Hace casi dos meses escribí una nota llamada «En la lavadora», donde contaba que muchos estábamos en procesos intensos-doloros-aliviadores de limpieza personal… Mayo y junio -realmente todo esta mitad de año- están reveladores, inquietantes y llenos de oportunidades de sanar (para quien quiera verlas y tomarlas, por cierto).
Pero siento que ya pasamos una etapa dura que comprendió abril-mayo-junio y que ahora tenemos que actuar más decididamente, sanar con convicción, disfrutar más y agradecerlo todo -como siempre. Luego del Solsticio, del We-Tripantu (año nuevo mapuche), del Ritual de Invierno y cuando recibíamos la super Luna, en Santiago se mezcla el sol y la lluvia suave, gesto no tan común de la naturaleza local… Y me frustro porque estoy segura que habrá arcoiris pero no podré verlo porque dará pa’l otro lado de mis ventanas en casa. Llamo a mi hermana-vecina que mira hacia la montaña desde su departamento y me dice: no veo na’, pura cordillera nublá… Buu, qué lata -le digo. Igual el sol brilla más y se ve lindo todo. Al rato hablo por mensajes con una amiga que no pudo venir al ritual y me dice en medio: viste el arcoiris? -Nooo, hay?! lo ves?, fotooo!! -le digo con entusiasmo; sabía que iba a aparecer uno al menos! Y me manda esta imagen desde su piso 11, en Ñuñoa.
-Eeeeehhh! son bendiciones -le digo feliz.
-Me asomé de nuevo y ya no está 😦 -agrega ella.
-Pero ya lo viste. Bacánnnn.
-¿Las bendiciones son si uno lo ve?
-Siiii poh y pa la ciudad! Belloooo.
-Aahhh.
-Estai entera de (muy) bendita.
-Pucha, estaría weno (bueno) -me dice porque antes me contaba que estaba acostada, sin energía
-Cansá pero bendita, jaja.
….Y soltamos la conversación, mientras yo me quedo con un dulce sabor de boca por todo lo vivido el fin de semana y con esto todavía más. También -al igual que muchos- estoy muy cansada. Y el lunes apenas me levanto para ir a la radio al último lunes de este ciclo en Cooperativa (acá el video por si quiere verlo), pues me vino el cansancio con balde luego del Ritual y ahora me quedan todos los detalles del viaje a Mercedes, Buenos Aires, para el segundo Ritual de Invierno… Pero pasadas las 6.30 de la mañana recuerdo que hay «super Luna» y salgo a mirarla por el balcón, la tengo en frente y el cielo está de un color celeste-lila-azul brillante antes que amanezca del todo… Me quedo contemplando antes de ir a la ducha y tomo unas fotos (la de la imagen es foto de agencia porque se me quedó la tarjeta en otra cámara) y siento el aire de la ciudad con la quietud-inquieta de esa hora en que todo comienza a moverse…
Algo está cambiando, intuyo. Algo está distinto a las otras semanas… No es ni mejor ni peor, simplemente es.
Mi lunes y martes están llenos de actividades de cierre, terminar un ciclo en la radio y la despedida por un rato con el equipo, que son gente muy profesional, con mucha entrega y calidez; despachar el horóscopo de emol.com, hacer maletas, pagar cuentas, ordenar lo doméstico, responder correos pendientes, compartir aunque sea un poco con amigos que no vi en este tiempo, retirar ropa de la lavandería…. Cuando voy caminando hasta allá, a la lavandería, digo: Claro, ya estamos en el primer enjuage! Eso es! Algo se alivianó, salió parte de manchas y suciedad (desengaños, auto-engaños, rabias, heridas, miedos, etc.), que fueron sacudidas y limpiadas y ahora el agua (emociones, sueños, intuiciones, sanación) se las lleva… Qué bien…
Tampoco canto victoria y creo que ahora está todo bien. Primero porque incluso en el tormento más tormentoso está todo bien siempre. Separar bien y mal es no entender estos tiempos de consciencia, es no entender la vida. Segundo, porque creer que la felicidad tiene que ver con un estado externo donde «nos va bien» y donde no hay problemas, además de infantil es irreal. La vida tiene de todo y de dolor, bastante; de alegría muchísimo también, de crecimiento, todo el rato, y todo cuenta, todo es parte de un mandala donde no podemos excluir nada. Pero lo que sí podemos hacer es ver, aceptar, despertar, sanar poco a poco y cambiar. Cambiar desde nuestra mirada hasta nuestra vibración, pasando por nuestros hábitos egóticos y por los mandatos que hemos escogido tomar y repetir una y otra vez. Del tipo: yo soy así, no soy bueno en tal cosa, es que mi infancia fue de tal manera, es que no sé hacer eso, es que no me atrevo, es que tal experiencia me marcó, es que no tengo plata, es que no tengo tiempo, es que a mí me gusta hacer esto de esta forma, es que no sirvo pa’eso, es que eso me cuesta….. X, X, X…
Ahora, este 2013-14 es el tiempo de ir a lo más profundo de nosotros, de ver -con los ojos del alma- lo que nos gusta y lo que no, de pedir ayuda para cambiar y transformar nuestra existencia en algo mucho más armónico y auténtico, con menos etiquetas, moldes, expectativas… Estamos todos en la misma, lo sepamos o no: creciendo, saliendo -o entrando en algunos casos- de un estado de crisálida que nos tiene revueltos porque está cambiando todo por dentro y por fuera, permitiendo que muuuuy lentamente nazcan nuestras alas delicadas que tendremos que cuidar y aprender a mover… Pero eso sólo sucederá si tenemos la voluntad de quedarnos más quietos interiormente, aguantar el lavado-remezón con alegría de nuestros temas pegados, pues es tremenda oportunidad y aceptar los cambios que nos propone -u obliga- este tiempo tan intenso y lleno de respuestas…
Desde un sol brillante en Buenos Aires, parto en un rato a Mercedes, a reunirnos con un bello grupo para honrar la fuerza del invierno este sábado 29 a las 19:30 hrs., y a constatar nuevamente que la naturaleza sí sabe de cambios y no se resiste, y que somos todos iguales: estamos remecidos, cansados, alegres, con miedos y confianzas que nos unen en un círculo de luz que desde muchos rincones sigue despertando, aunque cueste y duela, y aportando cada día más a una vida más poderosa, más tranqui, más verdadera… A disfrutar, entonces, del primer enjuague… Que sigamos liberando y creciendo de adentro hacia afuera, con arcoiris, lluvias, lunas, sol, viento, nieve… Todo lo que nos quieran regalar la vida y la naturaleza, que seguro será demasiado, como siempre.