1. Bufanda, pañuelo o cuello de polar, y cortaviento; o todas las anteriores (especialmente si usted viene de tierras cálidas). A veces los usas hasta dentro de las casas porque el viento se cuela por todas partes. Y qué decir en la calle, el sol puede brillar, pero a veces la sensación de frío ventoso no te la quitará nadie de otoño a primavera y aunque a ratos pase, puede sorprenderte en cualquier esquina.
2. PACIENCIA y con mayúsculas. Acá hay un ritmo particular; particularmente leeeeeeeeeeennnntooooo. Es como si no conocieran el ¡ahora!, o el ¡ya! No, acá conocen el “bueno”, y con eso todo puede ser. Como la charla que en el papel dice 20.00 hrs y que en realidad comienza a las 20.45 porque el propio conferencista llega a esa hora. Lo único que hasta ahora vi puntualísimo, es la salida de los buses interurbanos, un agrado. Pero los ómnibuses (las micros de la ciudad) pueden andar más lento que cualquiera caminando; la gente se toma su tiempo para atenderte en las tiendas y no hay apuro por nada, los montevideanos caminan más lento que los habitantes en otras capitales. Hoy, por ejemplo, compré una botella pequeña (petaca) de grapa miel (popular licor local ideal para el frío!) en el supermercado y había que sacarlo de una vitrina aparte. La cajera se levantó, fue hasta otra caja, sacó su estuche de cosméticos y hurgueteó insistentemente hasta vaciarlo por completo y encontrar la llave para abrirla. ¿Los que venían en la fila tras de mí reclamaron? Noooo, y eso que todo el asunto debió tomar unos 5 minutos al menos.
3. Perros o ganchos de ropa. Porque obvio que la ropa se vuela -y lejos- cuando la tiendes. No es broma colgar después de lavar y cada uno desarrolla su técnica.
4. Sonrisas. Sí, porque la mayoría de los uruguayos sonríen poco, entonces cuando lo haces se sorprenden y se contagian.
5. Humor y disposición para hablar. Hace unos días en el supermercado buscaba una lechuga, miré una, la tomé y luego la devolví porque estaba fea y ya me dio lata perder las hojas, lavarla y todo el rollo. En eso se me acerca un señor con boina y barba y me dice: “aquí encontrar una lechuga bonita es como sacarse la lotería!” Y yo me reí a carcajadas y asentí.
Luego otra señora que me escucha hablar me dice:
-¿De dónde sos?
-De Chile -le respondo.
Y agrega: -Ahhh, me encanta, tuve una amiga chilena-. Se va y luego vuelve: “Ah, y yo veo todos los programas de allá: veo Pelotón, veo ese de la mañana… –el Buenos días a todos, salto yo-, ese!”, responde. Y finaliza con orgullo: “ah, y veo Calle 7 y Animal Nocturno”.
-¡Aaahh, nooo! -le digo- ¡Pero ves más que yo! -Y nos reímos.
Luego le pido consejo para comprar hamburguesas congeladas, me dice que ella no compra, que las hace –me lo imaginé, le digo-, pero que las de marca Schneck son muy buenas y traen sabor a chorizo: “te vas acordar de mí, estas son uruguayas, con estas te vas a la segura, muchacha”. Y nos despedimos felices las dos.
6. Kilos de menos, es decir, venir bajo tu peso corporal. Es que es inevitable comer asado, bizcochos (croissants de todos los tipos y uno más rico que el otro; son terribles) a la hora del mate, pizza, pastas, milanesas, hamburguesas… la lista es interminable! Por lo tanto, si usted quiere venir por estos lares, haga dieta como un mes antes si no quiere comprarse ropa más grande o deprimirse a su regreso. Y si la estética no es su problema, pues coma sin culpa alguna y deje que su paladar se alegre infinitamente.
7. Un dedo pulgar sano, ágil y dispuesto a fortalecerse… Llegando a esta tierra sus oídos descansarán. Sí, porque aquí no se habla por celular, aquí se mensajea por celular. Es decir, todo el mundo se manda mensajes y hasta el más anciano y aislado sabe cómo hacerlo. Hablar es más caro que en otros países, entonces los uruguayos son expertos en mensajería móvil y se mandan hasta declaraciones amorosas por SMS. En el ómnibus se escucha a cada instante la alarma de los mensajes. Anoche, un uruguayo que se queda en el mismo hostal que yo, le pidió a otro el celular para responderle un mensaje a la novia y estuvieron yendo y viniendo los SMS como 10 minutos…
En fin, si usted trae todo esto, además de pocas expectativas, un corazón blandito y una mente abierta; seguro su estadía en este país pequeño será una experiencia memorable!
Anímese y venga!
Ji.