Portal de Luz sobre Santiago

(Post dedicado a los mejores vecinos que uno puede tener)

Desde la última Luna Nueva del 27 de septiembre las cosas están re movidas. Mucha gente me lo comenta, lo veo en mi consulta, lo evidencio en mí misma, lo vivimos con los cercanos… Los cambios se aceleraron, el caos está a la vuelta de la esquina, salieron a pasear las luchas de poder y los desafíos a nuestro ego que siempre quiere ganar…

Pero también en este ciclo están aflorando nuestras oscuridades con la posibilidad de sanarlas, entonces lo terapéutico se potencia y muchos estamos encontrando respuestas y sanación de distintas formas, además de acompañar a nuestro cuerpo en su propio proceso de ajuste y depuración.

Algo pasa en todos. Algo se agitó, pero también algo se calmó. Es paradojal. Es como una sacudida que remece pero luego apacigua. Hace unas semanas paseamos en pleno primer sábado del mes por un centro comercial y no estaba repleto ni eufórico como otras veces, de hecho ni me cansé ni sentí sueño, como suele pasarme en los shoppings o malls. Lo comentamos esta semana incluso con la chica de la tienda de aromaterapia que suelo visitar en Providencia, yo quería tomarle el pulso a esto y preguntarle cómo sentía a la gente y ella también me comentó lo mismo sin que yo se lo dijese.

Los astros del 27 de septiembre movieron mucha energía plutoniana (transformación, poder, oscuridades, psiquismo), uraniana (quiebres, rebeldía, ideales, sorpresa, innovación) y libriana (armonía, relaciones, comunicación). Todo este cóctel astrológico está provocando pruebas y depuración en estas áreas.

En eso estamos todos cuando el viernes 7 de octubre Santiago de Chile se oscurece entre las nubes de primavera que me encantan pues el verde de los árboles se ve más intenso; pero de tarde comienzan a iluminar las montañas unos intensos rayos de sol. El Sol en Libra que lanza su luz de conciencia sobre cómo nos relacionamos.

Y yo, como nunca, figuro a esa hora en el departamento de mi vecina favorita Cocó, que estuvo de cumple el día anterior y me dio permiso para ir a comer torta aunque ella no esté pues regresará muy tarde del trabajo. Antes de ir pienso: debiera llevar mi cámara porque la cordillera se debe ver tan bella con este sol en medio de las nubes negras; pero mejor no porque no recuerdo dónde la dejé y perderé tiempo, total puedo ocupar la de ella… Una vez allá y después de saborear mi exquisita merienda y antes de salir caminando varias cuadras primaverales para un encuentro (una meditación-cena) en Ñuñoa, me pongo al día en varios correos postergados.

En eso estoy cuando me llama mi segundo vecino favorito -importado directamente de la República Oriental del Uruguay- y me dice: ¡Veci, asomáte a la ventana que hay un arcoiris gigante cruzando Santiago, no lo puedo creer!…. Y yo salto y dejo todo botado y me asomo al balcón de mi vecina que sí da al este, la montaña, a diferencia del mío que mira al oeste… Y me quedo boquiabierta, impactada, emocionada, se me cae la lagrimita… Cortamos con Fer para vivir esto, que es como un portal en medio del cielo. Fue impresionante, el mega regalo de la vida. Agarro la cámara y tomo fotos mientras agradezco ese momento y pido que esa luz nos llegue a todos y que limpie las oscuridades de la ciudad, del país, del continente. Siento que es una bendición sobre Santiago, esta ciudad tan acontecida el último tiempo por el dolor, la violencia, la agresividad constante, el no escuchar al otro, el sin sentido, el ego obcecado…

En medio de toda nuestra locura citadina un arco de luz atraviesa la ciudad y es un portal de energía sagrada de la naturaleza y de la divinidad de la que somos parte… Guau! Aún lo estoy viviendo.

Fer me vuelve a llamar emocionado desde la azotea de su edificio, juntos pedimos porque esa luz se multiplique, estamos felices y me dice algo que le creo absolutamente: arriba del Manquehue -un cerro que circunda Santiago y que en lengua mapuche significa «lugar de cóndores»- hay seis naves. Sí, naves. «¿E.T.?» -me preguntó Cocó al día siguiente. Sí, Fer me dijo que estaba re nervioso pero feliz de todo lo que estaba pasando. Síp, demás que varios seres de luz -y no enanitos ni seres extraños de color verde pegajoso al estilo marketero de la industria- estaban asistiendo y aplaudiendo ese mágico momento desde lo alto.

Como lo dije en el post anterior, Chile tiene un papel importante en los cambios planetarios que vivimos y que continuarán por largo rato.

Aquí les dejo algunas fotos que, aunque no alcanzan a mostrar con tanta fuerza lo que fue, sí reflejan este regalo de luz que no sólo estuvo este viernes presente, sino que puede manifestarse en nuestros corazones y conciencia desde ya.

Chile y sus dolorosos destinos, 1

Pensé que mi próxima nota en este blog (que he tenido bien botado en este movido 2011) sería sobre lo que no dice el libro «El secreto» y mi mirada de éste; o sobre la Carta Astral del Presidente Piñera, que publiqué hace poco y quería expresar el sentido de que él -y no otro- esté en el poder hoy; o sobre el encuentro con distintos amigos que están en proceso de «sobrevivir» en sus respectivos países y otros que vienen a esa tarea a Chile; o sobre la maravilla de Puerto Varas, Puerto Octay, su majestuoso lago Llanquihue y sus volcanes; o del adelantado cambio de horario en Chile, a mi juicio un capricho de la mente (el ego) por creer que manejamos el tiempo, qué pena; o de los intensos movimientos sociales en el mundo, que llegaron para quedarse … Pero no. Por distintas razones no hice el espacio para escribir…

Y entonces llega el viernes 2 de septiembre, en que almorzamos con una amiga por su cumpleaños y brindamos por una buena noticia; con ella compartimos la belleza de Puerto Varas a principios de invierno. Luego caminamos por Providencia y terminamos tomando el sagrado té chileno y torta en casa con su madre, en Ñuñoa… En eso estábamos, cuando a mi amiga -que acaba de cambiar su destino al renunciar a su trabajo «estable» de periodista de unos 12 años- le avisan de su ex diario que se perdió un avión en el archipiélago Juan Fernández -islas pertenecientes a la región de Valparaíso-

Juan Fernández, bautizada por muchos como "el paraíso"

donde va el más destacado y popular animador de la TV chilena: Felipe Camiroaga, eternamente joven, guapo, simpático (cualidad que es imposible fabricar), carismático, con humor, cálido, cercano, multifacético, solitario y conectado con la naturaleza; conductor del programa matinal de la TV estatal, que lidera la sintonía por 20 años de lunes a viernes, por lo tanto es una institución no sólo de la pantalla, también de la rutina local.

Nos quedamos perplejas con la noticia y no podemos movernos ni hablar mucho, mientras permanecemos pegadas a la pantalla asistiendo en vivo a una nueva tragedia en Chile… Una más… Pero no una cualquiera, pues en el fatídico vuelo viajaban 21 personas -algunas líderes en la reconstrucción después del terremoto, como Felipe Cubillos y otras como el periodista Roberto Bruce del mismo programa que Camiroaga- a ayudar a esta isla que fue destruida por el tsunami en febrero 2010.

Se pierde el rastro del avión y cae al mar. Se afirma, un día después, que no hay sobrevivientes. Para no creerlo. De hecho lo escribo y aún no lo asimilo. El fin de semana entero los canales siguen la noticia. Y el lunes 5 el matinal se viste de negro con el estudio lleno entre lágrimas, pues tres personas del equipo hasta ese momento están desaparecidas, incluido el conductor, y dos ya fueron encotrados muertos. Llegan animadores de otros canales, periodistas, actores, músicos…. El gremio de la información y el espectáculo están de duelo. Pero no sólo ellos, todo el país.  De nuevo la muerte, el dolor y el miedo atraviesan Chile…

Los habitantes de la Isla Juan Fernández encienden velas por las víctimas.

Y en medio de las lágrimas, las preguntas, las imágenes del mar, cientos de personas  que ponen velas y flores en verdadera procesión frente al canal de TV, los libros de condolencias, las misas, las notas de homenaje (algunas que pasados los días cayeron en excesos, hay que decirlo), los conductores de noticias que no aguantan las lágrimas, las familias de las víctimas en vilo… en muchos surgen las interrogantes… ¿por qué?, ¿qué pasa en Chile que las tragedias y el horror emergen cada cierto rato?

Pilar Sordo, sicóloga local, aparece en dos canales y una radio afirmando que como a los chilenos nos cuesta tanto expresar, nos pasan estos eventos para que botemos pena y rabias acumuladas, a modo de válvula que suelta el corazón; que estas cosas nos vuelven mejores personas y que ante muertes abruptas la lección es que ahora es el momento de decir y hacer lo que sentimos… Mmm, sí, pero siento que es más que eso; bastante más… He estado en países que no expresan y son re racionales y no tienen una tragedia tras otra. Y he estado con grupos de extranjeros fríos y reservados que no conocen el dolor nacional y tampoco se conmueven fácilmente.

Mi mirada es otra. Y tiene distintos tonos. Por eso irá en capítulos. Ya publiqué uno desde la astrología en Guioteca.com, en parte responsable del retraso en esta nota tan postergada, junto a otros eventos del destino y la agenda…

Enplenafasedesanacion.cl

Algo está pasando a nivel planetario y mucho está pasando en Latinoamérica. Este continente nuevo -y con más profundidad Sudamérica, especialmente- tiene en su esencia la magia, la creatividad, la precariedad como constante, los sueños, la sabiduría de los originarios… América Latina tiene latidos jóvenes y eso no sólo se agradece y al menos yo lo vivo como una bendición, sino que además resulta un plus en este mundo que protagoniza un cambio muy intenso y real… Mientras más vieja es tu energía y tu mente -no importa la edad que tengas- más cuesta el cambio…

Chile, una de las tierras ancladas a la gran Cordillera de Los Andes, tiene su propia misión. Resulta que este largo territorio está en fase de sanación hace un rato ya (más claramente desde fines de los ’90). Y sanar duele: hay que ver, asumir lo bueno y lo malo, enmendar, cambiar, recomenzar… Y Chile está en todo eso y con más énfasis ahora en estos años agitados.

No creo que las tragedias sean parte de un sino tormentoso que nos toca vivir como país así como así. Tampoco creo que sean voluntad de ese Dios que por estos días muchos invocan en Chile como si fuese un abuelito que dirige el mundo, idea ultra infantil y hasta pasada de moda que la humanidad por fin -después de 2000 años- comienza a desterrar, pues claramente lo divino, la fuente sagrada, es una fuerza pura intangible que todos los seres llevamos dentro y que no está afuera en las alturas del cielo, está en nosotros, en los perros, los pájaros, los árboles, el viento… el agua del mar que se traga un avión. Sobre lo mismo, adoré escuchar al sacerdote jesuita Antonio Delfau en radio Cooperativa diciendo que estaba en contra de quienes afirman que Dios hace estas cosas terribles de los accidentes o que Dios se lleva a los mejores. No, dijo, Dios no quiere este tipo de tragedias, esto es responsabilidad de fallas humanas que no hacen bien su trabajo técnico en un vuelo, por ejemplo. Enhorabuena. De lo contrario ese Dios sería un guionista muy sádico, ¿no?

Al menos yo, desde mi experiencia personal y en el trabajo de años con personas en consulta, más unas cuantas onzas de trabajo personal-espiritual, considero que el dolor es  francamente una oportunidad, casi una bendición, que es ineludible, democrático (es para todos sin distinción), sincrónico y cíclico  (no reiterativo, sino en espiral, por tanto evoluciona).  Sin él, no se puede. Lo siento, tal cual: no se puede. Lo he dicho en talleres, aquí, con compañeros de ruta y en la consulta de tarot: Hollywood NO EXISTELa vida trae sí o sí dolor, es como un sello que te ponen en la mano desde antes de encarnar incluso y más aún en los meses de gestación y qué decir en la infancia… Y a veces se incrementa cada cierto rato cuando nos toca sanar algo.

Búsqueda marítima de víctimas en Juan Fernández

Desde ahí hay dolores personales y otros colectivos. Y estos últimos seguirán aumentando a medida que atravesamos el ciclo 2010-2014…

Y resulta que Chile había caminado desde los años 70 con grandes dolores que no habíamos querido mirar del todo y menos sanarlos. Esa palabra nos queda grande. A diferencia de la vecina Argentina, en Chile nombrar la palabra terapia (que por suerte hoy es mucho más que ir a un psiquiatra o psicólogo, pues están las benditas flores de Bach, el reiki, masajes varios, constelaciones familiares, registros akáshicos, entre muchas técnicas) aún es tabú. Entonces, -he aquí una de mis miradas, ninguna verdad, sino una visión más- como no queremos tomar la iniciativa de sanar, como nos cuesta asumir, la vida se encarga desde afuera de traernos distintos eventos dolorosos que nos abran el corazón, que nos conmuevan, nos despierten, nos provoquen un giro en el ritmo y en el rumbo.

Desde esta primera nota, diré que lo del avión siniestrado en Juan Fernández es un provocador externo, un catalizador de sanación chilena -y desde ahí contagia al continente y al mundo- con múltiples símbolos. Escuché, leí y vi a muchísimas personas de distintas partes llorar con Chile una vez más. A nuestro país le corresponde sanar sus dolores, salir de su burbuja de aparente éxito fácil y moderno tan parecido al actual frágil Estados Unidos (al cual le ha rendido culto desde los ’80 con más fuerza, como si fuese el único modelo, ja), que por estos años también sale de su zona de seguridad y tiene que asumir su precariedad e injusticias -igual que varios otros del Norte junto con Chile-, como si lo de las Torres Gemelas no hubiese sido una mega llamada de atención para lo mismo: asumir que el éxito no garantiza nada y es más, crea enemigos dentro y fuera, apego, obsesión, stress; pero los seres humanos somos tercos y reiterativos.

Entonces, Chile pasa a ser una fuente planetaria de dolor y sanación que evidencia nuestra fragilidad como seres humanos. Lo mismo va para Japón, por ejemplo.

Y, antes que se alargue más esta nota y no dé para una segunda, diré que ese dolor que punza y estremece, si se vive verdaderamente en todos sus ciclos y facetas, si se entiende, se acepta, se asume, puede transformarse en un valor, en un aprendizaje profundo que eleve la conciencia, abra el corazón, flexibilice la mente, valorice el cuerpo y encienda el espíritu.

De donde sea que seamos y estemos hoy, el dolor colectivo nos rozará para que cambiemos profundamente, y parece que ahora Chile tiene un papel en esta noble tarea.

Con el poder de Hércules

Camino a La Aurora, norte de Uruguay

Partimos a las 4 y algo de la mañana desde Colonia Valdense. Con viento y el cielo estrellado. Mauricio va al volante. Yvonne de co-pilota y yo atrás, en medio de la «matera» (estuche de cuero para el mate y el termo), las mantas y unos pasteles uruguayos recién hechos por nuestro intrépido chofer. Atrás van las infaltables milanesas y pascualina para almorzar.

Amanece en el centro de Uruguay

En el camino comienza a amanecer con un cielo pincelado bellísimo que se torna rosa, naranja, rojo, lila, celeste; un espectáculo. Y avanzamos entre risas, conversaciones y la tensión de Mauricio porque la ruta no está tan buena y su auto, «Hércules» (!) se puede estropear. Y yo no entiendo mucho la aprehensión y pienso: ya, igual le pone color, si no es pa’ tanto; qué tiene, si los autos son pa’ andar… Y el camino se aclara y el campo uruguayo se deja ver poco a poco.

Llegamos a un pueblo/ciudad y paramos en la bencinera pero no para poner gasolina, no, sino para cargar con más agua los termos para el mate, ja! Sólo Uruguay tiene en cada bencinera, terminal de buses, tienda o restaurant de carretera, un dispensador de agua hirviendo, por unos 5 centavos de dólar. Y si no venden te la regalan «porque el agua pal mate no se le niega a nadie, viste!».

Las chicas vamos al baño mientras Mauricio se encarga del preciado líquido y cuando regresamos yo entro en schock: «Nooooo!? ¿¡Nosotros venimos aquí? En este auto? Noooo!?», le digo a Yvonne, impactada. Y me da entre ataque de risa e incredulidad; mientras ella se ríe a carcajadas conmigo y no puede creer que yo no haya visto a «Hércules» al subirme, y le digo: Nooo, si entre que estaba oscuro, había que cargar todo, tenía sueño; nunca caché que iba arriba de esta «nave»!! -y me viene el ataque de risa otra vez, mientras el bencinero nos mira curioso entre risas también.

Pero tanto el bólido como su dueño se sienten orgullosos, pues se trata nada menos que de este modelito…

Hércules! sin palabras

… un Ford Maverick del ’74, auto de colección que, aunque circula por un país acostumbrado a las antigüedades de todo tipo en las calles, ésta se trata de una reliquia aerodinámica y mucho más «cool», ondera, que las que se suelen ver por el paisito

Los niños alucinando...

Y luego de tomar conciencia del protagonismo de Hércules,  además de encariñarme con él y seguir riéndome, también me empiezo a sentir rica y famosa, pues cada vez que paramos los niños le toman fotos, quieren subirse y Mauricio los deja;  los hombres se dan vuelta a verlo, dicen cosas: «pedazo de auto tenés, loco!», se acercan a conversar y preguntan temas técnicos aburridos para mí, pero que me hacen sentir que voy en un carruaje VIP….

Y seguimos bromeando con Yvonne porque Mauricio igual sufre un poco con la inevitable  tierra que le dejamos en el piso o el agua del mate que de pronto se cae… Pero lo entiendo, este no es un auto, es su hijo y compañero fiel… Si hasta dijo que le hablaba porque no tiene el medidor de gasolina , él calcula cuánto le queda por los kilómetros y que una vez en que se paró en la carretera, él le pidió que por favor hiciera su último esfuerzo y Hércules volvió andar, llegó hasta la gasolinera y se detuvo! …Adoro esa magia de la vida y la candidez para pedirla!  Y, en medio de toda la veneración de este uruguayo por su auto, recuerdo cuando el año pasado me fue a buscar en «la cachila!» (aquí está el post)  y también me hizo reír mucho…

Y bueno, aquí vamos, camino a Aurora, a lo del Padre Pío… Y no casualmente, el poderoso Hércules es verde… el color de la sanación… En un hermoso viaje impregnado de ésta y de las bendiciones que a cada rato nos da la vida…

Ya les cuento cuáles…

Cómo sobrevivir al reality show del rescate de los mineros en Chile

Una cosa es el milagro después y en medio de la tragedia. Ese regalo de la vida y de la Tierra. La luz en la oscuridad.

Pero otra cosa es el aprovechamiento político, mediático, económico y más que ya podemos ver y que quizá aún no logramos imaginar desde el minuto en que el primero de los 33 salga a la superficie.

Entonces, luego de apagar la TV con fastidio en reiteradas oportunidades al ver la agotadora cadena nacional del tema con decenas de bochornosas notas periodísticas; después de estar a punto de contratar TV cable para no mirar programas locales durante las próximas dos semanas; después de reírnos pensando en qué marca de bloqueador solar será la auspiciadora oficial del rescate; después de decidir consumir la menor información del tema para no contaminar algo que en el fondo es muy mágico… Propongo 5 pasos para sobrevivir a la oleada mediática sobre el rescate de los 33 mineros chilenos:

1. Aceptemos nuestra dualidad, la polaridad humana. Los grandes hechos sacan lo mejor y lo peor de lo nuestro. Como el terremoto: hay héroes y vándalos conviviendo en torno al dolor. Ahora, hay familias sufriendo, mineros atrapados, gente anónima y reconocida ayudando, trabajando y profesionales informando… versus, familiares en quinto grado robando cámara, personajes tratando de figurar, autoridades posando y midiendo en cuánto los beneficiará esto en las encuestas o elecciones, periodistas haciendo preguntas absurdas y editores de medios midiendo cada punto de rating que los haga vencer a la competencia… Así somos, tenemos ángeles y demonios dentro y ellos salen a pasear con alevosía en los momentos extremos. Por lo tanto, podemos observar esta realidad tan nuestra, antes de seguir criticando.

2. Si -como yo- usted es un consumidor habitual de información periodística, haga «dieta de medios» este tiempo. Será inevitable leer, ver o escuchar del tema. Y si le resulta irritante, entonces es mejor dosificarlo. Así nos evitamos una gran fuente de rabia, crítica, vergüenza, etc., que siempre se traduce en energía negativa que impregna su ambiente y su vida y que, ojo, se multiplica y se devuelve. En cambio, use este tiempo libre para cosas que tenga pendientes, como leer u ordenar.

3. Si tiene conexión con esta práctica, puede sentarse a meditar y a enviar, desde donde esté, paz, sabiduría, bienestar, armonía y conciencia, a todos los seres que están involucrados en este hecho y a todos los que en este momento -en cualquier rincón del planeta- están afrontando dolor, desafíos u opresión. En silencio, mande desde su corazón esta energía. Si meditar no es lo suyo, puede rezar, si esto último tampoco es para usted, cuando se acuerde del tema, piense en algo positivo.

4. Al igual que los mineros, saque a la luz algún talento que usted tenga oculto, o un bello sentir no expresado, o un gusto que quiera darse estos días y dedíquelo a todos los que no pueden hacerlo. Imagínese si usted hubiese estado ahí, cuál habría sido su aporte al grupo, qué habría sentido física y emocionalmente y cómo lo habría expresado.

5. Agradezcamos! Al menos podemos elegir qué ver, con qué quedarnos de todo esto, qué aprender. No somos los protagonistas, la gran mayoría no hemos vivido directamente este dolor, no estamos estresados trabajando en esto que dará para largo… Podemos agradecer el regalo del fondo de la Madre Tierra, las lecciones, el recordatorio metafórico de lo bueno que es ir a nuestro interior, de lo sanador que es no temerle a nuestras oscuridades y de confiar en las bondades que ese hilo invisible llamado destino a veces nos regala.

A ver cómo nos va en esta aventura.

Viaje directo a la Felicidad, 1

"Aquel que mira hacia afuera, sueña. Aquel que mira hacia adentro, despierta." Carl Jung

Señores Pasajeros:

Antes de comenzar este importante viaje les informamos algo de suma importancia y que es condición entender para poder partir. Esto es (léanlo lentamente):

La anhelada y sobre dimensionada felicidad NO se encuentra afuera… En una casa linda con perro incluido, en una pareja guap@ e inteligente, una relación «estable»,  un trabajo exitoso, el auto de moda, la familia constituida, fama, un hijo, un nieto, ceros a la derecha en su cuenta, títulos académicos, kilos de menos, vacaciones vitalicias, abdomen plano, cirugías varias, triunfos deportivos, viajes por el mundo… No, la felicidad está en otra parte.

…¿Capta la idea? ¿Lo entiende de verdad? ¿Puede sentirlo y asumirlo?…. Tómese su tiempo para digerirlo… y aceptarlo.

Desde aquí les daremos pistas de dónde está, qué es y cómo conquistarla. Dependerá de ustedes, eso sí, acercarse a ella y conquistarla, o dejarla pasar. Este blog no se hace responsable de la decisión de cada pasajero.

Prepare un liviano equipaje, conseve su ticket de embarque, abra su corazón, relaje su mente y déjese sorprender por el camino de la FE-LI-CI-DAD.

Hasta pronto!

HA LLEGADO CARTA!!!

Llego tarde a casa, re cansada después de un día largo y con frío otoñal.

Mientras abro la puerta miro hacia abajo y veo la punta de un papel. En seguida adivino que no es un aviso publicitario ni una cuenta por pagar.  Sí, debe ser una postal!!

Aachen, Hanna dice que es muy linda y agrega con ironía que es segura!

En cuanto logro abrir lo confirmo: una postal de una bella amiga alemana, Hanna!! Guau!! Qué lindo!! Adoro las postales, mandarlas y recibirlas. Tengo algunas en una mesa enviadas desde Argentina, Tíbet, Bolivia, Ecuador, España… Me emociona la llegada de esta. Dejo las bolsas tiradas y la leo. Es de su ciudad, Aachen.

Con Hanna, Jan (también de Alemania), Marie (de Francia), Cat (de Rumania), Francisco (de Portugal), Alex y Cía (de México), Ángela (de Estados Unidos), Analía, Yvonne, Malena, Judy, Stefan (de Uruguay)  y tantos otros, nos conocimos en Uruguay. Varios nos encontramos en Ciudad Vieja, en esas reuniones nocturnas regadas y saboreadas de CouchSurfing (comunidad mundial de viajeros y anfitriones, donde estos últimos ofrecen su sofá o su tiempo para recibir y compartir con los primeros) que cada jueves se daban cita en el centro de Montevideo.

Viste cuando desde el principio tienes buena onda con alguien? Eso pasó con ellos y ahora de los extranjeros sólo Cat está en Montevideo, Malena cambió Uruguay por España y los demás andamos por nuestras tierras de origen, pero seguimos de alguna forma conectados, incluso con postales.

Hanna quiere volver en julio o agosto a Uruguay y Argentina. Quizá yo también regrese, aunque aún no vislumbro la fecha. Con ella somos un par de tantos encantados con el pequeño país y su gente.

Pero no sólo con este rincón de Sudamércia. También somos unas apasionadas de la amistad, de compartir sin importar el idioma o las diferencias culturales, de reírnos a carcajadas de cosas pequeñas y absurdas, de fluir con la complicidad, de caminar sin destino por calles nuevas contándonos la vida  y parando por una cerveza, un café, un bizcocho, una empanada o un chivito donde nos pille el camino, de ayudarnos por el sólo hecho de caernos bien y sentir cariño desde el principio; de hablar de amores y desamores, de decir con toda propiedad «es que los uruguayos…»…De compartir la magia de la vida. Esa misma magia que sin pensarlo nos lleva a encontrar en cualquier lugar a alguien con quien nos sentimos cómodos y acompañados…

Qué regalo es la amistad! Aunque esté lejos y ni siquiera sepamos tanto del otro… Parece que el viaje por la vida puede hacerse prescindiendo de muchas cosas, pero nunca de los amigos, sobre todo de esos que aparecen  de repente y con quienes podemos sonreír desde el principio.

Abrazos y gracias desde el Sur, Hanna!!!

TERREMOTO EN CHILE: GRACIAS POR EL DOLOR (2da Parte)

Este relato es –entre otras cosas- para honrar a las víctimas más afectadas, para que no olvidemos su dolor y para que recordemos ayudar con acciones y en lo cotidiano, incluso con nuestro CAMBIO de actitud, donde sea que estemos…

Esa noche, sola en el 5° piso, me desperté pasadas las 3.30 de la madrugada con lo que parecía un temblor más en Chile. Ese movimiento que da un poco de susto, pero que está en el ADN e inconsciente colectivo chileno.

Cuando dejó de ser un simple movimiento, me levanté agachada y me afirmé como pude de un mueble, mientras todo el edificio se agitaba, el ruido causaba horror y, al mismo tiempo, yo rezaba a todas las figuras sagradas que recordé y pedía que terminara, recuerdo haber repetido en voz alta: “Por favor, Dios, que termine”… Pasados más de dos minutos la Tierra cesó de rugir.

…No entré en pánico, sí en mucho miedo, angustia y también estremecimiento por lo que podría haberle pasado a otros. Yo estaba bien. Tenía un nudo en el estómago que me duraría horas y mi cuerpo tiritaba entero con una sensación de fragilidad y de rozar la muerte que no olvidaré.

Enseguida recibí la llamada de mi hermana que estaba en el sur de Chile. Luego mis padres y nos comunicamos con algunas amigas, una de ellas había caminado unas 12 cuadras a oscuras por Santiago hasta la casa de su abuela que, como ella, vive sola. Llamé a mi tía anciana que también vive sola y camina poco. Estaba asustada como todos, pero bien y a oscuras, pues no podía moverse para buscar una vela.

Luna llena desde Santiago, el 27 de febrero a las 4.23 am

Abrí la puerta. Se escuchaba el ruido de vecinos bajando por las escalas, dejé abierto, quizá para que supieran que había alguien ahí. Luego abrí las cortinas: el cielo verde muy oscuro, la luna llena pero no radiante y una capa de polvo que se levantó sobre edificios y el cerro San Cristóbal. Santiago completamente a oscuras, con gritos, llantos, sirenas de distintos vehículos de emergencia, gente caminando con desesperación, autos que apenas circulaban …Se me cayeron las lágrimas… Comencé a pedir, a pedir por todos los seres que podrían estar sufriendo, a pedir que el daño se detuviera, que todos los seres pudieran estar protegidos. Que el miedo se aplacara; comencé a mandar amor desde mi balcón…

Sé que en medio de todo me vestí, junté agua, desenchufé todos los aparatos y reparé en que increíblemente nada se había caído ni quebrado. Mis padres volvieron a llamar pues escuchaban la radio del auto y se confirmaba: Terremoto en Chile, grado 8,3 en Santiago.

Encendí un par de velas, una en mi altar en la sala, y frente a figuras sagradas de oriente y occidente comencé a mandar amor, paz, protección, calma para todos los seres. También agradecí. Venían réplicas del terremoto, pero sabía que serían más suaves, ya no me levantaba. Después de casi dos horas del terremoto bajé al primer piso. Ahí había luz de generadores de emergencia y decenas de vecinos en pijama asustados intentando llamar por celulares, una familia entera en silencio y cabizbajos, algunos perros con sus amos, gente que venía a buscar a otros. El edificio comenzaba a vaciarse, mientras el conserje corría a resolver cada detalle, una señora ofrecía pan a los que quisieran, una chica pegaba un letrero para encontrar a su gato enfermo que había desaparecido y un abuelo recolectaba a sus nietos mientras cargaba a una bella bebé en brazos. Fue bueno bajar, sentí eso que a veces olvidamos: somos todos iguales, nuestro corazón y sus latidos son los mismos. Conversé un poco y subí, a seguir meditando-rezando para esto que estábamos viviendo.

El mar arrasó con Pelluhue, localidad cercana al epicentro del terremoto. (foto Emol, AP)

Cerca de las 7 de la mañana volví a la cama y me desperté por otra llamada familiar. Había vuelto la electricidad y encendí la TV. Ver imágenes y noticieros en plena madrugada de sábado fue la certeza: Terremoto en Chile grado 8.8 en las ciudades del Sur. Con la cabeza aturdida, el cuerpo apretado, el corazón roto y los ojos vidriosos miraba las imágenes: Qué dolor. Y todavía no vería todo. Aún no llegaban imágenes del tsunami en las costas, eso sería aún más estremecedor.

Pasadas las 10 de la mañana, por fin conseguí comunicarme con una amiga española que vive en Santiago en un piso 9 y que me tenía preocupada. Ella estaba en shock, se había paralizado frente a este movimiento telúrico completamente desconocido por ella y al lograr comunicarse por primera vez con alguien rompió a llorar a borbotones por el teléfono, mientras yo emocionada trataba de contenerla. Cuando colgamos envié un mail a su familia y amigas que estaban expectantes pues ya se sabía la noticia en Europa pero no tenían comunicación.

Volví a llamar a mi tía. Contestó un vecino y me dijo: “la señora Carmen está bien, la llevamos a otro departamento porque le estamos ordenando todo lo que se cayó; no se preocupe”, le agradecí y se me volvieron a humedecer los ojos, esta vez por la belleza del alma humana.

Zona central de Chile (Emol.com)

El día continuaría en casa de mis padres, lento, silencioso, aturdido, acompañado, sin apetito, con llamadas de amigos y familia, bellos mensajes de Uruguay, España, Argentina, Brasil, Alemania, México, Colombia, Inglaterra, Francia; y seguirían horas dolorosas, conmovedoras, preocupantes, compasivas. Pero curiosamente me sentía muy viva, no de vitalidad, sino por dentro, conectada, consciente, presente.

En la tarde, por primera vez reparé en que mi madre también tenía un altar en su cuarto, el de ella es católico: algunas Vírgenes, una imagen de Jesús, la Biblia, una vela, unos santos y una foto de mi abuela a la que no conocí. Tomé la Biblia y pedí un mensaje para entender este momento de Chile y la humanidad; cerré los ojos y abrí una página con la mano izquierda, mi dedo índice se posó en el capítulo 4 del Libro de Las Lamentaciones. El profético mensaje era nada menos que un poema de dolor por la destrucción de Jerusalén (Sion) a.c. (la explicación está aquí y pueden leer el texto bíblico acá) y me confirmó parte del sentido que veo y palpo de este desastre.

La estrella de Chile

Sí, nosotros, el país modelo de Sudamérica, ese al que todos elogian, ese que no vive la crisis internacional porque su manejo macroeconómico es inteligente y precavido, ese del cual muchos extranjeros me dijeron últimamente “Santiago parece primer mundo”; ese que tenía como agotadora, fantasiosa y cruel meta social el éxito y la estabilidad; ese que se había vuelto tan frívolo e insustancial sobre todo a nivel mediático; ese país con ciudades más bien plásticas que buscan parecerse a Miami en vez de rescatar nuestra

La caída de una autopista en Santiago (Foto Emol.com)

identidad mestiza; ese país con ciudades segmentadas donde nos clasificamos y desconfiamos según el sector donde vivimos y cómo nos vestimos o hablamos; ese para el cual el nuevo Presidente prometía majaderamente hacerlo crecer al 6 % y “terminar con la delincuencia”, como si fuesen los únicos temas relevantes para una nación y su gente; ese que comenzaba a celebrar su Bicentenario y lo abría con un Festival Internacional de Viña del Mar que no casualmente culminaba justo el 27 de febrero –que, por lo tanto, quedó trunco- y que como nunca en los últimos años se evaluaba francamente aburrido y mediocre, pues era un hecho que no había figuras actuales ni relevantes. Ese país limpio y ordenado, lleno de camionetas 4×4 y autos último modelo; con habitantes colmados de tecnología y cuyo ícono del avance social era el televisor plasma, la BlackBerry o el departamento propio encumbrado en edificios modernos; ese en el cual yo apenas ubicaba de vista a un par de vecinos de mi piso… Ese país envidiado, admirado e imitado…

Sí, este país, Chile, también es FRÁGIL, también puede sufrir y mucho. No somos intocables. Los desastres no sólo afectan a países pobres u orientales. No, este país estrella –como cualquier otro que descansa en su aparente actual buena fortuna- también puede ser quebrantado por el dolor y de forma aleccionadora.

Y –por supuesto que con todo mi respeto y honor a la víctimas más afectadas- enhorabuena.

Siento que somos afortunados de ser elegidos por la naturaleza, por el Universo y su energía sagrada.

Tenemos la enorme oportunidad DE NO SER LOS MISMOS después de este terremoto. Qué bien. Nuestro pecho se estremeció y puede estar trizado aún, pero también se ABRIÓ.

Nuestra CONCIENCIA se sacudió. Nuestra humildad brilló, puede seguir haciéndolo y nos insta a recordar y aceptar que no manejamos el destino a voluntad y que la ansiada estabilidad no existe. Nuestros MIEDOS afloraron y nuestro agradecimiento se asoma con fuerza.

Qué alegría, podemos ser más sensibles, tenemos el inigualable regalo de estar más conectados con nuestras almas y con nuestra vulnerabilidad. Ahora –confío y es la idea- todos podemos estar más conscientes de lo realmente importante: El AMOR. Pero el amor verdadero. No esa emoción hollywoodense, ni el sentimiento dramático ni el dependiente, no ese que andamos buscando afuera, sino LA BONDAD DEL CORAZÓN.

Lo único que no se derrumbará nunca con ninguna tragedia es esa LUZ, esa energía poderosa que llevamos dentro y que es necesario sentirla, contagiarla, esparcirla, ofrecerla y recibirla HOY, no mañana.

GRACIAS, qué dolor tan sanador.

TERREMOTO EN CHILE: GRACIAS POR EL DOLOR (1era Parte)

… Con profundo honor y respeto por las víctimas más afectadas del terremoto en Chile –fallecidas y sobrevivientes-, reconociendo que mi vivencia es absolutamente ínfima e incomparable al lado de la suya, les agradezco a ellas desde el corazón el mostrarnos y contagiarnos el dolor. GRACIAS, MUCHAS GRACIAS.

…Todos estos días he hecho (no sólo yo) silencio y varias abstenciones de lujos o placeres por respeto a ustedes y he apreciado infinitamente su coraje.

He valorado vivir en una casa, poder bañarme, beber agua, elegir lo que quiero comer o la ropa que vestiré, dormir en una cama, usar un baño limpio, saborear un pan fresco con mantequilla y una taza de té caliente…

Les agradezco a este terremoto, al tsunami y a sus víctimas el humanizarnos, movilizarnos para ayudar, conmovernos con sus desgarradoras lágrimas, con sus sueños truncados y desesperanza. El habernos dado la poderosa oportunidad de detenernos y así lograr preguntarnos: ¿en qué estamos y cómo?, ¿qué tipo de vida llevamos?

Les agradezco con gran satisfacción el haber cambiado la agenda nacional y mediática (esta última tan agotadoramente frívola los últimos años) en pos de lo profundo: el amor, el servicio, la protección, la ayuda y la información real.

Los efectos del tsunami posterior al terremoto, en las costas del sur de Chile (foto aérea de Emol.com)

Esta tragedia –qué bueno- nos ha pasado a todos, incluso al continente y al mundo.

Todos sentimos –o conocieron- el derrumbe literal y metafórico, el miedo, la incertidumbre, la angustia, la pena, la desolación, la rabia, la impotencia no de un país pobre, sino del país “modelo” de Sudamérica, ese “que estaba tan bien” a ojos del mundo y, efectivamente, en gran medida así era. Por lo mismo, aquellos que aparentemente nos salvamos de esta, igual sentimos el terror de que venga otro desastre y nos afecte más directamente como a los millones de seres que hoy lloran sus pérdidas humanas, materiales y animales.

Le agradezco a la naturaleza y a la Tierra mostrarnos su poder infinito e incontrolable para recordarnos eso: sólo somos humanos, no dioses todopoderosos; nada está bajo nuestro control y, al contrario, le debemos respeto y agradecimiento a la vida animal, vegetal, mineral; al viento, al agua, al fuego, al aire.

Sí, aunque suene como suene, estoy intensamente agradecida del dolor que estamos viviendo. Este país –confío y anhelo- no volverá a ser igual después de esta convulsión telúrica, emocional y espiritual, que tiene como paradójico contexto los mayores avances tecnológicos y económicos de su historia.

Gracias. Siento que muchos volvemos a respirar con ganas. Siento que vuelvo a valorar mi cuerpo, mis talentos, mis numerosos medios, mis vínculos, el amor que puedo dar y el mucho que recibo, incluso de gente que está muy lejos.

…Adoré el silencio y la energía lenta y sensible que se produjo en las calles santiaguinas los primeros días post terremoto. Me gustó mucho ver los restaurantes, cafés y tiendas vacíos; ¡qué bien!, salimos de la burbuja y de la anestesia intoxicante del consumo y la evasión. Logramos detenernos y sentir.

Ha sido tan bueno cambiar de ritmo, de prioridades; no poder trabajar con la misma energía porque el alma y el cuerpo aún están remecidos. Ha sido tan bello recibir ayuda, pedirla y darla.

… Fue hermoso juntarnos con amigas, con mi hermana y mi madre a meditar, a rezar, a pedir, a enviar amor y a agradecer. Hasta fui a una misa católica el mismo día del terremoto, pues sentía que necesitaba un lugar de conexión espiritual, que era vital reunir mi energía con las plegarias de otros, y me encantó porque el sacerdote dejó los últimos 15 minutos para orar en silencio por las víctimas, mientras compartió el santísimo (creo que así se llama una bella cruz dorada que seguro da bendiciones), junto a la purificación del incienso y el sonido de las campanas.

Ha sido emocionante ver una posta de periodistas abnegados en todos los medios de comunicación, que se nota apenas durmieron por cumplir con la misión de informar, aquellos profesionales que desde el lugar de la tragedia estuvieron tan desabastecidos y sacudidos como las propias víctimas.

Qué bien nos hace y nos ha hecho el dolor. Este dolor colectivo, este sufrimiento que le ofrecemos al mundo como señal de alerta. Sí, es una señal: estamos frente a las últimas oportunidades de C-A-M-B-I-A-R. Nuestra transformación es AHORA.

¿Cuál transformación?  Un giro hacia el centro del pecho, hacia el respeto por el poder y sabiduría de la naturaleza, hacia la fuerza sagrada y benévola del Universo, hacia la empatía con la humanidad completa, incluso con nuestros enemigos o antagonistas; hacia promover paz en lo cotidiano, no sólo en casos de guerra…

Un compromiso con el amor, la compasión, la intuición, el equilibrio; una forma de actuar consciente para asumir que no estamos solos con nuestro ego, nuestra mente, nuestro cuerpo y ese afán de control constante que tenemos. No. Hay algo mucho más noble y sutil que nos mueve y rige nuestra existencia… Pero tenemos que optar por ella, atrevernos a sentirla y caminar según su vibración…

… Aahhh, puedo tomar aire con ganas para agradecerle a este dolor. Hoy tengo más conexión con mi propia alma y con la colectiva, esa que nos está empujando –aunque sea a golpes- a encontrar la verdadera felicidad. GRACIAS.

CÓMO SOBREVIVIR AL 2010: Tips para un año intenso y sorpresivo

Como les conté en el post anterior «Terremoto en Chile: Despierta el Amor»... el día antes de que la tierra se sacudiera bruscamente yo estaba escribiendo un artículo sobre la fuerza de este año 2010 para una sección del diario El Mercurio Emol.com
Ahora lo publicaron y pueden leerlo, pues tiene todo que ver con lo que hemos vivido y seguiremos viviendo en el mundo, no sólo en Chile… Como lo he dicho antes y como podemos percatarnos, el 2010 nos quiere muy despiertos, flexibles, pacíficos y amorosos.
La nota se titula «Cómo sobrevivir al 2010: Tips para un año intenso y sorpresivo» y pueden leerla, comentarla y reenviarla si lo desean, clickeando AQUÍ.
Un abrazo esperanzado.

EL SENTIDO DEL TERREMOTO EN CHILE

Lo que ha pasado es -entre muchas otras cosas- una señal para nuestro país y para toda la humanidad de lo frágiles que somos y de cuánto nos necesitamos… El dolor es una OPORTUNIDAD de conectarnos con el AMOR, con nuestra alma y su bondad; cuando el dolor o el terror nos toca, podemos hacer un cambio profundo en nuestras vidas, tener más conciencia y parar de generar apegos, avaricia, odio, rabias, desprecio, desconfianza, crítica, daño a otros…. Podemos mirar la vida de otra forma…
Por eso, quienes estamos bien evitemos estos días criticar o enojarnos con quienes están manejando la ayuda, con las autoridades en general, con quienes han robado, con quienes están informando a través de los medios de comunicación, con quienes están indiferentes ante el dolor de esta tierra… Es difícil, pero no nos quedemos en pequeñeces…
Paremos con la negatividad y la frivolidad, si seguimos con eso NO habremos entendido nada del para qué de este desastre… De esa negatividad hemos tenido y provocado demasiado.
AHORA conectémonos con el AMOR y la COMPASIÓN…

  • Cada vez que venga a tu mente una crítica, una queja, un enojo o resentemiento por lo que está pasando… observémoslo y dejemos que pase, que se disuelva, para luego aplicar el antídoto del Amor.
    Simplemente siente en tu mente o en tu pecho las palabras Amor, Compasión, Aceptación…

Es AHORA EL MOMENTO DE CAMBIAR… No esperemos otra señal más poderosa que esta…

Y otra cosa (si les da lata no importa, ya con lo anterior podemos generar el mega cambio) …El lunes se lo dije al chico de la verdulería cuando me ofrecía más cosas y un buen trozo de queso y yo le respondía que no, por las víctimas del terremoto, que no era un tiempo para gastar ni para darse lujos, que muchos estaban sufriendo y que con lo mínimo estaba bien… Él se rió, pero luego lo entendió… Si quieres, como un gesto de solidaridad y conciencia, estos días intentemos evitar los lujos, con menos podemos ser igual de felices y, de paso, nuestra austeridad honra el dolor de las víctimas… Menos gasto de energía, menos compras, menos excesos, menos adornos en nuestras vidas y más esencia, más humanidad, más comprensión…
Eso es. Gracias a todos por estar.

***

Luz para Chile, América y el mundo

Hoy a las 20 hrs. ( y toda esta semana), donde quiera que estemos, intentemos mandar LUZ a Chile completo, a las víctimas y también a aquellos que están bien.
De esta forma:

  • Si estás en casa, puedes reunirte con otros o hacerlo individualmente.
  • Encendamos con conciencia una vela. (Si no la tienes no importa, lo que vale es la intención)
  • Sentémonos cómodos y sin prisa frente a ella.
  • Si quieres puedes juntar las palmas de tus manos frente a tu pecho y respirar profundo un par de veces.
  • Agradezcamos todo lo que tenemos hoy: nuestro cuerpo sano, nuestra inteligencia, un techo, una cama, seres queridos, un trabajo, comida, ropa, servicios, nuestra alma, la posibilidad de pedir por otros… Todo lo que venga a tu mente y a tu corazón.
  • Respiremos muy profundo y enviemos desde el centro del pecho, desde el corazón: LUZ, AMOR, SABIDURÍA, BIENESTAR Y PAZ a todos los que en este momento están sufriendo, a los que han perdido a sus seres queridos, a quienes han perdido sus casas, a quienes se sienten desesperados. A quienes están solos, a las almas que se han ido violentamente, a quienes tienen rabia, impotencia, dolor, miedo, angustia; a los enfermos, a quienes están robando, abusando o aprovechándose de este dolor, a las mascotas o animales desamparados, a los que están incomunicados. A los medios de comunicación y sus profesionales. A las autoridades, a los profesionales de la salud, a nuestra Presidenta y al futuro Presidente de Chile. LUZ, AMOR, SABIDURÍA, BIENESTAR, PAZ. Si quieres puedes decirlo en voz alta.
  • Respiremos profundo y sintamos que nuestro corazón manda luz de amor a todos los seres por igual.
  • Puedes terminar con un «Gracias», con un «Amén», con un «Que así sea», con un «Om»… Lo que te nazca.
  • Si quieres puedes dejar la vela encendida un rato.

Podemos repetir esto cada día de esta semana.
Si no puedes a las 8 pm, no importa, hazlo en el momento que puedas.
Si no tienes el tiempo de hacerlo, no importa, sólo manda tu intención de amor.

Este dolor es una oportunidad de conectarnos con el AMOR.
Si quieres reenvía esto para que Chile y su alma, nuestras almas, reciban mucha luz.
Gracias.
PD: Estos días especialmente, cada vez que comas algo, cada vez que te acuestes a dormir, cada vez que camines por un buen lugar, cada vez que entres o salgas de tu casa, cada vez que te comuniques con alguien a quien quieres, cada vez que te pongas tu ropa, cada vez que te bañes o bebas agua sediento…. puedes DEDICAR ESTAS COMODIDADES A TODOS LOS SERES QUE NO LAS GOZAN HOY… IMAGINA QUE TUS PRIVILEGIOS (APARENTEMENTE TAN NORMALES) LE LLEGAN A TODOS LOS SERES QUE HOY NO LOS TIENEN… SIENTE QUE LAS BONDADES DE TU VIDA SE MULTIPLICAN PARA AQUELLOS QUE SIENTEN EL DOLOR DE NO TENERLAS…  La intención es poderosa.