-Yo no quiero que tú irte –me dice Andrea, una dulce y especial alemana, en su esforzado español, mientras come sus cereales al desayuno.
-Aaaahh –le digo conmovida. Yo tampoco, pero siento que es bueno partir –le señalo y miro sus ojos tristes, que me dan emoción. Estoy a unos minutos de dejar Uspallata…
… Nos reímos mucho con y de Andrea. No hablamos demasiado, pero cuando lo hicimos fue muy bueno. La primera vez que conversamos fue en la cocina, el día en que yo estaba con vértigo. A ella le gustaba el hostel, pero le hacía ruido el ruido de la carretera, que pasa al lado. Y ya había averiguado en otros dos lugares y uno –una casa donde alquilaban habitaciones a turistas- le había gustado porque aunque tenía un jardín pequeño, no tenía ruido de los autos pese a que estaba en el pueblo. Me muestra los folletos y yo también me entusiasmo en conocerlos, pues siento que volveré por acá y me gusta explorar lugares nuevos.
Al otro día le pregunto si se va y me dice que sí, pero a las 8 de la tarde, que ya habló con el chico del nuevo lugar. Yo paso todo el día afuera, en el pueblo, primero me encuentro con mi prima de Mendoza, que trabaja como maestra en Uspallata; llego a ella preguntando en la única escuela del pueblo y me dicen que trabaja en otra, hasta que doy con ella después que una de las asistentes de dirección de ahí me consigue a “el taxi” (luego el chofer me dice que son 6 en total) que trabaja ese día. Nos encontramos por fin con Vero y conozco a mis dos inquietos primos pequeños, sus hijitos Valentina y León.

Valentina y León felices con globos regalados
Después de abrazarnos, conversar y reírnos, «el» taxi pasa por mí -previo acuerdo- y me voy a MI Casita Suiza, pero esta vez me quedo en el horario establecido. De ahí parto a almorzar a otro lugar en la sombra de los árboles pues hace mucho calor, y luego me voy a comer el postre (un helado obligado) en una cafetería-tienda de la carretera… Regreso como a las 7 al hostel, con un chico que trabaja como taxista particular. Nos despedimos y cuando me bajo escucho unos gritos de lejos, me doy vuelta y no veo nada. Escucho más gritos y al levantar la vista veo que son cuatro compañeros de hostel que subieron uno de los cerros de enfrente y están felices a todo sol. Entre ellos está Gabriel (un francés que llegó antes que yo) y Andrea… Les tomo fotos y nos reímos… y pienso: ¿Y Andrea no se iba hoy?
Bueno, al bajar conozco a los otros dos chicos, recién llegados: un polaco (no supe su nombre) y un holandés que habla muy bien español y que ya pasó por Chile y el sur de Argentina, Martin.
Al rato Andrea ya tiene sus cosas listas porque efectivamente se va, pero no está segura, aún lo duda. Yo le digo que porqué no espera una señal, me dice que sí, pero que ya arregló todo. Nos despedimos y al abrazarla me dice: no, pero quizá yo vuelve mañana -y me río a carcajadas, ella también.
Gabriel la acompaña a la ruta con todos sus bolsos, esperan el bus. Yo figuro en el jardín escribiendo. Ha sido un día variado y prolífico después de la necesaria pausa del anterior. Pasa un rato y escucho un: “¡¿qué pasó?!”, desde el hostel. Me doy vuelta y no paro de reír: es Andrea y su cargador de equipaje y compañero Gabriel que se devuelven… Él mueve la cabeza y repite: “está loca, está loca”; mientras ella dice con seriedad: No, yo me quedo una noche más… -todos los espectadores de la escena nos reímos, yo aplaudo y le exijo que me devuelva el abrazo y también me acerco y le digo que está bien, que es bueno hacer lo que uno siente y me dice con cara compungida: sí, es que no sé lo que quiero, yo soy difícil para decidir….

"Es que yo soy Piscis", me dijo Andrea argumentando su indecisión entre las risas...
Al día siguiente se me acerca mientras yo escribo en el jardín y sabe que me interrumpe, pero a mí me agrada que se atreva a hacerlo y me siento honrada de que me busque; entonces hablamos de lo mismo: es que aquí está bien, es naturaleza, el río es bonito y hay todo natural, con árboles y los perros, pero es lejos del pueblo y hay mucho ruido de autos que no me gusta… -argumenta Andrea, mientras yo le sonrío y la entiendo tanto…
-Ya, pero ¿sabes? Esa es tu mente y te entiendo porque somos así, nos quedamos pegados en algo –intento explicarle, al tiempo que sé que no es casual y que sus dudas me reflejan en la forma, esta vez no en el fondo pues no tengo problemas con el ruido, pero muuuchas veces he dudado y me he enredado como ella, sin poder disfrutar lo que tengo…
Andrea en silencio me mira, mientras le hablo lento para que pueda entenderme y pregunta: ¿Y qué se hace para dejar de pensar?
-Aceptar. Ríndete (y le hago un gesto con los brazos abajo y la cabeza agacha). Acepta el ruido, intégralo, deja que esté, que sea parte de esto. Mira, todos tenemos cosas en las que nos quedamos pegados y esto (el ruido) es lo tuyo porque yo llevo una semana aquí y no me he enterado del sonido de los camiones y autos, no me entero, en serio. Eso no me hace mejor que tú, porque mi mente puede que se esté fijando en otras cosas: que sí, está lejos del pueblo y si estuviera más cerca podría ir caminando cuando quisiera; o yo que sé, que no hay lámparas individuales en las habitaciones y entonces no puedo leer o anotar antes de dormir; cualquier cosa. Pero esta vez tú (tu mente) escogió el ruido y está luchando con él y más te resistes, más crece eso en tu realidad, más escuchas ruido y más autos pasan…. ¿Lo entiendes?
-… Sí, entiendo. Yo voy a dejar de escuchar el ruido –me dice Andrea con una cara más serena. Y entonces descubre unas cartas de ángeles en la mesa y me pide permiso para verlas. Feliz le digo que sí y que le pregunte a los ángeles qué hacer con el ruido, con el hostel, con su decisión…
Su carta le dice muchas cosas que le sirven, entre otras cosas que está en un inicio de ciclo, y en una parte que me lee me comparte que hizo Constelaciones Familiares y yo feliz porque desde hace años conozco y viví esa terapia, creada precisamente por un alemán… Pienso de nuevo en las sincronías, en las no casualidades, en cómo atraemos vibraciones, espejos y complementos… En medio de esto, el encargado del hostel pasa y le pido que nos tome una foto. Andrea no quiere pues: “nooo, yo estoy sin make up” –dice con voz seria, y yo me río. -Sin maquillaje está bien, si eres bella, igual te entiendo, yo habría ido a buscar mi labial, jajaja -le digo en serio. Nos tomamos la foto y ella me dice que no “es bien” porque
ella está muy pálida y yo bronceada. Pero es que yo soy así, – le digo entre risas, mientras ella con puchero no queda conforme con la foto… Pero igual se va tranquila a leer al río.
… Al día siguiente estoy otra vez escribiendo a media mañana entre los árboles y escucho a mi lado a alguien que se sienta: Hola, chica, ¿tú me puedes poner la crema de la espalda? –me saluda Andrea pasándome su bloqueador. Por mientras me cuenta que está más tranquila, que ya no tiene problemas con el ruido. ¡Eeeehh, bakán, buenísimo! –le digo contenta. Y al darse vuelta mira que tengo otras cartas en la mesa.
-Oh, ¿esas son unas otras cartas? –pregunta curiosa.
-Sí, pregúntales algo. Son de ángeles también, pero diferentes, míralas.
-Oh, son muy lindas –dice mientras se entretiene viéndolas y luego las mezcla y elige una que le habla de su liderazgo.
-¿Y, qué tal? –Le digo y pone cara de que le sirve, al tiempo que me pregunta algunas palabras que no entiende.
-Mmm, es que yo no quiero volver a Alemania, no me gusta mi trabajo, pero tampoco yo sé qué otra cosa hacer –me comparte Andrea, quien en un par de semanas volverá a su país.
-Aaah, te entiendo. A mucha gente le está pasando, ¿sabes? –le digo.
-¿Siii? –dice abriendo sus ojos.
-Sí, mucha gente está despertando y se está dando cuenta que no resiste el sistema, para mí es un llamado del alma que hay que escuchar; muchos están sintiendo que necesitan liberarse y este tiempo es para los emprendedores, para los trabajadores independientes, para la creatividad. ¿Sabes hacer algo con las manos? –le pregunto, pues sé que es diseñadora gráfica y siempre cuando me ve escribiendo me dice: “oh, yo no quiero ni mirar el ordenador”.
-Sí –dice otra vez con ojos grandes.
-Dale, empieza por hacer algo y lo puedes vender a los amigos, o por Internet. No te quedes en algo que no te gusta, comienza tu cambio aunque sea de a poco, te va ir bien, en serio.
-Bueno -me dice con cara entre incrédula y confiada, pero sonriente. Y parte al río a leer. Le digo que de tarde iré a cenar al pueblo, que si quiere ir. Se entusiasma y quedamos para tipo 7.
Pero la tarde avanza y vuelve Christian desde Mendoza, el dueño de mi querido “circo pobre” (para entender el concepto clickee acá) y anuncia asado en el hostel para las 21 hrs y de todas maneras me inscribo, pues es mi última noche. Finalmente en la tarde termino las Predicciones 2012 para emol.com; me siento tranquila, aliviada y feliz. Me cambio de ropa y salgo a caminar un rato cerca del río, a ver el atardecer y dar gracias por todo lo vivido… Al día siguiente, de mañana, partiré a Santiago.

Caminata de atardecer en Uspallata
Cuando Andrea viene de vuelta de su bronceado paseo, le anuncio lo del asado, que mejor nos quedemos porque todos los chicos estarán…. ¿O eres vegetariana? –le pregunto intuyendo su respuesta. Sí -afirma. -Bueno, pero puedes comer sólo ensaldas y vino, así compartimos, ¿te parece? –le propongo. –Bueno, está bien con ensaldas para mí –dice conforme.
A la noche el asado se demora, pero lo pasamos bien en la espera, riéndonos y hablando en spanglish. Una vez en la mesa comemos rico, compartimos, brindamos. Y en medio de todo, Andrea, que se sentó a mi lado, me dice mirándome a los ojos con seguridad: Yo estoy feliz que me quedé en este hostel. –Aaahhh, ¡Salud, por eso, me alegro muuucho! –y chocamos nuestros vasos con vino argentino, en una sabrosa noche en Uspallata, en medio de la nada, con el sonido del viento y de las luciérnagas, bajo un cielo lleno de mágicas estrellas, donde al mirarlas más de alguna se cae fugazmente y todos pedimos deseos…. GRACIAS por todo y por la bella compañía cercana, a la distancia y en distintas dimensiones… Hasta pronto!



Último desayuno en el hostel
SI QUIERES COMPARTE EN TUS REDES:
Me gusta esto:
Me gusta Cargando...