‘A pedido del público’ y antes que se me olvide, les cuento que desde el 21 de agosto haremos un Taller práctico sobre nuestros mejores amigos: El Ego y el Alma. Son tres sesiones y acá está la info: https://condestinoa.com/taller-del-ego-al-alma/. Y también, porque Viña tiene Festival, desde fines del mismo mes estamos coordinando todo para dar el Primer Nivel del Taller de Astrología Álmica en Viña del Mar. Click aquí para todos los detalles!
Y a raíz del primer punto, nuestro querido ego, vaya que ha dado material en este tiempo eclipsado. Siempre es así alrededor de los eclipses. Lo que pasa es que ahora está más potente porque Don Satur el planeta de Capricornio, el señor de la sabiduría y la realidad está más que involucrado, junto al profundo sarcasmo de Plutón que apenas levanta una ceja para mostrarnos con un espejo en la mano todo lo que es compulsivo, apegado y rígido en nosotros. Mientras Júpiter desde Sagitario, echado en una sala de aeropuerto a la espera de su próximo vuelo y con un libro en la mano, después de comer unos bocadillos, dice: cuéntame más… Más de tus excusas para no crecer, para autoengañarte, para evadir, para no oír a la Vida y sus enseñanzas… Y también cuéntame de qué te has dado cuenta estos dos últimos meses, qué sabes que necesitas cambiar más allá de si estás de acuerdo o no, qué avances personales tuviste el primer semestre y qué experiencias nuevas te han apasionado… Quiero saber…
Y aquí estamos, en plenos efectos de los eclipses en el eje Cáncer/Capricornio (esta tarde tenemos uno parcial de Luna llena en Capri), que nos devuelven varias cosas: lo esencial, la autenticidad, las verdades de cada uno, ajustes de los caminos de vida personales y colectivos, mayor conexión con el cuerpo, mayor identificación con nuestros oficios, renovación de nuestros afectos para gozarlos y compartirlos, mayor integración -en vez de rechazo- de los padres que escogimos (gesto básico de crecimiento en esta existencia humana)… Estos eclipses nos regalan la posibilidad de nutrir más profundamente nuestra vida familiar/afectiva y nuestra vida laboral/material… Y para recibir esta bella posibilidad hace falta mirarnos más interiormente antes de mirar al resto, detenernos un poco cada día, sentir sin dramatizar, indagar en nuestros dones, crear prosperidad en vez de pegarnos en la escasez, dejar que la Vida sabia pulse e indique el camino…
Alrededor de los eclipses, además, las relaciones se mueven mucho. Hay gente que sale o se distancia de nosotros, hay gente nueva que llega y es clásico que algunos del pasado reaparecen… Se activa lo verdadero y los lazos que ya cumplieron su cometido tienen que retirarse por doloroso, incómodo o raro que nos parezca… El alma no entiende del qué dirán, ni de agradar ni de disimulos, y los eclipses, como dije en otra nota, activan lo genuino: los caminos verdaderos del alma, las razones por las cuales hemos vivido distintas cosas y que conforman propósitos de Vida ahora se despliegan para que comprendamos y tomemos esos caminos…
Y para esto último, los perfectos hilos que tejen nuestra trama colectiva se encargan de mostrarnos actitudes de los otros que ya no podemos pasar por alto, de hacer que no podamos encontrarnos pese a nuestros intentos, o de hacer que todo fluya, de que coincidamos en los momentos y espacios precisos; de que nos peleemos; de que nos reconectemos; de que hagamos gestos reparatorios si antes hicimos daño (no basta con pedir perdón u ofrecer disculpas, ojo!)… Ahora (desde fines de mayo realmente), y en especial por lo que queda de julio y hasta todo septiembre veremos nuestras verdades y las de los cercanos para tomar decisiones más honestas que provocarán cambios y activación de estos caminos álmicos…
Y por si a alguien le faltan ingredientes en esta poderosa sopa, el lindo de Mercurio está retrógrado y me da mucha risa que él sea el primero con quien me encuentro en una mañana por el jardín botánico de Buenos Aires, en un viaje breve e intenso por la ciudad y, nada más entrar, está él con sus zapatillas aladas y digo: ¡Miren quién está ahí! Jajaja. Nos reímos frente a uno de los dioses más divertidos del cielo y de la astrología, de espíritu siempre joven, adaptable, sociable, ingenioso, versátil, movedizo y cuentero. Bueno, él hasta el 1 de agosto estará retro en Leo y Cáncer y durante estas semanas nos permite -no casualmente- estar más ‘intro’, darnos más tiempo para procesar lo que sentimos y lo que queremos hacer, dejar en pausa -hasta elaborarlas mejor- acciones motivadas por el capricho, la vanidad, la melancolía, el orgullo; revisar mejor los acuerdos y desacuerdos…
Atravesamos meses muy enriquecedores interiormente, que nos piden ir con más cuidado de nosotros mismos y del ambiente. Y cuidado no es miedo sino amor. Más conexión con quienes somos tanto desde el cariño, como desde el tirarnos las orejas frente a los arranques de nuestro ego, como también desde el humor y desde el mirar con los ojos del alma qué se abre, qué se cierra y qué queda en pausa para nosotros… Enhorabuena. ¡Que podamos cambiar la mirada, disfrutar y agradecer!