Portal de Luz sobre Santiago

(Post dedicado a los mejores vecinos que uno puede tener)

Desde la última Luna Nueva del 27 de septiembre las cosas están re movidas. Mucha gente me lo comenta, lo veo en mi consulta, lo evidencio en mí misma, lo vivimos con los cercanos… Los cambios se aceleraron, el caos está a la vuelta de la esquina, salieron a pasear las luchas de poder y los desafíos a nuestro ego que siempre quiere ganar…

Pero también en este ciclo están aflorando nuestras oscuridades con la posibilidad de sanarlas, entonces lo terapéutico se potencia y muchos estamos encontrando respuestas y sanación de distintas formas, además de acompañar a nuestro cuerpo en su propio proceso de ajuste y depuración.

Algo pasa en todos. Algo se agitó, pero también algo se calmó. Es paradojal. Es como una sacudida que remece pero luego apacigua. Hace unas semanas paseamos en pleno primer sábado del mes por un centro comercial y no estaba repleto ni eufórico como otras veces, de hecho ni me cansé ni sentí sueño, como suele pasarme en los shoppings o malls. Lo comentamos esta semana incluso con la chica de la tienda de aromaterapia que suelo visitar en Providencia, yo quería tomarle el pulso a esto y preguntarle cómo sentía a la gente y ella también me comentó lo mismo sin que yo se lo dijese.

Los astros del 27 de septiembre movieron mucha energía plutoniana (transformación, poder, oscuridades, psiquismo), uraniana (quiebres, rebeldía, ideales, sorpresa, innovación) y libriana (armonía, relaciones, comunicación). Todo este cóctel astrológico está provocando pruebas y depuración en estas áreas.

En eso estamos todos cuando el viernes 7 de octubre Santiago de Chile se oscurece entre las nubes de primavera que me encantan pues el verde de los árboles se ve más intenso; pero de tarde comienzan a iluminar las montañas unos intensos rayos de sol. El Sol en Libra que lanza su luz de conciencia sobre cómo nos relacionamos.

Y yo, como nunca, figuro a esa hora en el departamento de mi vecina favorita Cocó, que estuvo de cumple el día anterior y me dio permiso para ir a comer torta aunque ella no esté pues regresará muy tarde del trabajo. Antes de ir pienso: debiera llevar mi cámara porque la cordillera se debe ver tan bella con este sol en medio de las nubes negras; pero mejor no porque no recuerdo dónde la dejé y perderé tiempo, total puedo ocupar la de ella… Una vez allá y después de saborear mi exquisita merienda y antes de salir caminando varias cuadras primaverales para un encuentro (una meditación-cena) en Ñuñoa, me pongo al día en varios correos postergados.

En eso estoy cuando me llama mi segundo vecino favorito -importado directamente de la República Oriental del Uruguay- y me dice: ¡Veci, asomáte a la ventana que hay un arcoiris gigante cruzando Santiago, no lo puedo creer!…. Y yo salto y dejo todo botado y me asomo al balcón de mi vecina que sí da al este, la montaña, a diferencia del mío que mira al oeste… Y me quedo boquiabierta, impactada, emocionada, se me cae la lagrimita… Cortamos con Fer para vivir esto, que es como un portal en medio del cielo. Fue impresionante, el mega regalo de la vida. Agarro la cámara y tomo fotos mientras agradezco ese momento y pido que esa luz nos llegue a todos y que limpie las oscuridades de la ciudad, del país, del continente. Siento que es una bendición sobre Santiago, esta ciudad tan acontecida el último tiempo por el dolor, la violencia, la agresividad constante, el no escuchar al otro, el sin sentido, el ego obcecado…

En medio de toda nuestra locura citadina un arco de luz atraviesa la ciudad y es un portal de energía sagrada de la naturaleza y de la divinidad de la que somos parte… Guau! Aún lo estoy viviendo.

Fer me vuelve a llamar emocionado desde la azotea de su edificio, juntos pedimos porque esa luz se multiplique, estamos felices y me dice algo que le creo absolutamente: arriba del Manquehue -un cerro que circunda Santiago y que en lengua mapuche significa «lugar de cóndores»- hay seis naves. Sí, naves. «¿E.T.?» -me preguntó Cocó al día siguiente. Sí, Fer me dijo que estaba re nervioso pero feliz de todo lo que estaba pasando. Síp, demás que varios seres de luz -y no enanitos ni seres extraños de color verde pegajoso al estilo marketero de la industria- estaban asistiendo y aplaudiendo ese mágico momento desde lo alto.

Como lo dije en el post anterior, Chile tiene un papel importante en los cambios planetarios que vivimos y que continuarán por largo rato.

Aquí les dejo algunas fotos que, aunque no alcanzan a mostrar con tanta fuerza lo que fue, sí reflejan este regalo de luz que no sólo estuvo este viernes presente, sino que puede manifestarse en nuestros corazones y conciencia desde ya.

Chile y sus dolorosos destinos, 1

Pensé que mi próxima nota en este blog (que he tenido bien botado en este movido 2011) sería sobre lo que no dice el libro «El secreto» y mi mirada de éste; o sobre la Carta Astral del Presidente Piñera, que publiqué hace poco y quería expresar el sentido de que él -y no otro- esté en el poder hoy; o sobre el encuentro con distintos amigos que están en proceso de «sobrevivir» en sus respectivos países y otros que vienen a esa tarea a Chile; o sobre la maravilla de Puerto Varas, Puerto Octay, su majestuoso lago Llanquihue y sus volcanes; o del adelantado cambio de horario en Chile, a mi juicio un capricho de la mente (el ego) por creer que manejamos el tiempo, qué pena; o de los intensos movimientos sociales en el mundo, que llegaron para quedarse … Pero no. Por distintas razones no hice el espacio para escribir…

Y entonces llega el viernes 2 de septiembre, en que almorzamos con una amiga por su cumpleaños y brindamos por una buena noticia; con ella compartimos la belleza de Puerto Varas a principios de invierno. Luego caminamos por Providencia y terminamos tomando el sagrado té chileno y torta en casa con su madre, en Ñuñoa… En eso estábamos, cuando a mi amiga -que acaba de cambiar su destino al renunciar a su trabajo «estable» de periodista de unos 12 años- le avisan de su ex diario que se perdió un avión en el archipiélago Juan Fernández -islas pertenecientes a la región de Valparaíso-

Juan Fernández, bautizada por muchos como "el paraíso"

donde va el más destacado y popular animador de la TV chilena: Felipe Camiroaga, eternamente joven, guapo, simpático (cualidad que es imposible fabricar), carismático, con humor, cálido, cercano, multifacético, solitario y conectado con la naturaleza; conductor del programa matinal de la TV estatal, que lidera la sintonía por 20 años de lunes a viernes, por lo tanto es una institución no sólo de la pantalla, también de la rutina local.

Nos quedamos perplejas con la noticia y no podemos movernos ni hablar mucho, mientras permanecemos pegadas a la pantalla asistiendo en vivo a una nueva tragedia en Chile… Una más… Pero no una cualquiera, pues en el fatídico vuelo viajaban 21 personas -algunas líderes en la reconstrucción después del terremoto, como Felipe Cubillos y otras como el periodista Roberto Bruce del mismo programa que Camiroaga- a ayudar a esta isla que fue destruida por el tsunami en febrero 2010.

Se pierde el rastro del avión y cae al mar. Se afirma, un día después, que no hay sobrevivientes. Para no creerlo. De hecho lo escribo y aún no lo asimilo. El fin de semana entero los canales siguen la noticia. Y el lunes 5 el matinal se viste de negro con el estudio lleno entre lágrimas, pues tres personas del equipo hasta ese momento están desaparecidas, incluido el conductor, y dos ya fueron encotrados muertos. Llegan animadores de otros canales, periodistas, actores, músicos…. El gremio de la información y el espectáculo están de duelo. Pero no sólo ellos, todo el país.  De nuevo la muerte, el dolor y el miedo atraviesan Chile…

Los habitantes de la Isla Juan Fernández encienden velas por las víctimas.

Y en medio de las lágrimas, las preguntas, las imágenes del mar, cientos de personas  que ponen velas y flores en verdadera procesión frente al canal de TV, los libros de condolencias, las misas, las notas de homenaje (algunas que pasados los días cayeron en excesos, hay que decirlo), los conductores de noticias que no aguantan las lágrimas, las familias de las víctimas en vilo… en muchos surgen las interrogantes… ¿por qué?, ¿qué pasa en Chile que las tragedias y el horror emergen cada cierto rato?

Pilar Sordo, sicóloga local, aparece en dos canales y una radio afirmando que como a los chilenos nos cuesta tanto expresar, nos pasan estos eventos para que botemos pena y rabias acumuladas, a modo de válvula que suelta el corazón; que estas cosas nos vuelven mejores personas y que ante muertes abruptas la lección es que ahora es el momento de decir y hacer lo que sentimos… Mmm, sí, pero siento que es más que eso; bastante más… He estado en países que no expresan y son re racionales y no tienen una tragedia tras otra. Y he estado con grupos de extranjeros fríos y reservados que no conocen el dolor nacional y tampoco se conmueven fácilmente.

Mi mirada es otra. Y tiene distintos tonos. Por eso irá en capítulos. Ya publiqué uno desde la astrología en Guioteca.com, en parte responsable del retraso en esta nota tan postergada, junto a otros eventos del destino y la agenda…

Enplenafasedesanacion.cl

Algo está pasando a nivel planetario y mucho está pasando en Latinoamérica. Este continente nuevo -y con más profundidad Sudamérica, especialmente- tiene en su esencia la magia, la creatividad, la precariedad como constante, los sueños, la sabiduría de los originarios… América Latina tiene latidos jóvenes y eso no sólo se agradece y al menos yo lo vivo como una bendición, sino que además resulta un plus en este mundo que protagoniza un cambio muy intenso y real… Mientras más vieja es tu energía y tu mente -no importa la edad que tengas- más cuesta el cambio…

Chile, una de las tierras ancladas a la gran Cordillera de Los Andes, tiene su propia misión. Resulta que este largo territorio está en fase de sanación hace un rato ya (más claramente desde fines de los ’90). Y sanar duele: hay que ver, asumir lo bueno y lo malo, enmendar, cambiar, recomenzar… Y Chile está en todo eso y con más énfasis ahora en estos años agitados.

No creo que las tragedias sean parte de un sino tormentoso que nos toca vivir como país así como así. Tampoco creo que sean voluntad de ese Dios que por estos días muchos invocan en Chile como si fuese un abuelito que dirige el mundo, idea ultra infantil y hasta pasada de moda que la humanidad por fin -después de 2000 años- comienza a desterrar, pues claramente lo divino, la fuente sagrada, es una fuerza pura intangible que todos los seres llevamos dentro y que no está afuera en las alturas del cielo, está en nosotros, en los perros, los pájaros, los árboles, el viento… el agua del mar que se traga un avión. Sobre lo mismo, adoré escuchar al sacerdote jesuita Antonio Delfau en radio Cooperativa diciendo que estaba en contra de quienes afirman que Dios hace estas cosas terribles de los accidentes o que Dios se lleva a los mejores. No, dijo, Dios no quiere este tipo de tragedias, esto es responsabilidad de fallas humanas que no hacen bien su trabajo técnico en un vuelo, por ejemplo. Enhorabuena. De lo contrario ese Dios sería un guionista muy sádico, ¿no?

Al menos yo, desde mi experiencia personal y en el trabajo de años con personas en consulta, más unas cuantas onzas de trabajo personal-espiritual, considero que el dolor es  francamente una oportunidad, casi una bendición, que es ineludible, democrático (es para todos sin distinción), sincrónico y cíclico  (no reiterativo, sino en espiral, por tanto evoluciona).  Sin él, no se puede. Lo siento, tal cual: no se puede. Lo he dicho en talleres, aquí, con compañeros de ruta y en la consulta de tarot: Hollywood NO EXISTELa vida trae sí o sí dolor, es como un sello que te ponen en la mano desde antes de encarnar incluso y más aún en los meses de gestación y qué decir en la infancia… Y a veces se incrementa cada cierto rato cuando nos toca sanar algo.

Búsqueda marítima de víctimas en Juan Fernández

Desde ahí hay dolores personales y otros colectivos. Y estos últimos seguirán aumentando a medida que atravesamos el ciclo 2010-2014…

Y resulta que Chile había caminado desde los años 70 con grandes dolores que no habíamos querido mirar del todo y menos sanarlos. Esa palabra nos queda grande. A diferencia de la vecina Argentina, en Chile nombrar la palabra terapia (que por suerte hoy es mucho más que ir a un psiquiatra o psicólogo, pues están las benditas flores de Bach, el reiki, masajes varios, constelaciones familiares, registros akáshicos, entre muchas técnicas) aún es tabú. Entonces, -he aquí una de mis miradas, ninguna verdad, sino una visión más- como no queremos tomar la iniciativa de sanar, como nos cuesta asumir, la vida se encarga desde afuera de traernos distintos eventos dolorosos que nos abran el corazón, que nos conmuevan, nos despierten, nos provoquen un giro en el ritmo y en el rumbo.

Desde esta primera nota, diré que lo del avión siniestrado en Juan Fernández es un provocador externo, un catalizador de sanación chilena -y desde ahí contagia al continente y al mundo- con múltiples símbolos. Escuché, leí y vi a muchísimas personas de distintas partes llorar con Chile una vez más. A nuestro país le corresponde sanar sus dolores, salir de su burbuja de aparente éxito fácil y moderno tan parecido al actual frágil Estados Unidos (al cual le ha rendido culto desde los ’80 con más fuerza, como si fuese el único modelo, ja), que por estos años también sale de su zona de seguridad y tiene que asumir su precariedad e injusticias -igual que varios otros del Norte junto con Chile-, como si lo de las Torres Gemelas no hubiese sido una mega llamada de atención para lo mismo: asumir que el éxito no garantiza nada y es más, crea enemigos dentro y fuera, apego, obsesión, stress; pero los seres humanos somos tercos y reiterativos.

Entonces, Chile pasa a ser una fuente planetaria de dolor y sanación que evidencia nuestra fragilidad como seres humanos. Lo mismo va para Japón, por ejemplo.

Y, antes que se alargue más esta nota y no dé para una segunda, diré que ese dolor que punza y estremece, si se vive verdaderamente en todos sus ciclos y facetas, si se entiende, se acepta, se asume, puede transformarse en un valor, en un aprendizaje profundo que eleve la conciencia, abra el corazón, flexibilice la mente, valorice el cuerpo y encienda el espíritu.

De donde sea que seamos y estemos hoy, el dolor colectivo nos rozará para que cambiemos profundamente, y parece que ahora Chile tiene un papel en esta noble tarea.

Todos somos Japón

(foto Reuters)

No hay mucho que agregar a lo que sucedió y sucede en Japón…

En el post anterior hablé del sentido. Y, si lo desean, también pueden leer la mirada de la astrología, acá.

Supongo que a millones en el mundo les pasa: se nos caen las lágrimas al ver las imágenes, se nos humedecen los ojos y se nos hace un nudo en el pecho al meditar y pedir por ellos… ¿Pura sensibilidad? No, hay algo más grande en nosotros que está pasando o revelándose.

Este post es para recordarnos que la intención es poderosa y que ahora más que en otros momentos, la vida, la Tierra, los hechos, las noticias, todo; nos recuerdan incansablemente eso que solemos olvidar: TODOS SOMOS UNO, es decir: lo que decimos, pensamos y hacemos le llega a todo el mundo, lo bueno y lo malo. Y todo lo del mundo nos llega a nosotros, sin duda. No da lo mismo odiar a alguien, no da lo mismo agradecer a alguien, no da lo mismo ser pesimista, no da lo mismo promover amor cotidianamente… Todo se replica y crece.

(foto Emol.com)

El terremoto, el tsunami y el desastre nuclear no le ocurre a Japón, allá lejos, en una cultura diferente, en un país oriental lleno de tecnología. No. Nos ocurre a todos nosotros: en el corazón si somos capaces de empatizar con el enorme sufrimiento y conectar con el amor profundo, en la mente con el miedo de que algo peor suceda, en el cuerpo y el mundo material porque así como efectivamente la ola llegó hasta América (muestra clara de que todo nos afecta) … el dolor, la angustia, la radiación, la destrucción también están llegando a todo el mundo.

Y, si nos detenemos a reflexionar, es re probable que durante todo el principio de marzo (en realidad desde el año pasado), el 9, 10 y el mismo 11, cada uno anduviese en su propio terremoto (crisis interna, problemas, quiebres, enfermedades) y tsunami personal (emociones revueltas,  duelos, miedos, dolores)… O que estuviésemos adormecidos -y apegados- en nuestras rutinas, sin entender que tenemos que cambiar y despertar, pues la vida es mucho más que sobrevivir y ser exitosos en distintos ámbitos… Japón es un reflejo de cada uno de nosotros.

El cambio de actitud de cada uno ya debió haber sido. Pero aún hay tiempo para sacudir nuestra mente estrecha y egocéntrica, por eso es el momento de Meditar: de buscar un espacio de silencio, sentarnos, cerrar los ojos, respirar. Y mientras respiramos podemos agradecer las infinitas bondades de nuestra vida, hasta el trabajo que no nos gusta es una bendición. Podemos sentir esos regalos en el corazón, sin aferrarnos a ellos, pues en cualquier momento -ya lo vivimos- todo puede cambiar. Y, luego, desde el agradecimiento podemos enviar  Amor, Protección, Confianza, Aceptación y Conciencia a todos los seres (humanos y animales) de Japón, para que desde ahí también se irradie a todo el planeta, a cada rincón, al fondo de la Tierra y a la inmensidad del cielo.

Este tiempo continuará delicado y remecedor. No estamos ya para seguir mirando imágenes aterradoras y continuar con nuestras pequeñas vidas ensimismadas, es tiempo de pasar a la acción transformadora, ahora podemos meditar, ahora podemos dejar de hacer daño con pensamientos, palabras o acciones negativas; ahora podemos ser más amables, agradecidos, conscientes y alegres.

Ahora podemos sentirnos parte del Todo, un Todo vivo, sagrado y en evolución. Gracias por tamaño privilegio!

 

El mismo 11 de marzo niños en India piden por Japón.(Foto Emol.com)

Terremoto en Japón: otro golpe a nuestro ego

Podría partir esta columna con un espacio en blanco, a modo de silencio. Silencio no sólo por las miles de víctimas del impactante terremoto y tsunami en Japón, sino también por el dolor y la angustia que hoy cruza al planeta….

Click aquí para seguir leyendo.

El terremoto y tsunami en Japón conmueve al mundo (Foto Emol.com)

Por qué aprender a Meditar?

Cuando nuestra mente no para y nos cansa; cuando basamos nuestra existencia en todo lo que lograremos después, en el futuro; cuando nos quedamos absortos en lo que tuvimos, en el pasado; cuando justificamos nuestros obstáculos en lo que no tenemos o no nos dieron; cuando cualquier cosa externa –un maltrato, una crítica, un problema, o un desacuerdo- nos afecta y se lleva nuestra energía; cuando no sabemos estar con nosotros mismos y huimos del silencio o la quietud porque nos angustia y los tapamos con compras, vida social, trabajo, TV, computador… Es tiempo de aprender a Meditar.

El año 2011 nos plantea el desafío de centrarnos, aterrizar y concretar cambios en nuestra vida. Para esto, la meditación, la posibilidad de conectarse con el Ser y calmar nuestra agitada mente llena de pensamientos inservibles, es fundamental.

El sábado 15 de enero, compartiremos técnicas de meditación para que aprendas a contactarte con tu sabiduría, intuición, paz interna y auto-conocimiento cotidianamente y de esta forma estar más presente e ir sanando viejos patrones dolorosos, junto con acceder a la ayuda de tus maestros.

Con una mirada integral, basada en su experiencia con la meditación budista tibetana, la visualización y el chamanismo, entre otras, Jimena Zúñiga, periodista, tarotista y autora del horóscopo del diario El Mercurio Online, http://www.emol.com, entregará técnicas simples y profundas para que todos accedamos a la milenaria práctica de la meditación y comencemos a practicarla ahora.

CUÁNDO: Sábado 15 de enero, de 10.30 a 14.30 hrs. (Se ruega puntualidad)

DÓNDE: Carlos Antúnez # 1960, Providencia. Entre Marchant Pereira y Pedro de Valdivia. Metro Pedro de Valdivia.

CÓMO: Inscribirse llamando al  9.825 87 21,  al 9.084 20 67, o vía e-mail a kaialmica2007@yahoo.estalleresalma@gmail.com

CUÁNTO: $ 15 mil. ($10 mil para estudiantes y 3era edad)

OTRAS INDICACIONES: Favor venir con ropa cómoda (no usar jeans), traer: cojín consistente (esponjoso no sirve), calcetines, una manta liviana o pareo, y muchas ganas.

Mis mejores Frases 2010

«Cuando chocan como dos piedras grandes con la Tierra y ella se quiere mover… porque tiene calor o le pica algo», niña chilena de cinco años explicando cómo se producen los terremotos. Verano, en el sur de Chile.

«Pa’ que aprendamos a no ser codiciosos, pa’ que seamos personas humildes no más», Francisco, chico de 13 años, frente a la pregunta, ¿Por qué suceden los terremotos? Sur de Chile, Verano.

«Me reuní con el Dalai Lama hoy en Los Angeles. Le ofrecí usar Twitter. Se rió», Evan Williams uno de los creadores de Twitter. (Al día siguiente, sin embargo, el líder espiritual tibetano tenía una cuenta en el sitio con 55 mil seguidores). Washington, invierno.

«Say no to racism», (Dile no al racismo). Lienzo en las canchas del Mundial de Fútbol. Invierno en Sudáfrica.

«¡Porque estos muchachos no sólo son guapos, además son valientes!”, Presidente «Pepe» Mujica, antes los triunfos de la selección uruguaya en el Mundial de Fútbol de Sudáfrica. Invierno en Montevideo.

«A mí también me gusta leer», conserje de mi edificio cuando se entera que le presté un libro a su colega de la mañana. Invierno en Santiago.

«El Presidente Piraña…», el poderoso inconsciente de la periodista  Soledad Onetto para referirse al Presidente Piñera, al presentar el noticiero central de Canal 13. Primavera en Santiago de Chile.

«El ser humano es conciencia. ¡Conciencia, conciencia, conciencia!», la Premio Nobel de la Paz Rigoberta Menchú, Primavera en Santiago.

«Tesoro, tú lo que tendrías que hacer es ir al oculista», Delfina Guzmán, actriz chilena de más de 70 y tantos en respuesta a las lisonjas de un periodista que le pregunta cómo lo hace para estar cada vez más regia y juvenil. Primavera en Santiago.

«A si yo para la ortografia soy malo pero despues de todo no es nesesaria para vivir», Mauricio, uruguayo chateando, desde Colonia Valdense en Verano.

«Ya están bien los 33. Y los del 8.8 siguen esperando», graffiti en Constitución, donde miles de víctimas del terremoto y tsunami siguen viviendo sin baño, sin agua potable, en medio del barro y de la indiferencia de muchos. Verano, Sur de Chile.

«Ojalá el 2011 sea más simpático que el 2010 y menos calamitoso y bochornoso… sobre todo gracias a uno que nos ha cubrido de vergüenza ajena, jajaja», mi hermana en un mail de despedida del año. Verano en Santiago.

…. Estas son las mías por ahora, si usted quiere, agregue las suyas! Y que cerremos el 2010 con alegría!

Pura Sanación

Colonia Valdense, Uruguay

Hablando de temas de la salud y las emociones (que obvio que tienen todo que ver una con la otra), Yvonne me nombra al curandero del pueblo. Como que me propone ir. Y ni alcanza a terminar la frase y yo digo/siento que sí, que todo el rato me interesa visitarlo. Y no sólo para que me sane. Ya sólo el hecho de conocerlo me parece una aventura  y una conexión con la sabiduría.

Encima, Yvonne me cuenta que hasta los médicos le mandan pacientes cuando la medicina alópata no da  con la respuesta a ciertas enfermedades.

Y, bueno, vamos. Cruzamos el campo entre pequeñas lomas y caminos de ripio, pues el «chamán del pueblo», vive en una pequeña casa en medio de la nada. De hecho, por el camino lo único que nos cruzamos fue una casa con autos de los años 50 y 60 (supongo) en el frontis, y más allá un rebaño de vacas con su pastora.

Colonia Quevedo, camino a lo del Curandero

En ese momento Yvonne avanza el auto hasta las chicas rumiantes, mientras yo intento sacar la cámara pero se atasca. Y mi amiga, sabiamente, me dice que deje la cámara y vivamos esto. Entonces, apaga el motor y nos vemos inundadas de la energía imponente y cadenciosa de ellas. En silencio, se acercan, miran, mugen… Se me humedecen los ojos… me emociona su energía, siento sabiduría, su nobleza; veo sus ojos enormes, profundos y algunas miradas algo curiosas y medio sarcásticas, como diciendo: «cuidado que aquí vamos nosotras primero»…. Una de las últimas vacas en pasar roza el auto y nos reímos. Al final la mujer que las cuida, nos saluda. Y yo me quedo con el corazón latiendo de alegría…

Con ese preámbulo llegamos a lo del curandero. Es un señor canoso, de ojos verdes, que podría tener 70, como 80. Tiene chispa y eso no es común por estas tierras, donde a veces la energía suele ser más de tierra y aire, más seca. Nos saluda e Yvonne le cuenta que «te traigo a esta amiga chilena»… Y él exclama: «¡De Chile! …El país de los terremotos, viste qué terrible eso de la tierra allá?», me dice mirándome a los ojos con complicidad.

Yo, que ya venía emocionada, lo veo y me conmuevo. Y luego cuando ya comienza la sesión sanadora se me cae una lágrima y suspiro. No hay motivos lógicos, pero del alma sí hay razones, claramente.

Una vez sentada en mi lugar le pregunto su nombre: Miguel Ángel, responde. ¡Guauu!, exclamo por dentro, como el arcángel.

-Qué bello nombre -le digo.

-A vos te parece? -me dice, mientras se voltea con su chispa en los ojos. -Y si- agrega.

En la sesión me pide mi nombre completo, hace distintos ritos simples, sin parafernalia, lo cual es un agrado -miren que en mi vida he ido a decenas de sanaciones, algunas hermosas y otras no muy creíbles-, mientras me pregunta cosas en el típico modo uruguayo y agrega: «¿Te gusta el Uruguay, verdad? Esto es un paraíso, nosotros no sabemos lo que tenemos, los uruguayos no nos damos cuenta del paraíso que tenemos». Yyo asiento, de hecho lo dije en el post anterior.

La sesión avanza con algunos rituales, mediciones y especie de digitopuntura,  y luego ciertos rezos en susurro (la parte que más me gusta), mientras su mano repite un símbolo en mi frente que supongo es la señal de la cruz, pero que como va rápido la siento como si estuviera dibujándome el signo del infinito… El mismo signo que no casualmente canaliza una amiga dedicada al reiki, el mismo pez del tiempo del maestro Jesús… Guau! Qué potente todo!  Adoro los símbolos ancestrales que se presentan a cada rato en nuestras vidas.

Mi querido curandero me da algunas indicaciones, le doy su dinero «a voluntad, si no tenés vos venís igual, que yo te atiendo»,  y nos despedimos con mucha alegría, en un gran abrazo. Lo vuelvo a mirar y siento la energía de los lamas tibetanos… Me dice que me seguirá santiguando a distancia…

Yo me voy silenciosa. Agradecida. Conmovida. Feliz. A la tarde y al día siguiente siento un poco de molestia en mis oídos y la garganta, la zona que tengo delicada y recuerdo: Ah! El curandero está haciendo su trabajo! Qué bellooo! GRACIAS!

Viaje directo a la Felicidad, 2

Señores Pasajeros:

Observen lentamente…

Bosque en Cerro Phillipi, Puerto Varas, Chile, 2010

Lago Todos Los Santos, Chile, 2010

Mandala de flores en el balcón. Santiago de Chile, 2010

 

Una tarde mirando al Oeste. Santiago de Chile, 2010

Los Andes después de una nevada en Primavera. Santiago de Chile, 2010

Un dulce perro citadino disfruta el campo. Catapilco, Chile, 2010

Sin palabras! Catapilco, Chile 2010

Primavera azul. Cataplico, Chile, 2010

Poderosa Lavanda al atardecer. Chile, 2010

Divino Kumquat. Chile, 2010

… Contemplar, sentir, valorar, agradecer, estar, escuchar, oler, saborear, respirar, integrar… la NATURALEZA, es clave para lograr ser feliz.

Sin conexión con la Naturaleza, sin apreciarla, sin hacerla parte de lo cotidiano y de lo profundo, la Felicidad -el acceso a ella- se extingue, pasa de largo…

Conectarse con su vibración, su belleza, su sabiduría, sus ciclos, su diversidad, su ENERGÍA, es una de las grandes PUERTAS a la FELICIDAD… Para atravesarla, hay que detenerse a sentir, por ejemplo, el alegre renacer de la Primavera, o el sabio despojo del Otoño…

Y la Naturaleza no está afuera, comienza por nuestro cuerpo: somos naturaleza también, en nuestro cuerpo hay agua, aire, tierra y fuego… Así, conectarnos con nuestra energía emocional, mental, física y espiritual, y con la Naturaleza exterior -la Tierra- nos garantiza una vida significativamente más plena.

Hagan la prueba.

(Viaje directo a la Felicidad, 1)

(Viaje directo a la Felicidad, 1.5)

EL VERDADERO MILAGRO DE LOS MINEROS CHILENOS

Ya todos sabemos lo sucedido desde el principio y el épico rescate que da un primer gran final feliz a esta impresionante historia.

Muchos no alcanzamos ni a vislumbrar lo que viene ahora, se habla de invitaciones a diferentes países, eventos varios y decenas de programas de televisión peléandose a este grupo de 33 sobrevivientes.

Pero, a mi juicio, aquí hay otro milagro -y en realidad varios más- tan simbólico como la potente vida de los mineros que triunfa en medio de la desolación y a cientos de metros bajo tierra, tierra que es fuente de vida al mismo tiempo.

Para mí el verdadero milagro es la fragilización del poder, encarnado en el Presidente Piñera…. Hace rato que Chile -y con ello se contagia a Sudamérica y la humanidad, en gran medida- está sanando sus arquetipos. Recién le tocó el turno a la mujer y a la madre que

Michelle Bachelet, en un gesto muy simbólico cuando asume el 2006 (Fuente: jornada.unam.mx)

encarnó Michelle Bachelet, quien tomó al país en sus brazos y tocó el alma a sus habitantes y al continente, más allá de si eran sus partidarios o no. Aclaro, no estoy hablando de política, sino de símbolos. Lo femenino se hizo presente con dignidad, e inéditamente se instaló en el poder, cambiando viejos paradigmas, evidenciando el enorme poderío privado de la mujer chilena -el poderoso matriarcado familiar-, y equilibrando las polaridades masculino/femenino, emocionándonos el día en que asume y -de nuevo- simbólicamente saluda con ambas manos en el corazón en gesto de agradecimiento. Ella -más allá del desarrollo de su gobierno- abrió el corazón del país y se fue entre lágrimas por el dolor del terremoto… con un corazón nacional mucho más blando que el que la recibió…

Y Piñera, qué arquetipo representa? Entre otros, para mí, el tío rico. Sí, como el del Pato Donald. Piñera no tiene energía de padre,  sino una jerarquía menor, como la de un pariente. En muchas familias hay un tío cercano o lejano con más plata que el resto y que despierta sospechas, envidias, fascinación, extrañeza. Bueno, este ser, Sebastián Piñera, enfocado a lo largo de toda su vida en el éxito, la riqueza voraz, la rapidez, el logro, el demostrar, el poder, la mente, el hacer o actuar compulsivamente… en fin, el ego; ese político que no se conmovió ni con el secuestro de su propio hijo en los años ’90, que en cuanto asume la presidencia -después de estar por décadas buscándola ansiosamente- en medio de un doloroso terremoto se pone a correr cual superhéroe, en vez de reflexionar, empatizar, sentir…. Ese mismo ser que despierta tanto rechazo incluso entre sus partidarios, este 13 de octubre de 2010 cambió.

 

El primer minero rescatado abraza a Piñera. (Foto Emol.com)

 

Puede que el cambio sea muy sutil, pero no por ello menos profundo y significativo. Por primera vez Piñera se permitió hablar menos (y ese ya es el tremendo milagro, hay que decirlo!), dejar que sus ojos se humedecieran, conmoverse, fragilizarse, hu-ma-ni-zar-se, al recibir a casi todos los mineros con un abrazo muy genuino. Especialmente el segundo minero y el último abrieron su corazón, mientras él se mostraba espontáneamente paralizado, casi incómodo, inadecuado.

Por unos minutos no hubo frases hechas ni la calculadora sacando cuentas de qué me sirve y qué no, qué me conviene y qué no hacer porque «puede dañar la imagen del gobierno»…

Y yo frente a la pantalla celebro con mucha alegría! Al fin el alma emerge y brilla, mientras el ego se disuelve por unos instantes!!!  Este es uno de los mejores milagros de un hecho que ya es milagroso!

Guau! Qué privilegio del destino ser protagonistas, observadores y receptores de tanta sanación. Porque lo de Piñera no es para él como individuo solamente. No, es para TODOS los que asistimos a este hecho de alcance mundial… Todos -nos guste o no- tenemos un Sebastián Piñera dentro, cada vez que corremos en el día a día sin respetar nuestro cuerpo, cada vez que caemos en impaciencia desmedida, obsesión o control ídem; cuando vemos sólo nuestra conveniencia o queremos demostrar que somos mejores que el resto, cada vez que pasamos a llevar a alguien, hablamos demasiado o no somos capaces de detenernos a ver y sentir qué le pasa al otro, y obvio que cada vez que la ambición o el consumismo nos ganan somos él…

Toda esta energía fría y neurótica que llevamos dentro, que muchas veces nos domina y que encarna tan bien este Presidente y varios otros por el mundo, se disolvió por valiosos minutos, se dulcificó y se transformó…

Todo lo sucedido hasta ahora con los mineros, incluido el corazón conmovido y sin maquillaje de Piñera, es un gran despertar emocional, espiritual y de conciencia para la humanidad. Miles de millones de personas de distintas culturas han asistido no al rescate de los mineros online, sino a su propia sanación, a emocionarse y dejar caer lágrimas, a valorar otras cosas, a redescubrir la fuerza del alma y la generosidad de la Tierra, a mirar de otra forma el poder humano -que igual es divino- capaz de provocar milagros, cambios y ayuda… Por minutos y horas, el mundo sintonizó con el amor y la nobleza humana y eso sí es realmente milagroso!

Así, con todo esto, como lo compuso una genia de la humanidad, hoy todos podemos decir: Gracias a la vida, que me ha dado tanto! ♪


Cómo sobrevivir al reality show del rescate de los mineros en Chile

Una cosa es el milagro después y en medio de la tragedia. Ese regalo de la vida y de la Tierra. La luz en la oscuridad.

Pero otra cosa es el aprovechamiento político, mediático, económico y más que ya podemos ver y que quizá aún no logramos imaginar desde el minuto en que el primero de los 33 salga a la superficie.

Entonces, luego de apagar la TV con fastidio en reiteradas oportunidades al ver la agotadora cadena nacional del tema con decenas de bochornosas notas periodísticas; después de estar a punto de contratar TV cable para no mirar programas locales durante las próximas dos semanas; después de reírnos pensando en qué marca de bloqueador solar será la auspiciadora oficial del rescate; después de decidir consumir la menor información del tema para no contaminar algo que en el fondo es muy mágico… Propongo 5 pasos para sobrevivir a la oleada mediática sobre el rescate de los 33 mineros chilenos:

1. Aceptemos nuestra dualidad, la polaridad humana. Los grandes hechos sacan lo mejor y lo peor de lo nuestro. Como el terremoto: hay héroes y vándalos conviviendo en torno al dolor. Ahora, hay familias sufriendo, mineros atrapados, gente anónima y reconocida ayudando, trabajando y profesionales informando… versus, familiares en quinto grado robando cámara, personajes tratando de figurar, autoridades posando y midiendo en cuánto los beneficiará esto en las encuestas o elecciones, periodistas haciendo preguntas absurdas y editores de medios midiendo cada punto de rating que los haga vencer a la competencia… Así somos, tenemos ángeles y demonios dentro y ellos salen a pasear con alevosía en los momentos extremos. Por lo tanto, podemos observar esta realidad tan nuestra, antes de seguir criticando.

2. Si -como yo- usted es un consumidor habitual de información periodística, haga «dieta de medios» este tiempo. Será inevitable leer, ver o escuchar del tema. Y si le resulta irritante, entonces es mejor dosificarlo. Así nos evitamos una gran fuente de rabia, crítica, vergüenza, etc., que siempre se traduce en energía negativa que impregna su ambiente y su vida y que, ojo, se multiplica y se devuelve. En cambio, use este tiempo libre para cosas que tenga pendientes, como leer u ordenar.

3. Si tiene conexión con esta práctica, puede sentarse a meditar y a enviar, desde donde esté, paz, sabiduría, bienestar, armonía y conciencia, a todos los seres que están involucrados en este hecho y a todos los que en este momento -en cualquier rincón del planeta- están afrontando dolor, desafíos u opresión. En silencio, mande desde su corazón esta energía. Si meditar no es lo suyo, puede rezar, si esto último tampoco es para usted, cuando se acuerde del tema, piense en algo positivo.

4. Al igual que los mineros, saque a la luz algún talento que usted tenga oculto, o un bello sentir no expresado, o un gusto que quiera darse estos días y dedíquelo a todos los que no pueden hacerlo. Imagínese si usted hubiese estado ahí, cuál habría sido su aporte al grupo, qué habría sentido física y emocionalmente y cómo lo habría expresado.

5. Agradezcamos! Al menos podemos elegir qué ver, con qué quedarnos de todo esto, qué aprender. No somos los protagonistas, la gran mayoría no hemos vivido directamente este dolor, no estamos estresados trabajando en esto que dará para largo… Podemos agradecer el regalo del fondo de la Madre Tierra, las lecciones, el recordatorio metafórico de lo bueno que es ir a nuestro interior, de lo sanador que es no temerle a nuestras oscuridades y de confiar en las bondades que ese hilo invisible llamado destino a veces nos regala.

A ver cómo nos va en esta aventura.