Sintonía en Isla Negra

Vista desde la Terraza Museo Pablo Neruda Isla Negra

Mi espacio de «no hacer» (sugerido en los 21 consejos del fin del mundo, por si usted quiere revisarlos; aún está a tiempo!) dura una media hora casi, después de almorzar en el restaurante del Museo de Pablo Neruda, en Isla Negra. Me quedo contemplando el mar en la terraza, viendo las olas y con los ojos vidriosos de agradecimiento. Antes de venir me sentía frágil y con más ganas de bosque sureño-chileno que de playa con sol. Pero también tenía la sensación de no tener que moverme muy lejos de Santiago. Entonces deambulé virtual y mentalmente del Cajón del Maipo a Pirque como opciones, y de un click a otro más mi intuición asistida (que emergió una vez que respiré profundo, pedí ayuda espiritual y me quedé quieta, porque antes ella estaba alejada de mí, o más bien yo de ella) llegué acá, a la playa del poeta.

Lo confieso: tengo cero onda con Neruda y no puedo escribir los versos más tristes esta noche. No es rechazo, simplemente no me va, no me dice nada; su creatividad la valoro, pero la melancolía no me seduce ni medio centímetro; quizá por eso ni Valparaíso ni Ciudad Vieja en Montevideo, que me parecen igual bellos, no me dejan quedarme mucho rato, no me atraen, la vibración de esos lugares antiguo-nostálgicos y encima ciudades-puerto la siento muy baja y me aleja-latea (puedo oler el horror de algunos lectores de este blog, pero este tiempo es para la autenticidad).

DSCN3101Bueno, el tema es que ahora estoy feliz en la casa-museo nerudiana sintiendo el sol, la brisa fresca y la cadencia del mar. Todo un lujo en pleno diciembre. En mi «no-hacer» recuerdo los regalos de esta pequeña aventura -en la que cuentan amigos, familia, seres de otras dimensiones, la naturaleza y mi propia alma y energía- que comenzó hace unos días y que tiene como misión escribir las Predicciones 2013 (si el mundo sigue todos las podremos leer) para Emol.com y reconectarme con ese personaje que a ratos se extravía entre mi ego y la vorágine citadina: mi ser interno; también con la Tierra misma y su poderosa luz.

La conexión del poeta

…Luego de un par de días de sol en Isla Negra, por la mañana llovió suave. Después se despejó, me quedé meditando al sol y luego salí al jardín a escribir después del desayuno. De pronto el viento se levanta fuerte, el cielo se nubla y la lluvia cae con ganas, tuve que dejar el verde fresco de un momento a otro para quedarme feliz escribiendo en mi habitación del hostal sintiendo el ruido y viendo los árboles revueltos… Finalmente la energía del sur me llegó igual, un poco de frío y refugio. Gracias, qué belleza…

…Domi tiene tres pasatiempos. Uno: cazar moscas y mosquitos. Dos: perseguir los reflejos brillantes de luz en el piso. Y, por estos días, echarse a dormir sobre mis pies mientras escribo en el jardín. Es una cachorra de casi un año, que conforma el trío perruno del hostal La locura del poeta, elenco que al que se suma una gata sanadora llamada Amanda, su conectada ama y dueña del lugar Sandra y su dulce hija Pía. Los seis te reciben cálidamente cuando llegas a uno de los pocos hostales «eco» de Chile.

Hostal, La locura del poeta, en Isla Negra

Hostal, La locura del poeta, en Isla Negra

Realmente acá se recicla la basura, se lava reutilizando el agua, se separa el plástico para meterlo en botellas que serán futuros ladrillos, se venden billeteras hechas con envases plásticos, hay tomates orgánicos, etc. Pero también practican la ecología emocional y se potencia el compartir -desde la comida hasta los oficios de los vecinos, como reiki, biomagnetismo, Flores de Bach, talleres de batik y otros, junto a la conversación- y también la intención, con letreros sobre la conexión, la conciencia, el amor.

De lejos (me pasó) puede sonar un tanto fanático, pero al llegar es una postura de vida simple y consistente. No es moda ni religión -un agrado y alivio. Las cosas fluyen en un hostal en estos días en marcha blanca. Resulta que soy la primera pasajera después de tremenda purificación de este emprendimiento familiar: hace tres semanas la casa que lo cobijaba se quemó. Tal cual. Sandra había recibido el mensaje de cambiarse de casa en una lectura de registros akashicos pero nunca pensó que sería tan drástico. Desde que llegué conversamos del tema a ratos y me impresiona que ya esté de pie, rearmada, con muchas cosas regaladas y «funcionando». Cuando me lo dijo al teléfono («es que la casa se quemó y ahora estoy en otro lugar en marcha blanca. Llámame cuando bajes del bus y yo te voy a buscar en camioneta») pensé: ¡Guau, qué potente, qué purificación!… Y ¿habré escuchado bien?

Y sí, desde que llego me va contando detalles y me alegra mucho coincidir con ella en la mirada de la vida: todo es perfecto, todo está bien, qué bueno fue lo que sucedió, ha sido super «heavy» pero estoy agradecida, esto es un regalo, ahora comienzo otro ciclo… son parte de las frases en que coincidimos… también otras sobre las trampas del sistema, el despertar espiritual de la humanidad y más. El hostal tiene -igual que mi casa- más de un Buda y banderas tibetanas de oración, además de muchos tonos azules y turquesa. Estoy en casa, siento y agradezco desde «mi» jardín donde los pájaros cantan divertidos y Domi calienta mis pies en el pasto.

Jardín del hostal, lugar ideal para la escritura, encuentros y conexión.

Jardín del hostal, lugar ideal para la escritura, encuentros y conexión.

En estos días vienen amigos-vecinos, Sandra me muestra el pueblo (ella se vino de Santiago acá hace casi tres años),  las casas de su círculo de afectos y trabajo: artistas y sanadores. Descubrimos que conocemos a la misma gente de círculos «espirituales» en Santiago y nos reímos de muchas sincronías. Lamento no tener más tiempo para pasear y compartir, de estar ahora dedicada más a escribir que al sano ocio. Pero desde ya me deja invitada para cuando todo esté andando al 100 %, aunque para mí está más que digno considerando la reciente de la pérdida total.

Una tarde la visitan dos amigas y me llama para compartir el té. Aparezco después de escribir con la espalda al sol y hablamos de astrología y kines mayas, de las historias y dones de cada una con entusiasmo y mucha familiaridad. Yo tomo mi mate y pan integral del pueblo con variadas semillas. Ellas ya comieron un sabroso pan amasado recién horneado, con mantequilla que es mejor no conocer por el bien de nuestro abdomen y caderas. Nos despedimos avanzada la noche entre risas y la agradable sensación de estar sintonizadas. En medio conversamos del nombre del hostal. Desde que llegué encuentro que no lo representa y cuando miramos la carta astral de Sandra entiendo que su tema con la «locura» ya fue… Derivamos, entonces, en un cambio de nombre y llegamos a «la conexión del poeta» o algo parecido. Sandra coincide en que llega la hora de encontrar otra denominación para el lugar, pues los nombres dan una energía. Ahora está en su búsqueda, mientras sigue acomodando, pintando, limpiando. Siempre con manos amigas y familiares muy entregados a ayudar. Qué poderosa y fraterna comunidad… Cómo fluye todo cuando nos entregamos a los procesos que la vida propone -u obliga- y somos capaces de pedir y aceptar ayuda…

Y, bueno, después de la lluvia que cesa casi a las tres de la tarde llegan su madre y familia desde Santiago a instalar muchas cosas que faltan en esta casa nueva. Me siento como en esos programas gringos donde transforman las casas de familias que lo necesitan y al final saltan y lloran cuando ven las remodelaciones. Se mueven entre la cocina, el baño, la sala y la cabaña de atrás en la que vivirá Sandra y Pía. Yo me río con la sensación de reality y me da gusto verlos a todos con tanta energía. Entonces, salgo a almorzar a lo del poeta. Me voy caminando escoltada por Chico, uno de los perros, y mi fiel amiga Domi. Pienso que me seguirán unas cuadras, pero llegan al museo conmigo, que está a unos 20 minutos caminando, y hasta quieren entrar. Los dejan fuera y nos despedimos. Yo llego al sol brillante y las mesas algo mojadas con la lluvia. Me siento -literal y emocionalmente- feliz, tranquila y agradecida en esta Isla Negra que tiene muchos colores y bellas conexiones….

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Con Domi y Chico, camino a lo del poeta

Con Domi y Chico, camino a lo del poeta

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21 consejos para el Fin del Mundo

Tikal, Ruinas Mayas. Guatemala 2012.

Tikal. Templo maya. Guatemala 2012.

Desde hoy, hasta el 21 de diciembre y, si todo sigue, también para los meses/años posteriores… Le propongo esta lista, ilustre lector:

1. RESPIRE: Sí, ese acto automático que nos da vida, es mágico y sagrado. Inspire profundamente y exhale lentamente varias veces al día y ojalá más al levantarse. Esto le dará más centro y calma para vivir cada momento.

2. ESTIRE SU CUERPO: Si todavía recuerda que usted tiene cuerpo y no sólo una mente atestada de cosas, es-tí-re-se. Mueva su cuello, columna, cintura, brazos, manos, piernas, pies. Así, retomará energía, volverá su atención al presente y su cuerpo estará infinitamente agradecido.

3. CONÉCTESE CON LA NATURALEZA: Si puede camine por la tierra, la arena o el pasto. Si sólo puede contemplar las plantas del balcón, hágalo. Si puede ir a un cerro o parque, mejor. Si vive en el campo o en un sitio menos urbano siéntase afortunado. Ponga la espalda en un árbol, escuche los pájaros, los sonidos, mire los colores, sienta los aromas. ¿Vive en la selva de cemento? Recuerde: usted ES naturaleza, ¿o acaso creemos que el cuerpo es de plástico? Entonces, recurra al punto 2. y conecte consigo mismo.

4. FABRíQUESE UN MANTRA: Yo tengo varios. Mi favorito es: Gracias. Otro es: Esto también va a pasar, todo está en cambio. Y otro más: Todo está bien. Idee el suyo. Algo así como: Estoy protegido. La vida es bella. Confío en mi sabiduría. Amo el fin del mundo; yo que sé. Use su creatividad. Esto mantendrá su mente en algo más positivo que sólo pensar en lo que viene o en lo que hoy le falta y le da rabia/pena/frustración.

5. ESCUCHE MÚSICA POSITIVA: Que me perdonen mis amigos guatemaltecos, pero Ricardo Arjona  y compañía (entiéndase decenas de cantantes meloso/dramáticos/egóticos/infantiles) no le aportan luz ni al mundo ni a este momento final, menos si usted tararea el drama melódico de turno del tipo: si te vas me muero / eres el sentido de mi vida / de qué me sirve la vida si no la vivo contigo, de que me sirve la esperanza si es lo ultimo que muere y sin ti ya la he perdido (esta última la copié, es real). Hay algunos autores bastante más alegres; música clásica, de relajación, de tambores, salsa, merengue, etc. Eleve su energía con música propositiva.

6. ENTRE EN SILENCIO DIARIAMENTE: Esto no es contrario al punto anterior, sino complementario. Al menos dos veces al día, desconéctese de lo externo y conecte con lo interno, entiéndase «voz interior», «espíritu», «luz», «ser superior», «alma», «corazón», «verdadero yo»… Como quiera llamarle. Este punto, el silencio, es CRUCIAL en estos días. Puede darse unos minutos en el trayecto al trabajo o lugar de estudios, antes o después de comer, al despertarse. Como prefiera, pero quédese en OFF.

7. EVITE  EL AZÚCAR: Aunque esto es a ratos difícil para la autora de este blog, ella lo intenta día a día y sí se notan los cambios. No sólo la del té o café, también la de galletas, chocolates, arroz blanco, pan blanco, medias lunas (snif!) y pastas. Reducir «el veneno blanco» como le llaman muchos investigadores cambia nuestra energía y vibración, lo cual nos faculta para estar más conectados, sanos, además de guapos (hay que esperar el Fin del Mundo con dignidad).

(El talento agudo de Alberto Montt)

(El talento agudo de Alberto Montt)

8. EVITE JUZGAR: Ante cualquier hecho que lo disguste o no le parezca bien, aplique el mantra: Todo está bien. Usted sólo observe. No critique ni al Presidente, ni al vecino, pareja, jefe o amigo. Mire con ojos neutrales (se puede). No diga (mental o verbalmente): Y este @#¢%*#& qué se cree; o cosas por el estilo. No, aplique el punto 1. de estos consejos y sólo observe qué le pasa a usted con lo que sucede. Descubrirá muchas claves para su vida, además de una potente sanación aunque sólo le sirva por pocos días antes del 21. Mejor que nada.

9. EVITE VER LAS NOTICIAS DE TV: Lo siento por mis colegas periodistas televisivos, pero esa seguidilla de hechos trágicos y/o sangrientos cargados de miedo, violencia, inseguridad, etc., usted NO los necesita en su vida, ¿O alguien considera que es un aporte enterarse de una tragedia más en esta vida y encima con imágenes y relatos que entran directo a nuestra mente? No pasa nada si no se mira el drama -o mentira o cortina de humo- de cada día «en vivo y en directo». Si quiere escuche o vea programas de análisis de la actualidad, ¿pero noticieros? Al menos yo paso. Encima en Chile son un largometraje: duran una hora y media, demasiado en estos tiempos donde las horas se aceleraron y los espacios-tiempos son un suspiro.

10. MIRE EL CIELO: (No si va cruzando la calle, obvio) De día y de noche, eleve su mirada y sienta la energía celeste, especialmente la de Sol con su luz creadora. Vea qué le dice. Quizá se vuelve un astrónomo autodidacta, quizá le da paz. Nosotros estamos conectados con lo alto -y con lo bajo, la Tierra- y es bueno recordarlo.

Atardecer pre Fin de Mundo, en Santiago.

Atardecer pre Fin de Mundo, en Santiago.

11. NO HAGA: Aunque a su jefe esto no le gustará y quizá tampoco a sus hijos pequeños si los tiene, pero durante unos minutos al día dedíquese a NO HACER, sino a SER. Deje la computadora, el teléfono, la tele, la cocina, la lectura. Sólo siéntese a ser. Y disfrute. También puede observar la neurosis nuestra de cada día que se resistirá a esto y a los minutos querrá -o inventará- hacer algo. Usted vuelva al punto 1.

12. ESCRIBA UNA LISTA DE LAS SITUACIONES QUE LO HAN DAÑADO EN SU VIDA: Sin detalles, sólo un enunciado, escriba incluso desde su gestación (hay dolores muy antiguos y arraigados), obvio que puede incluir a sus padres (¿no ve que son sus mejores maestros y encima usted los escogió antes de venir a este planeta?) y todos los hechos que recuerde. Tiene varios días, así que no se apure. Cuando termine, lleve el papel a su corazón y diga en voz alta: GRACIAS POR TODO. Luego puede quemar el papel y tirar las cenizas a la tierra o la basura. Entonces diga de nuevo: GRACIAS POR TODO, AHORA SUELTO Y COMIENZO UNA NUEVA ETAPA.

13. ESCRIBA UNA LISTA DE LAS SITUACIONES ALEGRES QUE LO HAN FAVORECIDO EN ESTA VIDA: Recorra desde su niñez y rescate todo lo bueno, seguro es mucho. Capaz que lo pasó pésimo, pero alguien lo protegió en medio de todo, o usted logró sobrevivir a muchas cosas. Cuando termine, lleve el papel a su corazón y diga en voz alta: GRACIAS POR TODO. Luego puede quemar el papel y tirar las cenizas a la tierra o la basura. Entonces diga de nuevo: GRACIAS POR TODO, AHORA SUELTO Y COMIENZO UNA NUEVA ETAPA… Así dejará espacio para más cosas buenas: un vecino le puede regalar una vela el 21 de diciembre, o invitarlo a tomar agua, quién sabe.

14. ENUMERE A TODAS LAS PERSONAS CON QUIENES HOY (no mañana) CUENTA EN SU VIDA: Si algo le pasara, si necesitara ayuda, compañía (desde comprarse zapatos, ver un partido de fútbol, hasta compartir sus dolores o fragilidades), ¿con quiénes contaría hoy? Escriba sus nombres, agradezca a la vida y suelte, no se aferre a ellos. No sólo por el fin del mundo, sino además por el desapego, gran ejercicio para crecer en esta encarnación.

15. ENTRENE SU PODER TELEPÁTICO: Piense en la persona antes de llamarla por teléfono o  de mandarle un mensaje. Transmítale lo que quiere decirle (que sea positivo, eso sí; si lanza algo negativo además de contaminar la energía de todos, esto se le devolverá antes de 21 de diciembre y con balde, ojo). Luego comuníquese normalmente. Así recuperamos esta facultad y ensayamos por si no hay comunicaciones estos días…

16. VALORE TODAS SUS CRISIS, INCLUIDA LA ACTUAL: No es castigo ni mala onda de Tata Dios ni del destino. No, aquello doloroso o incierto que puede estar viviendo hoy o en los últimos meses es limpieza, sanación y una experiencia más en el camino. Intente no enganchar, no girar en torno a su crisis; no es lindo que el mundo se acabe y usted esté enojado o dolido con su vida. Todos estamos enfrentándonos a antiguos temas que teníamos pendientes, así que siéntase acompañado: estamosencrisis.com, e indague en el sentido de esto. Y recuerde: Esto también va a pasar, todo está en cambio.

17. REÚNASE A MEDITAR: Si puede juntarse con otros (aunque sea con su mascota; conozco a gatos que meditan y hasta hacen mudras) a estar sentados, en silencio, con los ojos cerrados y poner en ese momento la intención de sanar, crecer, aquietarse o mandar buena energía, ¡genial! Si no puede, ponga esa intención en su día a día.

18. APORTE: ¿Usted cree que es llegar y pasar por este mundo así como así y ver cómo éste se termina sentado en su comodidad?, ¿cree que encarnamos sólo para tener y tener: cosas, relaciones, trabajo, logros, dinero, y sufrir constantemente por esto? Ja.  Entregue algo de su energía y talentos. Ayude, colabore con lo que sea: puede ser voluntario en algo, rescatar animales, escuchar a amigos que necesitan oreja, levantar papeles de la calle, reparar cosas, sonreír a los pesados, plantar árboles, dejar de usar su auto o de fumar cada ciertos días, acompañar a un enfermo, cuidar niños, mandar pensamientos positivos a todos los seres, callar en vez de hablar cosas tóxicas, etc. Póngase al servicio de la humanidad cada día.

19. RÍASE Y JUEGUE: Ni el Fin del Mundo ni los Mayas, son algo tan serio. Este tiempo podemos reírnos de nuestro ego y sus ansiedades, prisas, apegos, miedos, obsesiones, dramas, idealizaciones. Reírnos de nuestros espejismos, de las rigideces en que caemos, nuestras críticas, etc. Ríase con lo que el destino le regale en una caminata, en un encuentro con gente que quiere, en una reunión de trabajo. Juegue, diviértase con la «realidad» cotidiana. Ponga más sonrisas, estire su ceño y relaje sus mandíbulas. El disfrute vendrá a su vida de forma potente y sin costos de envío.

20. BOTE TODO LO QUE NO USA O NO LE SIRVE: Espere el Fin del Mundo más liviano. Regale, bote, rompa, venda. Libérese de pesos, de cosas inútiles, desorden y, también, de situaciones. Comience con lo material y luego puede seguir con hábitos, pensamientos y emociones. Bótelos o disuélvalos, si no sabe cuáles, podría recurrir a los «pecados» (palabra re pasada de moda, pero en fin) capitales para guiarse: Gula (incluida la de comprar), Ira, Avaricia, Lujuria, Envidia, Pereza y Soberbia. Igual yo agregaría: Venganza, Victimismo, Dramatismo, Evasión e Infantilismo. Chau no más. No nos sirven, nos entrampan y opacan. Suelte.

21. CONFÍE: ¿En qué? En usted, claro. En la Divinidad -o como quiera llamar a lo sagrado que nos habita- que usted es, que lo inunda y guía. También en la poderosa fuerza de la vida colectiva y su magia, que nos pone donde tenemos que estar, que nos mueve siempre hacia el crecimiento, que nos regala tantas experiencias, que nos da señales y lecciones. Al miedo personal, colectivo y mediático sólo obsérvelo y abrácelo, puede aplicar el punto 1. y decirle con suavidad (al miedo) que ya lo vio y que sabe que es su ego el que teme, no usted. Confíe en la Tierra con su espíritu sabio y generoso. Confíe en el Universo y su perfección. Confíe en su conciencia, que cada día quiere despertar más y más.

Y un bonus track para antes, durante y después del Fin del Mundo: AGRADEZCA. Gracias por todo, lo «bueno» y lo «malo», clasificación que todo el rato es un espejismo pero que lleva mucho más de 2000 años usándose. Gracias porque hoy estoy aquí, por la compañía que tengo, por lo que me falta, por el crecimiento, por lo que no me gusta que me enseña tantísimo, que tiene un sentido y que puedo cambiarlo si así lo decido…

Ahora podemos volver al punto 1. y al 21. para disfrutar estos días finales que pueden sorprendernos maravillosamente. Le dejo esta canción y ¡Feliz Fin de Mundo!

Simple felicidad

Y vino la señora siesta una tarde de domingo y se apoderó de mí por casi dos horas. Gracias, le dije al despertar. Se suponía que nos encontraríamos en un café con una amiga que no veo hace años, pero ella estaba dolorida después de una subida madrugadora a un cerro, que la prepara para las intensas caminatas de Torres del Paine, lugar que visitará con sus hijos en enero.

Y, como la vida es perfecta (si aprendemos a mirarla con otros ojos para poder transitarla mejor) y el cuerpo es sabio, se abrió un espacio de descanso para mí, actividad casi olvidada estos días de fin de año en que la agenda está llena. Al despertar, como frutillas frescas, pongo la tele y aparece el docu(mental) de un grupo de chilenos llamado «Namasté, un viaje a la felicidad» del cual sólo vi el primer capítulo hace unos meses. Ahora pasan el último, en el reino de Bután. Antes hicieron otros capítulos en Nepal. Todo me encanta y se me caen las lágrimas con distintas escenas, como la de un monje que invita al equipo -es una periodista con su hermano, el camarógrafo y otros- sorpresivamente a que entren a la gompa (templo y centro de estudios) y les muestra su habitación, comparten té, unos granos y galletas y les enseña con su candidez característica los mantras y su espacio. Todo sin hablar casi nada de inglés y menos español. Pero el amor fluye y la belleza del alma brilla en el pequeño cuarto.

Yo creo que, como varios que conozco, anduve por ahí en otra vida, pues siento la conexión muy vívida. La misma que tuve hace algunos días con los monjes que salieron en la tele hace poco y que están en Chile por estos días, aquellos de los que escribí en este post

Vida Bonita

-Para vida bonita, para tranquilita, para buona salud- me aconseja el lama que traduce a un monje y astrólogo que lee mi carta astral en tibetano.

No sé si llorar o reír frente a ambos, al lado del altar budista, con los pies descalzos, en un centro de terapias en Santiago. Realmente me da un poco lo mismo lo que me están diciendo porque lo que me tiene encantada es la vivencia, estar de nuevo con ellos, recibir la energía e información que me llegue. Me hablan -entre otras cosas- de vidas pasadas que, como siempre, me aportan nueva información sobre esta encarnación y confirman la que me han entregado otros, en distintos espacios-tiempos. Me hacen gracia y yo a ellos, parece que por la risa, también por el colgante en mi cuello con Chenrezig, el Buda de la compasión.

Nos despedimos con el mantra de Tara Verde (una de las emanaciones femeninas del Buda) OM TARE TUTARE TURE SOHA y un abrazo fuerte en que se me caen las lágrimas, mientras el lama acaricia mi cabeza… Cuántos regalos nos llegan el último tiempo. Y cuántos desafíos también. Qué bella es la vida… Pese a todo. Digo, pese al cansancio, los dolores del alma y del cuerpo, las decepciones, las frustraciones, los obstáculos, las ausencias, las crisis… Y el «pese» lo pongo en cursiva porque no me lo creo, pero socialmente es tan aceptado. Lo que en realidad quiero decir es que la vida es muy bella con todo, porque todo es una experiencia y un espacio de crecimiento, todo sirve. Todo enseña y todo está bien, aunque nos cueste aceptarlo.

A las semanas voy a una ceremonia de Tara Verde con los monjes. Es sábado por la mañana y somos unas 25 personas. Nos hablan del desapego, el deseo infinito de tener más, la importancia de tener una mente tranquila «para vida bonita». Y el lama habla de Bill Gates con su gran fortuna y fama, de México y el narcotráfico, de nosotros siempre «compra, compra, pero eso no hace feliz para ustedes».

Al salir, de la Puja de Tara Verde, hay una tiendita con cosas de Tibet y Nepal y me río mucho pues los monjes que venden apenas saben español y tienen unas cremas para «pica» = alergia, «oh, duele, duele» = dolores musculares; también hay «rosa-río» = rosario (mala, en tibetano) para contar mantras… Una señora les pregunta cosas y no entienden nada, yo hago de traductora improvisada. Al rato, ella me dice: es que yo quiero uno de estos «monitos» pero en figurita. Jajajajajaja, me río con fuerza y ella me mira con sorpresa. «Es que ese «monito» es el Buda, jajaja. Qué divertida eres», le digo y ella también se ríe entre chistosa y avergonzada. Se refiere a unos cuencos donde aparecen dibujados cinco Budas y al centro está el de la medicina. «No, si da igual, no tienes por qué saber, jajaja, es que suena muy divertido», agrego con risa todavía. Finalmente, no tienen figuras del monito búdico. Pero yo me voy con un colgante y una pulsera, ambos con el OM MANI PADME HUM ॐ मणि पद्मे हूँ, el mantra de la compasión.

Luego aparecen muchos niños y los monjes se llenan de risa. Es una ceremonia de bendición para los pequeños. Me voy feliz a mi desayuno de sábado en que pese a que el garzón del café me dice que funciona el wi-fi, finalmente no pasa nada, pero igual nos reímos con él porque le digo que me haga descuento o me ponga más palta en mis tostadas y se pone a hacer bromas. Me quedo escribiendo pero con ganas de irme a otro lugar cercano con wi-fi. Cuando estoy por pedir la cuenta, comienza la música de un trío de cantantes de ópera callejeros de los cuales alguna vez conté en este blog. Y la terraza del café se encanta, mientras disfrutamos de Carmen, Va pensiero, O sole mio y otras más. Por lo tanto me quedo conectada a la música y desconectada de la red. En ese momento resultó mucho mejor lo primero. La vida es perfecta, insisto.

Y el fin de semana termina con el último capítulo de este docu donde la periodista para despedirse habla de la felicidad: ese deseo profundo que buscamos incansablemente (…) y que esperamos como un producto (…) En este recorrido nos encontramos con la felicidad, pero sobre todo nos enseñaron que ésta es una realidad inmaterial que podemos encontrar dentro de nosotros. Que no importan cuáles sean nuestras costumbres, creencias o ideologías, porque la felicidad es una forma de vida. Y que en el silencio, la reflexión, la vida simple, la compasión, el pensamiento elevado, y sobre todo en sentimientos tan olvidados como el respeto y el amor encontraremos las respuestas que buscamos. Y que si trabajamos por eso nada puede destruirla ni perturbarla….

Esta semana abultada y que despide al agitado noviembre se cierra para mí con la mirada simple y profunda de Oriente, que me recuerda cosas que a ratos pierdo de vista. Desde Occidente y en el sur, convulsionada como muchos, pero confiada y feliz, nuevamente: ¡Gracias!

Noviembre trae regalos… y limpieza

Hace rato que no escribía en Guioteca.com, pero a propósito del eclipse total de Sol de este martes 13 volví a las pistas (la nota va al final), puesto que comenzamos un ciclo muy especial y encima el oscurecimiento solar será visible desde Chile.

Tanto el 13 y 14, como el 18 y el 25 de noviembre son días muy importantes. En realidad, todo este mes. O todo este año y hasta el 2014 con fuerza. ¿Importantes en qué y para qué?

Mmm, este mes es re importante para cambiar nuestra mirada y vibración frente a la vida que llevamos. Si retomamos nuestro poder interno y entendemos que todo pasa dentro de nosotros y luego se replica afuera, realmente podemos dar un salto cuántico y soltar los antiguos paradigmas y ataduras de modo de construir una realidad más consciente y luminosa…. Nada «nos pasa», todo lo provocamos y todo es un terreno de práctica espiritual, desde una enfermedad hasta un buen asado con los amigos, desde el dolor y las decepciones hasta la compra de algo que nos gusta, desde algún buen momento con quienes amamos hasta la sorpresa más negativa… Todo está bien. Y todo pasa…

Entonces, ya que este poderoso eclipse se da en el intenso Escorpión… Nos invita -u obliga- a permitir la limpieza de nuestros aspectos oscuros en este mes, a soltar viejos patrones de pensamiento, a mirar las señales de la realidad, a ver todo como una gran oportunidad, a generar cambios profundos y a conectar con la magia de la vida. No todos los días hay un eclipse total de Sol, ni tampoco en todas nuestras encarnaciones hemos tenido la posibilidad de ser parte de un cambio tan poderoso en la humanidad. ¡Así que a disfrutar, crecer y aportar! El momento es AHORA, ya no hay excusas y quejarse está pasado de moda…

… Queridos lectores y amigos, la nota eclipsada donde se dan más detalles de este tiempo pueden leerla acá.

Abrazos y GRACIAS otra vez!

El Fin del Mundo

Comparto esta nota del astrólogo Mark Borax porque representa mucho de lo que pienso/siento de este tiempo. A ver qué les parece…. Y gracias, de nuevo, a Margarita López quien traduce muchos buenos textos!

Reporte del Clima Cósmico por Mark Borax

Noviembre de 2012

Después de 27 años, Saturno, el Señor del Karma, se ha vuelto a sumergir en las aguas profundas y oscuras de Escorpio, donde el fango tóxico de nuestra civilización descaminada ha embarrado la Principal Cámara Evolutiva de la especie, y el mundo se está muriendo.

Esto llega con gran impacto pero poca sorpresa para aquellos de nosotros que hemos estado estudiando el significado de nuestro tiempo en nuestra escuela de misterio, que comenzó décadas atrás bajo las secuoyas del norte de California. (Pueden leer acerca de la escuela en mis libros 2012 y Reporte del Clima Cósmico, y revisar una versión actual en nuestro Colegio de Visionarios y Magos online –en inglés.)

El fin del mundo viene como poca sorpresa, ya que quedó claro para nosotros después de que Saturno salió de Escorpio la última vez en 1985, que hay más de un mundo aquí. Hay un mundo artificial, un planeta falso que, como papel maché, se envuelve alrededor de la tierra viva. A esta Tierra Falsa la pregonan los políticos y presentadores de noticias como si fuera la auténtica, y nos agarra a cada uno de nosotros dondequiera que seamos más susceptibles a quedar enganchados en la ilusión.

La Tierra Falsa es una cáscara quebradiza, un yermo industrial, vaciado de inocencia y asombro, que se mantiene armada por el pegamento de los medios de comunicación, los sistemas alimentarios corporativos y las ideas falsas que azotan los sentidos con imágenes sensacionalistas y las risas grabadas de las comedias de televisión. Cada elección que haces de seguirle el juego a esa farsa, mantiene armado ese mundo falso, y la capa de papel maché se hace más gruesa, hasta que muy pocas personas quedan realmente conectadas a un planeta que es real y profundo y verdadero.

Tenemos luego una radiante gema verde-azul del cosmos, la Tierra Verde Viva, que destella mientras vuela alrededor del sol, vibrantemente viva, cámara de milagros, manantial de aguas prístinas que regeneran mente, cuerpo y alma. Éste es el planeta cuyo corazón fundido late muy por debajo de las mentiras de eruditos y políticos. Debajo de la capa de papel maché de la dieta falsa y la educación falsa y los medios falsos, un planeta de inmensa diversidad sigue creciendo y cambiando mientras se columpia a través del espacio.

Esta Tierra Verde Viva es el mundo que los niños y los poetas y visionarios pueden ver con visión de rayos x, a pesar del creciente montón de desechos tóxicos de nuestro tiempo, a pesar de una sociedad diseñada para hacer más ricos a los ricos a costa de todos los demás, a pesar de toda la atención prodigada al papel maché. Cuando Saturno se sumerge en su gira de tres años por Escorpio, las fuerzas del caos azotan el sistema, revelando cautivantes vislumbres de todo lo que yace por debajo.

Escorpio preside sobre los tesoros sin reclamar almacenados en las regiones más profundas del alma. El paso de Saturno a través de estas regiones los carga de potencia. Algo está tirando del espíritu humano ahora, y es la conciencia incipiente de cuánto potencial tenemos como especie, que no hemos reclamado todavía.

Conforme Saturno regresa a Escorpio, resuena el llamado a través de los pasillos del alma: ¡Despierta! ¡SÉ EL AMOR QUE ERES! SÉ EL AMOR QUE ERES. No dejes que nada se interponga entre tú y tu verdad…

Durante este trayecto de tres años, cada tendón que te engancha al mundo falso se estira hasta el punto de quiebre. Cada mentira que has tragado desde la niñez te borbotea en las entrañas. Cada relación que mantienes a expensas de la verdad más profunda, arde en el fuego sagrado de este Año del Dragón. Cada rincón oscuro de la infraalma está siendo roturado, dejando expuesto el fondo del suelo fértil en el que se basa la vida. Aun cuando el cambio esté bloqueado en la superficie, el alma de la especie sigue siendo capaz de regenerarse por debajo, y es hacia esas profundidades ocultas que debemos mirar ahora para lograr un milagro.

Esto significa que necesitamos dosis masivas de visión para contrarrestar la ceguera generalizada que impera en nuestra sociedad. Debemos luchar contra el adormecimiento y la apatía. Necesitamos un gran levantamiento del alma, más allá de cualquier ‘ismo’. Nuestra inspiración debe ser descubrir lo que poseemos y repudiar el resto. Necesitamos un amor primigenio que esta vez pueda durar hasta el final, ya que por fin sabe a ciencia cierta de qué estamos hechos. Necesitamos un amor más grande que el amor ingenuo que surgió en los corazones de los muchachos fugitivos que abandonaron sus hogares provincianos en los 60s en busca de la Tierra Prometida. Necesitamos un amor que sólo se haga más fuerte cuando las marchas se terminen y el alucinógeno desaparezca.

Al igual que en los 60s, pero mucho más aún, nuestros mayores se han descarriado y se dejaron seducir por dioses falsos, y estos falsos líderes deben ser destronados. Irónicamente, la enfermedad que infecta a nuestra cultura es su único remedio, porque, al igual que en los 60s, ningún gran cambio duradero puede ocurrir sin antes pasar por un masivo descontento y disturbios. Las alergias a los alimentos y las náuseas y el vértigo nos recuerdan nuestra alergia a las mentiras y falsedades. La irritación que asfixia nuestro sistema es nuestra única oportunidad de encontrar el antídoto, porque es sólo cuando ya no podemos tolerar lo viejo que la bestia adormecida de la conciencia de las masas sale tropezando de su cueva, parpadeando ante la luz del día, para intentar algo nuevo.

Dondequiera que se reúnan personas en conversaciones de corazón, entre dos o en grupos pequeños – es ahí donde se está librando la Revolución de nuestro Tiempo más que en los pasillos de la política, porque los pasillos de la política han quedado vergonzosamente esclavizados al mundo de los Grandes Negocios, y, a diferencia de los 60s, los medios de comunicación han seguido su ejemplo.

Pero por debajo del último aliento de una cultura moribunda, la cultura subterránea está lista para ponerse en marcha. Cada mes, pequeños grupos se reúnen en los cincuenta estados para aventurarse más allá de lo conocido en viajes ceremoniales con plantas medicinales. Hay chamanes apareciendo de la nada, viniendo de todas partes del mundo, difundiendo noticias del alma. El Ritmo Tribal del Tambor está convocando a los peregrinos al borde de Acuario a reinventar vida y propósito. Una gran agitación ha comenzado a propagarse en contra de la Maquinaria, y es nuestra única oportunidad de arrasar con la locura.

Mientras las economías caen y la conciencia de las masas se despierta del trance, Saturno clava su mirada impávida en el alma del mundo, exigiéndonos salir, estar presentes, elegir el amor, y recordar.

 ¿Recuerdas?

¿Recuerdas, debajo de cada pérdida y agravio, quién eres? 

¿Recuerdas por qué viniste aquí?

¿Recuerdas la verdad de integridad que vive debajo de todas las historias de quebranto?

Aquí, en las primeras semanas de su excavación de tres años a través de Escorpio, el Señor del Karma está dragando la especie. El gran don oscuro de Saturno en Escorpio es restaurar la integridad, arrancando los filtros que mantienen fuera la verdad. Cada fragmento, cada pedazo roto, cada amor fallido, cada sueño muerto que fue enterrado, está siendo sondeado para ver si puede resucitar.

El gran amor de Saturno, que no se caracteriza por ser un planeta amoroso, se nos está viniendo encima ahora, negándose a dejarnos salir del apuro, rechazando cada nueva excusa que inventamos para ser menos que lo que somos. La obsesión de Escorpio es restaurar un amor que importe, un sexo que penetre hasta el alma, un mundo que cuente.

En su llamamiento masivo para despertar a la raza humana, el gran visionario Rumi no dice: “Señor, ayúdanos a cambiar”. Él dice: “Haznos tener miedo de cómo éramos”, porque Rumi descubrió una gran verdad: Si le muestras a la gente un camino mejor que apele a sus altas aspiraciones y nobles instintos, rara vez lo van a seguir. Sólo cuando la gente llega a tener más miedo de quedarse igual que de cambiar, va a cambiar. Sólo cuando la motivación de algo distinto se impregne en el fango primigenio del cerebro reptiliano, el cambio se hará inmanente.

Cuando el mundo se acaba, se nos llama a despertar el sueño destellante que se alzó en un momento incomparable en los 60s, cuando un grupo de parteros llamados Malcolm y Martin y John y Jimi y Bobby estiraron sus manos hacia la locura sangrienta y sacaron a la luz el amor recién nacido que vieron dormir dentro de ti y de mí.

Nosotros somos el futuro de su pasado.

Tú y yo y todos los que estamos vivos ahora tenemos un gran momento ante nosotros, sobre el cual reposa el destino de nuestro planeta. Desde lo profundo del alma, la elección es exasperantemente simple: EVOLUCIONAR O PERECER.

Quién eres realmente? ¿Qué viniste a hacer aquí? ¿Cuánto tiempo más vas a esperar?

¡Adelante!

Mark Borax

Astrología a Nivel del Alma

Por favor, comparta esta información tanto como sea posible. Cualquier persona que desee suscribirse (en inglés), por favor, hágalo a través de mi página web: www.markborax.com

Traducción: Margarita López

Edición: El Manantial del Caduceo

www.manantialcaduceo.com.ar/libros.htm

Señales de los nuevos tiempos (Primera parte)

«Buen día, amiga. Te llamaba para decirte que en Mucho Gusto estarán unos monjes tibetanos. Un abrazooo» -me dice la bella y sabia Camila por mensaje de texto al celular. Pa’ variar no alcancé a contestar (últimamente me pasa bastante), figuro a media mañana entre el mate, tostadas de pan integral con aceite de oliva y orégano, el compu con varios correos pendientes. Luego de eso me sentaré a mirar los últimos detalles de la carta astral de un pequeñito de meses, cuya mamá quiere conocer qué dicen los astros sobre el camino de su tierno primogénito.

El mensaje se refiere a un programa matinal que no veo de un canal que no miro. Por vibra, por onda. Porque originalmente estaba (acaba de cambiar de dueños) orientado a los estratos bajos de Chile en manos de gente del Opus Dei (con sólo escribir esto siento energía arcaica y rígida) -grupo religioso lamentablemente con mucho poder en el país, pero, bueno, para algo y por algo será- que desde que lo crearon se dedicaron -seré tajante en el juicio- a aturdir a su público con «pan y circo», con tal que nadie tome conciencia sobre las cosas importantes e injustas. Encima este programa del que me habla mi amiga estaba conducido por un ser con una risa nada agradable y una energía que, al menos para mí, está lejos de ser simpática e interesante… Pero hace un rato en este canal hay una periodista que hace buenas cosas sobre estos tiempos nuevos potenciados ahora en 2012.

Entonces, luego de tomar mi mitad de desayuno (la primera parte fue fruta), pongo la tele y nada. La cambio, hay una aguda psiquiatra que me cae bien hablando de las burlas de un comediante chileno, de su agresividad y de los riesgos de este gesto tan común por estas tierras. De hecho, en el último programa en radio Cooperativa hablamos sobre cómo manejamos la rabia los chilenos, a raíz de repetidos actos de matonaje de una «modelo» en un reality. (Ya retomaré esto en otra nota, pero el programa de radio se puede ver aquí).

Sigo con lo mío con la tele de fondo y de repente me acuerdo y cambio el canal. Me quedo pegada: ahí están cuatro monjes sentados con un traductor y los conductores de atentos. Conversan un poco, y luego hacen una «bendición-purificación» con las luces del estudio más bajas y quienes trabajan tras las cámaras se acercan al ritual…. Me transporto a mis años en el budismo, los retiros y enseñanzas con lamas, los sonidos, los mantras, los mudras, la meditación, la energía y la típica sonrisa tibetana de los lamas, mezcla de inocencia y sabiduría… Me vibra el corazón y se me asoma la lagrimita no sólo por los recuerdos, también por constatar el poder de estos tiempos… Cuándo iba a pensar que esta mirada tan despierta de la vida, con énfasis en bajar el ego, llegaría sin más a la TV local (paraíso del ego nuestro de cada día) a dar un mensaje y a abrir nuestra energía… La ceremonia termina en un silencio -gesto casi desconocido en TV- y luego con el hablar profundo y gracioso de uno de los lamas: «Paz y felicidad es lo más importante, pero no pueden comprarlas. Acá tienen muchos comercios (y nombra dos supermercados entre cierta incomodidad de los conductores por la mención) pero ninguno vende paz y felicidad, para eso necesitan practicar dentro de la mente y para eso nosotros ayudamos con enseñanzas»… Bello. Luego de eso, me quedo en silencio y retomo la carta astral que comencé la tarde anterior.

El día sigue con el placer del viento de primavera en la cara, el encuentro inesperado con dos amigas en la calle, dos lecturas de tarot, y la «carta astral infantil»… Le hablo a la madre sobre su pequeño, le digo que ambos compartirán un mundo espiritual o muy sutil, que están conectados desde ahí y de otras vidas… En medio de la interpretación ella me dice: es que yo practico meditación budista tibetana…. ¡Las sincronías! -justo lo de la mañana, se me cruza por la mente aunque no se lo digo a ella porque seguimos con otros temas, pero ella lee este blog así que se enterará igual, e igual le comento que yo también pasé por el budismo como práctica espiritual y de meditación; y de lo que se trata ahora es de espiritualizar la vida: la comida, las relaciones, el trabajo, el cuerpo, la mente, las emociones, los placeres, las compras… todo lo cotidiano. Ya no hay que irse lejos o hacer algo en específico, la conexión espiritual está «en la calle», en el día a día y la forma ya no importa y podemos aportar desde donde estemos sin separarnos del mundo… Lo importante es la intención, la constancia y el observar tanto nuestro ego como nuestros regalos o ámbitos luminosos para entender que forman parte de las experiencias de nuestro mágico mandala llamado Vida en esta Tierra.

De tarde paso a un oasis en Santiago, el Centro Cultural de Las Condes, con sus añosos árboles, sus jazmines que me transportan y el ruido de los niños jugando en los prados. Otro regalo del día. Antes de irme a la cafetería a escribir me siento bajo un árbol con la espalda apoyada en él y le pido que, por fa, me purifique, que se lleve el cansancio y el agobio y que lo transforme en luz en el centro de la tierra… Me quedo tranquila, riéndome con los chicos que juegan y se mojan con una de las regaderas que gira… ¡Qué buen día, este!

En el patio de la cafetería escribo, sigo respondiendo mails y llamadas, con un sandwich con queso de cabra y un té verde… Después de un buen rato llegan Patricia May y Sergio Sagüez, mis «profes» en un seminario estos días: «Transformación personal para un mundo nuevo», nos saludamos y compartimos el patio con brisa y sol… Cuando se acerca la hora del inicio me voy a la clase y aparece una amiga que conocí el 2011 acá mismo en un taller de interpretación de sueños con otra gran profesora. A la clase hasta se suma mi hermana pese a sus dificultades para llegar a tiempo dado su trabajo.

El día termina entre risas, con noche de Luna Llena en Tauro, caminata y buena compañía… De camino a casa retrocedo y recorro no sólo los regalos y sincronías de este día que para mí son tremendo tesoro, sino también el buen sabor de boca que dejan las señales de estos tiempos nuevos, «tiempos integrales», como revisamos en la clase de esta tarde… Tiempos finales también, pues al fin está terminando poco a poco el predominio exclusivo del ego y la racionalidad para darle también espacio -merecido e imprescindible- a la intuición, la sabiduría, el cuerpo, lo ancestral… Al fin!! Qué privilegio que seamos testigos y protagonistas de esta transición planetaria que cruza todos los aspectos de nuestra vida…

Hasta la próxima, porque las señales no paran… Qué bien!

Noche de Luna en Tauro desde Santiago de Chile

Cambiar de aire

Ex salitrera Santa Laura, norte de Chile.

… Y de repente, aparezco en Santa Laura y en Humberstone, dos antiguas oficinas salitreras en el norte de Chile, declaradas Patrimonio Cultural de la Humanidad, hoy convertidas en museos, además… En medio del desierto, con trazos de nubes y donde al menos hay brisa, caminamos -después de comprarme un sombrero de ala ancha por $ 2 mil (4 dólares) al bajar del bus en el puesto itinerante de una chilena ingeniosa- desde la carretera, primero con entusiasmo y sintiendo la energía -del sol principalmente, obvio- tan diferente a otros lugares de Chile, luego haciendo bromas pues a mí el desierto no me seduce especialmente y me río con la idea de buscar una sombra o anunciando alucinaciones, esperando que pase un camello, poniéndole precio al té de menta que llevo en el termo, etc… La energía es potente: el cielo amplio, el Sol abrasador y la tierra intensa. Acá no hay escapatoria, pienso. Escapatoria de la vida misma, de lo que somos. Poco a poco le encuentro la belleza, el color, la vibración. Claro, no viviría en un lugar así porque el verde y yo somos mejores amigos, pero igual hay algo muy mágico en esta amplitud…

Antes de viajar me nublé. Quería ir pero no, pensábamos en tres destinos y luego no sabía si me cansaría mucho dada la agenda del último tiempo y que a ratos me hace tener ganas de esconderme y desconectar teléfonos y correo; entonces pensaba en no moverme, pero igual necesitaba salir; por otro lado aunque me encantan los aeropuertos y los aviones, la energía de éstos está tan densa últimamente que no quería pasar por ahí, encima ya la semana anterior fui al aeropuerto a despedir a un amigo-hermano del alma con lagrimita incluida… Y así, mientras definíamos si sí o no y a dónde, de repente la palabra mar me centró y dije: dale, vamos; sí tengo que ir -sentí ya sin dudas. El destino era Iquique, ciudad costera y puerto en el norte de Chile.

Qué alivio cuando la mente se desconecta, cuando deja de enredarnos, de perdernos en dudas y posibilidades. Qué bien cuando es silenciada por la intuición, por la certeza, por la panza (el instinto y el poder) que dice «sí, esto es».

Bueno, sólo imaginaba eso: hacer una pausa en un ambiente con más naturaleza y menos cemento para ver cómo seguir en este 2012 que no nos ha dado tregua, ¿verdad? La semana anterior, en la sección de radio Cooperativa la periodista Cecilia Rovaretti me preguntaba por estos tiempos y en algún momento hablamos del desapego y creo que ahora hay que tenerlo más que nunca. Más con el dolor porque pasamos demasiado rápido de un hecho doloroso o desafiante a otro, ni tiempo hay para integrar una experiencia y darle la vuelta, porque enseguida viene otro hecho que vuelve a exigirnos adaptación, conciencia, nueva mirada, otras herramientas…. Uuufff.

Playa Cavancha «de frente», Iquique, Chile.

Y sí, la naturaleza hace -como siempre- su labor de sanación. También los viajes lo hacen si decidimos ponerles esa intención… En Iquique hay brisa y viento, mar cadencioso en su playa más clásica, humedad, desierto, montaña imponente «pegada» a la playa… Yo ya con eso estaba feliz el día en que llegamos: caminar sin rumbo fijo ni horario, comer otras cosas, descubrir rincones, pasar por el mercado -mi parada obligada en cualquier viaje-, sentir el cielo, el aire, la tierra, la gente, la energía del lugar, reírme de todo y dejarme sorprender. Siento, entonces, cuánto necesitaba alejarme, mi energía adquiere otro ritmo y mi mente se relaja…

Playa Cavancha, «de espalda», Iquique, Chile.

… Al día siguiente el destino son las oficinas salitreras en medio del desierto, a una hora de Iquique. Una de éstas, Humberstone, se hizo aún más conocida porque hace unos años se grabó una telenovela con este lugar como temática de contexto: el tiempo de auge del salitre (fines del siglo XIX y principios del XX), la riqueza en el norte de Chile liderada por los ingleses, la explotación de obreros que trabajaban el mineral, las diferencias sociales… Y la posterior caída de esta fuente de riqueza que, como siempre sucede cuando abusas de algo, el desapego se hace presente y las consecuencias te llegan sí o sí a tí o a tu ambiente… Entonces, alrededor de 1920 aparece el salitre sintético en el mundo, tanto más barato que el natural, y la dependencia de la extracción de éste para la economía chilena es un gran golpe que desemboca en una crisis de proporciones… Chile y sus ciclos, nosotros y nuestras dependencias… De un día a otro la vida puede decirnos: hasta aquí llegó esto, se acabó el ciclo. Y ahí, por más que le demos la vuelta e intentemos acomodarlo o maquillarlo, la realidad obliga y hay que hacer un cambio que muchas veces resulta doloroso, pero que si hubiésemos advertido antes de aferrarnos no lo viviríamos con tanta angustia… Porque, como siempre lo digo en la consulta y en las charlas: no hay nada para siempre. Disney y Hollywood son francamente monstruosos al meternos esta idea fantasiosa que crea tanta expectativa y dolor… Lo único que dura vida tras vida es la luz que llevamos dentro… Nada más. Suena crudo, pero es así.

Ex salitrera Humberstone

Desde la pampa chilena, entonces, caminamos, viajamos en el tiempo por construcciones a ratos muy sofisticadas para la época y que muestran el lujo al que se llegó, también por los precarios espacios para los obreros; sentimos el viento con placer y el sol con cierto cansancio. Nos sentamos a comer bajo una preciada sombra el pan integral que llevamos y luego helado de mango, la fruta estrella local… Qué placentero es lo simple…

Humberstone.

De vuelta en Iquique, el viaje sigue con caminatas por la playa, encuentros con amigos, un bombero que se asoma a decirnos en qué lugar podemos encontrar «chumbeques», el confite local, cuando ve que miramos la tienda cerrada y al final nos convida agua para el termo y nos regala bolsas de té para la «once»; un taxista chistosísimo que nos hizo reír a carcajadas desde el aeropuerto al hostal y que nos encontramos otra día caminando y se detiene a hacer bromas y sacarnos más risas…

También la aventura continúa nada menos que en el casino de la ciudad, que incluye show con cantante famoso. Recuerdo que en Montevideo había un casino en pleno centro y jamás se me ocurrió entrar aunque caminaba siempre por ahí con tiempo y curiosidad. El concepto ‘casino’ no me decía nada. Pero todo cambió el invierno 2011 cuando fui a Puerto Varas (uno de mis lugares favoritos), al sur de Chile, y con una amiga de infancia entramos de curiosas y terminamos enviciadas… Lo malo fue que esa vez cuando habíamos ganado plata (ni 100 dólares, pero nosotras ya nos sentíamos ricas y famosas) vino por el lado y silenciosa la señorita Codicia y se llevó todas nuestras ganancias pues no paramos de jugar… Mi amiga le decía a uno de los porteros cuando salíamos de madrugada: ¡Señor, míreme bien, acuérdese de mi cara, si vuelvo mañana no me deje entrar, dígame que no, comprométase! -mientras los tres nos reíamos y él movía la cabeza…

Lo malo de los casinos, al menos de los que están en Chile por lo que supe, no es sólo la energía tóxica -hay que decirlo y basta con entrar para sentirla- llena de ansiedad, adicción y vacío, sino además que se permite fumar. Qué fatal. No puedo con eso. Me supera. Pero, bueno, al final me divierto con el cantante y mirando a la gente que debe llevar horas y ser asidua al lugar, hay varios «personajes». Además, celebran la semana de Brasil y bailamos con la batucada un buen rato… Eso hasta que me siento en una máquina tragamonedas por segunda vez y le pido a uno de los chicos que trabajan ahí que nos explique cómo es el juego, él nos da todas las instrucciones y me queda más claro… Así, de la pérdida paso a la ganancia y el entusiasmo vuelve a mí, sigo jugando y la vecina de máquina se ríe con nuestros comentarios y gestos por las abundancia súbita que tenemos… Sin embargo, esta vez aparece tajante la señorita Prudencia y nos retiramos felices pasadas las 2 de la mañana, con plata en la billetera, muchas risas a cuestas y la caminata por la costanera con brisa que nos despeja en parte el humo del cigarrillo impregnado en la ropa…

El último día del viaje recorremos partes antiguas de la ciudad y paseamos más por la playa sintiendo el mar y mirando la montaña terrosa… En medio de todo miro lo que va de este año, cuántas cosas en la juguera 2012… Y como el movimiento de estos tiempos no parará por buen rato, me detengo a agradecer frente al mar con el agua tibia en mis pies… Gracias por la protección, las oportunidades, la ayuda, la bella compañía, la limpieza -drástica- de situaciones y gente, el aprendizaje infinito, los desafíos, los regalos, los viajes, la risa aún en medio del dolor… Qué bueno es cambiar de aire -y de cielo-, de ambiente, de frecuencia para poder ver, agradecer, valorar… Y seguir con nueva luz. Sí, porque hay que seguir en este -como dice alguien que conozco- «camino sin retorno» de crecimiento, despertar y reencuentro con lo que realmente somos… Seguimos, entonces, en el poderoso viaje de esta sanadora e intensa década…

Mirando el cielo para actuar en la Tierra

-¿Está escuchando Cooperativa, vecino? -le pregunto al cajero de uno de los almacenes del barrio, donde compro quesos cada tanto, con quien siempre conversamos y bromeamos sobre la actualidad, las marchas de protestas en Chile (que comenzaron con fuerza en 2011) tanto de los estudiantes, como otras a favor del medioambiente, y también de cosas de su trabajo.

-Sí, vecina, ¿por qué? -me responde con cara cómplice-. Porque es buena esa radio, poh, vecino… Tiene que escucharla mañana a las 10:30, eso síp -le digo, a ver qué me responde.

-¿Por qué, va hablar usted? -me dice con ojos chispeantes.

-¡Vecino, se pasó, es muy intuitivo! Sí, escúcheme y después conversamos, ¿le parece?- le digo entusiasmada.

-Ya, vecina, a las 11 vamos a estar aquí todos escuchando- agrega mientras mira a los otros chicos que atienden, nos despedimos entre bromas y yo con el corazón enternecido.

Esa conversación fue a fines del otoño. Cuando me disponía a hacer el Ritual de Invierno 2012 y conversaríamos del tema junto a la periodista Cecilia Rovaretti en radio Cooperativa. Al día siguiente la entrevista giró en torno a por qué celebrar la llegada del invierno si es un tiempo al que muchos rechazan o temen. Hablamos de la importancia de detenernos y volcarnos hacia dentro, cosas que al sistema y al ego no le gustan.

Semanas después cuando fui por otros trozos de queso, le pregunto al vecino si me escuchó. Me dice… «¿Pero usted habló algo así como de la vida sana? -mientras me mira  con cara rara-. Jajajajaja, me río a carcajas: Sí, del invierno y de astrología, jajajaja. ¿Por qué, qué creía que iba a hablar? -le digo entre más carcajadas, su mirada de pregunta y su sonrisa un poco incómoda-. «Es que yo creí que iba a hablar de las protestas, del medioambiente, de esas cosas, poh»  -me confiesa, mientras yo sigo riendo y le digo en broma: «¿usted cree que yo ando puro protestando, vecino?»-. Nooo, es que como ustedes han ido a algunas marchas y no usan bolsas plásticas, traen sus bolsas de género, yo pensé que era de eso y cuando la escuchamos pensamos que nos equivocamos -me dice rascando su frente y ajustando sus lentes. Yo sigo riendo, después le respondo sus preguntas, pues ahora sabe a qué me dedico y quiere entender de qué se tratan la astrología y el tarot porque le llaman la atención…

Y, bueno, como la astrología tiene mucho qué decir y aportar a la mirada de la realidad, dándonos respuestas, guía y sentido, el 10 de septiembre volví a radio Cooperativa (si quiere escuchar haga click aquí)  en un ciclo de astrología mundial, esta vez para conversar de la identidad colectiva de los chilenos de acuerdo a la carta natal. Junto a la periodista Daniela Montoya conversamos -aunque nos faltó tiempo, pero a veces los medios de comunicación son así- de cómo somos los chilenos: marcados por una geografía de agua profunda y montañas macizas, con el Sol en Virgo, Ascendente Sagitario y Quirón en el Fondo del  Cielo, todo lo cual nos lleva a ser -entre muchas otras cosas- reservados, ordenados, inseguros, trabajadores, responsables, curiosos, sin padre. Esto último es re potente en el caso de Chile. Se nota en las calles, en las conversaciones, en los restaurantes, en las fiestas… En mi consulta. Muchos hombres se borran. A veces pueden ser parte de la familia, estar siempre ahí, pero desde la debilidad, desde una energía baja, desde poca presencia e ínfimas palabras o escasa opinión. También algunos están, pero desde una energía de niños donde la esposa y las hijas lo tratan -y él se deja-como tal. Otras veces el padre deja de existir, se va o se pelean, y tanto él como sus hijos pierden todo contacto. Otras está «casado» con el trabajo. Otras muere. Pocas veces en Chile los hombres -el padre- son una energía fuerte dentro del clan. Los hay, pero son más excepción que regla.

Y no es porque sean los malos de la película (aunque muchas mujeres los pintan así) o porque sólo sean completamente desconectados emocionalmente, poco empáticos, niños, inseguros, inmaduros. Hay una gran cuota de esto, sí, y es lo que nos toca trabajar a ambos géneros -pues claramente es responsabilidad de todas y todos- pero también están un tanto opacados y acorralados con el matriarcado chileno. De esto hablamos en un segundo programa en la radio (acá) con Cecilia Rovaretti.

Carta Natal de Chile

Mientras el Sol (lo masculino y paternal) de Chile está en Virgo (tierra; orden) y esto pone una energía reservada, tímida, prudente, criticona, racional, amable, ordenada, trabajadora, maniática, lógica, eficiente; la Luna (lo femenino y materno) está en Géminis (aire; comunicación) en conjunción con Júpiter (planeta que amplifica aquello que toca), lo cual tiñe a las mujeres de una energía curiosa, parlanchina, divertida, racional, sociable, adaptable, simpática, exagerada, intelectual, expansiva, chismosa. Por tanto, lo femenino tiende a notarse mucho más en Chile. Basta con ir a un bar, restaurante, evento, discoteca. Las mujeres conversan, se ríen, hacen ruido, tienen gracia, chispa (no el sabor del caribe, sino chispa), van bonitas; llenan el espacio -a veces demasiado. Los hombres no. Les cuesta atreverse, no hacen mucho ruido (a no ser que haya fútbol de por medio), no se sienten ni se muestran poderosos, muchos tienen voz de pito (snif), hablan en diminutivo, muestran inseguridad, no llevan la energía conquistadora y no me refiero sólo a ir tras las chicas, sino a conquistar terreno, el mundo, su vida. Pero esto, tiene un origen… Y una oportunidad.

La semilla de esto es, sin duda, la madre. El matriarcado chileno es de temer. Las mujeres y la madre chilena con esa Luna jupiteriana somos muy omnipotentes. La maternidad chilena -estoy generalizando, obvio- asfixia, sofoca, abriga, controla, alimenta, habla, piensa, se estresa, sobreprotege… No confía. No le da poder al hijo, sino que se lo adjudica y tampoco lo reparte con el hombre. ¿Por qué es una mala y neurótica? Mmm, no; por  miedo, que está dado por ese Saturno, el planeta de Capricornio, junto a Neptuno, regente de Piscis, ambos están en tensión con esta Luna exagerada. La madre chilena vibra desde el miedo y desde la mente, escucha poco al corazón y no confía en la sabiduría del hijo tenga la edad que tenga; ella misma fue criada por una madre fuerte y temerosa a la vez,  que además está en tensión a Marte en Leo, otro aspecto masculino en una carta natal, pero del hombre en sí, ya no como padre, que revela que los chilenos están impregnados también de egocentrismo, prepotencia, violencia, desdén, inseguridad, chispa, talentos, empuje. Pero la Luna chilena, desde su vibración mira a los hombres con cierta rabia, temor y resistencia, al tiempo que busca admirarlo (Leo), por tanto contagia ese campo vibratorio a su descendencia y al ambiente.

La tarea de Chile hoy, entonces, es volver a confiar en lo masculino. Lo femenino – a mi juicio-ya demostró, ya hizo, ya se validó; hasta Presidenta tuvimos e hicimos noticia en el mundo. Genial… Pero ahora tenemos la enorme oportunidad de enaltecer lo bello de los hombres y del chileno: hay que aceptar que sea tímido, prudente, inseguro, prepotente, etc. Lo importante es no irse al extremo de estos aspectos, que esta energía no le impida cosas ni sea la base para moverse. Es decir, no quedarme «pegado» en que como soy tímido y miedoso no hago tal cosa; o que exijo, conduzco (es un revelador ejercicio observar cómo manejamos los automóviles), trabajo desde la prepotencia y la inseguridad, por ejemplo.

¿Y cómo se hace? La tarea empieza desde el nacimiento. Que las madres usemos el humor, el cariño y la confianza en la vida para criar. Júpiter unido a la Luna también nos invita a confiar en nuestros sentimientos, ritmos e intuiciones… Por ejemplo, la fiebre es una liberación de energía necesaria, a veces pasamos rabias y luego viene fiebre. El té de menta la baja, también el agua fría en las muñecas (por dentro) y podemos probar con esto más la contención emocional antes de entrar en la desesperación, el medicamento y la urgencia médica como únicas soluciones. Los niños tienen que caerse para aprender y sentir que crecen, el mundo es un lugar bello donde ellos tienen que explorar, correr ciertos riesgos. Los niños quieren saber, entonces podemos conversar, profundizar, escuchar, compartir, sentir. Siempre me llama la atención que los niños chilenos pese a los fuertes cambios culturales que vivimos, si les hablas en la calle, se quedan callados, agachan la cabeza y se esconden tras las piernas de los padres. Yo misma lo hice cuando pequeña, pero pensaba -ilusamente- que los niños cambiarían. En otros países los niños te responden. Acá no y en eso hay un origen familiar teñido de vergüenza, miedo, baja autoestima, desconfianza.

Podemos pedirle al ser superior, interno o a la divinidad que está en nuestro hijo que lo guíe, que lo proteja y que nos muestre cómo tratarlo en vez de actuar sólo desde el control, el miedo, la mente. Es necesario ahora recurrir a la sabiduría y la intuición que viaja por vidas y generaciones y que está dentro nuestro.

Es primordial también poner límites (dejarle claro los sí y los no, e incluso exigirle un poco) porque eso le da seguridad a un niño, se siente tomado en cuenta y evita el egocentrismo, pero no desde la prepotencia o dictadura (nuestro Marte en Leo), sino desde los argumentos. Y -una de las tareas actuales- es urgente devolverle el poder al padre. Darle su lugar: que decida, opine, ordene; aunque se equivoque. Y ojalá los niños (hombres) desde los ocho años (luego del primer paso de Saturno) pasen más tiempo con su padre y conozcan la energía masculina: competir, jugar, defenderse, conquistar, explorar, esforzarse, atreverse, tomar iniciativas. Más aún desde el segundo paso de este planeta: a los 14 años.

¿Y la tarea masculina? Involucrarse en la crianza pese a la neurosis femenina, insistir. También conversar de cómo estamos, de lo interno; criticar menos (Virgo) y aceptar más. Además, atreverse, arriesgarse y tener en cuenta que sí pueden ser rechazados -en cualquier iniciativa: afectiva, laboral, sexual, económica, social, etc.-, pero que esto es parte del juego de la vida y de crecer, pues siempre corremos riesgos; conectar con sus talentos, sacar ese Marte que es vital, divertido, creativo, líder, generoso. Los deportes intensos ayudan a esto, también las artes….

Gran y digna tarea tenemos por delante para darle un nuevo tono a la identidad chilena. Para que la Carta Natal haga su trabajo evolutivo pues una de las bellezas de lo humano es que siempre -no importa la crianza, cultura, edad ni nada- podemos cambiar, crecer y despertar.

Así que sin importar la nacionalidad, y más aún si somos chilenos, bienvenidos al nuevo tiempo y a la tarea de conocernos profundamente desde distintas miradas para mejorar por dentro. Es más que posible.

Qué bello es celebrar

¿Qué es un ritual, Jimenita? -me dice con cara seria uno de los encargados del salón donde hicimos el ritual de Primavera.

Me encanta la pregunta y me detengo a explicarle un poco el sentido ancestral, la tradición de nuestros antepasados en distintas culturas del mundo donde se celebraban -y hasta ahora- tanto los cambios de la naturaleza como los movimientos de las estrellas; celebraciones en las cuales se honraba a la tierra, el sol, el aire, el agua, el fuego; también los pasos y logros de cada clan, tribu, grupo, etnia… Ese es el origen. Pero mi idea de celebrar las estaciones y el año nuevo chino, es también cerrar y abrir ciclos, entrar con una energía nueva a cada etapa, que sintonice con nuestra olvidada naturaleza externa e interna y preparar así nuestra mente, corazón, cuerpo y espíritu para lo que nos toque vivir en los diferentes momentos del año. Tiene que ver con hacer un alto, tomar conciencia y celebrar, pues -al menos por estos lados- mucha falta nos hace también la música, el baile, la fiesta, el compartir.

Nos hace falta también agradecer y aprender a fluir. Dar gracias por lo que tenemos, por las lecciones y por tanto más, junto con aceptar que todo cambia y que nos toca adaptarnos a ciclos con más sol o con más frío, tiempos más alegres y otros de conexión con la tristeza… Y que todo tiene que estar.  La vida no es una constante ni una línea recta; es una espiral de cambios, una esfera quizá no perfecta (a nuestros ojos, claro), pero armónica y completa, con todos los colores, sabores y ritmos… Como la naturaleza que habitamos, partiendo por nuestro propio cuerpo que todo el rato es natural, aunque lo olvidemos o le hayamos puesto silicona o tapado con quizá qué más.

Y la tarde del sábado 22 de septiembre nos reunimos muchos a celebrar la llegada de la Primavera, una de mis estaciones favoritas junto con el invierno. Llegaron unas 80 personas. Para mi sorpresa muchos de ellos venían por primera vez. Qué lindo y qué honor, sentí.

Y vivimos de todo: nerviosismo, fragilidad, tristeza, alegría, risas, baile, humor, dolor, limpieza… sanación, paz. Nunca sé bien lo que va a pasar en cada ritual ni tampoco sé exactamente qué haré, las «ideas» llegan los días previos, «bajan» de acuerdo a la energía que empieza a manifestarse y poco a poco todo comienza a tomar forma, con la ayuda de muchos y la presencia de gente curiosa, abierta, valiente, amorosa, chispeante, alegre, tímida, profunda, generosa, cálida… Diversa. Como somos todos.

Con mi querido Fer, directamente desde Uruguay; Lorena, seguidora de este blog que se atrevió a venir al ritual de otoño y desde ahí forma parte del equipo organizador de charlas y rituales; María Dolores, amiga y canalizadora; Cocó, hermana fiel y buena pa’l baile; Juan Pablo con su calidez; Silvia, con su sonrisa argentina ya casi chilena; armamos el ritual, el mandala, la energía, los detalles; ellos y otros cuantos dan su bella ayuda. También llegan los ancestros con su sabiduría y lealtad: mis padres. Hasta un pequeño representante de lo nuevo, el dulce Vicente de la mano de su madre, formó parte del bello grupo que honró la fuerza de la Primavera e hizo espacio desde el alma para la sanación de lo femenino y masculino que realizamos entre todos y que aún nos mueve el corazón, como me lo dicen por mail y al teléfono, y como yo misma lo siento en el aire, en mi energía y en la que quedó flotando todos estos días luego del ritual.

Después de un invierno muy aleccionador que nos puso a prueba, la Primavera se asoma con más esperanza y luz, aunque -lo siento- tampoco podemos «cantar victoria», pues la vida es lo que es: real y mágica a la vez, con sorpresas de las que nos gustan y de aquellas que quisiéramos obviar, también con mucha ayuda (enhorabuena). Este ciclo trae cambios, algunos drásticos, también mucha sanación y más amor, una gran cuota de compromiso en nuestro crecimiento y momentos de mucha tensión colectiva. Nada nuevo, sólo que ahora tenemos más conciencia, entonces ya no puedes evadir lo que sucede/ves/sientes. Ya no podemos postergar ni dar la vuelta. Esta Primavera es para limpiar, renovarnos, profundizar y asumir. También para recuperar nuestro poder interno y realmente cambiar patrones (formas) pegadas que no nos han dado resultado nunca, de modo de dar pasos reales en nuestro crecimiento. Y el cambio es cotidiano, sin fanfarrias ni fuegos artificiales. Es día a día, con la comida, con los pensamientos y sentimientos, con las actitudes, con los hábitos, con el cuerpo, con la mirada de las cosas, con la palabra, con la acción concreta y pura. No hay que vestirse de ningún color ni irse a meditar a tal parte, ni alejarse, ni hacer el taller caro de turno. La cosa -el poderoso cambio interno y colectivo- es aquí, ahora y poco a poco. De lo contrario es mucho ruido y pocas nueces. Y obvio que todos queremos nuestra nuez, ¿o alguien osa quedarse sólo con la cáscara crujiente? Bueno, capaz que sí, existe el libre albedrío, en todo caso.

Y acá estoy, con aroma a flores en la mesa del comedor, un sol que se esconde en un día que parece más invierno que primavera, bella compañía, sorbos de mate, noticias del extranjero, la llamada de una amiga pendiente de la salud de mi padre, y el profundo agradecimiento de estar más en paz que hace unas semanas… Bueno, a respirar, fluir, sanar, agradecer y sonreír con luces de primavera. Bienvenidas las flores, los verdes intensos, el sol, la brisa y las lluvias inesperadas. Todo está bien y todo pasará… A ver cómo nos va en esta nueva aventura.

Gracias, Invierno. Bienvenida, Primavera

Esta canción ronda en mí hace unos días, a propósito del cierre de este poderoso invierno 2012..

Chile celebra su aniversario patrio (¿se dice así?) y son nada menos que cinco días libres entre fin de semana y feriados, espacio que se agradece pero que si estás frágil puede ser el mejor caldo de cultivo de una depre, como lo conversamos con algunos…

Por lo mismo, yo los paso en la playa, en la costa central de Chile, con amigos, familia, conocidos; entre comida casera, humor, amor, música, baile, caminatas, sueños logrados, viento, sol, nubes, y aguas de distintos azules…

Los días antes de cerrar la consulta de tarot pasan varios -y otros tantos al teléfono- consultantes obsesivos y/o ansiosos. Nada nuevo, pero ahora (últimamente) me dan más pena, me dan angustia ajena; no me cansan como antes, sólo me provocan un tanto de desolación… Y al mismo tiempo me pregunto por qué y para qué los atraigo, pues obvio que hay una parte mía en esto, no hay casualidades en lo que nos toca cotidianamente y a mí estos me acosan casi todos los días y no me molesta, hasta los quiero… Pero igual  me da tristeza. Es doloroso ver a gente muy joven corriendo y queriendo lograr «todo» (dinero, pareja, casa, trabajo, hijos, mascota, etc.) sin entender no sólo que la vida es tantísimo más que estos logros externos, sino que además si todo está basado en «tener» sufres todo el rato pues nunca será suficiente; a otros que se boicotean la felicidad por perseguir el capricho obsesivo de turno que la vida no les está dando (incluido el conseguir una cita al tarot conmigo cuando la agenda está llena) y que no entienden que esta negación tiene un sentido; a muchos queriendo controlarlo todo cuando la cruda realidad es que no controlamos nada, con suerte -y mucha- algunas de nuestras actitudes o reacciones internas frente a lo que nos sucede…

No controlamos los finales, por ejemplo. Y este invierno estuvo lleno de éstos y no son malos, sólo que nadie nos prepara para vivirlos. Finales de relaciones, de trabajos, de estados de salud, de proyectos, de vida, de procesos, de roles… Una chica llega con su panza de cinco meses de embarazo y está muy frágil, no hay relación ya con el padre de su hija que llegará en el verano… Estás en duelos, se acabó tu ser individual y tu relación, mínimo que te sientas vulnerable, ¿no? Tienes más que derecho a llorar, enojarte, sentirte «estafada» por la vida misma -le digo y caen sus lágrimas, pero no desde la víctima, sino desde la conciencia pues lleva bastante trabajo personal en el cuerpo y eso marca tamaña diferencia en los momentos de dolor… Un amigo me llama para conversar de lo que le está pasando. Qué honor -le digo; por escogerme y por abrirse, vaya regalo. Nos encontramos en un café y  me confiesa sus miedos. También está en duelo, se terminó su trabajo y ahora se asoma el fin de su relación… Un gran amigo parte a Europa y me pone feliz pero triste a la vez pues sé que lo extrañaré cantidad, aunque ambos presentimos que este cambio es sólo el inicio de algo aún más grande… La bella e inquieta hija de una amiga parte a trabajar a la mágica isla Chiloé, en el sur del país, y ya se asoma su ausencia… Una mujer quiere dejar de ser la madre perfecta y liberarse aunque sea un poco pero no puede pues su hijo menor tiene una discapacidad y conversamos en la consulta sobre comenzar a cambiar su rol y «mandarlos a la mierda» no literal ni directamente, sino internamente, de darse el permiso de admitir, pensar y sentir que está harta y que no quiere más, que le encantaría estar echada en cualquier lugar sin tener que ser responsable de todos los detalles; se trata de empezar a cambiar por dentro. Se asoma su crisis de los 42, con la oposición de Urano, el planeta de la conciencia y el afán de libertad… Una llamada el último jueves de invierno nos avisa que un primo murió en un  accidente. Silencio. Tristeza. Perplejidad. A diferencia de otras veces, todos los días en la playa no me despegaba del celular pues sentía que podía pasar algo -le digo a mi hermana. Quizá era esto, quizá sólo aprehensión. Pero aquí andan los cierres, los duelos, rondándonos, provocando cambios, haciendo dolorosa limpieza de situaciones…

Antes, en agosto, la antropóloga Patricia May dice una frase sobre la opción de la felicidad y se me caen las lágrimas… Estoy en una clase con ella, Sergio Sagüez y otros, en un curso en la Universidad de Chile este segundo semestre… Está hablando también del ego, de la conciencia, del dolor… Y yo estoy -como muchos- un tanto remecida por las vueltas de este año, tanto que mi cuerpo optó por el vértigo y dos resfríos seguidos para mostrar su/mi cansancio, stress, tristeza, frustración…

Días antes una amiga argentina a quien conozco hace un año, en una buena conversación de café con lluvia de fondo, me dice: «desde que te conozco, de todas las veces en que nos hemos encontrado, es la primera vez que te veo insegura» …Y sí -le digo con los ojos vidriosos. Puede ser inseguridad, yo lo siento como fragilidad… Pero también siento que es necesario, que está bien, tenía que caerme -agrego. Hasta mi cuerpo está lento, aletargado, sin energía -constato. «Por supuesto, amiga, tienes todo el derecho», me dice tomando mis manos y mi hombro en gesto de cariño materno.

Obvio que esos días de agosto llegó mucha gente frágil a mi consulta (la realidad es un reflejo de nosotros, insisto) y obvio que luego de eso -del proceso- me enfermé y tuve que parar, pedir ayuda, escucharme… La vida, como siempre. Compleja, sabia, misteriosa, aleccionadora, desafiante, poderosa, frágil,  generosa, bella, apasionante… La vidap, aquí de nuevo en cierres y en inicios, ahora con mi sala perfumada por las flores que formarán el mandala del Ritual de Primavera de este 22 de septiembre, en el cual habrá más baile que otras veces precisamente para sacudir las penas del invierno y reconectar con la sabiduría del cuerpo…

Chau, invierno. Gracias por las lecciones -algunas aún en proceso-  y por la ayuda de tantos seres. Gracias por las sincronías y los regalos. Gracias por el silencio, la pausa y la reflexión. Gracias por la protección. Gracias por el crecimiento y el dolor, que tiene la noble e incómoda misión de movilizarnos para sanar y evolucionar… Y ahora, adelante, señorita Primavera, que su luz, aromas, brisas y colores entibien a tantos corazones abatidos, nos inspiren en un nuevo ciclo de crecimiento, goce, creatividad, expresión, amor, alegría, aprendizaje, entrega, sanación, caminos nuevos y despertares. Que así sea.