…Y en medio de toda la vorágine de este 2010, me enfermé. Nos enfermamos. Varios por aquí lo estuvieron junto conmigo.
Ahí quedé: stop, dijo la vida. Y entonces me quedo en cama esperando que pase el virus o lo que sea que vino a recordarme que correr no sirve de nada y que somos frágiles; que algo no estoy escuchando, pues el oído derecho hizo su propia catarsis y al lindo se le ocurrió ver qué tal me iba al perder el equilibrio….
Enseguida, además de cariñosos cuidados de bellos seres alrededor, de llamadas y correos de Uruguay y otros lares, recibía reiki a distancia de las mágicas manos de Su y también el regalo de María Dolores, quien casi sin conocerme en seguida se ofreció a venir a casa a entregarme la sanación espiritual y física que ella practica… Guau! qué cantidad de regalos y qué bella es el alma humana!
Y, como siempre, la crisis trajo su regalo: quedé casi en off. La mente más tranquila, la energía leeenta y más liviana, me agotaba -más que otras veces- escuchar las quejas de alrededor, no podía ver mucha tele ni oír demasiadas noticias de radio… Y obvio que ni el teclado ni la pantalla eran amigables. No resistía estar “conectada”, online. No podía mirar mucho rato el compu; el cuello, la cabeza, los ojos, los brazos, decían No.
Qué fuerte!, pensé. Pero dije: tendré que hacer caso no másp.
Y así, al darme vuelta y darle click al botón “apagar”, me senté al sol a mirar la llegada de la primavera, retomé más de un libro sentada en medio del verde; escuché la grabación de mi última visita a la canalización de la bella Ágata Bertolino, fuimos al cerro a meditar con Su para agradecerle a la naturaleza toda su generosidad y otro día caminamos mirando la primavera en Santiago entre risas e historias. También vino el alegre Fer a tomar té -la próxima será un mate- en el soleado balcón de casa y conversamos de la vida, al despedirse me dice con dulzura y en tono uruguayo: “vecina, si precisás algo me llamás, yo puedo traerte algo del super”…
Me corté el cabello para cambiar la energía; sólo tomé consomé (caldo de res) en la terraza del clásico Lomits, mientras mi amiga Caro saboreaba su apetitoso churrasco italiano y yo no sentía ni pizca de hambre ni envidia (enhorabuena!) pues mi estómago no quería nada… Tuve tiempo de hacer limpieza en el cuerpo, la mente y…en el escritorio! -entre otras áreas de la vida-, de botar cosas; retomé algunos apuntes de cursos y pensamientos… Aparecieron las flores con su mágico aroma al atardecer, el verde se hizo más intenso; en el balcón brotan las hojas nuevas del laurel, también unas flores que no conozco y el kumquat reluce con sus frutos; hicimos un ritual de equinoccio de primavera a la luz de la luna, me reencontré con la divertida y sabia Silvia Selowsky, quien está a punto de dar a luz su segundo libro; sigo aprendiendo sobre el despertar de la conciencia -ahora en sus charlas, en vivo y en directo- con la gran Patricia May; después de muchas sincronías fui a explorar el revolucionario H’ooponopono….
Y así una serie de regalos de la vida… Todo por parar, por entender, por bajar el ritmo… Todo por cambiar… de foco, de intensidad, de mirada, de prioridades… GRACIAS!
Y aquí vamos con la frescura de la Primavera en el sur otra vez. Bueno, unos amigos en Europa me dicen: Otoño!… A ver qué nos deparan las estaciones nuevas. GRACIAS!
Te había echado de menos, que alegría que estés de regreso, ninguna enfermedad es bienvenida pero si la tuya te sirvió para reencontrarte , contigo misma con la naturaleza y con excelentes amigos, quiere decir , que éste virus era especial, te dijo stop, pero al final te quedó una buena experiencia, bienvenida a éste mundo del internet de nuevo.
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Gracias, Eloisa!!
Aquí voy, poco a poco, escuchando al cuerpo…
Un gran abrazo y gracias por tu atención, por tus palabras y tu compañía virtual…
Nos leemos pronto!
Ji
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No había visto este comentario sobre mí; lo encuentro encantador, como decirlo, muchas gracias; pero no sé quien eres agradecida, pero sé que en este momento me viene de perillas, pues estoy buscanbdo cambiarme de hogar y aún no ha aparecido nada. Un saludo muy cariñoso y estoy segura que ya pasaron esos momentos en que escribiste esto….
Aaahhh! Acabo de darme cuenta que eres tú, Ji, Jizu, Jimezu o como te llamemos, ¡¡¡Tanto tiempo!!!!
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