echada, ausente; al contrario, viene a reconectarse, a crecer, a evolucionar, a sanar, a brillar; y para estas nobles misiones hay que experimentar de todo… Porque -lo he comprobado con niños y sus dibujos- nosotros escogemos a los padres y muchas otras situaciones antes de encarnar y éstos forman parte de los dolores y alegrías necesarios para que el alma y la consciencia emerjan en nosotros y evolucionemos, de lo contrario seríamos como un disco rayado… Porque muchas veces podemos estar en medio de una situación «buena» o feliz y a la vuelta de la esquina nos espera todo lo contrario… Porque -como le repetido- Hollywood no existe y ha impregnado en la mente colectiva unas expectativas fantasiosas e insanas…

Síp, hace poco en un taller de Caminar en Consciencia conversábamos de cuando todo fluye en una decisión y sentimos que está todo bien y que será «ideal» a nuestros ojos humanos y desde el ego, entonces nos entusiasmamos y nos sentimos bendecidos. Pero ese concepto es muy distinto para la Divinidad, para el alma: lo «ideal» y benéfico también puede ser un accidente, un robo, una enfermedad, una ruptura, un quiebre, un «fracaso», una agresión, una decepción…

Desde esta mirada la vida se vuelve perfecta. Desde la mirada que divide en «bueno» y «malo» -la mirada de nuestro ego- sufrimos más. La primera tampoco excluye el dolor, somos humanos, pero le da sentido y confianza a la corriente de la vida, al hilo de luz que la sigue, entonces el dolor está, lo observas, lo vives, lo asumes… Y pasa más rápido (o menos lento)… no te pegas en él… Pero es todo un arte cotidiano mirar con los ojos del alma y no con los del ego, porque a cada rato alguien puede tratarte mal en la calle o en la familia, te pueden exasperar los cercanos, puedes vivir obstáculos o injusticias, tratar con gente densa, recibir negativas, etc., etc.,  No juzgar ni criticar en ese momento es tremenda tarea, pero se puede, poco a poco. Creo que lo primero es respirar y observar el cuerpo… Si está tenso, contraído, nervioso, decaído, rabioso, eléctrico, rígido, acalorado, frío… El cuerpo no miente. Luego de eso, al menos yo, me pregunto y me converso: qué te está pasando, en qué estás, esto ya lo conoces, estás de nuevo reaccionando desde tal herida, estás con miedo, rabia?, respira, todo está bien aunque no lo sepas …. Además pido ayuda: maestros, seres de luz, Miguel, Gabri (siempre corto las palabras, hasta los nombres de ángeles),  ya poh, ayúdenme a entender esto y a aceptarlo… No sean pesados, se supone que están ahí o no?... Entonces comienzas a recibir señales, te aquietas poco a poco, ves distinto, lo asumes y así puedes vivirlo de otra forma: con consciencia.  Y eso cambia drásticamente tu vida… Ya no eres víctima, eres protagonista guiado por la Divinidad que te habita y por tus maestros… Pero como dije, es todo un arte, así que más de una vez se me arrancan la rabia, los miedos, la crítica, la víctima… Pero otras tantas, estos shiquillos se quedan a un costado y hasta se disuelven, incluso después de acompañarme por horas en que siento la panza apretada o el cuello tenso…

Hablo de todo esto porque hemos vivido un marzo y abril tremendamente desafiantes, confusos, dolorosos, turbios, luminosos, abiertos, pasionales, activos, intensos, rabiosos… Y muchos estamos muy cansados cuando recién comienza el año… Hace unos días una amiga me escribe para preguntarme si pasa algo planetario porque ella (que ve y siente la energía) está captando una energía baja y resbaladiza cargada al abuso, violencia, rabia, robos… Le cuento que hay mucho Piscis y Aries en el cielo actual, y el lado oscuro de estos signos tiene bastante que ver con esto; me refiero a la vibración, a la energía pisciana colectiva (evasión, camuflaje, engaño) y ariana (agresión, prisa, brusquedad), bueno, además del eclipse en Escorpión que volverá a mover nuestros aspectos oscuros, como también potencia nuestra intuición, mientras que lo luminoso de Piscis nos abre el corazón a la compasión y Aries nos lleva a la conquista de lo queremos… Y en medio de todo hay -supuestos- atentados (con EE.UU., lo siento, pero me creo la mitad o menos), amenazas de guerra, inundaciones, agresiones, incendios, protestas, explosiones, movimientos de rescate de mascotas, grandes grupos que proponen meditar, revelaciones de verdades…

Y como lo pequeño refleja lo grande y nuestros mundos están en sincronía con lo que pasa a nivel colectivo, a pocos días de mi llegada a Mercedes le roban -poco dinero y sin violencia, pero robo al fin- al almacén de enfrente, una pasajera fiel de este blog me cuenta de su experiencia intuitiva horas antes de la sorpresiva y dolorosa muerte del padre de su mejor amiga, una mujer pierde a su madre y se siente suspendida en el tiempo con el dolor a flor de piel, una tía de Su a sus 90 y tantos pierde a su único hijo y a las semanas se quebra la cadera, mi hermana viaja a Guayaquil por trabajo y la asaltan llevándose su cartera completa, un chico que viene a su carta astral está en profunda etapa de confusión y tentaciones, una amiga me cuenta que se fracturó el brazo y que se siente muy triste y perdida, un amigo me cuenta que su hija tiene mucha angustia y  él no sabe qué hacer porque parece que está con lo que ahora se llama «ataques de pánico»… ¿Todo esto era inevitable? Probablemente sí. Y son vivencias necesarias para generar un cambio… Son «bendiciones» disfrazadas de dolor, desazón, perplejidad…. Está todo bien y tiene un sentido, aunque no se revele de inmediato. Obvio, si el alma tiene otro ritmo… Aunque cuando me comunico con mi hermana y después de saber si está bien, si necesita algo, si puedo hacer algo desde acá y de mandarle luz junto a Su,  le digo: perdiste el carnet (cédula de identidad)… -Sí, se llevó todo: tarjetas, celular, cámara, todo -me dice por chat desde un cyber después de bloquear documentos y más. -Ah, pero eso es bueno, porque entonces ahora tendrás nueva identidad, comienzas una nueva etapa, nueva vida; confía-. -Sí, si estoy tranquila en medio de todo -me dice y siento que ya está entendiendo la señal, la oportunidad, el sentido… y me alegro en medio de la tensión.

Pero al mismo tiempo, pasamos un domingo en la naturaleza bajo un bello eucaliptus con las risas de Su, Mabel y las mías comiendo un exquisito tiramisú; me encuentro con Claudia que está radiante con la llegada de sus nietos mellizos; Carolina me regala un lindo mala con una figura de un monje budista panzón muy tierno; Marta me trae una tela para que me haga un pañuelo como mi favorito que perdí antes de venir; Manuel abre su corazón triste frente a mi en un cruce de palabras; una chica chilena-argentina se pone feliz de escuchar mi acento chileno y me cuenta que va a la boda de su prima en Santiago y que está ansiosa de ir; Jorge puede retomar la meditación después de algunos inconvenientes; Dani me escribe desde Estados Unidos que por fin está contenta después de vivir mucha angustia en España por la crisis y falta de casa y trabajo; pasamos una bella velada con Mabel y más de un amigo que se acerca a saludar, en La Vieja Esquina con vino, fernet y picada; y el miércoles en las meditaciones de la Esquina de Luz que convoca Su conectamos con el niño interior, reconocemos nuestro cansancio, dolores y alegrías, y terminamos con una foto llena de sonrisas y puros buenos deseos para mi viaje y mi corazón se llena de agradecimiento y amor… Y ayer mi padre va a buscar de sorpresa a mi hermana a su llegada al aeropuerto aunque ella había pedido un taxi, y el alma familiar brilla y los corazones de muchos se emocionan porque saben todo lo que hemos recorrido juntos, que no ha sido fácil, pero que hoy nos lleva demostrarnos el amor profunda y concretamente como no lo hubiésemos imaginado en nuestros primeros años… Lo inevitable está ahí, esperándonos para hacernos grandes, felices y llenos de luz, aunque no lo sepamos inmediata ni certeramente, pero es así…

Gracias al Todo y a todos: incluidos chilenos, argentinos (especialmente mercedinos, obvio!), uruguayos y tooodos los seres y pasajeros de este blog con quienes caminamos juntos desde distintos rincones, lo cual también es inevitable! 😉

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Bella parte del grupo de meditadores de la Esquina de Luz y «ritualeros» de Mercedes

«El miedo es maravilloso»

portaluz2Esto de atravesar portales agota, ¿eh? Pero, bueno, lo elegí, se me confirmó con señales, me gusta, lo disfruto, creo, confío… Y a ratos dudo, lo admito. Pero no me quejo porque es algo que elegí, sólo constato. Me refiero a nuestras decisiones -guiadas, casi siempre, aunque no lo sepamos- de hacer algo que nos da sentido. A mí hacer rituales y el resto de mis trabajos (unos más que otros, a ratos) me lo dan: el sentido, la dirección de vida, el significado, la profundidad, el para qué… y la satisfacción; la alegría en realidad. Pero parece -muchas veces es así- que ciertas decisiones que implican un compromiso mayor significan trabajo extra y pruebas ídem. Parece que nuestros guías (la Divinidad) prueban nuestra convicción  e intención en aquello importante que hacemos y que involucra tanto el camino personal como a más gente…

Creo que esto es lo que pasa con los cambios de vida que hacemos, con los giros y decisiones más potentes. Lo del primer viaje y ritual en Mercedes se me había mostrado y anunciado hace un par de años por más de una señal, es decir,  el hecho, el viaje a trabajar con gente en rituales y otros temas espirituales fuera de Chile otra vez (antes hice algunas cosas en Uruguay), lo que no sabía era el lugar ni el cómo ni el cuándo… Es más, hasta lo había olvidado (el anuncio). Lo de partir con rituales en Santiago y reunir gente, también, como una manera de expandir la energía y conectarla… El tema es que una vez que dices sí, vienen las partes más desafiantes del camino, y las más reconfortantes como telón de fondo y acto final también están ahí.

Y en esas partes desafiantes, mi viaje a Buenos Aires ocurre cuando el país se encuentra en duelo nacional porque una gran tormenta inundó varias zonas, murieron muchos seres, faltan servicios básicos y se asoma con fuerza el dolor, la impotencia, la rabia, la precariedad latinoamericana de siempre, el poder de la naturaleza versus nuestra soberbia de tapar todo con cemento,   los cambios inesperados desconcertantes… y crudos. Desde el avión puedo mirar parte de las zonas aún bajo el agua y recuerdo la misma imagen tantas veces repetida en Chile y otros países donde volvemos a levantarnos como sea… El agua con su fuerza, -«limpieza», me recuerda Fer desde Uruguay, quien también vivió la tormenta que cayó con tremenda fuerza alrededor del río de La Plata-.  Esto es sólo una parte del desafío, porque las aguas provocaron que nuestra logística con mi amiga Su se entorpeciera dada la falta de internet, electricidad y comunicación en general…

Casi tengo que cambiar de día el viaje porque nada de lo previsto para mi llegada parece funcionar y mi vuelo es muy tarde para alcanzar el último combi o bus hasta Mercedes,  encima puede que me bajen del avión por la alta demanda… Pero a último momento -un par de horas antes de tomar el avión- Juan, amigo de Su, ex profesor de educación física, ex inmigrante argentino en España, ex trovador aficionado y actual taxista libre y esperanzado, da señales de vida y puede ir a buscarme al aeropuerto de Ezeiza para cruzar hasta Palermo. Así lo hacemos y nos contamos la vida arriba del taxi con carcajadas incluidas y cruzando decenas de calles sin semáforo y manifestaciones varias de porteños indignados por la falta de luz y agua… Dos horas más tarde, me deja con Humberto, amigo de infancia de Su, abogado y cantante de tangos, quien me impulsó a venirme ese día pues él se encuentra en pleno ensayo para su concierto del sábado en La Plata con los excelentes músicos de Amores Tangos y luego de eso tiene que venir a Mercedes por trabajo… Entonces, me sorprenden-emocionan cuando al llegar tocan la última canción y me retumba el corazón y la piel, especialmente con el bandoneón… Guau! qué llegada, después de tanto stress, de dudar, de creer que no podría, de encontrarme con mis miedos y angustias, de pedir señales y recibirlas, llego con estos dos guardianes-músicos-creativos… Alcancé a grabar este video, todo un privilegio:

Con Humberto, después de esta música potente, partimos viaje a Mercedes, me cuenta parte no menor de su vida y milagros, conversamos también de las inundaciones, pues parte de su familia está afectada, escuchamos más tangos y candombe, que me recuerda tanto a Uruguay, hasta bailamos en el auto con la música bien fuerte; también conversamos de mi historia con el periodismo, el tarot, la astrología… Otras dos horas después llegamos a casa de Su y salimos a una buena cena… De vuelta en casa ponemos música y bailamos conectando con la alegría y liberando cansancio y stress acumulados…

En el silencio de la noche me siento al borde de la cama, respiro profundo, muevo los pies en el suelo frío y agradezco…  Todo, hasta mis fantasmas pasan por el agradecimiento. Algunos de ellos vienen de otras vidas y tienen que ver con pérdidas, abandonos, rechazo, desarraigo, y sé que frente a la incertidumbre en los viajes éstos aparecen y empañan lo real… Respiro y suelto viendo toda la película…

Al día siguiente nos levantamos temprano y con Su trabajamos en los últimos detalles del Ritual de Otoño, vamos a ver el lugar: el gimnasio Equilibrio, que lo ofreció su dueña, Patricia, vía Carla ya en febrero, el lugar es amplio, con techo alto y con piso de madera, está muy bien. Más tarde vienen los amigos a casa a saludar, conversamos y seguimos trabajando. El sábado vamos con Carla y Su a energizar el espacio con flores, palo santo, velas, incienso  música y otras hierbas… Pero antes de ir me quedo pegada en una entrevista de radio Cooperativa de Chile. Por esas sincronías de la vida, puse la señal online mientras revisaba correos y otros detalles y aparece una voz mexicana que me cautiva y me quedo escuchando. Es la atleta Verónica Ruiz Moreno, quien se prepara para correr la maratón de Santiago. Ella tiene una enfermedad neurológica degenerativa, el mal de Huntington, y su lema para correr es: diagnóstico no es destino. Lo amé, porque es lo que creo absolutamente y siento que muchas veces es el diagnóstico lo que nos liquida antes de cerciorarnos de lo que tenemos, dónde y cómo estamos, y cambiar por dentro para provocar la sanación. Cuando escucho eso al comienzo de la entrevista, me quedo atenta y con el corazón feliz.

miedos2En una parte de la conversación, la periodista Cecilia Rovaretti le pregunta por los miedos y ella le responde: El miedo es maravilloso  -se me eriza la piel y la aplaudo. Guau! Así es! -digo en voz alta. Y debe argumentarle a Cecilia, que me imagino la cara de sorpresa que le pone por su respuesta: ¡Claro, por supuesto que sí! El miedo es lo que te impulsa, lo que te dice dónde tienes que trabajar, es lo que te indica en qué te tienes que fijar. Mis temores son estos: qué va a pasar conmigo si mi marido se muere y yo tengo avanzada la enfermedad, ese es mi mayor temor,  entonces lo que puedes hacer es hacer algo al respecto, yo creé una fundación y puedo vivir de ahí, (…) porque el miedo está en el futuro, en una posibilidad que no ha sucedido y yo estoy muy enfocada en mi presente, entonces no le das chance- afirma con certeza. Verónica le habla también de las terapias alternativas, del ejercicio, la espiritualidad y del agradecimiento… Tremenda inspiración y lección. Contagia alegría y sabiduría. Pueden escucharla aquí o verla acá… Yo desde el otro lado de la cordillera y la pantalla  honro su convicción, su temple. También agradezco la oportunidad de escucharla justo en este momento, cuando me siento muy cansada después de ciertas pruebas, agradecida y feliz de hacer lo que hago, pero a ratos dudando cuando las pruebas aparecen. Entonces Verónica afirma: tomen conciencia que un diagnóstico no hace destino, que uno puede tener una vida maravillosa, no te esperes a tener nada para vivir  una vida sensacional, no te esperes a que tu circunstancia cambie, no hay tiempo…. Guau, otra vez!… Eso es: nuestra oportunidad de ser felices es ahora, no mañana; como lo he dicho en varios rituales y lecturas…

Tener el regalo de esta sincrónica entrevista, me da más señales y aliento para confiar, aceptar, agradecer y actuar en pos de lo que me mueve. Por eso lo comparto en este espacio por donde muchos pasan y sintonizamos con nuestras fragilidades, fortalezas, sonrisas, conciencia, alma y corazones, entre tantas otras cosas… Estamos todos creciendo juntos, con nuestros miedos como motor y nuestras confianzas como árboles frondosos que dan respaldo y sombra en el camino… Hasta la próxima!

camino arboles

Bellos círculos de Luz

circulo velas blancas¿Ritual de qué? -me pregunta un chico. De otoño- le respondo con cara de ¿qué te parece y qué más quieres saber? -¿Y qué hacen ahí? -me sigue preguntando.

Entonces le voy explicando un poco de lo explicable, porque ni yo tengo tanta claridad de qué son y cómo definirlos (los rituales), pero sí tengo la certeza del para qué de éstos: son encuentros para conectar con la vibración actual de la Tierra o lo que esté sucediendo con ella, lo cual es tanto más sano que sintonizar con el ritmo de nuestro ego y del sistema que se nos ocurrió crear para vivir en las ciudades; son espacios de conexión con nuestra divinidad interior, son momentos de celebración para liberar lo viejo y abrir lo nuevo; son encuentros para recordar quiénes somos, lograr detenernos, integrar lo vivido y comenzar lo venidero con más consciencia y energía; son viajes colectivos del alma, son círculos de luz…

¿Y hay que ir vestido de alguna manera especial? -continúa mi amigo curioso. Nooop -le digo tajante y le explico que ya no son los tiempos de la forma: de vestirse, sentarse o meditar de tal manera…. Lo más importante es tu intención… Ya con eso estamos -agrego. Estos tiempos abiertos y mágicos que estamos viviendo son para la espontaneidad, la libertad, la creación,  el recordar el verdadero sentido de nuestro paso por acá, la conexión directa -y sin escalas- con la Divinidad, donde ya las religiones caen e importan poco porque no necesitamos como humanidad normar el contacto con la espiritualidad que está siempre presente en todo. Por lo mismo, son también tiempos más desconcertantes y alocados, porque el desafío de encontrar nuestro centro es personal y más trabajoso dada la falta de referentes, la cantidad de estímulos externos y de información… Pero es también una tarea más satisfactoria porque encontrar el rumbo, la conexión y el sentido es una labor diaria inacabable y con tremendos regalos…

Parte de esta tarea, en mi caso, es hacer rituales, donde yo misma crezco antes, durante y después, ya que la energía del grupo y del asunto que nos convoca se presenta sincrónicamente y pone a prueba no sólo mi voluntad, también a mi ego; al tiempo que me conecta con mi alma y parte de las misiones que he elegido «recordar-transitar», mientras mi energía se entretiene, se cansa, se empodera, se estresa, disfruta, resplandece, vive… Sí, porque como siempre lo digo, la vida tiene de todo…

Y obvio que en estos rituales de otoño el desapego anduvo merodeando por mi vida y diciéndome: hasta aquí llegaste con esto y con aquello, suelta porque estas cosas-situaciones se tienen que ir…. O, «bueno, ¿no querías hacer ritual de otoño, tiempo de soltar?, bien, entonces confía en medio de la incertidumbre»…. Así siento la voz sabia de la vida a ratos susurrando cuando he(mos) estado en meses arrebatados y de mucha limpieza, como marzo y abril…

CIRCULO MERCEDES

Círculo de Luz en Mercedes: Ritual de Otoño; en Gimnasio Equilibrio

Pero la magia también está tan presente que me emociona y me hace agradecer infinitamente. Y el 6 de abril fue mágico, circular, sanador, conectado, sincronizado, bello… En Mercedes celebramos con mi amiga-hermana Susana Arley, más conocida como Su, nuestro Ritual de Otoño entre gente muy bella que ya me había recibido en febrero para el año serpentino (que vaya que se está moviendo, ¿no?) y varios nuevos participantes que vienen curiosos y entregados a algo que no saben del todo de qué se trata, igual que yo, jaja… Y cuando comenzamos, además de honrar a todos los seres que partieron debido a las crudas tormentas e inundaciones en Buenos Aires, me corresponde presentarme, cosa que siempre me hace gracia porque -ya lo he dicho- no tengo una definición para mí misma y no sé por dónde comenzar… También porque las etiquetas no me agradan y encuentro que nos limitan, encima no le tengo mucho aprecio a los títulos, me dan un poco lo mismo: en esta vida uno de los míos dice «periodista», pero me queda grande para algunas cosas y chico para tantas otras, y en cambio valoro mucho más la sabiduría que el conocimiento teórico, entonces me da igual si yo o el del lado somos super letrados o aparentemente ignorantes porque acá estamos todos aprendiendo eternamente y somos todos iguales: todos lo pasamos mal en distintos momentos, todos tenemos la capacidad de cambiar, de gozar la vida y de despertar… A mí -volviendo a las clasificaciones- me gustan los oficios, entonces en esta vida -lo digo así porque quién sabe en las otras, aunque tengo información de algunas- también soy escritora -¿o acaso no escribo?-, astróloga, tarotista, ritualera (lo acabo de inventar), comunicadora, aprendiz intuitiva de chamana, bloguera, productora, horoscopera y quizá qué más puede venir…

… El Ritual de Otoño de Mercedes no comenzó la noche del 6 de abril, sino bastante antes ya sólo con gestar la idea a fines de febrero en que comenzamos a mover la energía y también las últimas semanas de marzo cuando muchos colaboran de distintas maneras y conformamos otro círculo aparentemente invisible pero poderoso… Y es una de las cosas que más me emociona de los Rituales: la ayuda, las manos e intención de muchos ofreciendo cosas logísticas o mandando luz desde donde estén, y conectándose con el grupo y su energía aunque no puedan venir. Me conmueve con lagrimita y todo a ratos, cuando veo-siento este círculo moviéndose… Entonces, Carla consigue el lugar que ya había ofrecido Patricia: el gimnasio Equilibrio, y nos lleva a verlo y arreglarlo temprano; Flory se encarga de cobrar; Carolina manda mails ofreciendo ayuda, llega con un rico té de menta y después nos llevará en su auto de regreso a casa cargados de cojines (almohadones) y más; Estefanía me ayuda a contar y a entregar hojitas; Fran se encarga del audio, las fotos y luces; Fer y Mónica llegan con hojas de otoño de sus jardines para el altar; Mabel pone su mesa para la comida y una chica vecina que ni siquiera puede venir cuando nos ve ordenando ofrece también la de ella y a los minutos aparece con su mesa redonda; Armando ofrece su equipo de sonido y manda un mensaje al celular enviándonos luz pues no podrá estar; Silvia desde Santiago me regala una vela naranja para ponerla en el altar de Mercedes; mi querido Fer desde Uruguay manda luz y está desde allá con nosotros; dos amigas que llegan temprano se ponen con nosotras a ordenar los cojines, las cartas de ángeles y más; muchos que estuvieron en el ritual de Santiago -incluidos mis padres- mandan luz, piensan en nosotros y conectan con la energía para estar unidos… Y cada participante llega con su energía y trae cosas para compartir, muchas hechos por ellos mismos… Es muy potente y conmovedor formar este círculo de luz, esta comunidad… Todo un honor y privilegio…

Además, este círculo es espontáneo y libre, como tiene que ser, siento yo… Y así hacemos un viaje en Mercedes para despedir al verano con toda su luminosidad y expansión, de modo que nos permita entrar al frío del otoño con sus tonos ocres y la potente -aunque a ratos dolorosa- experiencia de soltar: control, expectativas, cosas-emociones estancadas, comodidades, fijaciones, lo que ya no sirve, lo que atesoramos… Soltar sin distinción, pues a lo único que podemos aferrarnos es a la luz que tenemos dentro, al alma, al corazón puro, a la divinidad que nos habita poderosa y maravillosamente…

Altar-Mandala OtoñoEsa luz es la que se presenta en los rituales con tal poder que algunos que ven y otros que canalizan -como mi amiga Su- nos cuentan que además del Buda, Kwan Yin,  Lupita (patrona de América y de este ilustre blog, no podía ser menos) que comandan el altar otoñal, también se presentan los arcángeles Miguel (soy fan del alado azul junto con varios más que vienen al ritual y/o leen este blog, así que obvio que estuvo), Uriel y Zadkiel, además del maestro Jesús; mientras cada uno de los presentes convoca a sus propios guías y maestros, quienes todo el rato nos han acompañado aunque no lo sepamos ni imaginemos… Una mano invisible siempre está ahí para ayudar, empujar, mostrar, guiar, soplar…

El espíritu del Otoño también baja y asciende hasta nosotros, para regalarnos el despojo, la liberación de lo que nos pesa, la capacidad de soltar y confiar… La Tierra generosa nos da este regalo de sincronizarnos con sus ciclos, ritmos y colores, y todo está ahí para quienes quieran tomarlo…

Y entonces la energía se palpa en el aire, el alma colectiva se hace presente y esos instantes me hacen decir sí, sigamos, esto Es; con todo el trabajo que significa y los portales que atravesamos (esta vez volvieron a presentarse, no se puede cantar victoria con el crecimiento personal, siempre hay una vuelta más y algo que te pone a prueba)… Por eso cuando miro el círculo de luz de Santiago y ahora en Mercedes me conmueve y les decía anoche que al mirar a los más de 120 que estuvimos en Santiago algo en mí tenía risa de decir: a mí se me ocurre hacer rituales, pero a ustedes se les ocurre seguirme, y me río sola; pero cuando digo seguirme, no me refiero a mí, pues -enhorabuena- ya no son los tiempos para seguir a nadie, para estar en dependencias de supuestos maestros, gurúes y etc., de turno, además ni yo me siento en eso ni quiero serlo;  ahora son los tiempos de encontrar por nosotros mismos nuestras verdades; me refiero a seguirme en la idea de reunirnos y juntar nuestra energía en un ritual lleno de símbolos visibles e invisibles, a tomarnos el tiempo y el espacio en algo que a veces nos suena que puede ser bueno pero no lo sabemos del todo… Y sin embargo sucede, «funciona», es, nos une y nos conecta… Vaya!

Este viaje-ritual que pasa por meditación, música, baile, introspección, compartir, reflexión y agradecimiento, eleva nuestra energía y tiene unos luminosos silencios de gran poder donde el alma colectiva puede palparse con bella emoción; termina en un gran abrazo circular formado casi por 50 seres (más nuestros respectivos guías que se quedan hasta el final, porque trabajan 24 horas) que nos da conexión de vida pura junto a la luz de las  velas, la fuerza de los cristales y  la despedida de las  hojas de otoño, en sintonía con dos voces sudamericanas que nos regalan un buen lema para este otoño, con profundidad, talento y sentido… GRACIAS otra vez!…. Ya les contaré del portal que volvimos a atravesar en la previa y luego subo las fotos otoñales mercedinas…. 😉