-Claro, claro. Sólo cuando ofrezco vaticinios personalizados los lectores de este blog dejan comentarios; claro. ¿Y el resto del año, ah? ¡Igualados! Puro interés no más; ¡sí serán! –reclama mi ego con mucha risa mientras leo con deleite decenas de opiniones y pedidos serios en el Test sobre el 2018, que yo respondo en broma, obvio. Al final, preferí reeditar y sacar la parte en que ofrecía un pronóstico porque no paraban de llegar pedidos… E igual me emocioné con las respuestas al test completo de un puñado de lectores muy aplicados y valientes; un honor leer su honestidad…
Pero mi favorito es uno que pregunta sobre la “Felicidad”… -Mmm, supongo que esta lectora es nueva, de lo contrario no preguntaría si llegará para ella la felicidad en 2018 –pienso. -A no ser que sea bromista como yo; capaz que sí- digo en silencio.
Y no porque esté mal la pregunta. Para nada. Era tan común antes. Pero hace buen rato que no la escuchaba/leía; lo cual es un muy buen síntoma de crecimiento. Y ahora –cuando estrenaremos un tiempo tan concreto- está bueno revisarla.
Como muchos saben, me vine al sanador sur de Chile. A orillas de algunas zonas del lago Llanquihue y, por lejos, en el Todos los Santos la vibración es muy alta; los volcanes con los bosques resguardan y las aguas contienen con gran poder y pureza. Para mí este espacio es un rincón creativo que me reconecta y no deja de conmoverme. Aunque perdí la cuenta de cuántas veces vine, me vuelven a caer lágrimas de emoción y agradecimiento más de un par de veces en este viaje de dos semanas al sentir/saludar la energía de algunos senderos, bosques, frente a las aguas azules y esmeraldas, bajo el cielo amplio con nubes dibujadas…

Lago Todos Los Santos. Chile. Diciembre 2017
Vine a escribir las Predicciones 2018 para Emol.com, de paso publiqué las cartas astrales de los candidatos presidenciales que inicié en Santiago y terminé acá sentada en un buen café de Puerto Varas, di esta entrevista desde mi habitación en el ático del hostal, me reencontré con bellos amigos y, de la mano del sincrónico destino que nos juntó tres veces en el viaje, (re)conocí a una amiga guatemalteca –seguro ya nos vimos en otras vidas; además desde pequeña tengo conexión y señales con “Guate”, que en un viaje en 2012 corroboré- con quien compartimos sobre la energía de nuestras bellas tierras, con toda su historia y colores…
Este nuevo ciclo (2018 al 2020) trae un giro energético que iremos aprendiendo a vivir. Entre otras cosas, nos agarraremos -se supone y no todos voluntariamente- del bastón de Don Satur (Saturno) que entrará a Capricornio estos días. El 20 de diciembre, de madrugada. Comenzamos un tiempo muy distinto: se acabó el juego. La maduración que nos correspondió con él pasando por Sagitario (con más fuerza desde septiembre 2015 hasta ahora) implicó soltar expectativas, excesos de todo tipo, dispersión, creencias; también salir a la vida a experimentar en vez de opinar desde la ventana o quedarnos en los miedos y postergar. Nos aventuramos a una vida no eufórica sino verdadera, con todo lo que esto último implica.
¿Y ahora qué? El rictus de Don Satur arroja una sonrisa. Él vuelve –después de 29 años- a su casa para gobernarla con propiedad y –desde ahí- ordenará áreas muy importantes en nuestras vidas: el trabajo, los logros, el éxito, cómo nos instalamos en el mundo. Y un mega bono extra: el patriarcado!
Aunque tenemos tiempo para hablar de Saturno en Capricornio (tres años, ponte tú) este paso saturnino se notará mucho. Es un ciclo muy concreto. En las Predicciones 2018 de Emol agregaré más info e igual acá desde enero… Por ahora -y es lo que yo haré-, estas semanas entre las fiestas de fin de año, es recomendable sentarnos a sentir/ver en qué estamos personal y profesionalmente para definir -de forma simple, nada tan elaborado- qué necesitamos en concreto e ir por ello. Es decir, si lo que necesitas es descanso, pon en tu agenda una siesta, un masaje, tenderte en el pasto, levantarte más tarde un día, no hacer… Si lo que necesitas es un cambio de empleo, pon en tu agenda llamar a tal persona, actualizar tus datos y «ponerte en el mercado» laboral, revisar los anuncios… Y hazlo! Ahora! Comienza con calma y persistencia! Eso quiere Saturno en Capricornio. Con el codo apoyado en su bastón, da un solo aplauso estridente para que nos levantemos del sillón de la queja o la procrastinación y comencemos a generar una vida más plena. No hay prisa, pero tampoco hay tiempo.

A orillas del Llanquihue. Frutillar. Chile. Diciembre 2017.
… Volviendo a la pregunta de la felicidad, antes regresar a Santiago me siento muy feliz. De aún estar en el sur verdeazul y algo lluvioso, como también de volver. No me está pasando nada extraordinario. Al contrario. De hecho pasamos por algunas angustias/dolores familiares; y viví un par de frustraciones también. E igual la “felicidad” está muy presente. Sí, muchas veces hablé aquí de cómo el factor Hollywood y Disney distorsionó en nosotros -ahora cada vez menos porque estamos más grandes; es parte de la elevación de consciencia- la noción/vivencia de la felicidad, donde muchos esperan algo perfecto/brillante que dura para siempre, o algo donde el dolor no está, o donde hay luces de colores, o que llega de un día a otro y que depende de algo -hechos o personas- externo… Bien lejos de eso está la Vida y la Felicidad que ella nos regala constantemente que, aunque sea un mega cliché, es tanto más simple que lo que imaginamos: encontrar libre tu mesa preferida en el restaurante favorito, que justo alguien te ofrezca la info o la ayuda que necesitabas, sentir la brisa en medio del calor, encontrar algo que buscabas, que te invite a comer alguien a quien quieres o al menos te cae bien , recibir y dar amor, mirar el atardecer, sentir la risa de los niños, dormir en una cama que te cobija perfectamente, caminar entre los árboles, encontrar dinero en un bolsillo, llegar a tiempo cuando pensabas que no lo harías, entrar a tu casa y sentir calma, saborear la fruta dulce en verano o la sopa precisa en invierno, brindar con los que quieres, que el sol se asome entre las nubes, tener espacio para ti, que alguien te sonría en la calle… Y una lista infinita de pequeñas situaciones pueden ser grandes hechos que te hagan profundamente feliz cada día… Y muchos, dado el mundo que construimos los últimos siglos, pueden tener enredada la felicidad con el éxito…
Pero desde este 20 de diciembre y por tres años, podremos nutrir mucho ambos conceptos, depurarlos y -lo más importante- reconstruirlos y hasta unirlos, porque hace rato que estos dos «se venden por separado»… Ahora, cada uno de nosotros podrá hacer su viaje de investigación y su propia resignificación, e igual a nivel colectivo viviremos un ajuste, en especial del concepto de éxito profesional y de «ser exitoso» -Mmm-.

Montañas de la Patagonia chilena; noviembre 2017.
Nos despedimos de los años de Saturno en Sagitario, que nos regalaron menos gula (de todo tipo) y más sentido de Vida… Ahora abrimos -quizá hasta con algún remezón terrestre estos días- el portal hacia las montañas capricornianas para construir de forma más sólida junto a Saturno una Vida más real, sabia y consistente donde ser feliz sea una práctica y no una utopía… Ya comenzamos!
En esto último, agosto nos da una gran ayuda. Por eso también puede ser un tiempo incómodo que nos haga practicar vulnerabilidad y limpieza para esa parte antigua de nuestro ego. Porque esta energía, el ego, es parte de la condición humana y -cuando está domesticado, por tanto lo conocemos con mayor profundidad y se nos arranca menos- es un gran aliado en nuestra evolución, que nos permite ablandarlo para que nos acompañe en nuestro camino, en vez de permitir que se opaque, se oscurezca o se densifique porque creemos que él tiene la verdad de nosotros y de cómo es el mundo. Y las clases dirigentes en distintas esferas de la vida pública –incluida la política, obvio- representan –a veces garrafalmente- ese tipo de ego antiguo: más rígido, controlador, defendido, manipulador, miedoso, agresivo, autoengañado, pendiente de la imagen, de batalla pequeña, víctima/victimario, que no quiere perder nada, que ve al otro como enemigo, desconectado de la realidad –y de su corazón verdadero-, que quiere tener la razón y que lo aplaudan, etc., etc.
Lo que sea que esté antiguo en nosotros, estos eclipses lo sacudirá y podremos alivianar nuestros pasos. Por eso es bueno incluso hacer un listado personal de lo que ya no va en nosotros (formas de pensar, ser y movernos que nos dificultan el camino además de las relaciones; todos las tenemos, ¿no?) y todo este mes realizar meditaciones cortas donde nos despidamos con amor de todo esto, sintiendo que dejamos un espacio en nuestra energía para lo nuevo… En Chile creo que, además de la política, el propio periodismo puede hacer noticia (profesionales, columnistas), además de los uniformados, deportistas, mundo del espectáculo y de la sanación (desde terapeutas, autores, hasta médicos).
Por fin camino a orillas del Bósforo… Era la única expectativa que tenía de este viaje. Y aunque al principio me cuesta porque están remodelando la costanera de una de las zonas que quería recorrer (Karaköy), luego de seguir y cruzar en el ferri, camino con el viento en la cara por la costanera vibrante de
Recuerdo que hace tres años, en una conversación con una inglesa en el hostal en Estambul, veníamos llegando por la noche y le pregunté qué había hecho ese día. Me dijo: caminé y caminé a orillas del Bósforo; creo que unas tres horas-. ¡Ay! Yo quiero (tengo que) hacer lo mismo, pensé; pero al día siguiente ya teníamos que irnos y antes nos daríamos un reponedor baño turco…
En estos días de regreso a Santiago observo/siento todo: el cielo, la energía, la montaña, la gente, la lluvia, la tele, las conversaciones sobre política local e internacional (muchas de las cuales me sacan varios bostezos; está todo taaan antiguo que no me da ni para opinar), los colores, los egos ansiosos, mi cuerpo y su readaptación a este sur, a volver a trabajar y a reencontrarse con el amor y las preguntas de varios que me reciben; también a los nuevos proyectos. Y en eso estoy cuando por fin el Sol se asoma por Santiago y lo disfruto en mi piel y en las hojas de otoño humedecidas por la última lluvia. Cada espacio de este planeta tiene su belleza y nobleza y nos permite -a veces no y entonces hay que cambiar o sanar temas- ocuparlo y desarrollarnos ahí. Por eso me cuesta compartir con la gente -o escucharla- que rechaza u odia el lugar donde está, más aún cuando esa tierra les está dando trabajo, comida y más. En vez de agradecer encuentran todo malo y lo comparan insistentemente con otro lugar… Así somos los humanos, criticones y quejones. Pero también creativos y cada día en mayor conexión aunque el sistema patalee para que muchos no salgan de él.
En este viaje pasamos por Éfeso y Pamukkale (en la foto). Me habría quedado mucho más rato en esta última, en el castillo de algodón que con sus aguas turquesas y blancas llenas de calcio forma piscinas de agua tibia por toda una colina… La naturaleza, el poder de esta Tierra que elegimos habitar siempre puede seguir sorprendiéndonos con su pureza y su magia… Con los pies en el agua y el viento menos intenso que en la entrada del parque agradezco y conecto con la alta vibración de ese espacio en medio de las efervescencia y las fotos de todos los visitantes…
vive su propio viaje tanto en lo externo como en lo intro… El mío tiene dos instancias, o tres, más bien: el goce de despertar en el sur, con un poco de frío en medio del silencio en las horas del eclipse y disfrutar los sorbos de café recostada en la terraza, tapada hasta la nariz mirando extasiada las nubes y cerros verdes (en la foto) mientras la casa duerme; el compartir con el grupo y los almas&egos de cada uno que nos sacan grandes carcajadas; y, por último, el mágico viaje a Pucatrihue en la primera semana de marzo…

Por eso el primer día en que despertamos allá y llueve con ganas, además de reírnos de la parte nuestra que quería ir a la playa para bañarnos en una ribera de arenas blancas que está a un costado, disfrutamos mucho el desayuno con pan casero marcado por el cielo oscuro, las olas grandes, el aroma y sonido de lluvia… Más tarde, sentados en la sala con una panorámica del mar acompañados del calor de la estufa a leña, compartimos unos mates con Matías, un argentino que en palabras de él «está buscando qué hacer con su vida», que está en proceso de descubrirlo y que lee el ya clásico e iniciático libro de Louise Hay, Tú puedes sanar tu vida, y que nos cuenta que vio el eclipse en la bella
el camino antiguo, de ripio… Ahí recién aterrizo completamente en esta parte del viaje… Me enamoro de ese espacio sagrado -el «camino viejo»-, al cual obvio que volveremos en un par de días para recorrerlo completo a pie desde el hostal, paseo que nos lleva poco más de dos horas de caminata de ida, que parte bordeando el mar en una mañana de sol y nubes y luego pasa a verdes intensos, algunas casas, vacas, perros chistosos y dulces, moras que nos sirven de aperitivo y el río muy puro y cadencioso que refleja todo y resguarda ese espacio…
En un momento cuando ya llevamos rato por estos verdes bellos, le digo a Clau: sentémonos aquí -ahí en la berma del camino, frente al río y a la montaña llena de árboles y helechos nos quedamos contemplando todo y sintiendo el silencio sanador que sólo se acompaña con algunos pájaros que saludan cada tanto-. Guau… Respiro… No paro de disfrutar, agradecer y conmoverme con esta energía sureña a la cual, enhorabuena, le construyeron un camino nuevo paralelo pavimentado, por lo cual pasan pocos autos por acá y sigue intacta… Me quedaría horas o días ahí, hablando con el espacio, recibiendo y anclando energía; riéndome con todo y buscando alguna copa de árbol más tupida para capear la lluvia intermitente…




«Si usted creció interiormente en los últimos años, sonría; pero no cante victoria. Si no sabe de qué se trata esto, preocúpese. Si no le interesa crecer, ni se inquiete; lo hará de todas maneras. El 2016 es muy generoso y nos quiere a todos más grandes, alineados con tres preguntas muy importantes…». Así comienzan las Predicciones Astrológicas 2016, que realicé para Emol.com y que ya están publicadas en el sitio,
Después de cruzar el poderoso puente 
A los egos intensos y masculinos (independiente de si se instalan en hombres o en mujeres) les gusta todo rápido y necesitan definición: voy o no voy, corto o sigo, es o no es, me cambio o me quedo… Viven en el blanco y negro, obvio que no ven los grises (ni los soportan), corren, lo hacen todo… Sienten que tienen que hacerlo ya, en vez de ver puñados de señales que les indican que se detengan… Estos egos luchan. Si luchas, tu vida se vuelve una batalla. Llena de aventuras, medallas y adrenalina, pero una guerra al fin. Y cuando hay guerra no sólo dejas heridos y caídos en el camino (incluido tú mismo, por si no te diste cuenta); también atraes constantemente conflictos y enemigos abiertos o encubiertos. Si no, basta mirar a Medio Oriente, a EE.UU. y algunos europeos… Enfrascados en sus propias luchas, intereses, poderes, cortinas de humo, montajes y más…
eufóricos, pesimistas, optimistas, rabiosos, anestesiados, serios, livianos, competitivos, ausentes, exitosos, fracasados, intelectuales, frívolos, adecuados, excéntricos, diferentes y especiales, dependientes, libres, masculinos, femeninos, artistas, imaginativos, racionales, temerosos, temerarios, hiperactivos, hacendosos, responsables, flojos, impulsivos, pasivos, aislados, pegoteados, perfeccionistas, pajaritos (¿ah?, no me di cuenta), sabelotodo, defendidos, seductores, superiores, inferiores, desconfiados, ingenuos, misteriosos, intrigantes, fuertes, débiles, enfermizos, parlanchines, acelerados, intensos… Y podríamos seguir un rato más, con lo cual nuestros egos estarían felices pues les encanta estar al centro, aunque no les gusta que los descubran porque se avergüenzan un poco -o bastante-, pierden poder y control, evidencian su inseguridad constante -su infantilismo- y tienen que cederle espacio a la consciencia, al crecimiento e independencia… Al ego -lo he dicho antes- simplemente hay que darle espacio y domesticarlo, pues nos ayuda a despertar y tiene hábitos, podemos perseverar en reeducarlo. Para eso necesitamos avisarle primero y pedirle al cuerpo y la consciencia que nos acompañen en la tarea diaria que significa actuar más y más desde nuestra verdad interior (luz) antes que exclusivamente desde nuestro amigo ego…
¿¡Y por mientras qué hago!?, ¡¿perder el tiempo?! -saltará el ego con las manos en la cintura-. Eso es una ilusión y creencia antigua. Por mientras, puedes dejar tus rutinas neuróticas, entretenerte en otras cosas, descansar (te vendría tan bien dormir, mirar el cielo, echarte en el pasto, darte una tina con sales), caminar, crear algo sólo por disfrute (sin exigencias), ordenar, limpiar el jardín, mirar a los ojos a tus hijos y nietos y sentirlos, tomarle la mano a tu pareja, abrazar, pedir abrazos, delegar… Soltar… Conectar con tu corazón para conversar con él y que te vaya mostrando de a poco en qué estás y qué hacer. Agradecer por todo lo que has vivido, te haya gustado o no (todo sirve). Divertirte con cosas simples. Mirar una buena peli. Estar. Ser. Disfrutar….









